miércoles, 29 de septiembre de 2010

VIDA SOCIAL DEL PUEBLO


LAS CÉDULAS DE SAN JUAN

DURANTE el siglo XIX y hasta las dos primeras décadas del siglo XX para una mujer y también para los varones, tener la oportunidad de conocer a un miembro del sexo opuesto con quien intentar una relación, formar pareja y, si se daban todas la condiciones, casarse, era sumamente dificultoso.
Esto nos hace reflexionar que no les debe haber resultado fácil a nuestros abuelos relacionarse para que nosotros estemos hoy aquí.
La mujer, salvo raras excepciones, no trabajaba fuera de la casa y las que sí, lo hacían en establecimientos cuyo personal mayoritario era femenino.  En las escuelas la mayoría eran maestras. Los té danzantes y bailes de temporada eran escasos en el año.
Varones y mujeres se podían pispar apenas, los domingos en la misa mayor y al culminar la ceremonia en el atrio de la iglesia, también en el paseo de la rambla del Pejerrey  o en las "retretas" en torno a la plaza principal del pueblos, en las que ellas avanzaban en el sentido de las agujas del reloj y ellos en rumbo contrario; de esta manera se facilitaba el vistazo y a veces el piropo, muy naíf, por cierto… caso contrario al desubicado se lo tachaba indefectiblemente de todas las listas y "carnets de bailes". Acompañaba la retreta dominical la banda de los bomberos que se ubicaba junto a la fuente que había en el centro de la plaza donde hoy está el monumento al Libertador. En la rambla había una pérgola con ese mismo fin.
La dificultad de relacionarse hombres y mujeres era una de las causas por las que muchos vínculos matrimoniales se concretaban entre primos, parientes, hijos/as de los amigos de la familia o con los vecinos/as del barrio. Fueron casos comúnes que dos hermanos se casaran con dos hermanas o un viudo, con su cuñada; tíos con sobrinas, como el del Dr. Wilde con su sobrina Victoria Wilde, por supuesto que previa dispensa eclesiástica.
Una estrategia que daba fructíferos resultados eran las Cédulas de San Juan. Se realizaban en días previos al 23 y el 24 de junio, en el solsticio de invierno, durante la fiesta de San Juan.
Esta  fiesta es un antiguo mito griego que los cristianos supieron acomodar a su santoral. En esta festividad “las jóvenes enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose”. Los vecinos encendían las “Luminarias de San Juan” y las personas religiosas asistían a las iglesias para los ritos que establecía la liturgia de la Iglesia Católica para esta recordación. Las luminarias eran candiles adornados con papeles translúcidos, de colores, que se colocan en las ventanas. También, hasta aproximadamente principios de la década de los 60´, se quemaban muñecos que representaban al diablo o simples fogatas donde se arrojaba un objeto viejo cualquiera a manera de limpiar la casa y comenzar de nuevo.
A todas estas prácticas populares, debe agregarse una sucesión de pruebas que realizaban las solteras para conseguir  marido.
Las cédulas comenzaron a realizarse en Quilmes – o por lo menos la primera noticia que se tiene de ellas – en 1876.
La costumbre se desarrollaba así: un grupo de jóvenes solteros se reunían en una casa, en el hotel de Risso o en la botica de Matienzo – punto de todo encuentro social – escribían sus nombres en papeletas que se ponían al buen recaudo de un vecino mayor y de conducta. A veces los más inspirados agregaban algún retórico requiebro o verso alusivo al objeto que tenían las Cédulas.
Por su lado, un número igual de señoritas que de varones, se encontraban en una casa de familia a tomar el té y escribían sus nombres en papeletas que quedaban al amparo de una matrona respetable. Por supuesto que a nadie se le ocurría escribir el nombre de una persona que no estuviera presente pues eso sería una mácula que caería sobre todos los presentes en cada reunión.
Seguidamente, el caballero y la matrona designados jueces, con sendos testigos se reunían para formar las parejas. ¿Cómo se hacía? Se colocaban las papeletas de los varones en una caja y las de las mujeres en otra. Simultáneamente el juez extraía una papeleta de la caja de las niñas y la jueza, de la caja de los varones. ¡Quedaba formada una pareja! Así se seguía con todos los demás. Uno de los testigos tomaba debida nota de los resultados elaborando un acta que firmaban todos los participantes de la compulsa.  O sea que el azar era el que convocaba los azahares nupciales, a veces.
La lista de parejas formadas bajo la advocación de San Juan se publicaba en el periódico local y se ponía a disposición de los interesados en la botica de Matienzo o en la imprenta. De esta manera los jóvenes ya sabían con quién tendrían que bailar en la velada danzante que se preparaba para la noche de San Juan y en la de San Pedro el 29 de junio.
Por supuesto que esto no era determinante, no obligaba a nadie a concretar una relación o formalizar un noviazgo y mucho menos el matrimonio. Pero tampoco era bien visto que se tuviera un gesto de rechazo inmediato, un desplante, es decir, que se negaran, ya sea ella o él, a un primer  encuentro con el individuo que les tocó en suerte. El "corte de alas" lo hacían, con delicadeza y buen tino, las partes en juego o por medio de una "chaperona".
A partir de las dos o tres primeras décadas del siglo XX el sorteo se realizaba directamente en la redacción de los periódicos locales que estimulaban la costumbre. Se presentaban las listas de unos y otros, se designaban  jueces entre los principales vecinos y se formaban las parejas. La nómina se publicaba en estos medios.
Esta usanza ocupaba todo el mes de junio de modo que nadie se alfigía por el frío ni por la lluvia ni por el lodo de las calles, o por los menos no eran temas de los jóvenes ni de los padres con muchas hijas mujeres que durante esas cuatro semanas sólo se ocupaban de vestidos, cintas y sombreros. Los niños esparaban con entusismo las fogatas y la quema de muñecos y los viejos, que el barullo que reinaba en las casas pase lo antes posible.
Las Cédulas de San Juan fueron, en nuestro país, una costumbre generalizada en la clase media y en sectores de las clases altas de algunas provincias; en la Capital Federal hasta principios del siglo XX la alta burguesía concretaba uniones matrimoniales por conveniencia o acuerdos de familias.
A continuación la nota periodística que indica las parajas que se formaron en las Cédulas de San Juan publicada en el periódico El Plata el 11 de junio de 1926.
















(para ampliar la nota clikear sobre la misma dos veces)

Reseña de doña Filomena M. de Baunelle y Martel de Yori (1880-1962)
Investigación Prof. Chalo Agnelli 
Colaboración Prof. Mora Camarero

NOTICIAS MUNICIPALES DE 1926

EL PLATA
Quilmes, octubre 24 de 1926.-
¡BUENOS DÍAS!
LOS HORNOS” NO SE LLAMARÁ Villa Colón como fue pedido, sino “Bernal Oeste”.
Nos resulta pintoresco designar villas, o barrios nacidos por su cuen­ta o riesgo, con el mote de la ciudad o pueblo madre. Lógicamente Villa Crámer tendrá que llamarse pronto Bernal Este... Y como las villas abundan y los puntos zodiacos son cuatro, el día menos pensado aparecerá la orde­nanza que salve el inconveniente y villa X se titulará «Bernal recon­tra Oeste».
SE DESTINARAN $ 50.000 PARA desagües en La Colonia, según reza una ordenanza recientemente san­cionada. ¿Pero, existe un proyecto estudia­do y financiado en forma para co­rregir el mal? ¿No será una ordenanza más?
Porqué un problema serio, como el de los desagües de La Colonia, no se resuelve sin un previo estudio y menos con $ 50.000... Son más de sesenta manzanas de tierra afectadas por el mal.
EL CONCEJO DELIBERANTE ya no se reúne los miércoles por la noche. Va­rios señores concejales consideran­do que la noche es para dormir, resolvieron reunirse los días sábados por la tarde. Por lo visto en el ánimo de los componentes del cuerpo legislativo local parece existir el propósito de trabajar, por cuanto hasta la fe­cha rara vez logran quórum.
LAS TORRES DE RESPIRACION de las cloacas existentes en la calle Brandsen y Uriburo (hoy H. Yrigoyen) cons­tituyen un constante peligro para la salud del numeroso vecindario, de­bido a las emanaciones pestilentes que despiden por su po­ca altura, si se tiene en cuenta que algunas casas tie­nen el mismo alto que ellas. La municipalidad deba tomar cartas en el asunto y hacer que desaparezcan los fuer­tes olores que por esas calles se sienten.

NUESTRO COLEGA LA VERADAD trae en su número del miér­coles próximo pasado una denuncia grave sobre el Cementerio local. Los cadáveres o restos no reclamados, se incineran al aire libre y a la vista de cualquiera. Tamaño espectáculo solo pue­de ocurrir por la falta de instalacio­nes adecuadas, probando una vez más nuestra comuna, los cientos de problemas urbanos que aún deben resolver. Ni los muertos escapan a la indiferencia municipal.
A POCOS METROS DE LA entrada al Corralón Municipal, en la calle Alberdi esq. Paz, es de suma necesidad que la Intenden­cia construya una alcantarilla por cuanto en la actualidad existe un enorme zanjón que hace imposible el paso de los vehículos por la mencionada esquina, ya que el que pretende pasar por ella corre el ries­go de volcar. La construcción de la alcanta­rilla beneficiaría en gran parte a los mismos carros de la munici­palidad que actualmente tienen que dar vuelta a dos manzanas a fin de no pasar por dicha calle.
UNA DE LAS OFICINAS municipales de más trabajo y la que menos empleados cuenta es la de Catastro. Los pocos empleados que le asigna el presupuesto se ven recargados en su trabajo y por me­jor voluntad que pongan, no atienden al numeroso público que allí concurre en la forma que los empleados desearían.
 NUESTRO MERCEDES FORD, hizo verdadero esfuerzo el jueves pasado para subir el puente existen­te frente al recreo de Antonietta en la Ribera. No porque el motor no ti­re, sino porque falta arrimar tierra al puente. Hay un salto de más de veinte centímetros que hace difí­cil el paso por ese puente que es la sombra negra de todos los propietarios de automóviles que se ven imposibilitados de  pasar  hacia el recreo del Anglo Argentino, por falta de tierra.
Con pocas carradas de tierra se subsanaría éste inconveniente.
A PESAR DE  EXISTIR UNA partida en el presupuesto municipal destinada a regar y barrer las calles de la  ciudad, estas no se sienten molestas por las caricias, que reciben de las máquinas ba­rredoras, a no ser dos o más cuadras que se barren diariamente. Una de las calles que se considera necesario efectuar el barrido es Mitre hasta el Cementerio, más ahora que se aproxima el día de los muertos y el tránsito por esa arteria es numeroso. Aunque más no sea dos veces por semana, la municipalidad debería mandar el camión regador y las máquinas barredoras.

Compilación y adecuación de la estructura gramatical de los textos Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Prof. Mora Camarero Deprati de Barati


martes, 28 de septiembre de 2010

JULIO, PEDRO Y CARLOS COSTA EN LA HISTORIA LOCAL DE LA TERCERA FUNDACIÓN

Julio A. Costa, un quilmeño gobernador
y sus hermanos

Investigación y compilación Prof. Chalo Agnelli
Para “¿Quién fue, quién… en la historia quilmeña?”

Atravesaba la historia en año 1854. Europa estaba azotada por la fusta de la tuberculosis. La guerra de Crimen pinta otra mancha de sangre sobre el siglo XIX. Buenos Aires sanciona la ley del primer ferrocarril argentino. El presidente Urquiza convoca a la inmigración, funda el Correo Nacional, manda contratar ingenieros ferroviarios norteamericanos y llega William Wheelwright que traerá el ferrocarril a Quilmes 18 años después. Sarmiento es encarcelado en Mendoza. Mitre se separa de la Confederación Argentina y funda la entrega, la historia oficial y la ambigüedad  que caracterizará a ciertos políticos de entonces en más.
Entre tanto, en la estancia San Juan de Leonardo Pereyra, en el partido de Quilmes, el 10 de julio nació Julio Alejandro Costa. Fue bautisado en la parroquia de Quilmes dos años después. Fue su padrino bautismal don Andrés Baranda. Su padre Pedro, había llegado de la Banda Oriental en 1847, para administrar ese establecimiento que llegó a ser uno de los más reputados de la provincia en cuanto a la evolución de la industria ganadera y la propagación de especies arbóreas para todo el país. 

Acta de bautismo de Julio A. Costa. Según el sacerdote el nombre de bautismo fue Julio Desiderio, aunque en el margen indica Julio Alejandro. En el índice de bautismo lo anotaron como Julio Desiderio Alejandro. El día de nacimiento es el 10 de junio de 1854 y el bautismo el 5 de junio de 1856, pues recibió el “Bautismo de Socorro”, seguramente porque nació enfermo, con pocas probabilidades de sobrevivir y superado esto, dos años después se realizó la ceremonia bautismal completa y el acta respectiva. Actas posteriores de bautismo y defunción de sus hijos lo designan como Julio ALEJANDRO. La A” de su nombre corresponde a Alejandro. Estos datos figuran en la Fs. es 29v; que se halla suelta y mal intercalada entre las 43 y 44. Se observa que fue su padrino don Andrés Baranda a quien su padre le vendió la chacra que poseía junto al arroyo Las Piedras (colaboración de la Agrim. Analía Hebe Fariñas)
La madre de Julio fue doña María Gregoria Isla Gómez, una criolla hija de un combatiente británico Patrick Island Nugent, que llegó al Río de La Plata durante las invasiones inglesas y después de la Reconquista, en lugar de regresar a Inglaterra, eligió radicarse en Buenos Aires. Detalles de estos sucesos los narró Julio A. Costa en su libro Rosas y Lavalle”.
Su abuelo materno había nacido en Irlanda en 1788. Era sobrino de general William Carr Beresford. Llegó a las costas del Plata cuando aún no tenía 18 años. En los entreveros de la frustrada invasión, herido y refugiado en la casa de la familia Gómez y Gómez conoció a la joven criolla Bartola “Tola” Gómez y Gómez de quien se enamoró, desertó del servicio a la corona británica junto con el escocés Thomas Ramsay, Peter Campell, John Kamelis y otros. [1] “Tola” y Patrick se casaron en Arrecifes en 1806 y tuvieron 10 hijos. Fue alcalde de San Antonio de Areco donde vivió la numerosa familia. Adscrito a la causa unitaria después de haber sido herido en la batalla de Quebracho Herrado fue fusilado por los federales el 6 de abril de 1841 en las puertas del convento de San Francisco de Catamarca donde se había refugiado. John Kamelis se casó con otra de las hijas de los Gómez. [2]
Don Pedro Antonio Ángel Costa Álvarez [3] tuvo una actuación destacada en el fomento de la educación en Quilmes. El 18 de setiembre de 1858 fue uno de los que firmó con el Dr. Wilde, don Andrés Baranda, Tomás Flores, Elías Escobar, la solicitud para la construcción de un establecimiento educativo; génesis de la Escuela Nº 1. En 1860, Andrés Baranda y Pedro Costa fueron nombrados por Sarmiento, comisario y síndico, respectivamente, de las escuelas quilmeñas. [4]
La infancia de Julio y sus tres hermanos: Pedro, Valentina y Carlos, empapada de las historias románticas de amores y
Don Andrés Baranda
batallas de sus ancestros ingleses y criollos, transcurrió en la casa familiar del pueblo de Quilmes, precisamente en la esquina noroeste de las actuales calles Rivadavia y Brown,  y en una chacra que don Pedro tenía en las afuera del pueblo, la que luego vendió a don Andrés Baranda. Seguramente la actual peatonal por esos años de tierra fue testigo de sus correrías.
La casa del pueblo también se vendió cuando la familia se trasladó a Buenos Aires conservando tan solo algunas propiedades. El comprador fue don José Agustín Matienzo, allí instaló la primera botica de Quilmes y formó su hogar con Ana Dupuy Morel sobrina del artista Carlos Morel, quien murió en esa casa en 1888.
Las dos propiedades de los Costa pasaron a figuras señeras de los primeros años de la tercera fundación de Quilmes. Todos se vinculaban con todos en aquel exiguo pueblo de escasos y dispersos habitantes.
Allí cursó las primeras letras en la escuelita de Elena Harthfield Wilde de Carlsen,[5] ubicada donde hoy se encuentra el Círculo Universitario (Paz 871). Con esta joven mujer, muerta prematuramente durante la epidemia de cólera en 1868, estudió la lengua de su abuelo, que su madre balbuceaba en las conversaciones cotidianas, siempre y cuando no hubiera extraños presentes.
LA MAESTRA
De Misia Elenita, sobrina del Dr. José Antonio Wilde, dice Costa en sus memorias: “… tomaba la pluma según la clásica manera inglesa; la manejaba con tres dedos, los otros dos y la llave de la mano sólo los utilizaba como punto de apoyo con igual resultado. Apretaba el papel con la palma de la mano izquierda, se echaba para atrás más bien que para delante y esto resultaba una legra inglesa de leve inclinación uniforme hacia la derecha en la parte superior…”. [6]
ABOGADO
Julio Costa fue destinado por su padre a la jurisprudencia, pero abandonó los estudios de de­recho para dedicarse a su primera pasión, el periodismo, que inició en “El Nacional”; pasó a la redacción de “El Diario” y “La Tribuna Nacional”.
A los 20 años durante el levantamiento de 1874 se enroló entre las fuerzas autonomistas de Adolfo Alsina.  En 1876 fue nombrado secretario de la Dirección de Escuelas  de  la  provincia  de Buenos Aires.
EL PERIODISMO
En el decisivo año de 1880 [7] fundó el diario “El Gráfico” y militó en las filas del gobernador Carlos Tejedor (1817-1903) [8] como ayudante  del  coronel  José Ignacio Garmendia jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires. El levantamiento armado de 1880 determinó la federalización de la ciudad de Buenos Aires y el asentamiento de la capital provincial próxima a la Ensenada de Barragán, actual La Plata.
LA POLÍTICA
En 1882 fue diputado al congreso nacional. Como tal elevó el proyecto de ley del hogar "homestead", propiedad familiar inalienable o único bien de familia, sancionada como ley 1501. Cumplido el mandato ocupó  el cargo de presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Desde el 1 de mayo de 1890 hasta el 7 de agosto de 1893 fue gobernador de la provincia y a raíz de su deposición por la revolución de 1893, año en que la provincia de Buenos Aires tuvo 5 gobernadores, se dedicó a tareas agropecuarias en su establecimiento de campo en Los Tapiales, próxima a la histórica chacra de los Ramos Mexía. 
QUILMES
Durante estos 13 años hizo varias visitas a Quilmes, su cuna, rincón testigo de la niñez que transitó entre el campo de los Pereyra y el pueblo, donde vivía su hermana Valentina casada con el jurisconsulto Sabiniano Kier, viudo de una de las víctimas de la epidemia del cólera  de 1868, Claudia Campana. [9] Los Kier tenían una hermosa quinta en la calle Libertad hasta Cevallos, entre Alem y Garibaldi.
También visitaba a sus amigos de la infancia con quienes mantuvo lazos toda la vida: Francisco Soto, Roberto Clark, quilmeños; este último propietario de uno de los establecimientos frutícolas más importantes del partido de Quilmes y la provincia de Buenos Aires.
Por su hermano Carlos Costa, que fue jefe de policía de la provincia de Buenos Aires, don Julio estaba vinculado al comandante de milicias Domingo Araujo que tuvo a su cargo la organización y conducción de la primera comisaría del Partido de Quilmes.
La pausa que impuso a su actividad política, le permitió escribir evocaciones históricas que se publicaron luego: “Discursos” (1918); “Rosas y Lavalle” (1926), con tres ediciones en vida; “Entre dos batallas” (1927); “Roca y Tejedor”, segunda parte del anterior (1927); “Hojas de mi diario” y ”Daguerrotipos” (1929) y “El Presidente”, publicado después de su muerte.
LA FAMILIA 
Julio A. Costa se casó con Julia Paz y Cascallares hija de Marcos Paz y de Micaela Cascallares Chaves, con quien tuvo tres hijos y tres hijas: Agustina, Susana, Micaela, Julio Marcelo y Francisco.
En 1906, requerido por amigos y correligionarios, volvió a la vida pública ocupando una banca de senador provincial y en 1908 fue elegido diputado nacional, reelecto en varias oportunidades hasta 1920 en que volvió a Los Tapiales, haciendo esporádicas visitas a la Capital y a Quilmes y colaborando con los periódicos La Razón, La Nación y La Prensa. Falleció en Buenos Aires el 7 de abril de 1939.

Liberal en lo económico era profundamente conservador en lo social, oponiéndose al voto universal, y llevando una tenaz defensa del voto censatario y de la educación reservada solo para las elites. Una localidad del partido de Florencio Varela lleva su nombre.

Pedro Costa, [10] el mayor de los hijos de don Pedro y doña María Isla y hermano de Julio, nació en Buenos Aires, el 10 de agosto de 1848. Se educó en el Co­legio de Pouygerard, establecido en la quinta Del Pino. Asistió y tomó parte en la batalla de "La Verde", como capitán del batallón "Lobos", que comandaba Francisco B. Bosch, quien lo envió con el parte de la batalla a esta capital, lo que le valió el ascenso a mayor. Después acom­pañó al general José Inocencio Arias como ayu­dante, en la revista que se realizara en esta ciudad.
Fue senador a la Legislatura de Buenos Aires durante 13 años, desde 1879 hasta 1892, y presidente de ese alto cuerpo en la gobernación de Máximo Paz.
Ejerció el Poder Ejecutivo durante una corta ausencia del gobernador, y por fallecimiento del vicegobernador. El presiden­te de la República, general Julio A. Roca, en su primera administración lo nombró comisario de po­licía, pero no aceptó el grado de sargento mayor que se le ofreciera. Se dedicó después a los negocios ganaderos, y más tarde, fundó "La Granja Nacio­nal", casa de remates que en su época fue la más importante. Era socio del Club del Progreso. Fa­lleció en esta Capital, el 15 de agosto de 1906. Se había casado con Julia Mañay. [11]

Carlos José Costa nació en Quilmes en 1858, erróneamente el biógrafo Vicente Cutolo le adjudica haber nacido en Bragado, pero en esos años la familia aún residía en Quilmes. El error se origina en que militó políticamente en la localidad de Bragado donde desarrolló actividades agrícolas ganaderas y alcanzó gran preeminencia entre los gauchos del lugar. Como su hermano estudió en el Co­legio de Pouygerard.
Antes de entregarse al trabajo agropecuario se dedicó al comercio. Llegó a tener tres estancias, en una de ellas abrió una escuela para sus peones. Fue designado jefe de policía de la provincia de Buenos Aires el 8 de junio de 1888. Se casó con María Doll. Su actividad política le granjeó enemigos y fue asesinado por sus adversarios durante un enfrentamiento en la misma estación de Bragado en marzo de 1893.
  Investigación y Compilación Prof. Chalo Agnelli

REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA

[1] Coghlan, Eduardo. “Los irlandeses en la Argentina, su actuación y descendencia”. Pp. 497-498. Buenos Aires, 1978.
[2] www.irishgenealogy.com.ar/genealogia/I/Island/Patrick.php
[3] Lozier Almazan, Bernardo. “Los Costa y Costa Hoevel, apuntes genealógicos” En de autor, 1967
[4] V. Agnelli H.Ch. “Maestros y Escuelas de Quilmes”, Ed Jarmat, 2004, Pp. 30 y 31
[5] V. Agnelli, H. Ch. “Dr. José Antonio Wilde” Ed Jarmat, 2008 y “Maestros y Escuelas de Quilmes”. Ob cit. Pág. 29
[6] V. Craviotto, J.A. “Quilmes a través de los años”. Ed. Municipalidad de Quilmes, 1966. Pág.
[7] “El Quilmero” periódico de Quilmes, números del 22 de abril; 13; 20 y 24 de junio; 1° y 4 de julio de 1880 y 19 de noviembre de 1882.
[8] Costa, Julio A.: Entre dos batallas, parte 2, Buenos Aires, Talleres Gráficos  Mario, 1927.
[9] Craviotto, J.A. “Quilmes a través de los años”. edición. Pág
[10] V.: Carranza, La Capital de la República. El en­sanche de su municipio, p. 242
[11] Cutolo, V.O. “Nuevo diccionario biográfico argentino” Vol II. Ed Elche. 1969. Buenos Aires.

lunes, 20 de septiembre de 2010

PROFESIONALES, COMERCIANTES, VARIOS - 1926

1926
EL PLATA
EL PERIÓDICO CON MAYOR CIRCULACIÓN EN EL PARTIDO DE QUILMES
"CON LA VERDAD NO OFENDO NI TEMO"

Director: Dr. E. Mauri Casabal

ÚNICA GUÍA COMERCIAL DE QUILMES, FIGURAN LOS COMERCIOS MÁS IMPORTANTES, ALQUILER, COMPRA, VENTA DE PROPIEDADES. ACADEMIAS, ARTÍCULOS DE OCASIÓN, EMPRESAS DIVERSAS, EDUCACIÓN, BOLSA DE TRABAJO, PROFESIONALES, REMATES.
 (para ampliar la imagen clikear dos veces sobre la misma)

Férnandez y su hermana Ana tuvieron hasta muy maduros su casa-estudio en la esquina de C. Pellegrini (en ese entonces Alsina) y Aristóbulo del Valle. Hoy allí hay una compra-venta de antigüedades. Ella hacía perfectos trabajos en vidrio.
La Academía del maestro Molinari fue la precursora de la Escuela de Bellas Artes Carlos Morel.
Carlos Merediz fue el padre de los tres hermanos Merediz notorios deportistas de Quilmes, uno de ellos fue Rodolfo, profesor de historia, rector del colegio Comercial.
La Casa Martino aún existe en el mismo lugar.
La panadería y confitería la Francesa en su último período perteneció a la firma Deprati & Rodiles
 

sábado, 18 de septiembre de 2010

¿QUILMES O KILMES?

EL PUEBLO 'QUILME' O 'KILME' era ágrafo, no tenía escritura. La grafía utilizada a partir de la conquista española es de la lengua castellana. La lengua del usurpador.
De modo que es indistinto que se llame a esta parcialidad de los valles Calchaquíes, quilmes o kilmes.
En los primeros documentos donde aparece este nombre figura siempre QUILMES.
 Copia de un documento de 1666, realizada por la historiadora Guillermina Sors en su "Quilmes de antaño" (1937). Figura "Indios quilmes"
Copia realizada por el profesor Francisco Míguez del padrón de los pobladores de la Reducciòn en 1680. Fue rigurosamente respetada la grafía de la época. El original se halla en el Archivo General de la Nación. Se ve la palabra con "QU"
Según algunos filólogos el grafema "U" que acompaña al grafema "Q" se pronuniciaba y era indistinto con el grafema "C" seguido de "U". Por eso se observa en documentación anterior al siglo XVIII "quando"...
Las civilizaciones desarrollaron escritura a medida que pasaron de una economía de autosubsistencia y trueque a una de comercio generalizado como realizaron los fenicios que acotados en una breve franja del Medio Oriente (Norte de Palestina y al Oeste de Siria, territorio encajonado en una extensión de 200 Km. de largo y aproximadamente 35 a 40 kilómetros de ancho, entre el mar Mediterráneo y las montañas del Líbano) no tenían posibilidad de evolución agrícola-ganadera y desarrollaron una flota naval para salir al Mediterráneo e iniciar una etapa mercantil que difundió su sistema de escritura por todas las regiones en evolución entre el 2900 a. de C. y el 332 a. de C.
Los quilmes como todos los pueblos del Valle Calchaquí estaban en una etapa agrícola-ganadera; un territorio tan extenso y rico permitía una economía de subsistencia y trueque que les permitía prescindir de escritura. Quizá por la gran influencias de la cultura incásica utilizaban los 'quipues' como documentos mnemotécnicos. Y los glifos remiten a cuestiones animistas, de culto.
Carecer de escritura no hace a las civilizaciones más o menos adelantadas, según la interpretación mercantilista de la historia, sino que denota un etapa de un proceso histórico. 

En el decreto del 14 de agosto de 1812, firmado por Bernardino Rivadavia, secretario del Primer Triunvirato, que declaraba extinta la Reducción, dice (textual): 

"Buenos Aires, Agosto 14 de 1812. Declárase al Pueblo de los Kilmes libre a toda clase de personas; su territorio pr, de la propiedad del Estado se derogan, y suprimen todos los derechos y privilegios que gozaban los pocos indios que existen en dha población; y en su virtud se extingue en los estados naturales toda jurisdicción, amparándoles pr. Ahora en la posesión de los Terrenos que ocupan, y cultivan, hta. qe. el Coronel Pedro Andrés García realice el plano qe. se te ha ordenado formar el indicado Pueblo, en cuyo caso se publicarán los demás provds. acordadas. Comuníquese esta Superior resolución al Gobor. Intendte. de la Prva. pa. qe. la haga entender y cumplir según corresponda".


Aparece "KILMES", por lo cual algunos historiadores bienintencionados consideran que ese es el topónimo y gentilicio que se debería utilizar, pero otros consideramos que esa no fue la 'creación de un nuevo pueblo', fue un cambio de estructura socio-política, además de una nueva expoliación, pues a este pueblo primero los arrancaron de sus tierras originarias, las del Cerro del Cajón junto al río Yocavil y luego les quitan estas, junto al Río de La Plata, que les pertenecían pues el encomendero de la Reducción era el rey de España que en 1812 no tenía hegemonía sobre este extremo de las tierras americanas. 
No hay ningún otro documento preexitente que demuestre que Rivadavia tenía algún conocimiento sobre el pueblo de la ex Reducción, salvo lo que propagaba el controvertido cura encomendero y párroco Santiago Rivas y Barragán - Cutolo en su diccionario dice: “Fue enemigo acérrimo de los indios, como surge de los documentos de la época” - también estaba muy interesado en que estas tierras salieran de la hegemonía de los pocos descendientes de los quilmes misturados en su gran mayoría. Sí hay documentación sobre el enfrentamiento que tuvo este cura con don José de Agrelo, defensor de naturales, opuesto a la medida del nuevo despojo.
Rivas tenía propiedades en la zona como la chacra circundada por las avenidas La Platas, 12 de Octubre, Joaquín V. González y Carlos Pellegrini, en los límites de la Reducción. 
EL GRAFEMA “K” PERTENECE AL ALFABETO GRIEGO. APARECE EN LA LENGUA CASTELLANA A FINES DEL SIGLO XVII; EN GRIEGO QUILMES SERÍA  "κίλμης" 
LA LENGUA CASTELLANA 
Es necesario recordar que fue el rey Alfonso X “El Sabio” de Castilla y León (1252-1284) quien institucionalizó el castellano a través de las Escuelas de traductores de Toledo. Se lo conocida como castellano alfonsino que el propio rey usó en sus obras. Él mismo redactó obras científicas e historiográficas (El Lapidario, Las Siete Partidas, General Historia y la Primera Crónica) en lengua castellana en lugar del latín que se había usado hasta esos años. Alfonso X elevó el prestigió del uso escrito del castellano escrito dentro su corte y por todo el territorio castellano. Además Alfonso X emprendió  la traducción de textos jurídicos al castellano y la normalización ortográfica del mismo, bajo la labor de eruditos y escribas eclesiásticos. De modo que la lengua castellana en su uso común era muy joven en la Península Ibérica, cuando llegan los españoles a América y la generalizaron es sus dominios; aun estaba en su proceso original de transformación. Las lenguas, como afirma el lingüista Ferdinand de Saussure, están en constante transformación e incorporación de nuevos términos y el surgimiento de neologismo que impone la época. Como todas las cosas en la existencia humana se transforma y no es una e indivisible, si bien hay una raíz común que es ese castellano alfonsino y previo a este la vulgata latina, la actual lengua castellana del nuestro mundo globalizado nada tiene que ver con el que se hablaba a mediados del siglo pasado. De modo que el uso de determinados fonemas con sonido común es indistinto.

Argumentación, investigación y fotografías Chalo Agnelli
Quilmes, 18/9/2012 - 15/3/2014