sábado, 20 de febrero de 2021

EL “ARROYO DEL MEDIO”, EL BAÑADO, LA RIBERA EN EL PASADO QUILMEÑO

Chalo Agnelli

La Ribera de Quilmes es para todos los quilmeños una presencia en el campo del escudo de identidad de los quilmeños. Contaminado, sucio, apretujado, castigado, nuestro pedazo del Plata nos llama en el ocio estival y en las apacibles tardes del invierno como un paseo de rigor, que no se organiza con antelación siquiera, el instintivo paseo de la Ribera. No pocos quilmeños se sensibilizan cuando ven una foto de la Ribera, esas que la perpetuaron: Santiago de La Fuente, Alcibíades Rodríguez, Eleodoro Moyano, Rodolfo Malaver y tantos artistas plásticos como Bonifacio Famuceno Oroquieto, Dante Panzzelli, Julio Rebolé, Ludovico Pérez...

Hace poco se festejaron aniversarios, se discutía sobre ellos, las fechas exactas en que empezaron las cosas, pero poco sabemos de lo que fue el bañado y su entorno geográfico y humano, salvo el rigor que puso la historiadora Matilde Salustio en su libro.[1]

Para volver a ese remoto ayer recurrí inicialmente a los apuntes tomadas en las conferencias que brindó el benemérito don Manuel Ales y a sus libros, ya frecuentados en varias notas de este Blog.

EL PARAJE

Hoy la Ribera es un barrio más de Quilmes, pero hasta mediados del siglo XX la zona era considerada paraje, con una población dispersa, autoabastecida principalmente por la pesca y la caza, que contaba con abundante agua potable y combustible en la madera y la resaca que trae el río. Luego el tranvía, los recreos y clubes, lo fueron transformando y aumentaron notablemente los habitantes migratorios de las provincias del litoral, algunos uruguayos y paraguayos, quienes, por lo general, necesitan transitar sus vidas junto a un río. Y no faltan quilmeños que se dejaron seducir por lo salvaje y lo agreste, dejaron las áreas urbanas, y allí establecieron sus domicilios. El río llama.

(1910 circa) La avenida Otamendi antes de ser asfaltada, bordeada en los laterales por altos sauces criollos (Foto Museo Fotográfico)
 

(c. 1915-1920) Av. Otamendi, en la foto derecha (vereda norte) se aprecian con dificultad las vías del tranvía. A la distancia las torres de la Catedral (Foto coloreada de Pedro F. Rotelo)
 EL BAÑADO

La extensión de tierra que comienza al final de la barranca y se extiende hasta la orilla del Río de la Pla­ta se la llamó “el bañado”, el bajo. Un terreno que fue en parte pantanoso y sigue siendo fácilmente anegable en época de lluvias y, antiguamente, castigado por el raudal de esas aguas pluviales que bajaba violentamente desde el pueblo. Dice el Dr. José A. Craviotto: “Hasta 30 años atrás (1930 circa), las enromes zanjas de la actual calle Las Heras, así como las de Olavarría y Brandsen, mostraban el efecto de las aguas de lluvia y las grandes avenidas, verdaderos torrentes, en determinadas épocas del año. Los entubamientos, nivelaciones y pavimentos han cambiado notablemente este aspecto.”[2] 

Aún prevalecen abundantes humedales cubiertos de maleza y con un ecosistema híbrido entre lo puramente acuático y lo terrestre. El suelo es de constitución arcillosa y algo salitroso, lo que lo hace casi impermeable y anegadizo.

Antiguamente tenía una vegetación natural compuesta mayoritariamente de paja brava, duraznillos, juncos y la gramilla que se empleaba para los parques y jardines de la ciudad; agrega el Dr. Craviotto: “… los infaltables sauces criollos y llorones, alisos, sarandíes negros, seibos (el suiñandí indígena de litoral y no el ceibo o ceiba del norte argentino), así como gruesas matas de penachos blancos de las cortaderas; en los grandes bajos: enormes juncales; en la parte altas: diversos especies de tréboles. En las barrancas: grandes matorrales de calafate, ñapindá, flor de seda, mata ojo. En la planicie espinillos, porotillos, acacias varias, sombras de toro e innumerables enredaderas, burucuyá, zarza mora, tasis, etc.; en las partes altas: pequeños montes de talas, espinillos, algarrobos, chañares y otras especies hoy desaparecidas. Grandes montes de durazneros que se medían por extensiones de muchas cuadras, suministraban abundante fruta y mejor leña.” [3] A lo largo de los años toda esta zona sufrió una notoria depredación y deforestación que hace inexistentes la casi mayoría de especies vegetales que describe Craviotto. Sin embargo, este ecosistema se conserva hasta hoy en la localidad de Punta Indio, a 87 km de La Plata, declarado por la UNESCO “Reserva Mundial de Biósfera”.

 Al norte de la avenida Otamendi, en una amplia franja arrendada a la Municipalidad por don Roberto Clark en 1895, en la extensión que hoy ocupa el Área Material Quilmes y la Escuela de Educación Secundaria y Técnica N° 7, unas 25 ha. de terreno anegadizo, hubo un vasto mimbral con: 18.000 plantas de mimbre negros; 40.000, de mimbre blanco; 12.000, de mimbre aurea; 70.000, de sauce llorón y otras 60.000 plantas de varias especies diferentes.

Una parte del bañado, aproximadamente desde la calle Alem al arroyo Giménez y desde la barranca a la costa del río, fue vendido por la Municipalidad a don Guillermo Parry en 1885, quien efectuó plantaciones de frutales y levantó una ostentosa edificación que llamó el “Chateau Parry”. [4]

LOS VERDES

Paralela a la costa existió una faja, como una lomada, de algunas cuadras de ancho, que llamábamos “los verdes”, más elevada que el resto del bañado, cubierto por un yuyal que  le daba nombre; atravesada por angostos senderos de costumbre abiertos por la gente para llegar al agua. El constante batir del río y las sudestadas, cuando se retiraba el agua, la fueron desgastando hasta desa­parecer. Prevalece solo el angosto albardón que, cuando suben las aguas, se convierte en islote, entre la lengua del agua y la avenida Cervantes. Luego comienza el descenso hacia el bañado, aproximadamente hasta la avenida Do­roteo Yoldi, es decir, donde finalizaba el "monte".

La zona de "los Verdes" entre el río y la avenida Cervantes (Foto E. Moyano)

La laguna artificial que se había formado entre el malecón y la esquina donde se unen las avenidas Otamendi con Cervantes. Eso fue rellenado pues era un foco de contaminación y allí hoy se halla la rotonda. Obsérvese la fronda que había entre "los Verdes" y el declive hasta donde se hallaba el Arroyo del Medio y comenzaba el Bañado. (Foto Museo Fotográfico) 
 
Niños junto a la laguna que se hallaba donde hoy está la rotonda.

Es en esta zona donde proliferaron significativamente los sauces de semillas que las aguas de las sudestadas traían en los camalotes que bajaban del Paraná y recalaban en la costa quilmeña. Hoy quedan muy pocas especies.

EL ARROYO DEL MEDIO

El bañado era como una palangana, teniendo un borde en la barranca con declive hacia el este y otro en el albardón de la costa de río con declive hacia el oeste, teniendo su mayor depresión aproximadamente a me­dia distancia entre ambos bordes, donde la cruzaba el  "Arroyo del Medio", donde tuvo inconvenientes el ejército de Beresford en la primera invasión británica el 26 de junio de 1806.[5]

En el trabajo de investigación histórica: “Desembarco británico frente a los quilmes - 25 de junio de 1806” realizado por los historiadores Craviotto y César Barrera Nicholson dice: Frente a los defensores de la Reducción se extendían los terrenos del ba­ñado, anegado por el caudal de las fuertes lluvias caídas en la noche anterior, las cuales, desde los terrenos altos, se desagua­ban torrentosas por los cursos naturales que se despeñaban por las calles de hoy, Las Heras y sus paralelas hasta Rivadavia, aguas que reunidas muy luego en el llamado arroyo del Medio, desbordaban su escaso cauce habitual separando a ambos con­tendientes, de los cuales, los españoles, sobre las barrancas, distaban de 600 a 700 metros de dicho arroyo, y los ingleses sobre el albardón de la costa, de 800 a 1000 metros. El arroyo del Medio cruzaba el bañado transversalmente, acercándose a la costa a la altura de la actual calle Brandsen y desaguando en la misma por el actual arroyo Colorado y el antiguo, de cauce ya borrado, llamado Antuco o Chantuco.”[6]

Rumbo que llevaba el Arroyo del Medio desde el Giménez hasta atravesar Otamendi y caer en el actual arroyo del Club Náutico. Siguiendo la actual avenida Doroteo Yoldi. (Plano Filcar 1990)

El Arroyo del Medio sigue su rumbo y atraviesa el bañado de Bernal

Desembocadura del Arroyo del Medio en el Santo Domingo (Fuente Dr. Vicente Macignani)
Este Arroyo corría en sentido norte/sur, desde el arroyo Giménez hasta el Santo Domingo, paralelo a la actual calle Doroteo Yoldi, con un ancho que variaba según las lluvias o las crecientes del río, siendo difícil y pe­ligroso de vadear.

En el bañado y en especial en el Arroyo del Medio, se reproducían una gran variedad de animales silvestres, especialmente aves: patos, gansos, gallaretas, garzas, cigüeñas, biguás, chorlos, agachonas, gaviotas, víctimas de la caza que también servía como sustento para los pobladores y no escapaban de la caza deportiva realizada por algunos aficionados.

El tránsito vehicular y peatonal lo sorteaban, en la avenida Otamendi, por un angosto puente de madera, que ya en los ‘50 estaba bastante enclenque, y a fines de esa década se sustituyó por uno de mampostería y el de madera se trasladó a la actual avenida Iriarte, ex España, pero pocos años después, la resaca arrastrada por las lluvias desde los altos laterales, a un lado desde el bañado y desde el otro, “los verdes”, sumada la densa maleza que crecía en el fondo demasiado barroso y los pobladores que arrojaban desaprensivamente desechos al cauce lo fueron sofocando y secando hasta que desapareció naturalmente. Ya no hicieron falta los puentes.

La depresión del terreno que aún prevalece donde estuvo el Arroyo es la causa que en las sudestadas, las primeras aguas llegan desde el arroyo Giménez y van encerrando a lo que eran los "Verdes". Luego comienza el avance del agua de la costa. A veces si no es fuerte la sudestada el área donde se halla la terminal de la línea de micros 85, la Prefectura, las escuelas de la calle Marinero López, la actual Biblioteca Popular del Río y esa extensión de Cervante hasta la avenida Iriarte quedan como una isla.  

Avenida Otamendi, cruce próximo a Yoldi, donde se hallaba el Arroyo se extienden las columnas de alta tensión. El muro corresponde al Centro Complementario N° 801, que fue la primera ubicación de la Escuela Primaria N° 79.


Monumento al Guerrero Quilme, que se levantaba próximo al lugar donde el Arroyo del Medio atravesaba la avenida Otamendi. La humedad que prevalece en el subsuelo de la Ribera quizá fue deteriorando el basamento, lo que colaboró para que en el choque producido por una camioneta en 2017 no quedara nada de la estatua.

Resultado del choque contra el monumento el 31 de mayo de 2017.

Sudestadas, Abajo nota de el diario El Sol donde la sudestada llegó hasta Yoldi y el ingenio popular para sortear las aguas.

EL GUERRERO QUILMES AL PIE DEL ARROYO

En el cruce de la calle Yoldi y Otamendi aproximadamente próxima la orilla oeste del Arroyo se colocó, por la ordenanza Nº 836 de 1937, un monolito que indicaba que allí se levantaría el monumento que perpetuaría la memoria del “Guerrero Quilme”. Recién el 16 de abril de 1986 el intendente Lic. Eduardo Vides, firmó el decreto N° 4747/86, convocando a concurso para concretar dicha obra. Concurso del que fue ganador el escultor Enrique Azcárate (fallecido en septiembre de 2020) y se emplazó el 14 de agosto de 1986, en el centro del bulevar. Allí estuvo esa estatua como único mojón de lo que una vez fue un cruce de aguas, hasta que el miércoles 31 de mayo de 2017, una camioneta, insólitamente, chocó contra el basamento sobre el que se levantaba la estatua del 'Guerrero Kilme' y este cayó destruyéndose totalmente.

COLOFÓN

Hoy, no quedan siquiera vestigios de la exis­tencia del Arroyo del Medio, como tampoco del Guerrero Quilmes; así como somos pocos los viejos quilmeños quienes los conservamos en la memoria.

En el espacio que dejó el Arroyo, años atrás, se tendieron cables de alta tensión. Sobre Otamendi casi Yoldi, la medianera este del Centro Complementario N° 801 está junto a ese espacio libre, donde se podría restituir el monumentos a nuestros pueblos fundadores “quilmes” y “acalianos”.

Efectivamente, resta poco y nada de aquella primitiva Ribera, pues se hicieron loteos, se ocuparon terrenos, se trazaron obras de zanjeo y relleno que borraron paulatina, pero inexorablemente, lo que fue en el pasado. Parece hoy increíble en que hubo tiempos en que para cruzar el bañado había que ser muy baqueano.

De todos modos el “Río de Quilmes”, la Ribera, siempre son presencia viva en la idiosincrasia de los quilmeños. 

Investigación y compilación Chalo Agnelli

Enero de 1969 // 2021 

 BIBLIOGRAFÍA

Ales, Manuel. “Remembranzas quilmeñas” Municipalidad de Quilmes. Serie Archivos y Fuentes de Información. 1970, Quilmes.

Ales, Manuel. “Síntesis Histórica de Quilmes”. Serie Archivos y Fuentes de Información N° 3. Dirigida por Carlos G. Maier. Ed. de la Biblioteca Pública de la Municipalidad de Quilmes. 1968. Quilmes.

Ales, Manuel. “Índice de “El Quilmero”. Bibl. P. Municipal D. F. Sarmiento – Serie Archivos y Fuentes de Información N° 1. Dir. C. Maier. 1966. Quilmes.

Ales Manuel. “Quilmes de fin de siglo” (Alrededor de 1890). Ed. del Autor. 1966. Quilmes.

Craviotto, José Alcides. “Quilmes a través de los años”. Municipalidad de Quilmes, 1° edición, agosto de 1966. Quilmes.

Salustio, Matilde Inés. “El tiempo libre en la Argentina – El balneario de Quilmes – Primer balneario popular del río, 1916 – 1960”. Ed. Piro. Marzo 2009, Quilmes.

VER EN EL BLOG BIBLIOGRAFÍA REFERENTE

EL QUILMERO del sábado, 23 de octubre de 2010 “Recreo de Antonietta, a 100 años del balneario de La Ribera”

EL QUILMERO del jueves, 21 de marzo de 2013, “Chateau Parry- Historias, Misceláneas”

EL QUILMERO del domingo, 8 de febrero de 2015 “Cronología - La Ribera de Quilmes”

EL QUILMERO del martes 30 de octubre de 2021, “El bañado de la Ribera quilmeña y el Chateau Parry”

NOTAS


[1] Ver bibliografía.

[2] Craviotto, “Quilmes a través de los años” Pág. 38

[3] Ob. Cit. Pág. 39

[4] Ver en EL QUILMERO del jueves, 21 de marzo de 2013 “Chateau Parry - Historias, misceláneas  - El Bañado de la Ribera”

[5] Ver en EL QUILMERO del viernes, 27 de junio de 2014, “Quilmes y las invasiones inglesas, 1806 - 1807 ¿Y el tesoro? Cronología de hechos

[6] Ver en EL QUILMERO del miércoles, 20 de junio de 2018 “Desembarco británico frente a los Quilmes - 25 de junio de 1806” Del Dr. J.A. Craviotto Y C. Barrera Nicholson. Este trabajo fue publicado en el Boletín (ver en EL QUILMERO) de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes en el semestre enero-julio de 1944.

 

viernes, 19 de febrero de 2021

CAPILLA ST. JOHN DE FLORENCIO VARELA (18/2/1855) - POR GRACIELA LINARI

El domingo 18 de febrero de 1855 abre sus puertas para permitir el acceso de sus primeros fieles la Capilla consagrada a St. John, primera del culto presbiteriano en la provincia de Buenos Aires, construida en Quilmes (hoy territorio de Florencio Varela). Oficia la ceremonia ese día el Reverendo James Smith, un pastor que, desde la ciudad viaja regularmente a la zona rural del Distrito para llevar la Palabra y establecer un nexo entre los devotos del culto dispersos en el ámbito provincial.

Han transcurrido ya treinta años desde que aquel puñado de escoceses emprendieran la aventura de cruzar el océano y asentar sus hogares en esta tierra virgen, que les abrió los brazos en cordial acogida y aceptó que aquí, en completa libertad, pudieran celebrar el oficio divino, en sus casas particulares o en sus propias iglesias y capillas.

Pasaron ya treinta años de esta historia de trabajo, de sacrificio y de fe. De desencuentros, abandonos y partidas. De sequías, rebaños y cosechas. Pero prevalece en ellos, como incentivo para los descendientes de aquellos antepasados que quedaron en la isla lejana, aquellos que les legaron el credo de su tierra natal, la idea de construir su iglesia. Aquellos, los que habían llegado al Río de la Plata en 1825 y se habían instalado en Monte Grande, en la primera y única colonia de escoceses que llega a estas orillas, tras la batalla de Puente de Márquez – el 25 de abril de 1829 - comienzan a dispersarse.

Fallecidos los más ancianos, muchos de sus descendientes han tomado otro rumbo en busca de mejores horizontes. Y es allí donde destaca la figura del Reverendo Smith quien, a caballo, bajo el sol ardiente o la lluvia impiadosa, desanda leguas en busca de fieles para su rebaño. La población angloparlante ha ido disminuyendo en los cuarteles sureños, antaño dedicados a la ganadería ovina y, en consecuencia, también ha disminuido notoriamente la actividad, probablemente por “agotamiento del eufórico ciclo del lanar que se iniciara a mediados del siglo XIX en la economía nacional”. (1)

Gradualmente, el ganado bovino ha ido ganando espacio al tiempo que va modificándose, también, la conformación poblacional. La tierra, lentamente, va pasando de las manos de los escoceses e ingleses a las de italianos y españoles; se incrementan la agricultura cerealera y la ganadería vacuna, para producción lechera. Profundamente religiosos, los presbiterianos, perseverantes y austeros, aúnan esfuerzos y, treinta años después de su desembarco en esta tierra fértil y generosa, coronan su anhelo y abren, en este desolado rincón de la pampa bonaerense, su iglesia. La primera en la Provincia, consagrada a San Juan – para ellos St. John- en un febrero, hace 164 años.

Capilla St. John antes y después del misterioso incendio.

Graciela Linari

En Palabras con historia Nº 181 - Febrero 2019 

VER EN EL QUILMERO DE:

jueves, 26 de noviembre de 2009 “La memoria está de duelo - Se incendió la capilla presbiteriana Saint John”

domingo, 27 de diciembre de 2009 “Más destrozos en la capilla escocesa de Florencio Varela”

NOTA

(1).- Levoratti, Jorge H. – “Los orígenes de Florencio Varela –1830/1918– Ed. Estilo Gráfico – Témperley – 1996