lunes, 3 de junio de 2013

NORBERTO MARTÍN, NOMBRE DE TEATRO (1925-2018)

Desde el año 2013, Quilmes tiene un teatro municipal con todas las particularidades y necesidades que requiere el arte dramático y sus derivados, por eso es bueno recuperar para la memoria a aquellos que fueron construyendo y transitando su historia desde la fundación en la representación teatral realizada el 10 de agosto de 1879 en el Salón Muncipal con dos 'juguetes cómicos': "El Crepúsculo" y "La Pomada Blanca" de José Andrés López.
El miércoles 4 de abril de 2018, a los 92 años, Norberto Martín, figura imprescindible del espectáculo teatral quilmeño, partió definitivamente hacia otros escenarios. 
Elenco "Luz y Sombra", Norberto Martín primero a la izquierda. (1959 circa)
 Por  Chalo Agnelli
de "La Colonia de Valerga - El Segundo Barrio De Quilmes” 
Cap. 9. Ed. Tiempo Sur, Quilmes, 2010
Decir teatro en Quilmes necesariamente nos remite entre otros a un nombre esencial, el mismo que se rememora cuando se dice Luz y Sombra, indiscutiblemente, Norberto Martín. Si bien el nombre que identifica hasta hoy al elenco fue idea de otro notable actor quilmeño Antonio Di Noto. [1]  
1948.- Elenco "Luz y Sombra": 1 Ricardo Cornaglia, 2 Gubaro, 3 Corner, 4 José Jové, 5 Bugato, 6 Martinoli, 7 Obdulio Manini, 8 Ludovico Pérez, 9 Norberto Martín, 10 Salvo, 11 Whait, 12 Horacio Martín, 13 Properci, 14 Antonio Di Noto, 16 Gatti, 17 Irma Edreira, 18 Ernesto Comesaña, 19 García, 21 Luis Vidal, (Foto archivo de José Jové, datos del mismo y de Norberto Martín)
Norberto fue el vecino de La Colonia que un buen día con un grupo de jóvenes comenzó a amasar en el barrio una utopía; y para ello ejerció una tenacidad inusitada, casi fanatismo, dio mucho de su tiempo, puso en juego afectos y hasta sus escasos ingresos. Ejerció el teatro como su ambición, su vida, hasta postergando bienestar económico y afectos.
Nació el 10 de setiembre de 1925 en un rancho a dos aguas ubicado en la calle San Martín entre Rivadavia y Alsina a mitad de cuadra sobre la vereda impar. La partera fue su abuela paterna. Sus padres fueron Josefa Brignoli y José, andaluz, nacido en Málaga. Además de este matrimonio nacieron María Isabel y Horacio. Su madre, nacida en Quilmes, era de origen genovés, pertenecía a una familia de arraigo en la localidad.
A los pocos meses se mudaron a una propiedad de La Colonia sita en calle Bernardo de Irigoyen 741(hoy hay un taller metalúrgico), local de 6,60 x 4.40 m donde había estado la carnicería de Esteban Marciano y que su padre compró a un catalán de Avellaneda en cuotas de $70 mensuales.
La casa donde se crió, fue el laboratorio de ensayo de los potenciales actores y allí se inauguró el microteatro, siendo el primer elenco estable que tuvo Quilmes con sala propia. Construida en todos sus vericuetos por Norberto y el infaltable amigo Di Noto. Allí también se realizaban conciertos, recitales poéticos y conferencias.
Don José era tipógrafo y linotipista, fue el aliento espiritual y, muchas veces, material, de ese teatrito. Cuando comenzaron las representaciones, actuó como boletero, publicista, jefe de relaciones públicas y el primer espectador de todas las puestas. Murió en 1973.
 
Norberto cursó la primaria en la Escuela N° 1, luego estudió Química Industrial y terminó el bachillerato en el Inst. Martín Güemes de Bernal (nocturno de la Escuela Primaria N° 23). Tuvo diversos trabajos, entre ellos en la empresa Ducilo, pero en el teatro tuvo el papel protagónico, como actor, autor, director, escenógrafo, iluminador, todo cuanto a Talía y Melpómene compete.
Las primeras incursiones teatrales las realizó en el Centro Español Republicano que durante la guerra civil del 36 se llamó SARE (Sociedad de Ayuda a la República Española) que estaba en la calle Alem entre Moreno y San Martín y que luego se trasladó sobre lo que fue el cine Moderno en la calle Hipólito Yrigoyen, donde José Martín, el sastre Ramiro Pérez y otros paisanos republicanos fundaron el Centro Español de orientación socialista. Allí, el 11 de octubre de 1947, Norberto tuvo su debut en las tablas, en “La honra de los hombres” de Jacinto Benavente, junto con A. Bugatto, Ernesto Comesaña, Antonio Di Noto, Irma y Ángel Edreira, Obdulio Manini, Horacio Martín, Pilar Pérez de Manini, Armando Salvo, Concepción Seijo, Luis Vidal, el apoyo de Héctor Cañás, Cucú Naboulet y otros jóvenes que jugaban al fútbol en el barrio, hacían la retreta por Rivadavia y se agrupaban por la comunión de ideas socialistas en la confitería Colón de la esquina de Gaboto y Rivadavia, que en esos años pertenecía a un hermano del pintor Julio Rebolé, que atendía la caja. Luego adquirió el establecimiento un tío de Ángel Edreira, don Jesús.
En torno a las mesas de mármol se reunían jóvenes intelectuales y la bohemia quilmeña de todos los sectores políticos. No faltaban las discusiones, pero nunca la violencia, ni faltaba el que daba cátedra a voz en cuello o el que lloraba penas de amor. Desde el “reservado para familias”, al que se ingresaba por la puerta de la calle Gaboto, las muchachas espiaban la reunión grandilocuente de sus congéneres y las matronas se escandalizaban y pedían al mozo que imponga orden.
El primer grupo que formaron estos actores en ciernes se llamó Tiempo y Espacio y que se presentó en un concurso dramático que realizó el director de teatro del Club 12 de Octubre Sr. Manini, padre de Obdulio. La pieza era de Rostand, El hombre que yo maté y con ella ganaron numerosos premios. La escenografía fue de Francisco Fernández Melo, quien en 1927, había sido paisajista de la plaza Aristóbulo del Valle. El estímulo los empujó a prepararse para el segundo concurso con una obra escrita por Norberto, “Cadenas de siempre”, donde se presentaron como grupo experimental, pero resultó un fracaso, sólo la escenografía de Gerónimo Narizzano fue premiada. Esto no apagó la lámpara de la ambición teatral y luego nació Luz y Sombra”, un 15 de abril de 1949, en uno de los templos locales de la bohemia que era la confitería Colón, el otro era el bar de Cerrutti.
 Con “Cadenas de siempre” (1949) se inició como dramaturgo, luego siguieron: “Simulacro de réquiem” (1952), “Una casilla blanca en la costa” (1957), “Una cabalgata extraviada” (1960), duramente tratada por la crítica, [2]La Celda(1962) que volvió a representarse en 1967 con la escenografía de Agustín Vigo Giai y la colaboración de alumnos de la Escuela de Bellas Artes “Carlos Morel”. En 1995, dirigió la comedia musical “Un juicio de morondanga” que escribió junto a su esposa, desde 1991, Elvira Lamanna. [3] Acumuló alrededor de 20 piezas teatrales de su autoría.
Interior del actual Teatro Municipal
Se inició como director en 1950, con  El Puente, con la que Carlos Gorostiza rompía la rutina de la dramaturgia argentina. Luego vinieron muchas, como “Yerma” en 1959, que también se representó en Bernal y en la Capital. En 1960, ganó el premio a la dirección de la obra “Antígona” de Jean Cocteau, en el tercer concurso de teatro independiente de Quilmes. Siguió con “Un amante en la ciudad” de Ezio D´Errico.
El 1° de mayo de 1961, comienza con su grupo un nuevo emprendimiento teatral trasladando al elenco a una nueva sala en Moreno 635, entre Rivadavia y Alem. Y volver a empezar, con todo lo que eso implicaba, pero definitivamente con éxito.
En esta segunda sala dirige “Volpone” de Ben Jonson, “Medea” de Eurípides con adaptación de José Abel Goldar y la escenografía y el vestuario de Agustín Vigo Giai; en 1963, “Lo que no sabés”, “El hombre del destino” y de Ionesco: “Jacobo o la sumisión” y “El porvenir está en los huevos”; en 1964 dirigió su “Una cabalgata extraviada” y “La vida que te di” de Piradello.
En 1967, Martín y su grupo inauguraron la tercera sala de teatro en Quilmes. Esta vez en la Casa de la Cultura, en el antiguo salón de bailes, donde con sus propias manos construyeron escenario y platea. Se estrenó con su obra “La Celda”. Luego dirigió: “Arlequín servidor de dos patrones”, de Goldoni, “Los prójimos” de Gorostiza; en 1969 dirigió la opera prima de Leopoldo Russo, titulada “Buenos Aires de ninguno”; en 1970, “Recordando con ira”de John Osborne; 1971, “La cocina de los ángeles” de A. Husson y Romeo y Julieta” de W. Shakespeare; 1972, “¿A qué jugamos?” de C. Gorostiza y “El tobogán” de Jacobo Langsner; en 1973, “Otelo” de W. Shakespeare, “Los prójimos” y “El lugar” de Gorostiza; en 1983 dirigió “Monserrat” de Emmanuel Robles; en 1985, “Cornudo apaleado” de Alejandro Casona; en 1986.
Esperando la carroza” de Jacobo Langsner; en 1987, “La casa de Bernarda Alba” de García Lorca y se sucedieron muchas más porque esta es apenas una mota del fatigoso desandar por las tablas de Norberto Martín.
Fue Jefe de División en el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Quilmes, Director General de Teatro y Director del Elenco Municipal “Luz y Sombra”. 
AUTOCRÍTICA
Norberto Martín se juzgaba haber sido demasiado exigente, primero y sobre todo con él mismo; se acusaba de haber sido un tanto dictatorial y consideraba que tendría que haber tenido un temperamento más moderado, pero... la pasión por la dramaturgia sólo le hacía ver, en aquellos primeros años de su trayectoria, los objetivos que quería alcanzar con cada puesta escena.
LA COLONIA
Norberto transcurrió la mayor parte de su vida en La Colonia. Primero en Sáenz Peña entre Malvinas y Tucumán, luego en Primero de Mayo y Andres Baranda y más adelante en Bernal.
Sus dos hijos,  Alejandro y Adriana, lo siguieron por los caminos del teatro; ocasionalmente trabajaron junto a él; le dieron ocho nietos: Vanesa, Leonardo, Mariana, Mircia, Facundo, Lautaro, Mauricio y Cleia; algunos actores también. 
DISTINCIONES 
Recibió numerosos premios y nominaciones entre ellos el “Kilme de Honor”. En 1991 recibió la jubilación “... que hubiera desechado si no hubiese visto y comprobado que la continuidad artística y estética del teatro en tanto siguiera siendo municipal, estaba asegurada...” escribió pensando en el teatro hasta en el momento definitorio de cerrar una etapa de 42 años. Pero esencialmente no se alejó nunca ya que siguió en bambalinas ocupándose de la utilería, la escenografía, el vestuario y su imponderable experiencia.
El 2 de julio de 2005, a los 80 años, en Casa de Arte Doña Rosa junto con su inclaudicable colega y amigo Antonio Di Noto y a Baby Tagnochetti, actuó en “A propósito del tiempo” de Gorostiza, dirigidos por Alejandro Casagrande, recuperando el antiguo elenco “Tiempo y Espacio”. 
En noviembre de 2008, fue homenajedo por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Quilmes con la presentencia de familiares, amigos, y numerosos vecinos y seguidores de la obra de este dramaturgo que creyó que su pueblo natal, Quilmes, le era suficiente para descollar en su creación, no se le hizo necesario ir a buscarla a la Capital.
Así llegó a los 60 años de la creación de este elenco por el que pasaron y donde se hicieron centenares de artistas locales. El viernes 22 de mayo del 2009, en la Casa de la Cultura se realizó un conmovedor homenaje a la institución - que hoy dirige su hijo Alejandro - y se distinguió con una medalla a sus precursores. Del mismo modo el periódico local El Sol, el 5 de noviembre de 2009, lo distinguió con  "El Sol de Oro".
Norberto Martín con su compañera de vida Elvira Lamanna y Chalo Agnelli
Los artistas están hechos de un ADN distinto al resto de los mortales y el ADN de Norberto Martín es de puro teatro.  Pasaron 69 años de aquel 15 de abril. Generoso para unos, arbitrario para otros, polémico, apasionado e infatigable, le abrió el camino al teatro quilmeño y La Colonia puso el muro donde colgar la panoplia de las dos máscaras, pero la diestra y el índice que señalaba el derrotero fue de Norberto Martín.
Dos obras literarias de Martín: libretos teatrales, "Tres piezas quilmigenas" (2008) y la novela "Los juegos particulares", con alusiones autobiográficas. 
HOMENAJE 
Los domingos 20 y 27 de noviembre de 2016, a las 20 hs, el Elenco Municipal Luz y Sombra presentó, en el Teatro Municipal de Quilmes ubicado en Mitre 721 de Quilmes Centro, el espectáculo Cuando se comienza a improvisar la vida, homenaje a su fundador, con guión de Lautaro Martín y Laura Sánchez basado en textos del mismo Norberto.
La propuesta atraviesa la vida del artista, describiendo su obra literaria en sus diversos géneros: poesía, teatro y narración.
 “Recordar... ya que ello da sentido al haber vivido: si todo lo olvidáramos, acaso..¿no nos convertiríamos en una piedra que late?” Martín desarrolla sus pensamientos y reflexiones en una hora de espectáculo. Y le da sentido a su creatividad. Porque Norberto es más que un director teatral, es un artesano del teatro”. 
El homenaje recorrió su historia, pasando por sus obras escritas y representadas; sus cortos y puestas en escena. Los textos desarrollados durante el espectáculo fueron:
Cuando se comienza a improvisar la vida” (Autobiografía-2016) de N. Martín 
“El Puente” de C. Gorostiza”A telón bajo” (Quílmicas-poemas-1952) N. Martín 
“Simulacro de Réquiem” (teatro-1947) N. Martín 
“Oda al Miedo” (Grito -poesía-1947) N. Martín 
“Una noche de insomnio” (teatro – 1945) N. Martín
“A propósito del tiempo” de C. Gorostiza 
“La Celda” (teatro-1952) N. Martín
“Amantes en Soledad” (cortometraje- 1960) Norberto Martín.
El elenco estuvo conformado por: Germán Simón; Adriana Martín; Sergio Marchetti; Franco Russo; Jéssica Estepo; Lautaro Martín; Eduardo Wul; Laura Sánchez.
Las musas (bailarinas): Vanesa Pérez, Anahí Giménez, Mariela Aristimuño. Coreografía: Adriana Martín. Música original: Irma Pantigoso. Arreglo musical: Facundo Martín
La faz técnica fue cumplida por Marcelo Solís en el diseño de iluminación, gráfica y sonido; Nico Sánchez realizó los carteles de publicitarios; Laura Sánchez y Lautaro Martín en la asistencia de dirección. La dirección y puesta en escena estuvo a cargo de Alejandro Martín; contando con la colaboración de Fernando San Martín
Noemí Tagnochetti, Elsa Juárez, Alejandro y Norberto Martín y Elvira Lamanna
EN LA PLACITA DE LA COLONIA
El 30 de diciembre de 2018, familiares y amigos de Norberto, convocados por su hijo Alejandro Martín participaron de una sencilla ceremonia de despedida de en la plaza Aristóbulo del Valle, o en la placita de La Colonia, su plaza, la plaza de su infancia. Así se cumplió su deseo, que "sus cenizas fueran eternas compañeras de los árboles que pueblan el lugar". Excelente destino, excelente homenaje. Allí irán también las cenizas de quien suscribe, así que nos encontraremos nuevamente, como tantas veces cruzándola en nuestro trayectos de vida, sentados bajo esos tilos discutiendo sobre la construcción de una escena para “Tres piezas Quilmígenas” sus obras de teatro que publicó en 2008 y luego para “Los juegos particulares” (2015), recuperando momentos de su vida, ese barrio, La Colonia, sus vecinos; barrio donde nació “Luz y Sombra” y esa pléyade de grandes que son el capital social que destacó a Quilmes por sobre tantos pueblos de la provincia y del país: Santiago (el fundador) y su hijo Carlos D. Valerga, Aldo Severi, Rodolfo y Daniel Binelli, Luis Vidal, Carlos Corrales, Vera Stankaitis, Rosita Dolabjian, Pedro Copes, Ludovico Pérez, José Ramos Delgado, Vicente Zito, Oscar Rodríguez Reino, Francisco Fernández Melo, Pedro Mergassi, Silvia Roldán, Carlos Calzzeta, Omar "Clavelito" Andragñez, Francisco "Francisquín" Abbatantuono, Héctor Tiscornia, Antonio V. M. Rocca, José Jové, Baltazar Alaimo, Oreste Huber, Reynal O´Connor y muchos, muchos más…
Norberto Martín con Leopoldo Russo y Chalo Agnelli (2003)
Entrevistas e investigación Prof. Chalo Agnelli
NOTAS

[1] Ver el título “El Teatro” 
[2] Esta pieza luego fue revisada por José Abel Goldar y repuesta en 1964, pero las críticas volvieron a ser bastante dispares. 
[3] Elvira Lamanna es nieta de Pedro Galeani en cuya casa en la calle Pellegrini entre A. del Valle y Gran Canaria se trazó la fundación del Club Alsina en 1927.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante esta historia que rescatas Chalo. Una expresión de la cultura quilmeña que no debe perderse. Fui compañera de trabajo de Elvira, una mujer encantadora, digna de aprecio, con la que me solidarizo en su dolor. Raquel