martes, 23 de marzo de 2010

LA PLAZA DE LA ESTACIÓN... ¿GUILLERMO WHEELWRIGHT O HIPÓLITO YRIGOYEN?


Prof. Chalo Agnelli
Monolito en homenaje al Ing.  William Wheelwright tan arrinconado hoy como se "extrañó" su nombre de la plaza en 1958.
El investigador, cronista y redactor de esta nota debe rectificarse de lo que vino sosteniendo largo tiempo. La historia, ciencia viva, en perpetua recomposición nos permite, si somos rigurosos al sondear archivos, repositorios y documentos, develar la certeza que prima sobre los hombres y las cosas. 
NACE UN PLAZA 
Después de haber traído el ferrocarril a Quilmes, el 18 de abril de 1872, tras muchos avatares, el ingeniero ferroviario norteamericano Mr. William Wheelwright hace un donativo de $ 25.000 a la municipalidad "para que sean repartidos entre los pobre del Partido". Tras esta generosa oferta el Dr. José Antonio Wilde como municipal (concejal) propone adquirir una manzana, frente a la estación, propiedad del preceptor Martín Cristoforetti, con la exclusiva finalidad de que se la destinara a plaza y se la denomine William Wheelwright. [1] 
Se realizan las gestiones necesarias, detalladas en las actas de sesiones de los días 30 de abril, 6, 14 y 27 de mayo de 1872 y se adquiere la propiedad por $ 70.000, destinando otros $ 22.415 para darle el diseño de plaza.
La plaza Wheelwright en 1912 (circa) Al fondo el  teatro Colón de la Sociedad Italiana. A un lado el "coche de punto" de Gatti y del otro el "manicero".
El mismo 27 de mayo, se concluyó su señalamiento y el 3 de junio siguiente, se determinó cercarla con alambre en todo el perímetro y adornarla  con árboles en doble fila.
Durante los primeros meses de 1873, se designó a Carlos Morarda, peón de una chacra vecina, primer “placero” con $ 320 de sueldo. [2] 
El Progreso de Quilmes, periódico del Dr. José Antonio Wilde en el Nº 27 del domingo 2 de noviembre de 1873 informa que falleció Mr. William Wheelwright en Londres a los 75 años.
 Ya en 1886, estaba elevada sobre el nivel de la acera, cercada con verjas de hierro y pilares sobre los que había macetones con rosales. 
Entre el 8 de marzo y el 5 de julio de 1888, se cedió al ferrocarril del Sud (hoy Roca) parte de la plaza Wheelwright para prolongar el andén y abrir calle entre aquella y la estación, arteria que bautizaron Gaboto.
Cuando aún era plaza Wheelwright (1950, circa)
Miguel Canessa era el propietario del chalet de madera que en 1897, se levantaba en la Plaza Wheelwright, destinado a confitería. Tenía 15 metros de frente al SE por 10 de fondo al rumbo opuesto. El 4 de octubre de 1894 se trata en la sesión del HCD su pedido para ampliarlo 3 metros más y así suprimiría las letrinas haciendo nuevas dentro del cuerpo del edificio con caños inodoro.[3] 
Felipe Bernard era concesionario de un quiosco para la venta de diarios y billetes de lotería, también ubicado en esta Plaza. En 1897 agregó una barbería de 12 m2. Al caducar esta concesión la pidió Félix Fornabaio como salón de lustre de calzado, venta de periódicos y billetes. No se le aceptó la oferta.
El 22 de mayo de 1943, la Junta de Estudios Históricos de Quilmes levantó en el lugar un monolito en homenaje a William Wheelwright  al cumplirse 70 años de su muerte, quien trajo el ferrocarril a Quilmes. El monolito, en los últimos 20 años, sufrió todo tipo de violencia, actualmente se halla en estado deplorable (ver nota en este blog)
 
El monolito, en los últimos 20 años, fue impunemente vandalizado, año a año se fue hundiendo en el olvido... una vez a la plaza se quitaron su nombre original, luego arrinconaron en el olvido el instrumento que retrotraía a los quilmeños a ese nombre.
 
EL CEDRO DEODARA
Hubo durante casi 30 años en esta plaza un majestuoso cedro deodara hasta que en octubre de 1948 un fuerte viento del NO acabó con él.
El cedro deodara es nativo del oeste de la Cordillera del Himalaya, por eso también se lo llama cedro del Himalaya o cedro llorón porque las ramas, que crecen horizontalmente, tienen los ápices caídos. Este árbol con su silueta piramidal, había alcanzado los 45 metros. Si bien es una especie muy resistente al frío y al calor, no aguanta los suelos muy húmedos como los de Quilmes, por eso, ya conmovida su base, fue fácil víctima de la tormenta.
El que era director de Plazas y Paseos Ing. Agrónomo Aníbal B. Pocca con el auspicio del intendente Eloy Numa Damonte tuvo la iniciativa que su madera se fuera transformada en bibliotecas, que una vez concluidas se enviaron a escuelas locales, como la Nº 34 de Ranelagh (hoy Nº 6 de Berazategui) cuyo nuevo edificio inauguró, el 3 de diciembre de ese año, su director el insigne maestro Enrique Cánepa. 
LA POLÉMICA POR EL NOMBRE 
En la prensa local, entre 1957 y 1958, se dirimió la disputa que se generó en Quilmes, cuando los concejales radicales de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI): Edel Daroqui, Eduardo Vides, Alberto M. Chafa, Carlos W. Perli, Manuel Martín, Carlos E. Garay, Domingo J. Alpini, Guillermo Van Kooten, Alfredo Blanco, Carlos González Feilberg y María Elena Raimondi de Ramos, propusieron cambiar el nombre de la plaza por el de "Presidente Hipólito Yrigoyen" (Buenos Aires, 12/7/1852 - 3/7/1933) que llevaba la avenida próxima junto a la vereda este - antes Gral. José Félix Uriburu, primer presidente de facto que derrocó a Yrigoyen, y antes Centenario -. Era intendente desde el 1º de mayo de 1958, don Rodolfo Adalberto López "Robín", que asumía en una democracia parcial, pues el justicialismo había sido proscripto por la dictadura cívico-militar instalada el 16 de setiembre de 1955.
Advertida la Junta de Estudios Históricos, instalada para preservar el patrimonio cultual quilmeño - la misma que había colocado en 1943 el monolito que rendía homenaje al ingeniero que logró que llegara el ferrocarril a Quilmes - expuso su manifiesta oposición a ese cambio de nombres, considerando que ya había una calle que honraba la figura del ex presidente y la plaza había sido adquirida por la Municipalidad en 1873, tras la muerte de Wheelwright  con la finalidad de perpetuar su memoria. 
El profesor historiador don Manuel Ales, como miembro de la Junta, fue el encargado de defender la nomenclatura tradicional a través del periódico "La Lealtad".

La que produjo una reacción adversa en algunos vecinos. A continuación se transcribe la nota del Dr. Pedro Pugno publicada en ese medio de prensa, como respuesta a la nota del profesor Manuel Ales, miembro de la Junta de Estudios Históricos, en defensa de la cultura y la tradición del partido de Quilmes.
Dice una solicitada publicada en La Lealtad del martes 31 de octubre de1957.
"COMO SE PIDE Estimado Director de LA LEALTAD.
Le estimaré insertar mi disentimiento, con una publica­ción de un colaborador de esa hoja amiga: El malhadado ar­tículo de página 7, de la edición 1090, que suscribe ‘M. Ales’ no me ha resultado grato, y me ha parecido inoportuno. Consi­dero que la SEÑERA PERSONALIDAD POLÍTICA Y PÚBLICA DEL DR. HIPÓLITO YRIGOYEN sólo puede admitir retaceos de parte de ciudadanos eminentes que acumulen en el haber del quehacer ciudadano la responsabilidad de una pre­ocupación permanente por las cuestiones de la PATRIA.
Ya Yrigoyen, con todos los errores que pueda intentarse atribuirle, ha grabado su nom­bre con letras indelebles en el bronce de la Historia. Considero que expresar: ‘No entraré a discutir la falta de méritos de Yrigoyen para re­emplazar a Wheelwright...’ cons­tituye de parte del firmante a, UNA PERFECTA INSOLEN­CIA.
Ruego al amigo Director, di­simule la aparente impertinen­cia de esta carta, que en realidad es dictada por un anhelo muy humano, al defender la memoria de los grandes ciudada­nos de América.
Muy atte. Pedro Pugno. Ca­silla Correo 16. Florencio Varela. " 
El señor Pugno no entendió la postura de la Junta y la tomó como afrenta al primer presidente de la ley Sáenz Peña (siempre existen quienes como exégetas manifiestan una visión acotada de los hechos, de los hombres y las cosas) El Prof. Ales, luego, aclaró que al referirse a “méritos” no era sobre la persona sino sobre el hecho histórico específico acontecido en esta localidad. 
En la dilatada sesión del H.C.D. del viernes 18 de julio de 1958 que duró hasta las 7 de la mañana del día siguiente, se manifestó en oposición a la moción de cambiar el nombre a la plaza Wheelwright el concejal del sector socialista don Carlos H. Luchelli. Hubo una férrea simplicidad en el expositor. Fue como un monolito de lógica alzándose contra argumentos de 'partidista insensatez'.  Así resume el libro de actas del H.C.D. donde se plasmó esa sesión y que repite el diario "El Sol" del lunes 21 de julio de 1958: 
EXPRESIONES QUE DIERON AL HOMENAJE AL PRESIDENTE HIPÓLITO YRIGOYEN CARACTERÍSTICAS DE POLÉMICA. (el texto original fue modificado en parte para adecuarlo conceptualmente a una lectura actual. N.C.) 
Al hacer uso de la palabra, exponiendo en nombre de su sector al cambio de nombre a la plaza Wheelwright por el de Presidente Yrigoyen, el concejal Carlos H. Luchelli pronunció estas palabras que pro­vocaron honda reacción en las bancas de la UCRI y de la UCRP.
DISCURSO DEL CONCEJAL LUCHELLI SOBRE EL CAMBIO DE NOMBRE DE LA PLAZA WHEELWRIGHT
"La Comisión de Cultura y Fomento se ha expedido sobre el proyecto de Ordenanza, presentado por el bloque de la mayoría. Lamentablemente, no he es­tado presente en la reunión resolutiva, no por mala voluntad, sino que por desconocer el día y la hora en que se hizo, extrañamente, pues mi presencia en el edificio municipal des­pués de las 20 horas, es habi­tual. Como vecino joven de Quil­mes, me siento un tanto des­concertado por el cambio de nombre de la plaza Wheelwright, pues quienes representa­mos a nuestros convecinos en este H.C.D. debemos estar atentos a todo lo rela­cionado a los atenuantes que determinan el cambios de nombres de calles y plazas públicas. El nombre de Wheelwright, en la plaza frente a la esta­ción Quilmes, ha sido impuesto en su oportunidad, por los vecinos de aquella época (1873) con toda razón y justicia, y nosotros no podemos revertir de un plumazo el espíritu y el motivo que origi­nó esa sabia decisión.
No quiero  con esto quitar méritos a Yrigoyen, y sería justo y lógico que en al­gún sitio de nuestro Municipio haya una plaza pública con su nombre y busto correspondiente. Pero ¿Por qué elegir justa­mente una plaza que ya tiene un nombre y un origen destinado a ese nombre? ¡Tal vez, impulsó a los concejales de la ma­yoría esa opción por ser esa una plaza céntrica!
Acaso ¿En la vasta extensión del Municipio de Quilmes: Bernal, Berazategui (aún pertenecía al partido), Don Bosco, Ranelagh, etc., no existen terrenos que pueden destinarse a plazas pública? ¿Por qué, no construir nuevas plazas y darles los nombres de los innumerables próceres de nuestra patria? […] En este cambio de nombre el vecindario, y entre estos muchos extranjeros ra­dicados en nuestra ciudad, lo verán como una usurpación, y al mismo tiempo, como un desconocimiento e ingratitud hacia aquellos que sin ser argentinos llegaron y dejaron una huella indeleble para el progreso de nuestra patria. 
Cuando leí ayer, a última hora, el despacho de la Co­misión de Cultura, apuré mi búsqueda de los antecedentes de Wheelwright. 
Lo que pude reunir en estos días, fueron aportes de amigos y familiares ya que la documentación existente en la Biblioteca Municipal habían sido retirada por otros interesados. No obstante, he logrado ubi­car a Wheelwright, quien fue un ciudadano norteamericano, nacido allá por el año 1798, y quien se ha dedicado en su pri­mera juventud a la carrera de marino, llegando a ser con el tiempo, capitán de un buque mercante. Fue siempre un hombre de grandes inquietudes y de vi­sión progresista.
Primeramente navegó por el Pa­cífico, llevando en sus bar­cos productos alimenticios a los puertos del Perú y Chile. Luego fue em­presario de Ferrocarriles, y es así que en Chile, en el año 1851, inicia y termina la primera línea, ferroviaria de Sud América, uniendo los puertos de Caldera y Copiacó.
En esta última ciudad, en­cuentra que el agua por contener mucho calcio era nociva para las calderas de las má­quinas, motivo por el cual envió a construir poderosas y grandes máquinas de des­tilación, aprovechándose a partir de ese momento tanto para las locomotoras como para el consumo humano.
También construye hornos para fabricar cal y para la fundición del bronce, como asimismo, establece el alumbrado con gas en Copiacó y en Valparaíso. En Talcahuano explota las primeras minas de carbón de piedra. En Santiago de Chile y Valparaíso instala la primera red de agua potable; ciudad que justicieramente le erigió una estatua.
Por aquella época, Wheelwright juzga que dada la na­turaleza especial de los An­des podía ser la línea ferro­viaria Caldera-Copiacó, el pun­to de partida de un ferroca­rril internacional que uniera a los dos océanos, el Pacífico con el Atlántico, es decir, San­tiago de Chile con Buenos Ai­res, obra que no pudo llevar a cabo. 
En nuestro país, Wheelwright retoma y termina línea férrea que une Buenos Aires con el puer­to de la Ensenada. La obra se inició el 22 de febrero de 1863. La inauguración fue motivo de fiesta en Quilmes. […] En 1864, co­menzó la construcción de la línea Rosario-Córdoba. El 18 de abril de 1872, con el arribo del primer convoy se inauguró en forma solemne de la línea ferroviaria y estación Quilmes. 
Dice la crónica periodística, que a las 12 del día salió de la estación Central del Paseo de Julio, un tren conduciendo a los invitados, cuyo número era de 600 personas y entre las que se hallaban el Gobernador de la provincia de Buenos Aires Emilio Castro, y otras muchas personalidades.
El pueblo de Quilmes y todo el camino estaban embanderados. En los salones de la Municipalidad se pronunciaron varios discursos dignos de re­cordarse. El gobernador dijo que de las muchas líneas de ferrocarriles que se habían construido en la provincia de Buenos Aires, era esta la pri­mera que lo había sido sin subvención u otra clase de ayuda del Gobierno; que cuando la compañía necesitó de tierra la compró o la obtu­vo sin auxilio alguno del Estado lo que mostraba el es­píritu de progreso que diaria­mente se desenvolvía, y el cual, tenía su más grande representante en la persona de su amigo el Sr. Guillermo Wheelwright,
Respondiendo a estas pala­bras el Ingeniero: que agradecido coma estaba del cumplido del gobernador Castro, él nada ambicionaba sino ser un hombre esencialmente de trabajo. Luego hizo una revelación interesante: qué hacía 40 años naufra­gó en las costas de Quilmes, llegando a este pueblo desnu­do, descalzo y hambriento. Todos los vecinos se disputa­ron a porfía en favorecerlo. Lo vistieron, lo cuidaron y ali­mentaron. Desde ese .momento decidió en su interior recom­pensar aquella humana recep­ción. Pasaron los años, pero no olvidó jamás su promesa y cuando la ocasión llegó, le fue grato proyectar y construir el camino de hierro que hoy liga nuestro pueblo con la Capital de la República.
En ese memorable día, el Dr. José Antonio Wilde, uno de los vecinos más ilustres de Quilmes, interpretando la no­ble satisfacción de todos, sa­ludó la nueva etapa del pro­greso con las siguientes pa­labras: ‘Los gobiernos progre­sistas; que sólo tienen por norte y guía de sus pasos el bien del pueblo, merecen las bendi­ciones de todo hombre honra­do que estima a su patria. Las empresas de cualquier na­cionalidad que sean merecen también la más profunda gratitud, así como las del Ferro­carril de la Boca, Barracas y Ensenada, que invierten sus capitales en el mejoramiento del suelo argentino. Es por eso, que, animado de los sentimientos más sim­páticos hacia el gobierno y a la empresa del ferrocarril que hoy se inaugura y, constitu­yéndonos en intérpretes de los sentimientos que experimen­tan los habitantes de este pue­blo, queremos hacer pública, esta manifestación de grati­tud. Un nuevo horizonte se des­cubre para el pueblo de Quilmes. Lenta hasta hoy es la carrera del progreso, como len­tos eran sus medios de trans­portes. Se convertirá desde ahora en el más progresista de los pueblos de nuestra cam­paña y veloz como la locomo­tora, llegará a la altura que en las filas de la civilización le corresponde. Esa máquina misteriosa que devoré el espacio, lanzando sin cesar bocanadas inmen­sas de humo, señal cierta da la actividad que se ejercita en sus entrañas, será para nosotros el símbolo, el modelo más bien dicho, que seguire­mos en nuestra marcha hacia el progreso. Pidamos, pues, al cielo la protección divina, so­bre todos nosotros y tribute­mos al Gobierno y a la empre­sa los más fervientes votos de gratitud y amistad’.
Hasta aquí son las referen­cias y antecedentes que he podido encontrar. Y ahora, tomando frases del discurso del Dr. Wilde, como vecino de la ciudad, invito a los señores concejales que sigamos la marcha hacia el progreso, construyendo parques y plaza que senran un ejemplo de obras para el futuro y que en cada plaza o parque lleven los nombres de los formadores de la nacionalidad. Es por todo esto que deseo se mantenga el nombre de Guillermo Wheelwright a la plaza frente a la estación que es el mejor homenaje que hacemos a este extranjero que hace un poco mas de 86 años llego con la primera locomotora a esta ciudad y que con sus rieles trajo el progreso del que hoy estamos disfrutando todos por igual.”
Continúa la reproducción que hizo del diario "El Sol" de las actas de sesiones, concluida la exposición del concejal Luchelli (síntesis):
"La consideración del despa­cho dio margen a un debate político de aristas polémicas por momentos, del que participaron fundamentalmente los concejales Vides, Pollini, Cas­tro, Luchelli, Paoluccí, Gonzá­lez, Daroqui, Bianco y Chala. Tanto el sector de la intransigencia como el del radicalismo del pueblo expresaron su absoluta discon­formidad con la posi­ción del partido socialista, a la que calificaron de contra­dictoria razón de que, en la sesión anterior, habían pe­dido el pase de ese asunto a Comisión tan sólo para verifi­car si alguna razón legal se oponía al cambio. El concejal Meneris Paolucci aclaró que esa verifi­cación no solo se refería a as­pectos jurídicos, sino también a los históricos y había permitido la investigación de que era testimonio la exposición de su compañero de sector socialista, el señor Luchelli. Las diferentes interpretaciones sirvieron para exaltar aun más la figura de Yrigoyen, ya que todos, incluso el sector socialista, expresaron con ca­lor su admiración por el hom­bre que cruzara por el pano­rama de América dictando la lección de su ejemplo, como lo dijeran sucesivamente Blanco por la UCRI y Acuña por la UCRP, mereciendo éste últi­mo por su elocuencia aplau­sos del mismo sector de la intransigencia. Finalmente, llevado el despacho a votación, resultó apro­bado con el siguiente texto: Comisión de Cultura y Fo­mento. Despacho Nº 11. Visto el proyecto de ordenanza presentado por los concejales Daroqui, Vides, Chafa, Perli, Martín, Garay, Alpini, Van Kooten, Blanco González Feilberg y Raimondi de Ramos por el cual se solicita se denomine con el nombre de Presidente Hipólito Yrigoyen a la plaza Wheelwright. Vuestra Comisión de Cultura y Fomento por razones que os dará el señor miembro informante de la misma os aconseja la aprobación del siguiente Proyecto de Ordenanza: El Honorable Concejo Deliberante sanciona
Art. 1º Denomínese con el Nombre del Presidente Hipólito Yrigoyen a la Plaza, llamada Wheelwright, situada en Quilmes entre las calles Gabo­to, Alsina, Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. 
Art. 2º En el término de treinta (30) días de sancionada la presente Orde­nanza el D.E. por intermedio de la Dirección de Cultura ha­rá un llamado a concurso de trabajos en bronce del busto del prócer. 
Art. 3º Queda a cargo del D.E. determinar las condiciones del concurso, el plazo de presentación de tra­bajos, exposición de los mis­mos, designación del jurado e inauguración del busto del ex Presidente en la Plaza que llevará su nombre. 
Art. 4º Dicha inauguración deberá realizarse el 3 de Julio de 1959. Art. 5º Tómese la Partida del rubro Cap. II Inciso 2 Ítem 22, partida única, del Presupuesto General en vigencia. Art. 6º Derógase toda Ordenanza o disposición que se oponga a la presente. Art. 7º Comuníquese, etc.”
ORDENANZA N° 2373
De este modo el Honorable Concejo Deliberante dictó la ordenanza Nº 2373 sancionada el 18 de julio de 1958. La ordenanza fue votada por el bloque de la mayoría que reunía ambas parcialidades de la U.C.R. los intransigentes y los del pueblo... y, como nos ilustra generosamente la historia, el que gobierna resalta sin contemplaciones históricas, a las figuras que representan sus ideas. 
De este modo, después de 85 años de generoso reconocimiento a uno de los hombres que fueron portadores de progreso para una aldehuela olvidada la sur de la gran Ciudad, en absoluto acuerdo democrático, una mayoría creyó que ya había tenido tiempo suficiente de honra y resolvió cambiar el destinatario de su gratitud. 
Que este precedente no sea motivador de que en un mañana cercano o lejano otra mayoría resuelva en democrática mayoría cambiar el nombre de esa plaza por el de otro prohombre próximo a sus ideas y afectos. 
La misma particularidad histórica se cometió con la calle Santiago Valerga del barrio La Colonia, pero en este caso por el imperio de un gobierno municipal impuesto por una dictadura.
La primera edición de La vida y los trabajos industriales de William Wheelwright en la América del Sud por Juan Bautista
J.B.Alberdi
Alberdi apareció en París en 1876 con el sello de la Librería de Garnier Hermanos, calle de Saint-Peres, 6. En la portadilla figuraba el nombre del personaje, William Wheelwright, a secas, con una nota al pie: “La pronunciación figurada de es­te nombre en español es: Güilbrait”. Una edición en idioma inglés, The Life and Industrial Labors of William Wheelwright in South America, fue publi­cada el año siguiente en Boston por A. Williams and Co. La obra integró el octavo tomo de las Obras Completas de J. B. Alberdi, Buenos Aires, La Tribuna Nacional, 1886-87. Se incluyó también en el cuarto volumen de las Obras Selectas de Alberdi, nueva edición ordenada, revisada y precedida de una introducción por el doctor Joaquín V. González, Buenos Ai­res, Librería "La Facultad” de Juan Roldán, en 1920. La edición que ilustra esta nota es de EMECÉ EDITORES en la colección "memorias argentinas" de 2002. 
EL BUSTO DE YRIGOYEN
Como estableció la ordenanza Nº 2373 del 18 de julio de 1958, a 26 años de la muerte de Hipólito Yrigoyen, Quilmes le rindió un homenaje, el viernes 2 de julio de 1959, en la plaza que, desde el año anterior, por dicho decreto, lleva su nombre en lugar del que antes la designaba, Ing. Guillermo Wheelwright. En dicha oportunidad se inauguró un busto del primer presidente radical electo tras la Ley Sáenz Peña; al acto asistieron autoridades municipales, alumnos de las escuelas públicas y privadas del distrito y delegados de los comités radicales de la Capital Federal, de La Plata y los municipios vecinos. Hizo uso de la palabra el intendente Rodolfo A. López.
 Busto de Yrigoyen rescatado de la plaza homónima, tras un intento de robo perpetrado en 2018. Hoy se halla en el Museo Municipal de Artes Visuales Víctor Roverano (Rivadavia y Pringles)
El busto fue emplazado allí el 2 de julio de 1959.  
Días previos el Comité de distrito de la Unión Cívica Radical de Quilmes había presentado, a través de los medios de prensa, un panegírico sobre el ex presidente.
Así, oficialmente, la plaza de la estación cambió su nombre. 
La Plaza Hipólito Yrigoyen con su saquisamí de puestos para artesanos entre el busto del ilustre Presidente y el abandono. Los puestos fueron quitados en 2020.
¡¡¡ ... y un baño público en la vereda oeste!!! Que fue afortunadamente quitado en 2019.
EL RELOJ DE SOL
 En 1991, la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires con motivo de los 325 años del establecimiento de los quilmes y acalianos en estas costas rioplatenses obsequió a Quilmes un reloj que funcionaba a energía solar. La municipalidad local lo instaló en la plaza Wheelwright, pero con los numerosos edificios torre que fueron levantándose perdió efectividad y dejó de funcionar. 
Entonces, la Asociación Amigos del Paseo Rivadavia, padrinos de la plaza le encargó al joyero Antonio Lafortuna, integrante de esa Asociación que le cambiara el mecanismo, electrificándolo  y conectándolo a la línea de alumbrado público. Así se hizo, pero poco duró, porque nunca le faltan a las plazas los vándalos y ladrones que roban placas, ensucian monumentos, destruyen bancos juegos de niños y en este caso se robaron el cableado deteniendo por varios años el correr de las horas; que de todos modos siguieron corriendo con absoluta independencia y en el 2009 el Sr. Lafortuna cambio nuevamente el mecanismo colocándole una batería y un transformador para que tenga autonomía en la marcha.
Este reloj junto con otro similar, había sido donado por el gobierno del Japón a la Capital Federal que a su vez lo donó a Quilmes y el otro a Lomas de Zamora.
Para colomo e insólitamente, a la castigada plaza la “adornó” un baño público decomunal (donde acontecieron todo tipo de desmanes) y un zaquizamí de entre feria artesanal y "saladita". El baño fue derribado en 2018 y los puestos a partir de julio de 2020, en una puesta en valor  de la plaza iniciada por la Secretaría de Obras Públicas a cargo de Cecilia Soler.
 
 
REFLEXIÓN
El esclarecimiento sobre el nombre de la plaza Hipólito Yrigoyen, ex William Wheelwright, o ‘de la estación’, despierta en el autor de estas páginas un pensamiento sobre la historia, que retomo de John Steinbeck, ¿Quién no oyó la anécdota de la manzana de Newton? Charles Darwin contaba que su teoría del “Origen de las especies” apareció completa ante él en el lapso de un segundo y lo que hizo el resto de su vida fue profundizarla. La teoría de la relatividad se le ocurrió a Einstein en un pestañar. Este es uno de los misterios del espíritu científico, el salto inductivo que todo lo clarifica y surge del abundoso terreno de la confusión. No pasa lo mismo con la ciencia de la Historia que requiere de: variada documentación previa, búsqueda, indagación, análisis, reflexión, deducción, convergencias y divergencias, marchas y contramarchas, el que está dispuesto a recuperar la historia debe intentar doblegar la propia idiosincrasia partidaria, social, cultural, económica que los signa, caso contrario los resultados están cargados de tendencia. 
  Reitero la relfexión con el que se cierra la biografía del educador y hombre de la cultura Héctor A. Pereiras: 
"Si hoy olvidamos los cimientos y si se olvida a quienes hicieron los cimientos, el futuro nos lo reclamará. Muchos se habrán equivocado nuestros maestros, pero a ellos debemos que nos enseñaran a reconocer a nuestros fundadores. Un pueblo sin identidad, sin sentido de pertenencia es un pueblo sin conciencia ciudadana".
 Investigación, compilación y crónica Prof. Chalo Agnelli
Director del blog
Se agradece la colaboración del Lic. Eduardo Vides,
de Alejandro García, Subsecretario de Comunicación del Municipio
 y de Andrea Frade que despertó la inquietud de reiniciar la investigación.
 Diciembre, 2009 // 23/3/2010 // Abril de 2014
NOTAS

[1] Alberdi, Juan B. “Vida de William Wheelwright” Memoria argentina EMECË.  Bs. As. 2002.-
[2] Crónica “El ferrocarril y el primer tranvía” de Martín Cristoforetti.
[3] Libro de actas del HCD N° 2 folio 203
[4] Ver de Márquez, Jorge “Al sur de la utopía – una historia política de Quilmes (1955 – 1983)” Tiempo Sur, Quilmes, 2010. Pp.80 a 92. 
[5] Hasta hoy pues algún investigador más avizor podría hallar en el futuro alguna ordenanza o decreto sobre tablas que haya concretado el cambio de nombre de la mentada plaza.

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