sábado, 3 de diciembre de 2011

NUEVOS APORTES - LA COMUNIDAD ALEMANA EN QUILMES

Alumnos del Inst. Holmberg de Quilmes coordinados por la profesora Nilda Ramos realizaron un trabajo de historia oral que incrementa la insesante bibliografía sobre la historia de Quilmes. 
La historia oral es un instrumento de la historia social donde la vida de los otros cobra vigencia en una actualidad que nos define como un país pluricultural que conjugó un híbrido nacional que sustentó en dos siglos una Cultura Nacional que nos da identidad, pertenencia y tradición, con todas nuestras virtudes y nuestras contradicciones, con la prodigalidad y la mezquindad que nos son propias.
Este tipo de material que trabajaron los alumnos del primero y único colegio alemán de Quilmes completa las piezas de un abstruso rompecabezas de comunidades que poblaron este partido. 

El trabajo es rico en contenidos y entevistas:
Usos y costumbres de la comunidad alemana de Quilmes.
La Jahnheide.
Nacimiento de la Congregación Evangélica.
El Colegio Alemán de Quilmes en el recuerdo.
Entrevistas a: Victoria Teresa Mang de Schuld, Miguel Schuld, José Mario Herí, Bronislao Jandzio, Gertrudis Rósgen de Schüpfer, Renata Ludwig, Silvia Burr, Liselotte Künne, Gerardo Mayer, Hilde Rep, Margarita Pallauf, Fanny Liselotte Oepp, Arturo Frauendorff, Delia Solbach de Káser, Brígida Schmidt, Fernanda Anne von Eitzen, Annelie Schauermann.
Toda esta gente también hizo Quilmes y se prolongó en descendientes que aún hoy caminan nuestras calles y todo esto se puede recuperar en este libro realizado por alumnos del Instituto Eduardo L. Holmberg.

Crónica Chalo Agnelli

JOSÉ GOLDAR - COMPROMISO Y PARTICIPACIÓN



Pareciera que cuanta investigación histórica se lanza sobre nuestra localidad es necesario recurrir a los Goldar. [1] José Goldar fue una personalidad de La Colonia que participó activamente de la vida comunitaria de Quilmes hasta edad muy avanzada. Nació en la Capital Federal durante la presidencia del salteño José Evaristo Uriburu, un 6 de julio de 1898. Su padre tuvo una panadería en la esquina de Iriarte y Herrera llamada “La Unión”.
    En 1902, José, su hermana Ester y sus padres se establecieron en la "campaña" de Quilmes para explotar una chacra ubicada en Calchaquí y 12 de Octubre. Tenían un tambo con unas pocas vacas y cercana había una laguna donde José solía practicar natación con otros chicos de la zona. Concurrió a la escuela Nº 3 que luego se bautizó “Don Carlos”. Años después se trasladaron al pueblo y habitaron una casa en la calle 25 de Mayo y Centenario, hoy Hipólito Yrigoyen.
   Tenía apenas 14 años cuando comenzó a trabajar en el Ferrocarril del Sud donde ocupó distintos cargos, desde cadete hasta encargado de oficina de despacho de Plaza Constitución, puesto que tenía cuando le llegó la jubilación en 1953. También en 1912 ingresó en la Sociedad Mutual de Ferrocarriles.
    Había tanto para hacer en ese pueblito que aún no era ciudad, que José se puso en acción inmediatamente. En 1914, comenzó a actuar en instituciones de la comunidad, aún adolescente, ingresó a la Sociedad Bomberos Voluntarios de Quilmes. A partir de 1951 integró la comisión directiva de esa institución con varias funciones: vocal, prosecretario, vicepresidente, hasta la presidencia de la misma desde 1959 hasta 1971.
El gusto por el arte dramático le venía de una tía que había incursionado en el Circo Criollo de los Podestá, en 1915, fue cofundador del Club Social y Cuadro Dramático de “Amantes del Arte”, formado por aficionados al teatro. Las obras se representaban en el salón de la “Cristoforo Colombo”. No se creía con aptitudes actorales, de modo que colaboraba en todo lo demás: adaptación de textos, escenógrafo, utilero, apuntador, tramoyista.
Desde 1920 tuvo una activa participación política en la Unión Cívica Radical. En 1959 fue electo vicepresidente primero del comité local de ese partido. En 1964 fue Juez de Paz suplente. Y en 1965 fue electo Concejal y Presidente del Concejo Deliberante (1965).
Ingresó a la Asociación Española de Socorros Mutuos en 1921. En 1960 trazó una reseña histórica de esa institución hispana, previas rigurosas investigaciones y entrevistas a los fundadores que quedaban aún vivos y a descendientes de personalidades que tuvieron un rol protagónico en la Asociación; de la que en 1932 fue secretario; desde este cargo logró que otra institución similar, que también pugnaba por la representación de la colectividad ibérica, se fusionara. Llegó a ser presidente de la entidad desde 1947 hasta 1951. En esos años puso a disposición de la AsociaciónLeonardo Da Vinci” el salón  de la calle Rivadavia 129, para los bailes dominicales.
El 19 de setiembre de 1925 se casó con María Delia Piñero de 27 años, nacida en la ciudad de La Plata, pero con familiares de hondo arraigo en Quilmes. Al año siguiente nació José Abel, su único hijo, que heredó de su padre la afición por la historia y el compromiso social y comunitario.
Profundamente interiorizado del transcurrir de la Sociedad Italiana Cristóforo Colombo se lo designó presidente de la comisión de homenaje en los festejos del 75º aniversario. José Goldar, redactó la primera investigación historiográfica sobre esta institución (1976), próximo a su centenario; la segunda fue obra del Dr. Carlos Eusebi.
Con motivo de los 50 años (1977) de la Sociedad San Mauro Castelverde realizó un seguimiento histórico de esta comunidad, la más joven del barrio La Colonia, de la que fue socio honorario.
En 1981 se publicó la “Historia de la Sociedad Hospital de Quilmes ‘Dr. Isidoro G. Iriarte- desde 1919 hasta 1972, editada por la municipalidad a través de la Biblioteca Sarmiento para la Serie Archivos y Fuentes Documentales (Nº 9) que dirigía el benemérito Prof. Maier. Y redactó una “Reseña histórica de la ciudad de Quilmes”.
Colaboró con varias publicaciones locales y porteñas a partir de 1922, como: El Heraldo”, “España Moderna”, “Adelante”, “El Ibérico”, “Agua y Fuego”, etc. En algunas con el seudónimo Asdrúbal. En 1953 ingresa al diario “El Sol” como colaborador permanente
Se jubiló como ferroviario en 1953 fecha a partir de la cual se entrega más activamente a la tarea social y comunitaria. Ingresa al diario “El Sol”, como colaborador permanente, proporcionando notas de distinto tipo. [2]
Fue secretario del Consejo Escolar en 1957. Este mismo año integró la Comisión de Homenaje del Banco Popular de Quilmes.
En 1958 fue co-fundador, invitado por el diario “El Sol”, de la Asociación Amigos de la Calle Rivadavia.
Desde 1959 hasta 1971 fue presidente de la Sociedad Bomberos Voluntarios del Partido de Quilmes.
En 1961 fue vocal de la Asociación Sanmartiniana; ingresó al Rotary Club y fue secretario de la Comisión de Homenaje al doctor Isidoro Iriarte (fallecido en mayo de 1963)
También fue tesorero de la "Junta Popular pro- Puente Quilmes – Colonia". Este fue su aporte a la utopía, que inyecta energía vitalizadora en la vida de los seres humanos. Presentó una minuta minuciosamente documentada sobre las ventajas que representaba que fuera en Quilmes el encalve de dicha obra considerando en primer lugar que nos separan 40 km de río con la ciudad uruguaya de Colonia. El proyecto llegó a las Cámaras Legislativas, pero cuando pasó al ejecutivo, el presidente Frondizi lo vetó sin dar explicaciones.
En 1965 durante la intendencia del Dr. Raúl A. Buján fue concejal por la U.C.R. y presidente del H. C. Deliberante. [3]
Entre 1969 y 1971 fue secretario del Consejo de la Comunidad; vocal de la Cruz Roja, filial Quilmes e ingreso al Instituto Sarmiento de Sociología e Historia. En 1972 fue presidente del Instituto Belgraniano de Quilmes y de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Quilmes.
Desde 1974 hasta 1978 fue Presidente de la Comisión de Fomento y Unión Vecinal Plaza Aristóbulo del Valle, “la placita de la Colonia; próxima a su hogar, bajo esos tilos y a la sombra de los ginkgo bilobas que plantara, primero el Dr. Wilde y luego rescatara Francisco Fernández Melo, don José Goldar lucubró muchas de las acciones que luego concretó en su vertiginosa vida de participación comunitaria.
En 1975 fue vocal de la Comisión de Homenaje a los 50 años de la fundación de la Parroquia del Sagrado Corazón.
Al cumplir 50 años de afiliación y lucha en la Unión Cívica Radical, en 1977, se le otorga un diploma y se le hizo un acto de reconocimiento en el comité de la calle Alem.
Entre paredes e libros, papeles y documentos, recuerdos de sus múltiples actividades sociales, premios, reconocimientos y el afecto de sus seres queridos y la infinidad de amigos y vecinos quilmeños, falleció don José el 27 de diciembre de 1981, en la casa que habitó por varios años en la calle Islas Malvinas, entre Vicente López y Sáenz Peña.
Cuando hacemos el recorrido por tan numerosas y variadas actividades que ocupaban las 24 horas y los siete días de la semana de don José Goldar, no podemos dejar de asombrarnos de su capacidad física e intelectual para desarrollar tantas funciones con éxito; y, los que lo conocimos podemos afirmar que tanto trajín iba siempre acompañado de un excelente don de gentes, buen humor, afable y cordial con todos por igual.

 Chalo Agnelli
De "Historiadores de Quilmes - Los precursores"
25/4/2010

La profesora Rosa Bucich de von Schultz. José Goldar y José Abel Goldar (h)
Casa que fuera de los Goldar en Malvinas y Vte. López
Chalo Agnelli
De "Historiadores de Quilmes Los precursores"
25/4/2010
NOTAS
1 Con la colaboración documental de la señora Sara Amarena de Goldar.
2 V. Eusebi C. “Un nombre para la historia de Quilmes” PP. 123 a 26.
3 El Sol, 13/8/1965

MARCELO MARCOLÍN - NO HAY SILENCIOS, SI HAY POESÍA


De paso por Mar del Plata me enteré que el 3 de setiembre había muerto Marcelo Marcolín. Pasada la consternación lógica, mascullando el desasosiego que nos deja la partida de alguien con quien alguna vez compartimos momentos y situaciones, envuelto en una nueva orfandad,  pensé en su vida en la poesía, en su supuesto silencio y recordé el cuento “Pablo”, escrito en 1973 por Elsa Isabel Bornemann, en el que un pueblo se queda mudo porque “las palabras habían perdido su ángel guardián” y fue una niña que las devolvió repitiendo los versos de Pablo, el poeta.
Marcelo Marcolín era un poeta sin pausas de silencio, sus palabras se escurrían de las emociones que atraviesan a los hombres en la vida; a unos los despabilan a otros los abaten. Él era de los primeros.
Fue miembro de la llamada Generación Subterránea Argentina, nacida, también, en el verano de 1973, cuando el país se preparaba para derrocar otra dictadura. En una memoria sobre el poeta santafecino Rubén Vedovaldi, Marcolín define: “La generación subterránea en su faz poética produjo un quiebre a partir de la restauración de la democracia […] fue parte de una realidad tan difícil y dolorosa de la Argentina que tal vez ahí resida el ocultismo a la que fue condenada […] El under fue, más allá de lo literario, una forma de vida, un estilo de ver las cosas, de analizar los hechos, de tomar partido hasta la última gota de aliento.
Marcelo nació en Buenos Aires en 1957. Editó diversos boletines poéticos de distribución subterránea: “Artemisa”, “Igni”, “Manifiesto”, “El la­garto press”, “El ojo de la ballena”, este último de extensa difusión, y “Río de la Plata”.
Formo parte del equipo editor de la revista “Antimitomanía” y de la edi­torial “La cebra dormida”.
Sus autores, entre otros, eran Jack Kerouac, Jorge Boccanera y nuestro Carlos Patiño, con quien mantenía una sincera amistad; su música pasaba por Sabina y seguía fiel a Bob Dylan y a Spineta; música impostada de poesía.
Sus poemas residen en edicio­nes de nuestro país y del exterior. Participó en las antologías: “Poesía 80”, “Poemas para el alba próxima”, “Anuario Antimitomanía”, “Poemas para Nicaragua libre” y “Poemas de un peso”.
En forma individual publicó: “Breves” (1976), “La primera letra” (1977), “El fantasma y los otros” (1978), “Las mieses de junio” (1979), “La coronación del príncipe mudo” (1980), “Matecocido” (1984), recopilación de poemas realizados en el período 1980-1983, “La primera letra”, “Ángeles clandestinos”, “Siestas de Wincofón” (1999), "Estrella de sal" (2001), “Esperando el último tren a Cañuelas” (2002), "El viejo automóvil de los sueños" (abril de 2005) y su último libro "Otros elefantes de regreso a la constelación de Orión" (setiembre de 2009)
Realizó numerosos plegables, entre ellos, “A escena” (1986) 
 Versos suyos fueron seleccionados por Daniel Serra para la publicación colectiva “Poesía y Poetizar (2011)
En 1985 recibió el premio Zargazazú. Con la lectura de sus poemas visitó distintas ciudades.
Fue un militante social y humano, promediando los 80 compartió con otros quilmeños la creación local de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Tuvo cargos públicos de los que salió maltrecho por la flojera y la mezquindad de algunos politiquillos, pero su trabajo por “el decir” fue intenso: colaboró en medios gráficos y radiales como columnista; participó en las revistas digitales: “Estación Quilmes, “Poesía del mondongo”, “El Muro, la guía cultural de Buenos Aires” y “Argensubte” de Miguel Grinberg, blog dedicado a la recopilación de las llamadas "ediciones subterráneas" de Argentina de mediados de los años 70 a mediados de los años 80.
In­tervino en la revista oral "Piedra de Toque” de la Sociedad Argentina de Escritores, filial sur. Fue parte del movimiento literario “Isabel Pallamay” y fue director editorial de la revista “El pez en el cielo” (2009), como se denominaba su blog, sustanciado por el epígrafe: “Cuando la lluvia llegue hasta aquí nos daremos cuenta lo hermoso que es que ella baile sobre tu cuerpo. Lo demás, ahora sí, será futuro.”
Comentando el libro “Esperando el último tren a Cañuelas” (2002), escribió Marcos Silber “La actitud poética de Marcelo Marcolín calza el número preciso de esa aspiración. Como escritor que mira de frente la contemporaneidad, no esquiva nada que roce siquiera tangencialmente la suerte de la especie humana. La palabra de Marcelo Marcolín es la de quien honra la palabra con la poesía, es decir con la expresión mayor de la dignidad creativa.”
(de izquierda a derecha) Marcelo Marcolín, Néstor Arias y Chalo Agnelli, jurados en la presentación del libro con los cuentos y poemas ganadores del 3º Concurso de Cuento y Poesía de Casa de Arte Doña Rosa en 2005.
Estaba casado con Diana Moya, psicopedagoga, y tenían tres hijos. El domingo 13 de noviembre en el “Ríe Bar Cultural” de Bernal, el poeta Carlos Patiño, Valeria Assenza Parisi y Fernando Delgado del blog “Estación Quilmes” (http://estacionquilmes.blogspot.com) organizaron un homenaje a Marcelo con “Poesía y Blues”, en el que se reunieron poetas de aquí, de allá y de muchos otros sitios que recordaron con poemas de Marcelo y los suyos propios al imperecedero amigo de la palabra que acaba de irse, abrió el acto el escritor - poeta librero Néstor Arias con quien proyectaban crear una editorial y lo cerró el mismo Patiño que dio paso al Blues. Nada mejor para el homenaje
Marcelo Marcolín tenía 54 años y un montón de poesía que desgranar todavía, pero este silencio es ilusorio, siempre habrá una niña, un joven, una mujer esperanzada, un hombre sosegado que apartarán el silencio repitiendo los versos de Marcelo. 
 
 Crónica Chalo Agnelli
Quilmes, diciembre 3 de 2011