domingo, 10 de junio de 2012

"TIZA Y CARBON" UN NUEVO LIBRO DE HISTORIA NACIONAL



Desde la prehistoria el hombre necesitó divulgar sus pensamientos y sus creencias a través de los muros. En aquel remoto período de la evolución del hombre, eran los muros de las cavernas los componentes de la comunicación. Desde las cuevas de Lascaux en Dordoña (Francia) y Altamira (España), hasta las recien descubiertas cuevas de Bhimbetka en la India se puede corroborar que en todas partes del mundo se dio esta forma de manifestación humana es esencialmente una expresión espiritual primitiva. En el Neolítico la pintura rupestre representaba animales, seres humanos, el medio ambiente, manos, además del comportamiento cotidiano de las hordas y su interacción con las criaturas del entorno y sus deidades. Cuando estos grafos, que algunos especialistas llaman “decoraciones”, están ocultos  del asentamiento humana se los considera santuarios, ámbitos con un significado religioso, fuera de lo cotidiano y en los casos en que aparecen en contextos domésticos hay una evidente integración de arte, mística y vida cotidiana del ser humano primitivo.
También el amor, la venganza y la burla se labraban en la corteza de los árboles.
Los grafiti o graffiti o pintadas ya se utilizaban  en la Roma imperial con un carácter satírico o crítico, con fines de expresión y divulgación, con la intensión de cambiar, evolucionar buscando el impacto visual.
La pintada surgió a lo largo de la historia como movimiento urbano revolucionario y rebelde; por esa causa fue una forma de comunicación, generalmente, contra los gobiernos dictatoriales, los autoritarismos, donde no había libertad de prensa ni de expresión, de allí su factura espontánea, veloz, siempre en lugares públicos y conservando el anonimato.
Desde aquel mayo de 1968 en que los muros de París se multiplicaron con el “Hagamos lo imposible”, los muros se transformaron - para desagrado del vecino que quiere ver sus paredes impecables - en documentos históricos contundentes.
En el año 2007, bajo la idea, investigación y recopilaciones de Roberto Bongiorno, el prólogo del Lic. Andrés E. Rodríguez, la introducción y los epígrafes del Prof. Guillermo M. Batista, la redacción de Ángel Pizzorno – quien nos obsequió el libro – y un extraordinario equipo de arte, diseño y colaboradores con sus fotos, se publicó la segunda edición ampliada y modificada de “Tiza y Carbón”. Un documento histórico redactado en las paredes durante uno de los procesos históricos más rotundo, transformador y prolongado en el tiempo (poco más de medio siglo) de la Historia Nacional, desde 1945 hasta recién. Ningún analista de la historia puede negar que la pintada en una pared también es un documento pasible de estudio, ni adeptos incondicionales ni antagonistas concluyentes.
 
Los muros de la Argentina - no faltaron ni faltan en Quilmes - son un archivo de ese proceso con sus dilemas, encuentros y discrepancias: “Las paredes se convierten en tribuna de dura polémica... El carbón y la tiza en manos de fervorosos militantes, expresan la bronca de los trabajadores ante la usurpación oligárquica... la pared se convirtió en voz de los sin voz... Seguramente más de uno que acceda a estas páginas se sentirá identificado con la mayoría de las consignas que aparecen, quizá recuerden haber estado recreándolas en cientos de paredes, también pueden que no concuerden con ellas por sus ideas políticas, pero si reconocerán que gran parte de la historia reciente de nuestro vida política contemporánea también se debió a las manos anónimas de un pueblo que, más allá de cualquier situación por difícil que se presentara, siempre fue protagonista.” Así lo explica con diáfana precisión en el prólogo el Lic Andrés E. Rodríguez secretario general de UPCN Consejo Directivo Nacional.
También los adversarios respondían en los muros agregándoles a la V de la abreviatura simbólica del Perón Vuelve dos rayas verticales transformándola en una M.
Este libro es un documento de una época histórica que aún estamos desarrollando con la misma pasión que desde la de realistas y liberales que se dio en aquel Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810, con las múltiples y enmarañadas interpretaciones que cada uno quiere darle desde el conocimiento documental hasta la supina confusión del “porque yo lo viví”, “a mi me lo contaron” de los opinólogos consuetudinarios. Es indiscutible negar que en estas compilación de grafitis de pintadas está medio siglo de Historia Nacional.
 
El trabajo documental es de tal magnitud que obliga nombrar a todos sus responsables: la elaboración artística es de Miguel Ángel Lucero, diseño de Gustavo Rubén y Mariel Contrino, armado de Arlequín Producciones, correcciones de Lic. Alicia Muzzio, archivo y consulta: Libero Paz, Roberto Bongiorni, Nelson Cabrera, aportaron fotos: Tomás Escobar, Pablo Rapetti, Daniel Ahumada Ríos, Mercedes Engelman, Julián de Sá Souza, Lucas Dávila, Nicolás Mercedes y Bongiorno, Lautaro Batista Rodríguez, Miguel A. Lucero, Ángel Pizzorno y Gerardo Larison... “y todos aquellos que alguna vez dijeron: yo vi una pintada en...”

El libro es una edición de UNILAT SRL - edicionesunilat@yahoo.com.ar // Arlequín Porducciones: arlequinpro@fibertel.com.ar
Crónica Chalo Agnelli
Agradecimiento a Ángel Pizzorno por su aporte a EL QUILMERO
y la divulgación popular sin encasillamientos que se hace a través
de este incompleto y perfectible blog

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Chalo: Te agradezco el tiempo dedicado a la lectura y anàlisis de "Tiza y Carbòn", ya que tus generosas consideraciones no habrìan sido posibles sin una atenta lectura del libro y sus contenidos. Esta suerte de paràbola que describìs en el "tùnel del tiempo" para ahondarte hasta los albores de nuestra civilizaciòn y luego retornar a los muros cotidianos, donde manos anònimas siguen dejando testimonio de la Historia que escriben "los que sirven la mesa de los pròceres", confirma que interpretaste cabalmente la intenciòn de èste 'colectivo cultural' (como se dice ahora), que no es otra que hacer un humilde aporte a nuestra Memoria Colectiva y a la militancia popular. Gracias nuevamente. Un abrazo. Angel 'Mingo' Pizzorno