viernes, 6 de abril de 2012

TRES RAZONES PARA VALORAR LA HISTORIA ORAL

Publicado por la profesora Raquel Gail 
el jueves 8 de marzo de 2012
en el blog del Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes

La historia oral es un procedimiento de investigación histórica que tiene gran valor para el conocimiento de la vida social. A continuación, presentamos tres grandes razones para revalorarla en el contexto del desarrollo de los medios audiovisuales en la educación y en las disciplinas sociales.
En primer lugar, la historia oral es uno más de los diferentes métodos existentes para la reconstrucción de las realidades sociales de otros tiempos, que privilegia la comprensión de las motivaciones personales en determinados escenarios sociales, se expone en forma narrativa, utiliza el lenguaje natural y contribuye fuertemente tanto a la comprensión de la sociedad a través del estudio de las experiencias individuales, como al entendimiento de las vidas individuales, privadas, subjetivas, contextuadas dentro de la vida en sociedad.(1) Como afirma Paul Thompson, “cambiarse de casa o mejorarla, abandonar una comunidad y migrar a otra, dejar un trabajo que se ha vuelto intolerable o buscar otro mejor, invertir dinero en el banco, en acciones o en un negocio propio, casarse o separarse, tener hijos o no. Los patrones cambiantes de millones de decisiones conscientes de este tipo tienen tanta o más importancia para el cambio social que los actos de los políticos.(2)

En segundo lugar, como bien afirma Thompson en otro trabajo, la investigación en fuentes orales permite estudiar dimensiones de la experiencia humana difíciles de obtener de otra manera. Y no sólo hace referencia a los grupos que no han tenido voz en las historias académicas, sino que menciona objetos como las esferas ocultas de las relaciones familiares (como las experiencias infantiles de todo orden; el crimen, la violencia y las adicciones; o la cultural informal en los ámbitos laborales); los mitos y las tradiciones orales (como el folklore rural y urbano); y las influencias transgeneracionales en la vida y las decisiones de las personas.(3)

Lo anterior hace destacar el estudio de la subjetividad humana, no tan fácilmente localizable en la mayoría de las fuentes escritas conservadas en archivos de información política, económica y administrativa (aunque con muy notables ejemplos obtenidos acerca de la sexualidad y la vida familiar y cotidiana de las poblaciones de diversas épocas y lugares con base en el uso creativo de toda clase de fuentes de información) (4). Un ejemplo excelente de esta afirmación lo presenta Margaret Nelson, quien encuentra claros casos de solicitud de favores sexuales pedidos por funcionarios educativos a cambio de la obtención de trabajo en varias entrevistas hechas a maestras rurales en Vermont, Virginia, E.U., en la primera mitad del siglo XX. El tema apareció sin habérselo propuesto originalmente la investigadora que, si hubiera querido indagar sobre este tema, habría tenido que buscar en fuentes judiciales y administrativas, en el caso de que hubiera habido suficientes denuncias por ello en esa época.(5)

En tercer lugar, la historia oral fomenta fuertemente el trabajo transdisciplinario.(6) La fuerte vinculación con la antropología, la sociología, la lingüística, la psicología social y otras disciplinas humanísticas ha obligado a romper esquemas metodológicos. Entre esas rupturas creo que es importante considerar aquella con el paradigma de las ciencias naturales, en el que el estudio de las regularidades, del descubrimiento de patrones, se convierte en el principal objetivo del conocimiento científico.(7)

En los trabajos de historia oral se utiliza el análisis de regularidades, por supuesto, sobre todo si se trata de varios entrevistados, pero también se da cabida a la comprensión de lo que es único e irrepetible de cada ser humano, que se expresa de forma narrativa, que requiere de contextuación y que demanda, más que el análisis de regularidades, la comprensión de la singularidad e historicidad de la experiencia humana individual y social.

La historia oral es al mismo tiempo técnica de investigación y fuente de información histórica. Los investigadores que trabajan historia oral están actualmente generando sus propias fuentes, las cuales analizan y emplean para la generación de conocimientos. Pero en el futuro los investigadores recurrirán también a los documentos orales conservados. ¿Cómo será el futuro de la investigación histórica basada en la consulta de archivos orales, como los que hoy se construyen en todo el mundo y que en el futuro serán repositorios de documentos auditivos y audiovisuales invaluables, como los que ya se conservan y catalogan en el Archivo General de la Nación, en la Fonoteca Nacional, en la Cineteca Nacional y en la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México? Los historiadores del futuro, ¿habrán de consultar archivos audiovisuales digitales con entrevistas con diferentes actores de procesos sociales de toda índole? En fin, el futuro tecnológico también tendrá un impacto en la visión que se tendrá de la investigación acerca del pasado. http://archivo104.blogspot.com.ar/

Francisco García Mikel - 05/03/12
Jefe del Departamento de Teleformación
Centro de Entrenamiento de Televisión Educativa


NOTAS
[1] Schwartz, Howard y Jerry Jacobs, Sociología cualitativa. Método para la reconstrucción de la realidad, México, Trillas, 1984: 20-36.
[2] Thompson, Paul, “Historias de vida y análisis del cambio social”, en Aceves, Jorge (Comp), Historia oral, México, Instituto Mora-UAM, 1993: 127.
[3] Thompson, Paul, “Historia oral y contemporaneidad”, en Historia, memoria y pasado reciente. Anuario. Facultad de Humanidades y Artes, U. Nal. de Rosario, Arg., núm. 20, 2004: 15-34.
[4] Cfr. Ariés, Philippe, Historia de la vida privada, Madrid, Taurus, 1993, 10 vols. Una de las obras señeras en materia de uso creativo de fuentes de información no convencionales y que, en su momento, también sufrió diversas críticas por el carácter “no profesional” de las primeras investigaciones sobre la vida privada de los individuos a través de la historia. Esta situación quedó muy bien expuesta por el propio Ariés en Un historien du dimanche (Un historiador de fin de semana, como ha sido traducido), París, Seuil, 1980.
[5] Nelson, M., “La historia oral como forma de reconstrucción de las experiencias de las maestras en Vermont, 1900-1950”, en Goodson, Ivor (Ed), Historias de vida del profesorado, Octaedro-EUB, Barcelona, 2004: 223-245.
[6] González Alcantud, José A., “Historia y antropología. De la teoría a la metódica pasando por las fuentes”, en Gazeta de Antropología, núm. 9, U. de Granada, Esp., 1999. Consultado en http://hdl.handle.net/10481/13660 el 8 de abril de 2011.[7] Carrillo Linares, Alberto, “Yo no renuncio a mis privilegios… Historia y fuente oral”, en Navajas Zubeldia, Carlos (Ed.),Actas del IV Simposio de Historia Actual, Logroño, 17-19 de octubre de 2002, Logroño, Gobierno de La Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, 2004: 458-61.



1814 - 6 DE ABRIL - 2012 - 198º ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL DR JOSÉ ANTONIO WILDE

LOS WILDE EN EL RÍO DE LA PLATA 

Prof. Chalo Agnelli


Si en cualquier rincón de la Argentina se menciona el apellido Wilde, [1] inmediatamente se lo relaciona con el Dr. Eduardo Wilde, [2] médico, estadista y diplomático, autor de Prometeo & Cía, Tiempo perdido, Viajes y observaciones, Por mares y por tierras, obras de un estilo agudo, histriónico y con cierta ironía capciosa, pero de precisa rigurosidad lingüística; Aguas abajo, memorias de su

Dr. Eduardo Wilde
infancia, y del estremecedor cuento Tini, perfil de la moral de su época marcada por el naturalismo positivista. Escribió de su obra Ricardo Rojas: “El ingenio de Wilde es, a veces, simple malicia socarrona de provinciano aporteñado, aunque ciertamente, malicia superada por la cultura y refinada por el ingénito sentimiento del arte”.
    Florencio Escardó en su enjundiosa biografía crítica agrega: “En Wilde escritor es imprescindible discriminar otros valores fundamentales  de su obra, sin que ello implique minoración u olvido de su humorismo…Su fondo de ternura es incuestionable, salta a cda tao en sus páginas menos tiernas y alcanza el límite de lo sublime cuando se lo propone directamente…”
    Nació en Tupiza, Bolivia, el 15 de julio de 1844. Fue Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Director del Departamento Nacional de Higiene, etc. durante los gobierno de Miguel Juárez Celman y de Julio A. Roca; con este último habían sido condiscípulos. Fue paladín del laicismo, suprimiendo la enseñanza religiosa de las escuelas públicas. [3] (Discurso sobre la educación laica, Lecciones de higiene pública [4] )
   Fundó el colegio Nacional de La Plata. Tuvo una participación directa y  riesgosa durante las epidemias de cólera de 1867/68 y de fiebre amarilla de 1871. Ejerció la docencia universitaria y el periodismo como director y redactor de La República. Estuvo al frente de las embajadas de Estados Unidos, España y Bélgica, país donde murió el 5 de setiembre de 1913.
   Cuando su tío el Dr José Antonio Wilde falleció en 1885, estuvo presente con otros intelectuales porteños en sus exequias.
Guillermina de Oliveira César
   Ese mismo año se unió en segundas nupcias con una encumbrada joven de sociedad, Guillermina de Oliveira César, una de los 15 hijos de Ramón y de Ángela Diana y Goyechea, considerable terrateniente con estancia próxima al Tigre. Guillermina había tenido una rigurosa educación a la inglesa en la Escuela Americana de Mary Conway. Tenía 15 años cuando se casó con Eduardo Wilde, él 41. Se interesó por la asistencia social de las minorías desfavorecidas, creó una escuela de enfermeras, integró la Sociedad de Beneficencia y en 1921 organizó la Confederación Nacional de Beneficencia. Muerto su esposo, editó sus obras completas, donando los derechos de autor para que la Facultad de Medicina instituya un premio nacional de investigación.
    La primera edición de la biografía escrita por el Dr. Escardó denunció la cesación desde 1933 de la entrega del Premio Wilde e ironiza que “por falta de fondos”. El albacea apareció y aclaró que “… los fondos estaban en el ¿Banco de la nación, sin que la Facultad, ni la Universidad ni… el albacea se hubiesen inquietado por que no funcioanran a los fines de previstos.”
    Guillermina falleció el 29 de mayo de 1936. Fue una mujer admirada, codiciada y discutida en el Buenos Aires de su época. Su hermana Ángela de Oliveira Cézar de Costa fue la que ideó la instalación del Cristo Redentor en los Andes y que se concretó durante la segunda presidencia del Gral. Roca. [5]
   Eduardo era hijo del Coronel Diego Wellesley Wilde y nieto de Santiago Wilde, ambos ingleses y sobrino del Dr. José Antonio Wilde, quien motiva esta crónica, pues es al que aludimos cuando en Quilmes se menciona ese apellido.
     La madre de Eduardo fue Visitación García, tucumana, hermana de Fortunata, la mujer que en 1841, se colocó en la historia de su provincia, como una Antígona criolla, pues tuvo el coraje de quitar la cabeza de Marco María Avellaneda de la pica en que estuvo expuesta durante dos semanas en la plaza principal de la ciudad.
Bóveda que guarda los restos del Dr. Eduardo Wilde
    Eduardo Wilde fue en la historia nacional una figura de relevancia imprescindible; que su tío José Antonio Wilde igualó en dimensión en aquel pueblo sureño y provincial que fue Quilmes entre 1850 y 1885. Ambos abarcaron las mismas funciones para desterrar el atraso, la desidia, el fanatismo, el autoritarismo, los privilegios, la corrupción, la desunión y jerarquizar el amplio espectro de las fuerzas del progreso positivista que era religión en su época.
 De "Dr. José Antonio Wilde, medico, periodista y educador quilmeño" - Biografía 1814-1885. de Chalo Agnelli Ed. Jarmat. Quilmes 2008.
NOTAS

[1] El periodista Jorge Lanata en su libro Argentinos Tomo 1, menciona 3 veces a José Antonio Wilde en su libro Buenos Aires, desde... Págs.: 41, 117 y 431, pero en las Págs. 359 y 360 confunde a tío y sobrino y atribuye acciones de Eduardo a José Antonio, en fecha que este último ya había fallecido. En el índice de nombres se advierte el error.
[2] Su primer nombre era Faustino, se desconoce por qué dejó de usarlo, pero no es extraño considerando los cambios de nombres y apellidos que cometió esta familia, pozo de confusión para los historiadores.
[3] Ver bibliografía: Solari, Juan Antonio.
[4] Este trabajo es paralelo a  Nociones de Higiene de su tío el Dr. José A. Wilde con quien mantenía una estrecha relación.
[5] Ver Diccionario de mujeres argentinas