jueves, 17 de noviembre de 2011

FELIPE JORGE FIRPO [1] Y LA BIBLIOTECA ESTRADA DE BERNAL


Investigación, compilación y entrevistas Prof. Chalo Agnelli

Sucedió que emprendiendo el siglo su trayecto, Horacio Firpo, porteño de origen genovés realizó un viaje al litoraleño pueblo de Victoria, donde residían parientes.  
Victoria oculta entre cuchillas y lomadas, al sudoeste de la provincia de Entre Ríos, levantada en el centro imponderable del Delta del Paraná, se impuso en el futuro de Horacio pues allí conoció a María Vierci, italiana, prima en tercer grado de consanguinidad, de quien se enamoró y con quien, poco tiempo después, se casó en el mismo pueblo. En esos años los inmigrantes, por lo general,  para no caer en terrenos culturales desconocidos y para preservar sus tradiciones realizaban matrimonios entre paisanos. 
María tenía uno o dos años cuando, con sus padres, dejó Finale Ligure, su pueblo natal en la Liguria italiana y emigraron a la Argentina, en la última década del siglo XIX.
Finale Ligure es un pueblo frente al golfo de Génova entre Loano y Spotorno. Comuna de la provincia de Savona que integra la Riviera italiana. En el medioevo integraba el marquesado de Finale, regido desde el 1200 al 1600 por la familia Del Carretto.
Poco después, María y Horacio se establecieron en un pueblito en ciernes, al sur del gran Buenos Aires, Bernal.  Quizá, también atraídos por la numerosa comunidad genovesa establecida en la zona desde varias décadas atrás como los Pedemonte, Caffarena, Badaracco, Tassano, Fregossi, Vezulla, los Sanguinetti y los Pozzo, estas dos últimas familias también provenientes de Entre Ríos. Inmigración que habían alcanzado un nivel social significativo en la comunidad y que diseñaron en el país el perfil de la clase media que nos caracteriza. [2]
Los Firpo, además, tenían un parentesco con los Rocca, que residían en Quilmes. La relación de ambas familias venía desde la Liguria. Manuel Rocca solía visitar a estos paisanos que vivían en la calle Perú de la Capital, a Rosa Saccone de Firpo y sus numerosos hijos: Arturo, Silvio, Héctor, Ernesto, Clotilde, Irene y Horacio, padre de Felipe. [3] La joven pareja adquirió una casona, en la calle Congreso Nº 582 (hoy Vuelta de Obligado y Yapeyú)  Allí nacen sus tres hijos: Clelia Antonia, Felipe Jorge y Elsa María. En ese orden. Felipe, el 12 de junio de 1912, en un Bernal que, sí bien todavía era un pueblo en formación, rodeado de quintas, algunas con residencias señoriales donde pasaban el verano muchas familias porteñas, ya estaba cobrado renombre nacional pues dos años antes Guillermo Marconi había realizado desde allí una comunicación directa de telegrafía sin hilos y un año después, en 1913, Eduardo Bradley realiza el primer vuelo del su globo Pampero II.
El año de su nacimiento era intendente del partido don Pablo Castro, el segundo de los siete años que ejerció el ejecutivo provincial y la Escuela Normal abría sus puertas a la comunidad después de los constantes afanes de Atanasio Lanz y con la dirección de José Sosa del Valle.
Felipe Jorge cursa el primer grado en la Escuela Nº 35, llamada "Los Palitos", actual escuela provincial Nº 82; vecina a su casa, y el resto del primario en el Colegio Salesiano del que era director el Pbro. Nicolás Esandi. Su madre que ambicionaba para su hijo una educación de excelencia lo inscribe pupilo en el Colegio Pió IX, de Almagro en Capital Federal, donde realiza el bachillerato.
Aunque se inclinaba hacia la agronomía, por decisión de sus padres inició la carrera de ingeniería, que recorrió tan sólo tres años, luego, vencidos los mandatos, abandonó e ingresó en las oficinas de rentas de la provincia de Buenos Aires donde hizo una carrera beneficiosa, para él y para Bernal, pues el horario laboral le permitía dedicarse a su más genuina pasión, los libros.
En la primera mitad del siglo XX fue notable la cantidad de bibliotecas que se abrieron en el partido de Quilmes. El entusiasmo por la lectura y la difusión cultural que venía aparejada con estas instituciones proliferó gracias a sociedades de fomento, partidos políticos, clubes barriales, cooperadoras escolares y la iniciativa altruista de muchos vecinos. En Bernal en 1916 se había fundado la biblioteca popular “Agustín Álvarez” y en 1932 la “Mariano Moreno” y el  Centro Cultural y biblioteca popular “Bernardino Rivadavia”, en la esquina de las calles Pueyrredón y Buchardo.
Felipe, con un grupo de amigos, entre los que estaban los hermanos De Carli, Enrique Kemper, Francisco García Remohí, los hermanos Ricagno, eran asiduos concurrentes al Oratorio Festivo y al Centro de Exalumnos de Don Bosco; allí entablaron una fraterna relación con el párroco José Ochoa quien advertido del compromiso y el altruismo social de estos jóvenes, los alentó a fundar una biblioteca fuera del ámbito de la Institución Salesiana para darle un carácter de mayor apertura y dirigida a todos los sectores de la comunidad sin distinciones y así fue que el 19 de setiembre de 1937 con 400 libros donados por ex alumnos de Don Bosco y vecinos de Bernal se inauguró la Biblioteca PopularJosé Manuel Estrada. [4] El nombre, que contó con la aprobación de todos los socios fundadores, fue propuesto por Firpo que admiraba la capacidad de este intelectual de la segunda mitad del siglo XIX, uno de los más característicos oradores del país en esos años; historiador, de formación autodidacta, católico combativo, periodista y político. Firpo se ocupó consecuentemente en difundir su figura. El 5 de octubre de 1940 el Dr. Juan Domingo Pozzo leyó en el Salón Municipal de Quilmes una conferencia del Prof. Rodolfo Rivarola organizada por la Biblioteca. El Prof. Rivarola que había sido discípulo de Estrada en el Colegio Nacional de Buenos Aires, no había podido asistir al acto por la muerte fortuita de un de un hermano. 
El 17 de setiembre de 1958 la Biblioteca dirigida por Firpo mandó hacer un busto al escultor Oscar Albertazzi que fue donado al Colegio Nacional de Quilmes que aún hoy, próximo a la entrada de la esquina de Sarmiento y Conesa, da la bienvenida a los estudiantes.
El padre Ochoa, que supo motivar a figuras que supieran concretar sueños, con la iniciativa, el ingenio y la fibra de Firpo para llevar adelante una obra de esta trascendencia, consiguió que la Círculo Católico de Obreros les cediera el edificio de la esquina de 25 de Mayo y Belgrano donde permaneció la biblioteca hasta hace el año 2007 que tuvo que devolver la propiedad y se trasladó a un edificio de la ex Fabril Financiera en la calle Espora. 
Mientras tanto sucedió que la familia Olivero, después de un suceso fortuito en la vida de su hija Julieta Elida, nacida en Avellaneda, compran en uno de los primeros loteos que hacen en Barrio Parque, en Uriburu y Deán Funes un lote y construyen su casa. En la misa del domingo Felipe y Julieta se observan con el prudente rigor de la época y luego logran que los presenten iniciándose un noviazgo que el culmina en casamiento el 24 de abril de 1940. La pareja permanece en la casona de la calle Chacabuco donde nacen sus dos hijas, María Julieta, el 12 de Febrero de 1941 y María Graciela, el 30 de noviembre de 1942,

A la obra de la biblioteca, después de la familia, dedicó don Felipe toda su vida. Con tan sólo 25 años fue su presidente fundador,  hasta 1946 y luego desde 1956 hasta 1981 en que pasó a ocupar la presidencia honoraria hasta su muerte. Pero como tal y con el mismo ahínco actuó como el alma pater de ese templo del conocimiento y no cejaba de ocupar todos los roles que se requirieran a más de alentar constantemente las iniciativas y proponer acciones en pos de la divulgación del libro y la lectura, así como todo tipo de actividad cultural al servicio de la comunidad bernalense.
Dio a Bernal un enclave cultural que descolló en calidad y convocatoria, trayendo personalidades, entre otras, de la talla de: Jorge Luís Borges, María Elena Walsh, Rodolfo Rivarola, los historiadores Ricardo Piccirilli, Félix Luna, Carlos N. Gelly Obes, el Pbro. Guillermo Furlong, historiador miembro de Junta de Historia Eclesiástica Argentina, el filólogo y crítico Ángel Battistessa, la poeta María Raquel Adler, el juez Alfredo Noceti Fasolino, María Hortensia Lacau… y  muchas otras abocadas a las artes a las letras y a la ciencia. La memoria de los bernalenses puede confirmar que durante su gestión no trascurrió un sábado en que la Biblioteca “José Manuel Estrada” no haya ofrecido un acto cultural.
El pensamiento de Felipe Firpo persistía constante y activo en cómo desarrollar estrategias que enriquecieran el acervo de su querido pueblo natal.  Era un militante de la cultura.
Cuando en los años 70´, jóvenes crearon esos ámbitos de encuentro y discusión sobre la realidad y el arte cinematográfico, que fueron los cines-debate, el primero del partido de Quilmes, bautizado Skermo (pantalla), se realizó en la Estrada y lo dirigía Doménico D´Angelo. Firpo tuvo siempre un trato gentil y paternal con la juventud con inquietudes positivas a quienes estimulaba y orientaba con su natural humildad
Fue un auténtico bibliófilo y aún más, se podría fundar para él un neologismo, calificándolo de biblioclasta. Creía que el libro era un instrumento de transformación, de crecimiento, de progreso.
Su actitud era la de un maestro. Él se descubre en el pensamiento de la profesora María Elena Camba, que el 17 de setiembre próximo pasado escribió: “…Se es docente sólo por una razón: se cree en el futuro luchando por el presente a través de la formación de personas, en cualquier nivel en que nos desempeñemos. Va más allá de un trabajo, de un título o de un cargo y tampoco se agota en la vocación. Es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que elegimos ser. [5]
En 1940 al crear el comisionado municipal y vecino de Bernal, Dr. Fernando Pozzo la Comisión de Cultura, atento al accionar de Firpo lo convocó  para integrarla.
Años después hacen su casa en la calle San Martín entre Don Bosco e Ipiranga, junto a los Alaimo que bautizan “Ave María”.
Acompañado por el Dr. Ángel Castellán fundó la revista “Mensaje”; órgano oficial de la biblioteca durante muchos años, caracterizado por el nivel y la excelencia informativa de sus artículos.
En 1992 publica como homenaje a la Biblioteca Estrada en sus 55º aniversario, “Recuerdos del viejo Bernal”, con datos históricos, biografías, misceláneas, una frondosa colección de fotos y, sobre todo, el libro trasunta la profunda ternura y respeto que Firpo sintió por la gente de su pueblo, por las instituciones y las viejas casas y rincones que lo acompañaron en el fecundo trayecto de su vida.
Allí nos trae el recuerdo de Félix Bernal, las industrias, las escuelas, la estación, las instituciones señeras, la Obra de Don Bosco,  las bibliotecas, los deportistas, profesionales, periodistas, todas las figuras relevantes de la comunidad bernalense y quilmeña como su apreciado amigo José “Tito” Goldar. Nada escapó a su letra amena y rigurosa, en este libro que continua la “Breve reseña de hechos y acontecimientos que hacen a la historia de Bernal”, escrito por Gotardo Pedemonte y editado en 1970 a sugerencia del Prof. Francisco Míguez, en ese entornes Director de Cultura de Quilmes a través de la Biblioteca PúblicaDomingo Faustino Sarmiento”.
Felipe Firpo  recibió el reconocimiento de casi todas las instituciones señeras de Bernal como el Club de Leones, el Rotary Club local, fue el primer Vecino Ilustre que nombró la Municipalidad de Quilmes cuando se creo esa jerarquía el 18 de noviembre de 1987. En 1995 fue distinguido con el Premio Kilme de Honor.
Sus hijas se contagiaron del hecho educativo que se vivió en el seno de esta familia y en el amor a Bernal y a su gente. Julieta Firpo de Núñez, [6]como maestra normal y profesora de Ciencias de la Educación, trabajó en la docencia primaria, secundaria y superior desde los 17 años, pasando por todos los estamentos del sistema, el aula, la dirección y la supervisión en la Dirección de Educación No oficial (hoy DIPREGEP) y María Graciela Firpo de Iribarne, licenciada en psicopedagogía con desempeño en la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba.
La profesora Julieta Firpo con el profesor Lombán durante el homenaje realizado a su padre el 25 de marzo de 2010 en el Colegio de Abogados
Dejó materialmente su amada biblioteca el 17 de setiembre de 1998, el día que se conmemora la muerte de José Manuel Estrada, señalado como el Día del Profesor. Unos meses antes, el 3 de abril había fallecido su esposa. Pero la impronta de cordialidad (en el etimológico sentido de la palabra, “cordial” que viene del corazón) quedo indeleble en sus hijas, en sus numerosos nietos y en todo el pueblo de Bernal, de Quilmes, que como él concebía de otros vecinos que se habían ido antes, tiene con él una cuantiosa deuda.

Prof. Chalo Agnelli

NOTAS

[1] De “Recuerdos del viejo Bernal” El Monje Editor; de Felipe Jorge Firpo y entrevista a su hija la Prof. Julieta Firpo de Núñez.
[2] V. “Migraciones”, Ed. Jarmat, 2007, del autor de estas páginas.
[3] Datos aportados a la Prof. Julieta Firpo por el Sr. Julio Heguilor Rocca Rivarola.
[4] Buenos Aires 13 de julio de 1842 – Asunción 17 de septiembre de 1894
[5] http://capacitacion-docente.idoneos.com
[6] V. biografía en “Maestros y Escuelas de Quilmes” Jarmat, 2004 de Agnelli, Chalo.

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