jueves, 30 de junio de 2016

DE LA VIDA DE GUILLERMO ENRIQUE HUDSON / CRAVIOTTO-BARRERA NICHOLSON



Este trabajo del Dr. Craviotto y de don César Barrera Nicholson fue publicado, en forma incompleta, en "El Hogar" del 28 de agosto de 1942 (año XXXVIII, N° 1715 - páginas 9 y 59), con el título "Cómo en el 70 se libró Guillermo Enrique Hudson de prestar servicios en la frontera.”

DE LA VIDA DE GUILLERMO E. HUDSON

La personalidad de los hombres, regida en su formación, paulatina por un intrincado complejo de factores físicos y metafísicos, pareciera que, orientada en un sentido, en algún modo predestinado, sufriera en ciertos casos desviaciones por causas que determinaran el medio ambiente y los accidentes psico-físicos a él inherentes o que se afirmara en otros por la mediación de sucesos favorables a su dirección prima­ria, reforzándola con sucesivas circunstancias propicias.
La vida de Guillermo Enrique Hudson, podría ser un tes­timonio que ratificara la última premisa. Conocida cada vez más íntimamente la existencia del argentino ilustre que mo­tiva estas líneas, a través de
su fecunda obra de escritor que nos dice de las inquietudes del poeta, cuyo espíritu contemplativo, iluminado por un profundo y vigoroso sentido personal de la belleza, se manifiesta en rasgos que cautivan, en sus características de observador de hondo alcance y se revela en su lápiz de dibujante, en sus descripciones de or­nitólogo, en sus concepciones filosóficas, en su pluma de li­terato, en fin, cuando nos habla acerca de los hombres y de las cosas, de los pensamientos que le sugiere el viento, la luz y las sombras, los animales y las plantas, lo que le di­ce todo cuanto ve o intuye.
Y en sus reflexiones se destaca nítida la personalidad del contemplativo, sumida en un perenne vagabundaje en redor de sus imágenes mentales, riquísimo venero de una vida interior vigorosa, dinámica, crea­dora, en un perpetuo vincular y aquilatar relaciones de causa y efecto. [1] 
EL VAGABUNDAJE 
Guillermo E. Hudson era un enfermo, desde temprana edad. Siendo adolescente, un reumatismo articular agudo con serias
complicaciones cardíacas hizo temer por su vida, que varios médicos ingleses desesperaron de salvar en aquella oportunidad. Adherencias de pericardio, tal vez insuficiencias valvulares, quién sabe, quedaron acaso afectando su organismo como secue­las de la grave afección sufrida; y ellas pudieron determinar en el enfermo, un estado de resistencia al esfuerzo físico, el cansancio característico a tales lesiones que se revela en una manifiesta repugnancia hacia el ejercicio violento, tan específicamente necesario en las tareas rurales del medio campero de la juventud de Hudson. El caso es que adquirió luego de su convalecencia, fama de haragán de tener hábitos de vagancia; uno de sus vecinos decía refiriéndose a Guiller­mo E. Hudson, que era un vagabundo, incapaz de hacer algo de provecho. Desde luego, la afirmación era objetivamente irre­cusable, pues luego de su enfermedad, presumiblemente forza­do a un régimen de
semiquietud, su temperamento ya predispues­to le impelía, dando rienda suelta a su imaginación, a perma­necer tendido sobre los pastos, bajo un árbol, horas enteras, días y más días durante el transcurso del año, entregado a una aparente ociosidad, a una holganza improductiva y censurable. 
Y así esta enfermedad de Hudson, pudo constituir la circunstancia inhibitoria que le alejara de las faenas campes­tres y proveyera la gimnasia funcional en un temperamento he­cho para la especulación espiritual, más que para el duro aje­treo del estanciero criollo del 1850, necesitado de una recia complexión para triunfar sobre un medio hosco y hostil; sobre una Naturaleza madrastra, para aquel que no estuviera capacitado pa­ra la lucha en los primitivos ambientes rurales, semibárbaros, de aquel lejano ayer de nuestra campaña.

La afección orgánica que tanto angustió las horas de su vida, larga a pesar de todo, pesó indeleblemente en él, eliminando al hombre de acción, por el del pensamiento puro, dedicado a la Naturaleza, a un místico amor por todo lo creado. Sus amigos pusie­ron en su tumba, con razón, este epitafio:
"He loved birds and green places and the wind on the heath, and saw the brightness of the skirt of God" (Amó los pájaros, los lugares verdes y el vien­to de los matorrales y vio el brillo de la aureola de Dios) [2]

ENROLAMIENTO MILITAR 
Corresponde al Dr. Fernando Pozzo el mérito de haber sacado del olvido y puesto en evidencia en la tierra de su nacimiento, la figura del viejo quilmeño y sabio naturalista Guillermo E. Hud­son.
Durante su actuación como Comisionado Municipal en la comu­na de Quilmes, en 1940/41, fundó la Junta de Estudios Históricos y firmó el decreto por el cual ponía a disposición de la misma, para fines de estudio, el valioso Archivo de la comuna.

Una consecuencia inmediata de ello es la obtención de datos totalmente desconocidos, acerca de Hudson y su familia ya hechos públicos en la publicación “Argentina Libre” del 7 de mayo de 1942, N° 111, p. 71. El examen de un nuevo legajo, nos permite hoy dar a conocer los que exponemos a continuación.
Por un decreto del gobierno de la provincia de Buenos Aires, como consecuencia del desguarnecimiento de las zonas fronterizas con los indios, causada por la guerra con el Paraguay, se dispuso el 27 de abril de 1870, la organización de un enrolamiento mili­tar con el objeto de llenar las necesidades defensivas del momen­to. La orden pertinente llegó el 3 de mayo siguiente con 400 pa­peletas y 40 registros a Quilmes, consignadas al Comandante Militar de la zona, Don Andrés Baranda, y con carácter de “muy urgen­te”. Las instrucciones indicaban que debían quedar exceptuados del servicio, además de los enfermos y físicamente impedidos, los capataces de los establecimientos de campo, los postillones y aquellos que tuvieren a su cargo padres ancianos o achacosos.
Diagnósitico manuscrito realizado por el Dr. José Antonio Wilde como médico de policía, eximiendo a Guillermo Enrique Hudson de prestar servicios de frontera.
El médico de policía del partido de Quilmes, Dr. José Anto­nio Wilde, dio comienzo el 15 de mayo, a la revisación médica de los enrolados que por sus condiciones debían quedar exceptuados del servicio activo y figurar por lo tanto en la “milicia pasiva”. En ese primer día se presentaron, entre otros, Francisco Gómez, Zoilo Gaitán, Cristian Melo, (G.) Enrique Hudson, Wenceslao Astudillo, etc, en total fueron 16 personas, correspondiéndole a Hudson el número 4 de la revisación de acuerdo con el número de su certi­ficado anotado por el Dr. Wilde.

En esta ocasión, la enfermedad de Hudson vuelve a inhibirle para la acción, corroborándose así las consecuencias de su afec­ción de la adolescencia. El certificado del Dr. Wilde dice así:
El que firma Doctor en Medicina certifica que el vecino de este Partido, Don Enrique Hudson pacede (sic) de un vicio orgánico del corazón, sufriendo frecuentes ataques de reumatismo. Doi (sic) el pre­sente certificado á petición del interesado para los fines que puedan Convenirle, Quilmes Mayo 15 de 1870, (firmado) J. A. Wilde, Medico de Policía”.
El primer contingente de los enrolados en la milicia activa, partió desde Quilmes el 1° de agosto, en número de 18 hombres, conducido por el teniente de la Guardia Nacional Crisanto Fernández, con destino a las proximidades de la laguna Blanca Grande, casi en el deslinde de los partidos de Olavarría, Tapalqué y Bolivar actuales, entonces asiento del comando de la “Frontera Cos­ta Sud”. Los Guardias Nacionales que prestaban servicio de fron­tera lo hacían por un plazo de seis meses al cabo de los cuales eran reemplazados por los de otro contingente.
En este punto tal vez sea del caso recordar los conocidos versos del Martín Fierro:

355/Al mandadnos nos hicieron

más promesas que a un altar.

El Juez nos jué a proclamar

y nos dijo muchas veces:

muchachos, a los seis meses

los van a ir a revelar”

y luego éstos:

667/Ansí pasaron los meses

y vino el año siguiente,

Versos que unen a la referencia del servicio de fronteras, la sin­gular coincidencia de referirse a las levas hechas en la época en que el Ministerio de Guerra era desempeñado por el coronel Martín de Gainza.

       … … … … … … … … …

que iba a venir sin tardanza,

sigún el jefe contó,

un ministro o que sé yo...

que lo llamaban Don Ganza.

Precisamente desempeñado entre los años 1868/1871, época en la cual ocurre el enrolamiento que nos ocupa. 
UN GAUCHO DE VIEJO CUÑO 
Fue así como, gracias a su corazón lesionado, pudo Hudson dedicarse por entero y con la clara intuición de un autodidacta, a
almacenar en su memoria portentosa las múltiples y variadas observaciones que muchos años después, en los umbrales de la ancianidad, le permitieron mostrarse como sabio naturalista (nuevas especies ornitológicas argentinas le deben su nombre) en el “Naturalista del Plata”, como escritor de noble fibra, en “El Ombú”, “Tierra purpurea”, “Allá lejos y hace tiempo”; como metafísico de envergadura en "La cierva del parque de Richmond" y varios otros, donde muestra su amor por todo lo que vive, la finísima sensibilidad de su alma de artista, su genio poético de hermosísimos matices, y su profun­do conocimiento de las cosas de su patria la pampa, los gauchos, los indios y tanto era así, que ellos grabaron hasta en su físico exterior, las modalidades del gaucho que vivía en su interior, y que le hicieron decir a Roberto Cunninghame Graham, amigo personal de Hudson, en carta al Dr. Fernando Pozzo, en 1934: “… su hablar lento y su acento de la pampa, siempre me hacían pensar que tenía ante mi, un gaucho de viejo cuño".

Compilación, compaginación y argumentaciones Prof. Chalo Agnelli
hudsoniano

NOTAS



[1] Por las abundosas lecturas hechas a los trabajos históricos y de investigación de Craviotto y de Barrera Nichoson, pude advertir las particularidades lexicográficas de cada uno, sus estilos de construcción narrativa, las convenciones de la lengua, el vocabulario y el tratamiento que cada uno hacía de las ideas. Esto me permite afirmar que este texto tiene más componente, está más influenciado por la mano de don César que de Craviotto que aportó, indudablemente, la parte historiográfica. Ambos se complementaban exitosamente en esta tarea que nos legaron generosamente.  
[2] Ver en EL QUILMERO del:
miércoles, 29 de junio de 2016, "ACERCA DE LA FAMILIA DE GUILLERMO E. HUDSON" POR J. C. CRAVIOTTO Y C. BARRERA NICHOLSON http://elquilmero.blogspot.com.ar/2016/06/acerca-de-la-familia-de-guillermo-e.html/
domingo, 3 de noviembre de 2013 “BUSCANDO A HUDSON ENTRE LOS PÁJAROS DE LONDRES”
 http://bibliogoyena.blogspot.com.ar/2013/11/buscando-hudson-entre-los-pajaros-de.html 

martes, 12 de noviembre de 2013 “LAS HUELLAS DE GUILLERMO ENRIQUE HUDSON” DE MASAO TSUDA

miércoles, 30 de octubre de 2013 “ANTOLOGIA DE HUDSON CON ESTUDIOS CRÍTICOS DE BORGES Y OTROS”
29 de julio de 2013 "GUILLERMO ENRIQUE HUDSON, HIJO DILECTO DE QUILMES" DE VIOLETA G. SHINYA

miércoles, 29 de junio de 2016

"ACERCA DE LA FAMILIA DE GUILLERMO E. HUDSON" POR J. C. CRAVIOTTO Y C. BARRERA NICHOLSON



Dedico:A todos los genuinos hudsonianos,
convencidos de la genialidad de nuestro primer escritor quilmeño”
Prosigo con el trabajo que me impuse de volcar a Internet las producciones históricas que realizó el Dr. José A. Craviotto - desconocidas la mayor parte -, en esta oportunidad con don César
Barrera Nicholson su constante y apasionado colaborador. Muchas de estas investigaciones se publicaron en periódicos y revistas de la primera mitad del siglo XX. Son difíciles de obtener. La que transcribo a continuación corresponde a una copia mecanografiada y fechada, diciembre de 1942; que incluye este título: “Algunos datos inéditos acerca de la vida de Guillermo Enrique Hudson” editado por primera vez en la revista “Argentina Libre” del 7 de mayo de 1942, y otro, más breve - que publicaré más adelante -: “De la vida de Guillermo E. Hudson” que apareció en la revista “El Hogar” del 28 de agosto de 1942. 
PRENSA ESCRITA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX 
“Argentina Libre” fue una publicación que vio la luz el 7 de Marzo de 1940, era de corte antifascista y antiperonista, contó con la
pluma de un variado abanico de tendencias políticas: el escritor y dramaturgo Luis Barletta, el poeta Raúl González Tuñón, el pensador Gregorio Bermann, el escritor Eduardo González Lanuza, la palabra latinoamericana de dos que llegaron a presidentes: el ecuatoriano José María Velasco Ibarra y el chileno Salvador Allende; de autores como: Baldomero Fernández Moreno, Manuel Mujica Láinez, Jorge Luis Borges, el ideólogo español Julián Gorkin y el escritor francés Henri Barbusse, el poeta Pablo Neruda y el novelista ecuatoriano Jorge Icaza, etc. [1] 
“El Hogar”, revista fundada y editada en 1904, por Alberto M. Haynes, que apuntaba al gusto femenino de la clase media argentina de la época y halagaba la vanidad de la clase alta, dedicando numerosas páginas a describir fiestas, casamientos, viajes, ropas y lugares de veraneo de la oligarquía vernácula. Publicaron en ella: Eduardo González Lanuza, Mujica Láinez, José Quesada, Horacio Quiroga, Conrado Nalé Roxlo, Roberto Arlt, César Tiempo y otros, sin distinciones políticas, pero, quizá, con cierta autocensura de algunos de ellos. Borges colaboró en ella entre 1935 y 1958 y entre 1936 y 1939 tuvo a su cargo de la sección ‘Libros y autores extranjeros’. [2] 
En ambas y entre estas figuras de la intelectualidad nacional, Barrera Nicholson y Craviotto tuvieron espacios destacados. 
“ALGUNOS DATOS…”

Dr. José A. Craviotto [3] 
don César Barrera Nicholson [4]

"Era argentino y lo fue hasta el último día de su vida. Hasta en el físico conservó el tipo del gaucho; su hablar lento y su acento de la Pampa, siempre me hacían pensar que tenía ante mi un gau­cho de viejo cuño.” Así describía Robert B. Cunninghame Graham en carta al Dr. Pozzo de julio 1934, a Guillermo Enrique Hudson (citada en “Antología de Guillermo E. Hudson”, B. Aires 1941, Pag. 22)

Es conocida la búsqueda, emprendida años atrás, por el Dr. Fernando Pozzo, en procura del lugar donde estuvo ubicada la estancia de don Daniel Hudson, padre de Guillermo; guiado por la hermosa descripción del lugar que hace el viejo quilmeño en su libro Far away and long ago"; por el único dato del mismo Hudson: La casa en que yo nací en las pampas sudamericanas se llamaba Los 25 Ombúes", y su localización: “cerca de dos leguas del Río de la Plata, y compensando con un gran entusiasmo la falta casi absoluta de referencias locales, pudo, al cabo le varias excursiones por la zona en que supo­nía se hallaba la vieja estancia, acercarse al lugar exacto al que lo llevaba su afanosa investigación. Y fue así como en Noviembre de 1929, entre acacias y paraísos, tuvo ante su vista la vieja construcción descripta en la obra “Cómo encontré los 25 ombúes” publicada en el diario “La Nación” del 26 de diciembre de 1934.
Los datos que a continuación damos a conocer, si bien tienen la seca austeridad conferida por los añejos papeles de donde fueron
tomados, carecen del encanto fresco de la inves­tigación iniciada por el Dr. Pozzo con las pocas referencias contenidas en las 25 palabras empleadas por Hudson para men­cionar geográficamente el lugar de su nacimiento; su único va­lor está en la ratificación absoluta de las informaciones ob­tenidas hasta esta fecha.
De la documentación consultada [5] hemos extraído los datos siguientes: El 17 de Abril de 1837, Daniel Hudson adqui­rió a Tristán Nuño Valdez con chacra en el cuartel 2o del viejo Quilmes, hoy municipio de Florencio Varela, cuñado de Juan Ma­nuel de Rosas por su matrimonio con María Ortiz de Rosas, [6] un terreno formado por 500 va­ras de frente al este por legua y media de fondo al oeste que había sido adquirido por Valdez a Da. Florentina Gores el 27 de noviembre de 1827, siendo parte de la merced hecha en 10 de enero de 1627, por el gobernador Céspedes al capitán Antonio de Azpeitía, primer propietario blanco de aquellas tierras.
El terreno adquirido por Hudson en l837, atravesaba el viejo camino a Mar del Plata, antigua ruta a Chascomús, a pocos cen­tenares de metros al norte de la “Capilla de los Ingleses”, edificada alrededor de 20 años después, de la fecha de la com­pra de Hudson. En una mensura efectuada en el ano 1839, el agrimensor Descalzi establece que Daniel Hudson es propietario de 500 va­ras de frente por 9000 de fondo, e indica la compra hecha por Hudson a Valdez y por éste a Da. Florentina Gores. Consta tam­bién, que Hudson, entre los años 1837 y 1841, vendió parte de su campo a D. Ruperto Taylor (500 varas de frente por las 3400 de su fondo), y luego igual frente, por 2700 de fondo, a “un Señor Harris”, conservando, por lo tanto, 2900 varas de fondo, según se desprende de la mensura de Descalzi y de la “clasificación” [7] del año 1841, que se indicará más adelante. 
EXPLORACIONES DEL DR. FERNANDO POZZO
En los planos que acompañan a las mensuras consultadas, efectuados conjuntamente a aquellas, la propiedad de D. Da­niel Hudson queda situada exactamente en la zona actual del municipio de Florencio Varela, en donde el doctor Pozzo loca­lizó el viejo rancho y tres de los veinticinco ombúes.

Pozzo inaugurando el monolito que indica el lugar donde nació el primer escritor quilmeño Guillermo Enrique Hudson. Lo acompañan su esposa Celia Rodríguez, el Ing. Pollak, entre otros.
En la citada mensura de l839, el agrimensor Descalzi describe las varias operaciones que debió llevar a cabo para el mejor desem­peño de la misión que le encomendara el Departamento Topográfico; en una de ellas, del 23 de Octubre de aquel año, situado en “la ba­rranca de Conchitas, inmediato a la posta de Magallanes" (en la ac­tualidad ángulo N. de la propiedad de la señorita Sara Pereyra Ira-ola, a la altura de la estación G. E. Hudson del F.C.Sud -hoy Roca - antes Con­chitas), demarca el plinto de arranque de la operación y, con rumbo S 30o Oeste magnético, comienza la mensura, estableciendo mojones y anotando las distancias entre ellos así como las variaciones en el rumbo; llega al “camino de la Ensenada“ (que hoy corre paralelo a las vías del ramal Villa Elisa – J. M. Gutiérrez del F.C.S.); luego al “camino de la Magdalena” (en la actualidad “Camino Centenario", prolongación de la Avenida Uriburu - hoy H. Yrigoyen - de Quilmes); cruza el arroyo Con­chitas y luego, dice Descalzi, “hicimos alto, inmediato a la casa de don Daniel Hudson, antes de don Tristán Valdes“.
De allí, con rumbo S 72° 30° 0 magnético, luego de recorrer 340 varas, llega el agrimensor a la horqueta del arroyo Conchitas, exac­tamente en el punto en el cual, ha pocas semanas, la Dirección de Vialidad construyó un pequeño puente, en el camino que une Florencio Varela con la estancia “Santo Domingo”, a 500 varas del sitio donde se alza el monolito que señala la casa natal de Hudson, camino lla­mado antiguamente “de la Casa de Teja a la orquetadura”. 
Estableciendo en un mapa actual el punto de partida de esta operación de mensura, los rumbos y las distancias anotadas meticulosa­mente por Descalzi, llegamos exactamente, no ya a la propiedad de Hudson, sino a la misma casa, identificada 12 años atrás por el médico quilmeño.
 LA HORQUETADURA 
La palabra horqueta, o la más comúnmente empleada ‘horquetadura’, se aplicaba para señalar el lugar en que dos vías de agua se unían para formar una principal; ejemplos en Quilmes: horquetadura del arroyo Conchitas o de Santo Domingo (por la estan­cia contigua), de la Cañada de Gaete, etc. Era palabra común en la zona y designaba también los terrenos adyacentes al ac­cidente hidrográfico, accidente que servía para determinar un punto de referencia, destinado a situar terrenos así, en el año 1840, el agrimensor Chiclana, del Departamento Topográfi­co, decía: “… me señalaron como mojón esquinero del ángulo Este de estos terrenos, uno que se haya en el punto donde conflu­yen los dos arroyos que de allí para abajo forman el arroyo de­nominado de las Conchitas, y este lugar es conocido con el nombre de orquetadura (sic) de Santo Domingo. En este concepto resolví tomarlo como punto de arranque, atendiendo no tan solo al consentimiento y seguridad con que se me indico, sino a la naturaleza del lugar que ocupaba, pues siendo el punto de reunión de dos arroyos, poca o ninguna alteración debían tener donde se hallaban…” 
LA VIDA DE LOS HUDSON 
En estas tierras, cuya ubicación precisada por la tensa cuanto laboriosa investigación del doctor Pozzo, hemos ratificado con la do­cumentación que acaba de leerse, se desarrolló la vida de la familia de Guillermo E. Hudson, cuando llegada del país de origen, los Esta­dos Unidos, se afincó en la zona quilmeña, echando perdurables raíces espirituales y temporales, connaturalizándose con el medio como un núcleo más de aquellos 'piooners' de sangre
anglosajona, que tanto contribuyeron a la civilización de nuestros cam­pos […] en aquel pasado duro y hostil. En la vieja zona territorial de Quilmes, anotamos a los Young, Bell, Yates, Robson, Watson, Brown, Nicholson, Taylor, Black, Buchanan, Armstrong, Clark, Austin, Robinson, Hunt, Cross, Hutchison, Brittom, etc. Las granjas y estancias de Clark y Bell se encuen­tran meticulosamente descriptas en “Viaje a caballo por las provincias argentinas” de William Mac Cann. (Trad, J. L. Busaniche, B. Aires, 1939, Pág. 5 y siguientes)
[…] De 1841, encontramos un pago por contribución directa, de 80 pesos a nombre de Daniel Uson (sic), y otro de 1845, por 38 pesos, en virtud de lo que disponía la Ley de Regulación por patentes e impuestos varios, rastros que hemos hallado de aquella época., con varios más, referen­tes a las actividades rurales y comerciales en el entonces cuartel 5o del partido de Quilmes, de la familia Hudson. Datos, estos y los siguientes, tomados de la documentación mencionada antes.
También en 1841, se solicita des­de Santos Lugares y "a la brevedad posible" al juez de paz de Quilmes Manuel Gervasio López, una “re­lación” acerca de los dueños de estancias y demás propietarios de Quilmes. En la nómina que se devuelve al gobernador don Juan
Manuel de Rosas, e incluido en la clasificación 5ª que comprendía "a todos los extranjeros europeos, brasileños y norteamericanos excepto los españoles", figura textual­mente; "Daniel Uso, Patria Nte. Aca, haber en sociedad como 300 cabesas bacuno, obejas 250, terreno 500 vs frente 18 cuadras de fondo” (textual)
En el año 1849, no obstante estar ausente la familia por haberse radicado en un punto próximo a Chascomús, probablemente en la antigua estancia “Vitel”, figura una cuota pagada, de $ 60 sobre un capital no aclarado de $ 30.000, en una.”relación” de los ‘capitalistas’ del cuartel 5º de Quilmes, a nombre de Daniel Hudson.
De regreso a Quilmes en 1856, en un censo de “Territorios de propie­dad y poblaciones”, cuartel 3o (por modificación de cuarteles a cau­sa de la creación, con tierras de Quilmes, del nuevo partido de Barra­cas al Sud en 1852), figura en la relación pertinente: “Daniel Hudson. 150 varas de ancho, media legua de fondo. Población (habitado), 3 piezas de mate­rial”. Los diferentes planos y mensuras, anteriores y posteriores a la fecha de esta relación, asignan siempre 500 varas de frente y unas 3000 de fondo, por lo que suponemos erróneo el dato consignado acerca del frente de la propiedad.
Ya en ese año, se instaló la familia de Daniel Husdon, en forma defi­nitiva, en “Los veinticinco Ombúes”, abriendo aquél un negocio de
pulpería, co­nocido luego por “el boliche de Don Daniel”, sito en las inmediaciones de la casa familiar, probablemente en el camino que pasaba por su frente.
En agosto de 1859, figura una nota al juez de paz de Quilmes, Don Andrés Baranda, dirigida por el alcalde del cuartel 3° Don Joaquín Balbastro, remitiéndole $ 200 por derechos de “rebisasion de Pa­tentes y Demas, de cuatro casas de negosio de los Indibiduos siguien­tes Don Daniel Huzzon, Don Fco Dias, Don José Boren y Don León Cossio abiendomé presentado la Patente y pesas Balansas y Medidas marcadas de la Polisía" (textual)
Creemos oportuno consignar en esta parte que Don Francisco Díaz, hijo del nombrado en la anterior relación, interrogado por nosotros acerca del “boliche de Don Daniel”, nos declaró que no co­noció nunca “a un tal Hudson” (pronunciado como se debe), pero sí a Daniel Uzón; hacemos esta aclaración a propósito de las diferencias que aparecen en los documentos de entonces, referentes al apellido de Hudson, debidas a la singular interpretación del mismo, según el modo de pensar y de escribir de aquellos viejos criollos.
Otro pago, y ya más importante, por $ 355 encontramos efectuado en 1862, en una planilla borrador que dice así: “Propietario Daniel Hudson. Cuartel 3°. Propiedad: estancia. Área en varas cuadradas: 5.142.000, Precio por legua 800.000.- Capital $ 115.000. Pagó". Como se desprende de los títulos y mensuras, la propiedad tiene una super­ficie real cuatro veces, menor; las diferencias en este caso, tal vez tengan su causa en los errores de anotación por los alcaldes de los cuarteles, poco hechos a estas tareas, mucho más complicadas que las sencillas de policía menor, a que estaban acostumbrados hasta entonces.
Algunas guías de campaña prueban las actividades de Daniel Hudson; así, el 9 de octubre de 1858, se registra en Quilmes el pasaje de 8 arrobas de cerda y 240 cueros de lanares que “el vecino D. Daniel Hudson conduse a Buenos Ayres” (textual); abundan también las que corresponden al movimiento de ganado en pie, generalmente lanares.
Luego, en 1865, en planillas borradores que suponemos fueron,
con­feccionadas con destino al “Registro Estadístico”, aparecen los datos siguientes; “Cuartel 3º, Daniel Hudson Norteamericano. Viudo, Pulpe­ro, Chacra; montes 6 cuadras. Vacunos 3 Caballares 5. Lanar mestizo 75O. Cuadras de ternero 30. Edificio: tejas riples”; y con respecto a los demás miembros de la familia figuran: Daniel (h) de 31 años; En­rique de 24; Alberto, de 22; Luisa de 26 y Elena de 19; todos con la indicación: “Patria; Buenos Ayres”, solteros. A continuación, como formando parte de la población del mismo establecimiento: "Diego Roockwood, americano, soltero, 60 años". Y por último, en noviembre de 1876, ante el juez de paz de Quilmes don Felipe Amoedo, la “Comisión Abaluadora del impuesto de contribu­ción directa de este Partido”, se expide a propósito de los deudores morosos del año 1875, entre los cuales incluye a Guillermo Hudson, en el cuartel 1º, que comprendía el pueblo de Quilmes, con la indicación “pagó en Buenos Aires”. 
Ahora bien, Guillermo se embarcó para Inglate­rra el 1 de abril de 1874, por lo cual cabe suponer un error en la anotación, sobre todo
Cuando Daniel continuó habitando en la zona, ha­biendo tal vez sido reemplazado su nombre por el de Guillermo, o quizás como lo supone el Dr. Pozzo con mucho fundamento, se tratara de una propiedad de Guillermo, que los valuadores supusieron abandonada ig­norando su partida, pero que este, con natural previsión, antes de embarcarse, “pagó en Buenos Aires” el importe del impuesto anual que le correspondía. 
Todos los datos obtenidos de los Hudson, nos hablan de su completa argentinización, vale decir, de un profundo arraigo moral, fácil­mente comprobable por su participación en las actividades del núcleo social en donde actuaron. [8)
 EL SERVICIO MILITAR

En una conferencia leída por el señor Jorge Casares en la Facul­tad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales el 14 de noviembre de 1929, sobre “Hudson y su amor a los pajaros”, nos da noticias el con­ferenciante a propósito de los hábitos completamente “criollos” del gran ornitólogo, de quien dice: “Fue un gaucho vagabundo que entre gauchos vivió y con quienes tenía afinidades; como ellos también enrola­ndo en la Guardia Nacional., rindió tributo a la tierra en donde naciera” Efectivamente, como consecuencia de una circular firmada por el entonces Ministro de Guerra del Estado de Buenos Aires, coronel Bar­tolomé Mitre, con miras a la reorganización de la Guardia Nacional de la campaña, los hermanos Daniel y Guillermo Hudson, como otros veci­nos del cuartel 3º, aparecen citados con ese objeto para concurrir a San Vicente y enrolarse en el regimiento N° 13 de Guardias Naciona­les, como lo hicieron, recibiendo “la papeleta” el 8 de junio de 1859. El citado regimiento comprendía las milicias de San Vicente, Quilmes y Barracas al Sud, agregándosele poco después, las de Lomas de Zamora. En listas de 1864 y 1865, Daniel Hudson figura como soldado Nº 35 del primer escuadrón, segunda compañía, de la milicia activa del regimien­to; en cambio Guillermo, por su condición de enfermo, aparece en el mismo año, como soldado Nº 76 de la pasiva. En el año siguiente pasa a la activa con el N° 22, en el mismo escuadrón y compañía que Da­niel, por poco tiempo, para volver luego a la pasiva. Algunos “pases de resguardo” prueban, además, el cumplimiento de las disposiciones vigentes en aquellos años, respecto al traslado de los enrolados, desde el lugar de su residencia a otros diferentes. Va­rios de ellos hacen mención del soldado Daniel Hudson, que pasa al Azul en cambio, no hemos tenido a la vista igual documentación referente a Guillermo; la causa de ello está explicada en una nota del jefe del re­gimiento N° 13 al juez de paz Don Andrés Baranda, en la que le comuni­ca “que cree innecesario que los Pasivos que solicitan lisensia ocurran aesta comandancia” (textual)
ACTUACIÓN COMUNITARIA 
Destacase en la actuación que conocemos de los Hudson, un amplio espíritu de solidaridad para con la patria, evidenciada como dijimos, en sus relaciones con el medio social, al cual no escatimaron su apoyo leal y decidido. No obstante ser de religión protestante, no vacilan en dar su apoyo moral y pecuniario al pensamiento católico imperante, figurando en 1857, en una lista de suscripción a beneficio de las obras de reparación del viejo templo parroquial, con una donación de $ 50. En 1859, contribuye Daniel Hudson (h),
con $ 20 a la limosna popular re­colectada para la función religiosa en el día de la Patrona, el 8 de diciembre; en 1861, para las ceremonias de Semana Santa, el mismo donante aparece con una contribución de $ 10 y posteriormente, en 1867, con­trae matrimonio en la iglesia parroquial de Quilmes, con Doña Bibiana Barragán, según consta en la documentación existente en poder del Dr. Fernando Pozzo.
En 1865, se realiza una suscripción, a la cual contribuye Guillermo E. Hudson con $ 100, para le reconstrucción del camino Puente Chico - Quilmes, hoy Avenida Mitre - Dardo Rocha. El viejo quilmeño que debía conocer las dificultades del tránsito por aquellos caminos primitivos, objeto de las preocupaciones de Moreno, poco después de los días de Mayo de 1810, caminos por donde su padre conducía frutos de su estancia hasta Buenos Aires, contribuyó con una de las sumas mayores recolecta­das en aquella oportunidad.
LA HEREDAD 
El 14 de Enero de 1868, falleció Daniel Hudson, fue sepultado en el
antiguo cementerio de disidentes de la calle Victoria esquina Pasco el día 16; su esposa había fallecido en l859, siendo sepultada en el mismo cementerio. La propiedad adquirida en 1837, reducida a 1670 varas de fondo, por venta de una parte, probablemente a la vuelta de la familia Hudson desde Chascomús, fue deslindada por el agrimensor Don Justino Lynch el 19 de Junio de 1874, y repartida entre sus hijos en la forma siguiente: el frente sobre el actual camino a Florencio Varela., con un fondo de 470 varas, a Daniel; el resto, en total 1200 varas de fon­do, excepto un cuadrado de 216 varas de lado, en el ángulo sur vendido anteriormente, a los hermanos Alberto, Edwino, Luisa, Elena y Guiller­mo, conjunto de 40 hectáreas que encierra el viejo rancho y que, en nuestros días subsiste con pocas modificaciones como en el año 1874.
En mayo de 1892, la fracción se conservaba aún a nombre de los here­deros mencionados según lo prueba un plano de Quilmes, confeccio­nado por el Departamento de Ingenieros de la provincia. En cambio, el 10 de diciembre de 1877, Daniel (h), vendió su fracción, situada “en el paraje denominado Arroyo de las Conchitas, a inmediaciones de la Casa de Teja”, a don Juan Davidson, quien la incorporó a su estancia “Santo Domingo”. 
Todavía en el año 1894, estas tierras se designaban como “de Hudson”, según lo prueban algunas constancias vecinales de la zona, anotadas en la Municipalidad de Quilmes.
Nos cabe así el haber podido ratificar en forma documentada el ha­llazgo del doctor Fernando Pozzo y con ello damos fin a la pre­sente recopilación de datos precisos y comprobatorios del lugar en que se radicara la familia de Guillermo E. Hudson, y de algu­nos hechos personales relacionados con el lugar en que habitaran.
Estimamos que nuestro breve trabajo constituye una contribución a manera de homenaje, al generoso y desinteresado tesón que el doctor Fernando Pozzo puso en su empeñosa búsqueda del lugar de nacimiento de aquel argentino ilustre, que al través del tiempo y del espacio, dedicara al ambiente de su patria, las mas senti­das e intensas de las emociones de su espíritu superior. (De la Junta de Estudios Históricos de Quilmes) 
Concluyen los autores, que este trabajo fue llevado a cabo con los datos tomados de la documentación relativa al pasado de Quilmes, reunida por ellos desde hace algunos años, así como de la que existía cla­sificada en el archivo de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes; para esa fecha recientemente fundada.
Compilación, investigación y compaginación Chalo Agnelli 
hudsoniano
Pte. Agrupación de Historiadores Los Quilmeros
Miembro de la C.A. de la Bibl. P. Pedro Goyena 
y de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes 
NOTAS

[1] Argentina Libre y …Antinazi, con la pluma y la palabra http://pulperiaquilapan.com/argentina-libre-y-antinazi-con-la-pluma-y-la-palabra

[2] El Buenos Aires que se fue http://blogs.monografias.com/el-buenos-aires-que-se-fue/2011/03/16/la-revista-el-hogar/

[3] Ver biografía en EL QUILMERO del domingo, 24 de noviembre de 2013, “Dr. José Alcides Craviotto - Las Puertas de Nuestra Historia”

[4] Ver biografía en EL QUILMERO del

lunes, 27 de junio de 2016, “César Barrera Nicholson - 1º de julio Día del Historiador”

[5] Duplicados de Quilmes y Florencio Varela en el Archivo de la Dirección de Geodesia y Catastro de la provincia de B. Aires.- 
[6] Lu­cio Mansilla, en "Mis Memorias" (Paris s/f), se refiere varias veces a su "tata Tristán". 
[7] Se refiere a los informes que los jueces de paz debían remitir periódicamente al gobernador don Juan Manuel de Rosas, sobre las actividades, bienes y orientación ideológica de los principales habitantes de cada localidad de la provincia. 
[8] Muy a propósito del criterio en contra de esta afirmación de la escritora Alicia Jurado.

lunes, 27 de junio de 2016

CÉSAR BARRERA NICHOLSON - 1 DE JULIO DÍA DEL HISTORIADOR

En marzo de 2002, el Congreso de la Nación declaró el 1 de julio como día del historiador, con el fin de homenajear el esfuerzo que escritores, investigadores, profesores y aficionados realizan para el estudio, difusión y análisis de los acontecimientos del pasado. Quilmes ha dado a lo largo de sus 350 años, pero sobre todo durante el siglo XX una fecunda cuantía de historiadores, investigadores y cronistas historiográficos. Quizá superadora de cualquier otro partido de la provincia de Buenos Aires. En 2016 celebramos el Centenario de la ley 3627 que designó Ciudad al casco urbano de la localidad, donde estaba instalada la vida política, económica, las autoridades municipales y escolares y los más antiguos centros, asociaciones y sociedades culturales.
Hubo historiadores que realizaron trabajos significativos y sistemáticos, es decir, que sirvieron como orientación a nuevas propuestas de investigación, entre ellos estaba el simétrico dúo que formaban el Dr. José Alcides Craviotto y don César Barrera Nicholson. 
CÉSAR BARRERA NICHOLSON – HISTORIADOR
LOS ORÍGENES
Corría el año 1873, hacía un año que el pueblo de Quilmes tenía ferrocarril y ese año se estrenaba el tramway a caballo de la empresa Younger & Cía. Don Andrés Baranda estaba al frente de la Municipalidad por sexta vez, con su afán obstinado de progreso. Él,
en 1963, con el maestro Robustiano Pérez y el Dr. Wilde, había logrado que se levantara la primera escuela del Partido y la Biblioteca Pública. Era un promotor eficaz en difundir cuanto gesto se produjera a favor de extender la educación para todo el extenso territorio quilmeño.

FAMILIA BARRERA NICHOLSON: de Izq. a Der. parados: Beatriz (luego de Garay), abogado Antonio, Águeda (luego de Bradley Hayes) y César. Sentados: músico y funcionario Antonio Barrera Picart (1856-1929) y Águeda Nicholson Pon.  Debajo al centro, directora, actriz y maestra de danzas Dora (luego de Ricagno).


Fue ese año que, emigrado de Cataluña, España, llegó al pueblo don Antonio Barrera con su hijo, también Antonio, y la música que fue su medio de subsistencia en la nueva tierra. Se establecen en Quilmes y promovido por Don Andrés Baranda, Antonio Barrera será el primer maestro de música que tuvo el pueblo y quien junto con los pájaros y a las nanas de las madres despejó por primera vez el silencio profundo de la campaña sudbonaerense. En 1974, se reunirán con él su mujer Josefa Picart y sus hijos Dolores, Juan y María. Muchos niños y jóvenes, de todas las condiciones sociales, tuvieron acceso a la música y el pueblo pudo gozar de sus frecuentes conciertos hasta su muerte en 1877, en que la batuta pasó a manos de su hijo mayor.
Antonio Barrera Picart había nacido en Barcelona en 1856. [1] Continúa el rumbo musical que había abierto su padre y llega a crear el primer cuarteto que se llamó “Quilmes”.  En 1883, se casa con Águeda Nicholson de padres británicos, quien desde muy pequeña había sido criada por Cruz Baranda Giles, hija de Don Andrés, y por su esposo Pedro Rizzo.
CÉSAR BARRERA NICHOLSON
Antonio y Águeda tuvieron cinco hijos. Cesar, nacido el 8 de enero de 1891, fue el cuarto. Se crió con sus hermanos en el pueblo en la antigua casona de la esquina de Sarmiento y Rivadavia que Baranda había comprado al cura Andrés Ramos Otero muchos años atrás. 

Cesar desarrolló variadas actividades: fue productor agrícola-ganadero; secretario municipal durante la intendencia del radical
Pedro Oliveri y, sobre todo, su gran pasión fue la historia y especialmente, la historia del pueblo que había elegido su abuelo como destino para su posteridad.
Casado con María Ester Almeida, de origen portugués, tuvieron cinco hijos: César, Jorge Antonio, Eduardo María, Hilda María Ester y Guillermo María.
LA HISTORIA
Cultivó con el Dr. José Alcides Craviotto una noble amistad que se fortaleció por el amor que ambos sentían por el terruño, natal para uno, adoptivo para el bioquímico. Realizaron trabajos de investigación histórica que hoy resultan definitorias para los actuales historiadores o divulgadores de la historia local; dándole a la historia local un carácter académico. Muchos de estos trabajos se publicaron en folletos del Archivo del la Provincia de Buenos Aires, en cuadernos de la Academia Nacional de la Historia, periódicos y revistas. Después de largos años de hurgar en distintos repositorios y por la colaboración de descendientes se logró conocer algunos de estos documentos, como ser:
Fiesta Federal en Quilmes”. Revista La Urraca, Quilmes, Mayo – Julio, de 1941, Nros. 59 y 61 etcétera.
El período quilmeño posterior a 1852, publicado por Argentina
Libre en la Capital Federal el 7 de mayo de 1942 y en El Hogar el 28 de agosto de 1942.
“El caballero Wheelwright”. La Verdad, Quilmes 9 de julio de 1943.
Tres documentos inéditos relativos a:
La extinción de la reducción de los Quilmes”, presentado en el I° Congreso de Historia Argentina realizado en Mendoza en 1944, editado en 1961, en la Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, 2° época, año 1, N° 1.
“Las invasiones inglesas”, publicado en el Boletín de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, en junio de 1944, Pp. 20 a 51.
“Antecedentes acerca de la creación de la Municipalidad de Quilmes, en 1856”; con J. A. Craviotto, A. Iglesias. Boletín de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, 1944.
"El período 1580 – 1812 de la historia de Quilmes", editado en el Anuario de la Sdad. de Historia Argentina, Tomo IV 1943-1945, Buenos Aires, 1947. 
Los primeros pobladores y propietarios del actual Quilmes con José A. Craviotto
Algunos antiguos quilmeños en el antiguo Pago de la Magdalena - Don Melchor Maciel uno de los primeros estancieros quilmeños del 1600” en “La Verdad” con J. C. Craviotto. 1935.
Recientemente en el Archivo Lombán, que recibió quien suscribe, se halló el original mecanografiado de tres trabajos: “Algunos datos acerca de la vida de Guillermo Enrique Hudson” publicado en la revista Argentina Libre en mayo de 1942; “De la vida de Guillermo E. Hudson” publicado en la revista El Hogar el 28 de agosto de 1942; y la obra más voluminosa, “Algunos aspectos del pasado de Quilmes”, inédito, que incluye mapas y planos copiados en la Dirección de Geodesia de La Plata. Este trabajo está siendo tipeado por los historiadores de la Agrupación “Los Quilmeros”, Claudio Schbib, Juan José Corvalán y quien suscribe Chalo Agnelli.
UN DESTINO
El temprano arribo de su abuelo y de su padre, emigrados de España cuando Quilmes estaba en formación, hizo a su familia testigo del crecimiento del pueblo en los años de su tercera fundación, es decir, a partir de 1852 en que se separa de Barracas al Sur (Avellaneda) y se constituye la primera municipalidad presidida por don Tomás Flores en 1856.
Quizá fue definitorio en la vida de don César el vínculo de su madre con la familia de Don Andrés Baranda y los Risso. A todo esto se
sumó que su padre fue 28 años secretario del H.C.D. de la municipalidad de Quilmes, resultando testigo de circunstancia, logros y frustraciones que debieron cruzar el ámbito de ese Concejo, hasta la decisión final de permitir o no la instalación de la Cervecería Argentina Quilmes en el partido, decisión que fue determinante para el crecimiento económico y demográfico de toda la zona sur del gran Buenos Aires. Don Antonio Barrera y Picart fue testigo de las vidas y las obras de muchos de ‘los fundadores’: el Dr. José Antonio Wilde, Robustiano Pérez, Agustín Matienzo, Carlos Morel, Augusto Otamendi, Nicolás Videla, Felipe Amoedo, José Andrés López, Rodolfo López, Pedro Elustondo, Pablo Castro, Juan, Eduardo y Roberto Clark, Manuel Rocca… toda la historia en la puerta de su casa. Fue una voz testimonial, la de César Barrera Nicholson. sobre la cual pone el Dr. Craviotto la precisión académica. Lamentablemente el fallecimiento de este último en 1965 – de 65 años -, y algunos años después de César Barrera Nicholson el 5 de enero de 1977, privaron a los quilmeños de varias investigaciones históricas en las que estaban trabajando.
Su descendencia es numerosa e igualmente comprometida en todos los aspectos humanos con la vida quilmeña.
 Nota manuscrita de don César Barrera Nicholson dirigida al Prof. Juan Carlos Lombán renunciando al cargo de miembro de la Comisión Directiva del Inst. Sarmiento de Sociología e Historia por "males y achaques que se agudizan" (28 de junio de 1967)
Firma de César Barrera Nicholson

ESTILO
Los trabajos históricos realizados por este quilmeño de la cepa de los fundadores con el Dr. Craviotto tenían la firma de ambos sin indicar quién aporte tal párrafo y quien tal otro. Pero por las abundosas lecturas hechas a las investigaciones históricas de Craviotto y de Barrera Nicholson, pude advertir las particularidades lexicográficas de cada uno, sus estilos de construcción narrativa, las convenciones de la lengua que los diferenciaba, el vocabulario y el tratamiento que cada uno hacía de las ideas. La mano de don César se vislumbra en sus obras como cargada de un lirismo inteligente, auspiciosa; trasunta una sensibilidad personal que hace suponer la variedad de sus lecturas y las influencias que lo determinaron. En cambio Craviotto  es austero, se limita a lo historiográfico, al 'dato' preciso sin atreverse a despegarse de esos límites y dejarse ver en el texto salvo en su irreductible posición oficial del análisis histórico. El resultado fue incomparable. Ambos se complementaban exitosamente en la tarea que nos legaron generosamente.
 DÍA DEL HISTORIADOR

Chalo Agnelli, 2006 - 2016
Director del blog EL QUILMERO 
Pte. Agrupación de Historiadores Los Quilmeros
Miembro de la C.A. de la Bibl. Pedro Goyena 
y de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes https://elquilmero.blogspot.com/

FUENTES
Agnelli, Chalo. “Migraciones - Cuatro colectividades quilmeñas - Cinco familias para una historia social" Ed. Jarmat, Quilmes, 2006.
FOTOS
Archivo de la Biblioteca Popular Pedro Goyena en el Museo Bibliográfico Documental "Bibliotecario Carlos Córdoba".
Nº 1 y 4, Facilitada por el Dr. Eduardo Barrera Almeida
Nº 2 Museo Histórico Fofográfico de Quilmes
Nº 3 y 6 Facilitada por Dora Ricagno Barrera de Raggio 
NOTAS
[1] Ver más datos de esta familia en EL QUILMERO del viernes, 22 de noviembre de 2013, LOS BARRERA PRIMEROS MAESTROS DE MUSICA EN EL DIA DE LA MUSICA 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2013/11/los-barrera-primeros-
maestros-de-musica.html 
y del lunes, 9 de enero de 2012, ANTONIO BARRERA Y PICART - EL CUARTETO DE CUERDAS "QUILMES" 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2012/01/antonio-barrera-y-picart-el-cuarteto-de.html