jueves, 29 de abril de 2010

HISTORIADORES "LOS PRECURSORES" PRÓLOGO - CONFERENCIA DEL 25/3/10

 Continuando con el tema de los Historiadores Quilmeños que venimos desarrollado se transcribe el prólogo del folleto pusimos al alcance del público y entregamos especialmente a descedientes de estas personalidades que investigaron sobre la historia local. También se entregó copia a la  Junta de Estudios Histórico a la Biblioteca Pedro Goyena y a la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento. 
PRÓLOGO
Comenzando las actividades de los 200 años de la Revolución de Mayo, la Comisión del Bicentenario Quilmes 1810-2010 consideró rendir un tributo a aquellos que trazaron un surco en la historiografía local, aquellos que, según Tolstoi, desde la aldea describieron el mundo.
La presidenta Lic. Nancy Castagnini tuvo la deferencia de encomendarme esa tarea que emprendí con el convencimiento del objetivo que se perseguía, con el placer con que realizo mis trabajos de historia local y con la intención primordial de hacer docencia divulgando nuestro pasado y afirmando nuestra identidad quilmeña.
Influido por mi familia materna, extensa y profundamente vinculada a Quilmes, desde los primeros años de mi niñez sentí curiosidad por nuestra historia, quizá instigado por las anécdotas de mi abuela y sus primas, por las charlas de sobremesa que eran un rito impostergable en mi familia, pero tengo la certeza que las conferencias y actos alusivos a los que asistí con motivo de las celebraciones del tricentenario quilmeño, en 1966, fueron los disparadores que trazaron esta impronta historicista y localista que me acomete.
Crecemos con y en los otros. La calidad del propio crecimiento es directamente proporcional a la calidad integral de las personas con que nos rodeamos en la vida. Y esa calidad no está determinada por los conocimientos académicos, los títulos acumulados, la fortuna material ni el prestigio social que caracterice a una individuo cualquiera, sino por su altruismo, sus valores humanísticos, su honorabilidad, el genio afable y generoso, el reconocimiento que sepa mostrar en acciones provechosas para los demás, el don de gentes con que se acerque al otro y permita que el otro lo encuentre para compartir acciones en bien propio y que repiquen para bien de toda una comunidad. Gozar de estos atributos y tener la capacidad de advertirlos se resume en sabiduría de vivir.
Inauguré ese 1966, el 18 de junio, en la Biblioteca Pública Municipal “Domingo Faustino Sarmiento” de la que era, y aún soy, empecinado concurrente y donde llegué a gozar, no de la amistad pues la diferencia de edades era grande, pero sí de la consideración y el interés por los temas que me llevaban de su director el profesor Carlos Guillermo Maier. En 1970 hice un curso de bibliotecario para maestros dictado por este docente en la escuela Nº 6 de Bernal.
En esa ocasión el profesor Juan Carlos Lombán, que era director del colegio San Jorge, brindó, un homenaje al Dr. José A. Craviotto, el máximo historiador de Quilmes, que había fallecido el año anterior. Su pérdida tan temprana abría un bache en la cultura quilmeña. Se percibía una gran congoja en el ambiente. Si bien yo era muy joven, tenía especial percepción por del ánimo circundante, condición aún conservo en menor medida.
No imaginaba, en ese entonces, que en el futuro compartiría tantas vivencias con el Prof. Lombán y con su esposa Lucrecia. Para mis escasos 20 años resultaba un intelectual inaccesible, pero sus palabras, recomponiendo la biografía del Dr. Craviotto, me permitieron comprender ese impulso llamado pasión, con el que algunas personas transitan por la vida.
La segunda experiencia reveladora fue el martes 9 de agosto. Con mis amigos Vicente Morandi, Juan Eduardo Alonso y Lucho Illanes asistí a una charla del profesor Manuel Ales, en el Círculo Universitario, que ilustró con diapositivas. Simultáneamente Ales presentaba su libro “Quilmes fin de siglo” con el irrepetible plano topográfico del pueblo de Quilmes, levantado por orden superior por la comisión del Sur en 1856 y actualizado hasta 1890, por el mismo Ales, en 1963. Conservo un ejemplar de dicho libro, obsequio del Prof. Maier, firmado por él, con correcciones que Ales le había hecho el 18 de junio de ese mismo año, para próximas ediciones.
En ese entonces, aún, se respetaban rigurosamente los horarios, de modo que la conferencia empezó a las 18 hs en punto y, una vez concluida, con mis amigos, corrimos en el Ford Falcon de Lucho - en verdad de su padre - hasta la escuela Media Nº 3, donde Juan Eduardo estaba terminando la enseñanza secundaria, a otra charla. El conferencista era el secretario de la Comisión de Cultura de la municipalidad, José Goldar.
Conocía a los Goldar, padre e hijo, como vecinos, habitaban una casa próxima a la mía, en La Colonia, a pocos metros de la plaza Aristóbulo del Valle. Su tema fueron los 300 años del transcurrir histórico local y la apoyó con diapositivas. Como las presentaciones de los profesores Lombán y Ales fueron reveladoras, la de Goldar fue motivadora.
Al concluir se informó a los presentes que don Luís Otamendi continuaría el ciclo de conferencias-aniversario el sábado siguiente, a las 11 hs. en el 2º piso de la municipalidad. De modo que el sábado 13, víspera de al fecha conmemorativa, a las 10:45 hs. estaba en la puerta de la comuna solo; mis amigos esquivaron con elegancia mi compañía. No era su tema. Arrastrarlos a dos conferencias en un mismo día fue mucho para ellos.
En la puerta me informaron que era exclusiva para personal municipal, pero entre los que llegaban estaba, Omar Andragnez y Felipe Ruesta, ambos municipales, amigos de mi familia y entré con ellos.
No recuerdo por qué inconveniente el señor Otamendi no concurrió, pero envió el texto de la charla que leyó el Prof. Ales, su amigo y par en varios trabajos históricos.
A don Luís lo había conocido el 17 de agosto de 1964 en su homenaje al Dr. José Antonio Wilde, que realizó en la Biblioteca Sarmiento. Charla que me instó a leer “Buenos Aires desde 70 años atrás”, las misceláneas del Dr. Wilde que releí varias veces; libro del que, además, colecciono de distintas ediciones (la más antigua que poseo es de 1904) Así como la reiterada mención de Guillermina Sors por parte de estos historiadores me condujo a su libro “Quilmes colonial”.
A partir de 1974 comencé a compartir con el señor Otamendi reuniones y actividades en la Sociedad de Escritores de la Provincia que se había fundado por iniciativa del Prof. Francisco Míguez. Ambos, y también el Prof. Ales, fuimos miembros de su comisión directiva.
No recuerdo con precisión el tema que se abordó ese 13 de agosto; no quiero presumir de memorioso, pero arriesgaría que trató sobre el pueblo originario que nos dio nombre y gentilicio a los aquí nacidos. Ayuda a mi memoria el hábito, que siempre tuve, de tomar notas durante las charlas, apuntes que aún conservo en su mayoría.
A esta altura de las conferencias ya estaba totalmente compenetrado de la historia quilmeña, de modo que a las siguientes asistí por necesidad vital.
El 16 de agosto, creo que era martes, nuevamente disertó el profesor Lombán. Fue sobre los primeros maestros quilmeños, dando contemporaneidad a los hechos locales con los procesos históricos nacionales y universales.
Cerré el ciclo el 9 de setiembre, nuevamente en la biblioteca, donde la señora Violeta Shinya trazó una semblanza biográfica y literaria de su tío abuelo, Guillermo Enrique Hudson. A partir de la cual devoré casi toda la obra traducida del “hijo dilecto de Quilmes”.
Todas las conferencias realizadas en la Biblioteca Sarmiento las abría el Prof. Maier. Este extraordinario maestro, como director de esa institución, tuvo la iniciativa y la inquietud de preservar esas investigaciones, publicándolas en la Serie de Medallones Biográficos, la Serie Bío-bibliográfica y la Serie Archivos y Fuentes de Información; material de consulta fundamental para los historiadores actuales.
Esta descripción muestra una manera informal de llegar al conocimiento partiendo de intereses previos. Conocimientos que si existe la curiosidad como conducta o surgen motivaciones sustanciosas se va incrementando con nuevas experiencias.
Me creo en el deber de mencionar esta anécdota personal pues las actitudes de vida de estos historiadores, como las de quienes fueron mis profesores Rodolfo Merediz, Palmira Bollo Cabrios y el Dr. Antonio Pérez Amuchastegui, fueron demarcatorias de mi quehacer en la historia, como lo deben haber sido en otros individuos, y por eso principio este prólogo con esta frase: “Crecemos con y en los otros. La calidad del propio crecimiento es directamente proporcional a la calidad integral de las personas con que nos rodeamos en la vida.”
Hay figuras de nuestra historia que, por tiempo y espacio, no se reseñan en este documento, elaboré las biografías de aquellos que consideramos los primeros y que dejaron trabajos fundantes. Otras biografías como las de Lila Giordano de Campelo y de Evaristo Iglesias, las presenté en “Maestros y Escuelas de Quilmes”; y la del periodista Juan Carlos Buceta Basigalup en “Cuadernos de Identidad Nº 1”.
Sin embargo el homenaje es hacia todos, hombres y mujeres que trabajaron para reafirmar la identidad de los que hoy habitan los partidos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, territorios del viejo Pago de la Magdalena con un origen común.
Prof. Chalo Agnelli
El Prof. Lombán hablando sobre las ideas de Manuel Belgrano acerca de la economía de la patria naciente.
Entregando un folleto de la conferencia a la Prof. Alicia Otamendi Etchevertz hija de don Luis Otamendi.
El presidente honorario de la CBQ Prof. Lombán con la Prof. Sara Amarena de Goldar, la presidenta Lic. Castagnini y el conferencista Chalo Agnelli.
Con la Prof. Julieta Firpo de Nuñez, hija del historiador de Bernal 
don Felipe Jorge Firpo
Con la Prof. América A. Trgovcie, secretaria de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes
Con el Sr. Armando Ales, hijo del Prof. Manuel Ales.
Con don Luis Gerardo Barbieri, historiador de San Francisco Solano.
Con don José María Massa, yerno del Dr. José A. Craviotto.
(Se agradece la colaboración del fotógrafo Carlos Scott)

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