martes, 19 de enero de 2016

"RESEÑA HISTÓRICA DE LA PARROQUIA DE QUILMES” POR EL DR. CRAVIOTTO


Publicó EL QUILMERO el miércoles 30 de diciembre de 2015, “El Contrabando en las Costas de Quilmes a Comienzos del Siglo XVII”, investigación del Dr. José A. Craviotto publicada en 1944, a continuación recuperamos del número aniversario del cincuentenario del periódico “La Lectura” de octubre de 1945, el siguiente trabajo. Una investigación notable del Dr. Craviotto que debe haberle llevado algunos años por la multiplicidad de información que ofrece.

Facsímil del número uno del periódico católico 'La Lectura', 10 de octubre de 1895. La investigación del Dr. Craviotto se publicó el el número aniversario del Cincuentenario, octubre de 1945.


Este vasto trabajo junto con los dos realizados por don Luis Otamendi “Origen de Quilmes” e “Historia de la Reducción”, dan un testimonio preciso de la situación no sólo religiosa, sino también se presenta lo social y geografía política durante los siglos del Pago de la Magdalena y la Reducción y el Partido de los Quilmes. 

Agrego como notas al pie sitios o fuentes donde se puede obtener más información sobre algunos puntos o quizá de alguna manera actualizada por nuevos investigadores. 

Si bien algunas transcripciones son textuales y se dificulta la comprensión creemos que presentarlas de tal manera es más fiel a la veracidad de la investigación. (Chalo Agnelli) 

EXTENSIÓN DE LA PARROQUIA ENTRE LOS SIGLOS XVII Y XVIII 

Por Dr. José Alcides Craviotto 

Quilmes tiene su origen en la “Reducción de la Santa Cruz”, fundada en el año 1666, en esta par­te del “pago de la Magdalena”, con indios traídos desde el lejano Tucumán. 

La atención religiosa de los pobladores de la campaña de Buenos Aires - nos referimos a la que se encuentra al sur del Riachuelo - no comenzó con la lle­gada de los indios mencionados, traídos hasta aquí para asegurar en ellos “una paz permanente y todo el fundamento de su enseñanza cristiana”; desde años anteriores, el obispado de Buenos Aires había contem­plado e intentado resolver el problema de la atención espiritual de los escasos pobladores del campo con los, para entonces, cortos medios disponibles. Es por tal motivo que al resumir la historia de la Iglesia en Quilmes, no sólo debe tenerse en cuenta a la que fue en sus orígenes la Reducción, sino al territorio de la campaña al sur del Riachuelo, es decir, al pago de la Magdalena.

 Extensión del Pago de la Magdalnea y Parroquia de los Quilmes, siglo XVI y XVII

LA CAMPAÑA DE BUENOS AIRES Y EL PAGO DE LA MAGDALENA 
Desde la fundación de la ciudad por Garay en 1580, y por muchos años después, “el campo” estaba limita­do a una estrecha faja de tierras comprendidas entre él río Paraná y el de la Plata por una parte, y los domi­nios del indio por la otra; por el norte, el arroyo del Medio señalaba en cierto modo el deslinde con la juris­dicción de Santa Fe; por el sur, el río Samborombón y luego el Salado, determinaban la zona, pasada la cual, la poca seguridad de que se gozaba en las fronteras desaparecía, por el peligro de los indios. Por el oeste, las actuales de Luján, Cañuelas, oeste de San Vicente y la costa del Samborombón marcaban el límite de la ‘civilización’. Los convoyes de carretas que se dirigían el norte, o, como se hizo años después, hacia el sur en procura de sal, lo hacían protegidos por fuerte escolta.
Las tierras comprendi­das dentro de los límites precisos menciona­dos, forma­ban “la campaña”, no di­vidida en ju­risdicciones de ninguna especie, ex­cepto los denominados “pagos” ex­tensiones que recibían un nombre dependiente de accidentes propios del lugar por lo general, o de característi­cas que per­mitían individualizarlo. Tales pagos, considerados como de población rural, se habían originado juntamente con la ocupación de la campaña, al iniciarse las tareas ganaderas. Los más importantes, de la antigua campaña eran los de la Magdalena, de la Matanza, los Arroyos, de los Arrecifes, Areco, Cañada de la Cruz, Luján, las Conchas y Monte Gran­de. 
LA MAGDALENA

Uno de ellos, el de la Mag­dalena, que­daba situado al sur del Riachuelo; la primera mención de este pago la hallamos en el Cabildo celebrado el 16 de Mayo de 1611, en el que se lo nombra, a propó­sito del trigo de sus chacras. Contrariamente a lo que se cree, la palabra ‘pago’ no es criolla, sino española y, bien castiza, y quiere decir: “distrito determinado de tierras”.
El pago de la Magdalena, tal vez el más extenso de la campaña, estaba comprendido, como en parte se ha di­cho, entre el Riachuelo y el río Matanza; el río de la Pla­ta; el Samborombón y posteriormente el Salado hasta las proximidades de Monte; desde allí, una línea imagi­naria que llegase hasta Cañuelas, formaba el límite im­preciso en aquella parte. Su extensión era enorme, y dentro de ellas se encuentran hoy los partidos de Ave­llaneda, 4 de Junio, Lomas de Zamora, Alte. Brown, Quilmes, La Plata, Flo­rencio Varela, Coronel Brandzen, Es­teban Echeverría, San Vi­cente, Mag­dalena, así como parte de Cañuelas, General Paz (Ranchos), Monte y Chascomús. Al crearse los partidos, en 1784, sobre la base de las parroquias establecidas en 1780, uno de ellos, correspondiente a la parroquia de Santa María Magdalena tomó el nombre del antiguo pago, y lo con­serva en la actualidad. (1945)

LA REDUCCIÓN 
Dentro de la vasta extensión señalada, se fundó como hemos dicho en 1666, la Reducción de la Santa Cruz; su territorio estaba comprendido entre los siguientes límites actuales: calles Zapiola y Guido y sus prolongaciones hacia el oeste; la barranca sobre el bañado y el deslinde entre los partidos de Quil­mes-Almirante Brown y Lomas de Zamora.

Quilmes es, de todos los pueblos de la provincia situados al sur del Riachuelo, el más antiguo; desde 1666 existe como centro de población, y desde esa misma fecha asu­mió la categoría de curato, que re­clama también el honor de ser el más antiguo de esta banda del Ria­chuelo; es decir, del sureste del Ria­chuelo y por lo tanto de toda la cam­paña del sur de la ciudad de Buenos Aires.

LA JURISDICCIÓN ECLE­SIÁSTICA
ANTECEDENTES 
El 22 de octubre de 1631, el go­bernador Céspedes dio cuenta al Ca­bildo de una entrevista que había tenido con el obispo de Buenos Aires monseñor fray Pedro de Carranza acerca de la necesidad de instalar doctrinas “en los pagos de las cháca­ras”, vale decir, en las afueras de la ciudad. El Cabildo deliberó sobre el asunto “por parecerle cosa necesa­ria para indios y españoles así por la necesidad que tienen algunos siéndoles forzoso asistir en sus chacaras en acudir a la ciudad sino de año en año en días señalados de fies­tas muy solemnes quedándose los demás sin misa”. Se convino en tra­tar nuevamente el tema en una pró­xima reunión, de la cual, así como del resultado de la deliberación, ca­recemos hoy de antecedentes docu­mentales.
Pocos años después, el 25 de marzo de 1637, el obispo de Buenos Aires, fray Cristóbal de Aresti, llamó a con­curso a los clérigos para designar aquellos que debían ocupar las doc­trinas y curatos que había resuelto crear en la campaña de Buenos Ai­res; estos eran los siguientes: uno en los pagos de Magdalena y Matanza, con una iglesia en cada uno de di­chos pagos; otro en el Monde Gran­de y parte de las Conchas, con otras dos iglesias y el último en la banda norte del río de las Conchas y en los alrededores del río Luján. El 13 de diciembre del mismo, año, el obispo expidió un auto erigiendo los cura­tos antes mencionados. Para el que fue creado en el pago de la Magda­lena, no se conoce hoy el funciona­miento ni el lugar en que pudo es­tar instalado, sólo puede asegurarse que de haber existido no funcionaba a comienzos del siglo siguiente.

LA REDUCCIÓN DE LA SANTA CRUZ 
La existencia de una iglesia, en el pago de la Magdalena, que puede probarse en forma concreta, es la que se construyó en la Reducción, al instalarse en 1666; a comienzos del año siguiente, 1667, fue designado Cura de la misma el licenciado Bartolomé de Pintos. Este religioso tenía como misión la asistencia espiritual de los indígenas del poblado, por la naturaleza del cargo que ocupaba; suponemos que a ella se agregaba la de los españoles del pago, carentes de toda otra asistencia religiosa en el campo, excepto la de los misioneros que periódicamente recorrían la cam­paña. 
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO 
Con el correr de los años, aumentó la población española del campo, que se alejó cada vez más hacia el inte­rior en procura de la hacienda que proporcionaba sebo, cueros y otras especies comerciales. La penetración interior se hizo hasta tierras de indios; por su parte éstos atraídos por la gran cantidad de ha­cienda, parte criada en estancias, parte muy grande en estado “cima­rrón”, en aquellos campos abiertos, iniciaron sus ataques cada vez más audaces, llegando, en el año 1740, hasta las inmediaciones de la Reducción, en tierras actuales de Conchitas; de ello dan cuenta numero­sas partidas de defunción de aque­llos años.
Hay una estrecha relación entre el aumento de la población española de la campaña, ocupada en tareas rurales; su alejamiento paulatino de Buenos Aires; la necesidad de asegu­rarles una asistencia religiosa en for­ma permanente por una parte, y la creación de las parroquias rurales por la otra. Tales parroquias, con autoridades religiosas, en muchos ca­sos se anticiparon en años a la ins­talación, en los mismos lugares, de las autoridades civiles; muchos de los partidos, considerados como una extensión determinada de tierras a cargo de una autoridad civil, fueron antes parroquias, a cargo de un cura vicario, con autoridad religiosa.
La autoridad civil de la campaña, para años anteriores al 1766, dependía de dos Alcaldes de Hermandad, ­que cumplían su cargo en toda la extensión que hemos mencionado antes, al norte y al sur de Buenos Aires; la autoridad religiosa en la campaña, hasta 1730, de los dos Curas Rectores de la Catedral de Buenos Aires, que ejercían su ministerio en períodos semanales alternados. En 1766, se aumentó el número de Alcaldes de Hermandad para la campaña, designándose uno con funciones específicas en el pago de la Magdalena. En 1730 se designó un cura vicario para el mismo pago, recayendo el nombramiento en el sacerdote que a la vez ejercía el curato de la Reducción de la Santa Cruz. 
LA PARROQUIA DEL PAGO DE LA MAGDALENA 
Llegamos al 1717, desde años ante­riores, se mencionan como existentes en la campaña de Buenos Aires sola­mente a dos iglesias, las de los cu­ratos de las Reducciones de Santa Cruz de los Quilmes y de Santiago del Baradero; en toda la campaña de Buenos Aires existen únicamente dos iglesias, las mencionadas, al norte y al sur de la ciudad; pero ya en esa época, la campaña había comenzado ¡ a poblarse, en grandes estancias, con personal que si bien no era muy numeroso, preocupaba a las autoridades eclesiásticas, en cuanto a su atención permanente.
El obispo fray Pedro de Fajardo, poco después de hacerse cargo de la diócesis de Buenos Aires en 1717, “procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores la feligresía de toda esta jurisdicción”, se expresa en actas del Cabildo Eclesiástico. No nos consta la fe­cha exacta, pero en una, anterior al 1729 - tal vez en 11 de febrero de 1727, como podría hacerlo creer “el parezer del Sr. Arzediano (sic)” que se menciona en una de las actas cita­das - el obispo Fajardo agregó al curato de Santiago del Baradero la jurisdicción del pago de los Arrecifes y parte del de Areco, y al curato de indios de Santa Cruz de los Quilmes la vecindad del pago de la Magdalena.
Por la resolución transcripta del obispo, la iglesia de Quilmes pasó a ser, por lo tanto, parroquia del pago de la Magdalena, con jurisdicción eclesiástica sobre la población del pago Esta población dejó de depender los curas rectores que habíamos mencionado antes.
El gobernador Bruno Mauricio de Zabala, en fecha posterior a la de la resolución de Fajardo, aludió a la misma en la forma siguiente, ante el Cabildo Eclesiástico: “Las continuas insinuaciones de los R. P. Misioneros y demás Religiosos que asisten por caridad en la jurisdicción de ciudad al alivio espiritual de vecinos  y los repetidos clamores de éstos, que viven a la remota distancia (por) querer lograr este bien, en cumplimiento de mi obligación, me estimularon a representar al Ilmo. Sr. Dn. Pedro Fajardo la suma necesaria en que se hallan todos de este consuelo, y del pronto re­medio que pedía tan urgente necesidad” (textual). Como se ha indicado, el obispo proveyó en consecuencia, disponien­do que la población española de los pagos de Magdalena, Arrecifes y par­te de Areco pasase a depender, por de pronto de las iglesias que tenían más cerca. Poco tiempo después, según veremos, se reorganizó esta distribu­ción de curatos de campaña, al crear­se las nuevas parroquias en 1730. 
LA PARROQUIA INTERINA DEL PAGO DE LA MAGDALENA 
El 17 de abril de 1730, por falle­cimiento del obispo Fajardo, se reu­nió el Venerable Dean y Cabildo Eclesiástico Sede Vacante, para es­tudiar una representación hecha por el gobernador Zabala "sobre lo con­veniente que es el que se divida el Curato de Españoles en varios, parti­dos del Campo de la jurisdicción de esta Ciudad... por la gran necesidad que se experimenta en la dilatada ju­risdicción de la Ciudad poblada de mucha feligresía”; el problema a resolver, la creación de varios partidos del campo, independientes del Cura­to de Españoles de la Catedral, fue postergado para estudiarlo en la reu­nión del 28 de abril, en la que se re­solvió pedir informes a los curas de varias parroquias, dependientes del obispado de Buenos Aires. Llegados estos informes, a comienzos de octu­bre, excepto el que se había pedido a Corrientes, el Cabildo Eclesiástico, reunido el 6 del mismo mes acordó crear nuevas parroquias, de las que formarían parte las existentes en la campaña, que al efecto se desmembraban de los curatos a que pertene­cían; vale decir que el pago de la Magdalena dejaba de pertenecer al curato de Quilmes así como los pagos de Arrecifes y Areco - parte de este último - se desmembraban del cu­rato de Santiago del Baradero; tales pagos formarían parte de las nuevas parroquias a crearse.
Para determinar la jurisdicción de cada una de ellas, se encomendó la tarea al Arcediano, quien contaba con la colaboración de personas en­tendidas en la jurisdicción del cam­po; debía practicar el deslinde co­rrespondiente teniendo en cuenta las distancias, poblaciones y posibilida­des para el sostenimiento de las pa­rroquias a crearse y los sacerdotes a cargo de ellas.
El Cabildo Eclesiástico se reunió nuevamente el 23 de octubre. En el acta correspondiente se expresa que “por haberse reconocido con el tiem­po infructuosas las desmembracio­nes de partidos del campo que (el obispo Fajardo) hizo con facultad ordinaria, del Curato de esta Santa Iglesia (Catedral) y agregaciones que de dichos partidos hizo a los pueblos de indios de Santiago del Baradero y Santa Cruz de los Quil­mes ... las declaraba y declaró Su Señoría no haber tenido el efecto a que se dirigieron las paternales di­ligencias con que Su Señoría Ilma., procuró celoso poner remedio en las campañas a los repetidos clamores de la feligresía de toda esta jurisdic­ción.” (textual) Al anular la jurisdicción del curato de Quilmes así como del de Baradero sobre los pagos menciona­dos, el Cabildo Eclesiástico procedió a efectuar una nueva distribución de la campaña, que dividió en varias parroquias, de las cuales solamente hacemos mención de la que se refiere al pago de la Magdalena. Para ello, se “resolvió el método y regulación de los referidos curatos, (Quilmes y Baradero), y erección de nuevas parroquias en el campo de la jurisdicción de esta ciudad y la de Santa Fe, con todos sus vecinos y habitantes, españoles, indios y demás especies de personas (sic), con las demás circunstancias y advertencias concernientes a esta materia en la forma y manera si­guiente: (seguimos el texto en su grafía original). Tocante a la Juris­dicción de esta Ciudad se erige en primer Curato el Pago de la Magda­lena que empieza desde la otra vanda del Riachuelo, todo el territorio que comprehende dicho Pago y los feli­greses q. el referido Pago contiene los nominados en la razón firmada q. han dado Dn. Diego Sáenz y Dn. Luis Giles, vezinos de esta Ciudad, siendo lindero el mismo Ria­chuelo en la manera q. dividió este Pago para la Cobranza de Diezmos del año de setes. y veinticuatro (1724. Y se le asigna a dho. Curato por Parroquia interina la Iglesia de Sta. Cruz de los Quilmes, Pueblo de Indios q. tam­bién se agrega a dho. Curato, hasta en tanto q la hazen aparte los vezinos y.avitadores de dho. Pago”. (textual)
De los términos del auto corren hoy versiones tan deformadas como caprichosas; en realidad, la parte transcripta expresa:
a) se erige el Curato del Pago de la Magdalena;
b) este pago empieza desde la otra banda del Riachuelo, vale decir desde su margen derecha, omitiéndose su des­linde hacia el sur por no existir otro en ese extremo, que pudiese causar dudas respecto a la jurisdicción;
c) serán feligreses de la parroquia todos aquellos contenidos en la razón firmada por Sáenz y Giles; que hoy desconocemos;
d) el Riachuelo será e1 límite norte, pero en la manera que se dividió al pago de la Magdalena en el año 1724, con motivo de la co­branza de diezmos; ignoramos como le efectuó dicha cobranza, y como quedó dividido el pago en ese año, pero, circunstancias de años poste­riores, nos hacen creer que la zona este del Riachuelo, vale decir el Ma­tanza, debió pertenecer, en las tierras de ambas márgenes, al pago de la Matanza, de ello existen constancias documentales que lo probarían en forma indirecta;
e) El Curato de la Magdalena tiene por parroquia inte­rina a la iglesia de la Reducción de la Santa Cruz;
f) el pueblo de la Re­ducción pasa a depender de la parro­quia del pago;
g) la Iglesia de los Quilmes será parroquia interina has­ta tanto los vecinos y habitantes del pago “la hazen aparte” (sic), sin indicar un lugar determinado para ella. 
LA IGLESIA DE LA REDUCCIÓN 
Por lo tanto, la iglesia de la Re­ducción, antepasada remota de nues­tra Iglesia Parroquial, hasta el año 1730 había tenido las siguientes ju­risdicciones en cuanto a la autoridad de su párroco se refiere: desde 1666 de su creación, hasta una fecha no conocida exactamente, comprendida entre 1717 y 1729, parroquia de la Reducción exclusivamente. Desde el 23 de octubre de 1730, parroquia de la Reducción, y desde la última de las fechas indicadas, en adelante, parroquia de la Reducción; “agregada” a la parroquia del pago de la Magdalena, parroquia que, por carecer de templo funcionaba en la ya existente de la Redición. 
EL PARTIDO 
Antes de pasar adelante, es nece­sario recordar que para esa época no existía ninguna división administra­tiva en el territorio de la campaña, como ya se ha explicado en líneas anteriores, y que con la creación de parroquias en 1730, los antiguos territorios denominados "pagos” pasaron a ser, en su mayor parte, asien­tos de un curato o parroquia, en lugares que no tenían aún autoridad civil; esta con la forma de los Alcaldes de Hermandad, se hacía por entonces y hasta años después, por dos de dichos Alcaldes designados para toda la campaña. Sin embargo, y con un concepto diferente del actual se empleaba por entonces la pa­labra “partido”, para designar al que también - y mas generalmente - se denominaba pago. 
LOS SIETE PARTIDOS 
Es recién en 1775, cuando una Junta de Hacendados propuso dividir la campaña en siete partidos; uno de ellos, el de la Magdalena, correspondía al pago del mismo nombre y a las tierras que lo for­maban. En general, se acepta como iniciación de un partido, en lo que antes había sido “pago” o curato, a la fecha en que para él mismo se de­signa su primer alcalde de herman­dad.
Por lo tanto, en 1730, no existía ningún partido, considerado como agrupación de personas, en determi­nado territorio, dependiente de una autoridad civil; la palabra 'partido', no existía pues, el actual partido de Magdalena, formado con parte de las tierras del pago del mismo nombre, tendrá su origen en 1784, fecha en la que “se consideraba par­tido a cada distrito a cargo de un al­calde de hermandad”, considerándo­se a dicho distrito como antecedente de la actual división en partidos. Tampoco existía el pueblo de Magdalena; éste se originó alrededor de una capilla instalada en la segunda mitad del siglo XVIII como, veremos más adelante. 
LA VICEPARROQUIA DE MAGDALENA 
A partir de 1730, precisamente del 23 de octubre, se inicia en forma ininterrumpida la jurisdicción eclesiástica, en forma de parroquia, en el pago de la Magdalena; repetimos qué desde una fecha anterior no co­nocida, la iglesia de Quilmes fue pa­rroquia del pago, en tanto que desde el 23 de octubre lo fue como iglesia interina, hasta tanto se construyese otra aparte. Se explica fácilmente el asiento en Quilmes, de la parroquia creada, por no existir otra iglesia en el vasto pago; se explica el carácter de interina, porque la única iglesia existente, se encontraba situada en el extremo norte del pago, en zona muy alejada de los pobladores del mismo, que habitaban en los rumbos opuestos. Como ha podido leerse, el auto del 23 de octubre no menciona lugar alguno para la iglesia a cons­truirse, y sólo dice que se hará apar­te.
No puede creerse que la sede titu­lar de la parroquia creada en 1730, debía encontrarse en el actual pue­blo de la Magdalena por dos causas: la primera, por no existir dicho pue­blo en el año 1730; la segunda, por que al construirse allí una iglesia en 1776, fue erigida en “viceparroquia”, por lo tanto dependiente de la parroquia del pago.
De haberse pensado, en 1730, que la iglesia titular debía funcionar en la zona del actual pueblo de Magdalena - pueblo que no existía en ese año - al edificarse allí la capilla de 1776 debía haber funcionado como parroquia.
La parroquia de Quilmes, o mejor dicho, la parroquia del pago de la Magdalena, dentro del cual se encontraba la Reducción de la Santa Cruz, cuya sede interina se encontraba en la Reducción, desde el 1730, en adelante, tuvo varias capillas subor­dinadas eclesiásticamente, mediante las cuales, el Cura Vicario del pago ejercía su acción en la vasta exten­sión del mismo; una de ellas fue la capilla edificada en la Magdalena en el año 1776. Otras causas, que men­cionamos más adelante, nos hacen creer que la iglesia “interina” debía tal carácter no solamente a la distan­cia a que se encontraba de los ex­tremos del pago, sino a determinadas circunstancias propias de la Reduc­ción.

En los viejos libros parroquiales, aquellos anteriores al 1780, existen numerosas constancias que prueban la jurisdicción de la Iglesia de Quil­mes en todo el territorio del pago de la Magdalena y permiten, además, en forma fehaciente, documentar que dicha jurisdicción se ejerció ya di­rectamente, ya por intermedio de varias capillas u oratorios subordi­nados a la Iglesia.

PBRO. FE­LIPE SANTIAGO DE SAN MARTÍN 
En este punto queremos hacer mención del cura párroco Pbro. Felipe Santiago de San Martín y Cabral­ tanto por la minuciosidad con que efectuó las anotaciones en los libros parroquiales, como por haber tomado copias de numerosas parti­das, correspondientes a las activida­des de varias capillas. Estas copias, hechas en páginas posteriores a las de las partidas originales, en el ca­so particular de la capilla “de los Re­medios”, llevan la siguiente anotación del Párroco: “Todas las quales partidas quedan agregadas a este li­bro originalmente; y para q. por si acaso se perdiesen o se apartasen des­te libro pr. algún motibo, las hago copiar en las foxas siguientes de este Libro p. a. q.e en todo tiempo cons­ten y se les de la misma fee y crédito q. a sus originales”. (textual)
Si se piensa que los originales co­rrespondientes han desaparecido ca­si totalmente, la previsión del párro­co San Martín, en 1777, llena hoy un vacío insalvable de otro modo. Es precisamente por su previsión, que hoy podemos consignar estos datos inéditos, de otro modo perdidos defi­nitivamente para la historia. La par­te siguiente, en su totalidad, en lo que se refiere a las capillas y orato­rios mencionados en ella, tiene su base documental en las anotaciones debidas a la previsión del Pbro. San Martín.
Imagen de Nuestra Señora de los Remedios, del capellán don Juan Guillermo González Aragón y su hijo el Padre José González Islas. ( Gentileza del Sr. Marcelo Paletta en http://sanmiguelgrupmig.blogspot.com.ar/ )

CAPILLA DE “LOS REMEDIOS” 
La feliz previsión del Pbro. San Martín, de la que nunca se dirá lo su­ficiente, permite conservar intactas hoy, entre otras muchas, las copias de 114 partidas de bautismo cele­brados en “los Remedios”, cuyos ori­ginales son casi totalmente ilegibles. A esa especial circunstancia debemos, la suerte de poder mencionar esta ca­pilla, ligarla al pasado de Quilmes y conocerla en casi todos sus aspectos, hasta ahora totalmente desconocidos.
En los más antiguos libros exis­tentes en la parroquia de Quilmes se registran actividades de religiosos mercedarios a partir de 1744, no pudiendo hacerse referencia a los años anteriores, por la condición de ile­gibles de las primeras páginas de dichos libros. En 1757, el mercedario fray Miguel Vallejos instala un oratorio en su hacienda “en la otra vanda del Río de la Matanza” (sic).
Desde 1759, existen constancias de la actuación de los mercedarios en la capilla de “los Remedios” y de bautismo celebrados en Quilmes o en su jurisdicción por el fundador de la Hermandad de la Santa Caridad [1] Pbro. Juan Guillermo González y Aragón. [2] 
La capilla de “los Remedios” estaba instalada en la estancia del mismo nombre, adquirida por el fundador de la Hermandad con destino a esta y al Colegio de Huérfanos.
La anotación del párroco quilmeño San Martín que hemos transcripto en líneas anterio­res se refiere precisamente a dicha, capilla y establece claramente su re­lación de dependencia con la parro­quia de Quilmes. 
JUAN GUILLERMO GONZÁLEZ Y ARAGÓN 
El fundador de la Hermandad, González y Aragón, [3] adquirió la es­tancia el 6 de marzo (o mayo) de 1758. La vinculación de este benemérito bienhechor, y sacerdote en los últimos años de su vida, relaciona en cierto modo al viejo Quilmes con dos de sus descendientes, Manuel Belgrano y Juan José Castelli, así como con el yerno de González y abuelo materno de Belgrano, Diego Casero, propietario de las tierras de su nombre y cons­tructor del Palomar en 1788.
Situamos la capilla y estancia de “los Remedios”, con abundante base documental, en el extremo noroeste del antiguo pago de la Magdalena, hoy jurisdicción de Esteban Echeverría. Dicha capilla dependió de la parroquia de Quilmes hasta el año 1780, según se explicará más adelante. 
ORATORIO DE LA ESTANCIA DE DON VICENTE CANALES 
Este vecino del pago de la Mag­dalena, Don Vicente Canales, con su esposa, un hijo y una hija, aparece en censos del año 1778, además de las constancias de los libros parro­quiales, como propietario de una es­tancia en dicho pago. En un “padrón de estancias del año 1786”, levantado por el Alcalde de Hermandad Marcos Miguens, leemos que dicha estancia se encontraba “hacia el sur de la Cañada del Pescado”, vale decir, aproximadamente en el actual deslinde La Plata-Magdalena, probablemente tierra adentro. El oratorio de su estancia comienza a figurar, en anotaciones de bautismos de la parroquia de Quilmes, en el año 1760; en una de ellas consta por el párroco quilmeño Santiago Báez, del 14 de abril de 1763, que el P. Luis Ojea, fraile franciscano, “con mi licencia puso óleo y crisma” a una criatura “en el oratorio publico de Dn. Vicente Canales donde me está ayudando en el ministerio parroquial”. 
Algunas partidas de años poste­riores (1769-1775) hacen suponer |que el oratorio fue reemplazado en sus funciones por la capilla de la Ensenada, al ser habilitada ésta; otra partida, del año 1759, probaría que el oratorio de Canales no existía aún el 11 de abril de dicho año. 
CAPILLA DE LA ENSENADA 
La primera mención la hallamos en una partida del 30 de abril de 1764, referente a una actuación del párroco quilmeño Fernández Escandón, quien puso óleo y crisma a una esclava “en la Encenada” (sic), actuando como madrina Da. Catalina de Lara. La partida menciona solamente el lugar “la Encenada”, sin indicar capilla. Sólo cabe suponer que la “capilla antigua de Lara”, de la que existen constancias del año 1767, po­dría ser aquella en la cual la señora de Lara actuó como madrina, en una ceremonia de 1764. Las anotaciones de años posteriores, de los tenientes curas de la En­senada quedan consignadas también en libros parroquiales de Quilmes, correspondientes a las fechas a que se refieren.
Para el período 1770-1778, existe la siguiente: “Bautismos Solemnes, q.e el padre Presentado fr. Bisente Chaparro, y el Padre Fr. Josef de Castro y el Padre fr. Franc° Bosques Religiosos de la Merced, practicaron en la capilla de la encenada de Barragán, Jurisdic­ción de esta Parroquia de la exalta­ción de la Santa Cruz del pago de la Magdalena; que se hisieron desde el año de mil setesientos y setenta, has­ta 78: siendo los referidos padres Cu­ras Tenientes de la referida Parro­quia, y porque se conserbe la memo­ria de dichos Bautismos, los pongo en este libro, y para que conste firmare al remate de su estension yo el cura actual Felipe Santiago de San Martín, los que son en la forma si­guiente”. (textual)
La anotación transcripta, del párroco San Martín, cuyo valor como documento consta en su texto, se encuentra en f. 173 del libro de bautismos de aquel período; las par­tidas que siguen llegan hasta la f. 188, en donde el párroco anota “las quales partidas concuerdan con un cuaderno original que se me entre­gó y se mantiene en este Archibo: el qual fue hecho pr. el Padre Pre­sentado Fr. Visente Chaparro y pa­ra que conste lo firmo”. (textual)
El cuaderno a que alude el pá­rroco no existe en el archivo de la parroquia ni hay memoria de que, haya existido desde muchos años atrás; afortunadamente, “se conser­va hoy la memoria de dichos bau­tismos”, gracias a la previsión del benemérito párroco, verdadera fuen­te de luz en la penumbra de nues­tro pasado.
Las informaciones anteriores se completan con las siguientes: en el año 1769, “en el oratorio de la Ensenada anexo deste Partido,” tuvo lugar un entierro, que el P. Cha­parro, “Teniente Cura”, anotó de su puño y letra y firmó en el libro de la parroquia de Quilmes, empleando las frases señaladas. El mismo sa­cerdote desempeñaba igual cargo en el año anterior 1768, pues así se le nombra en actuaciones promovidas por el párroco de Quilmes, quien le había ordenado ciertas tareas a fin de buscar en la Ensenada el lugar más adecuado para la capilla que serviría de viceparroquia. Otra no­ta, del 19 de enero de 1767, men­ciona la capilla de aquel punto, la celebración de la Misa y la relación de dependencia que existía con la parroquia de Quilmes.
La capilla de la Ensenada - o las dos, que se sucedieron con los años - se encontraban en la zona del pue­blo actual de igual nombre; por la división de parroquias de 1780, dejó de pertenecer a la jurisdicción de Quilmes, por encontrarse en la mar­gen derecha del arroyo del Gato, pasando a la nueva parroquia de la Magdalena. 
CAPILLA DE LA ESTANCIA DE DON PASCUAL LÓPEZ 
Otro oratorio, relacionado con la parroquia de Quilmes, fue el de la estancia de don Pascual López, "distante algunas leguas de aquí”, dice una anotación en libros parroquia­les quilmeños. Estaba atendido por Mercedarios. En una partida consta que actuaba el hijo del propietario, fray Lorenzo López. Las fechas de las partidas que se refieren al ora­torio están comprendidas entre el 9 de junio de 1763 (libro de defuncio­nes) y el 9 de julio de 1774 (bau­tismos) Dicha estancia, según pa­drones de 1786, se encontraba situa­da “sobre la barranca”, en jurisdic­ción actual del partido de La Plata. 
CAPILLA DE LA MAGDALENA 
Correspondió a la parroquia de Quilmes, desde su construcción hasta el año 1780, con carácter de viceparroquia. Su origen es el siguiente: Juan de Noario Fernández y otros vecinos del pago de la Mag­dalena habían solicitado permiso pa­ra construir una capilla en terrenos donados al efecto por Toribio Lozano. El justificado pedido - moti­vado por la falta de capilla en aquella zona alejada con numerosas es­tancias - fue atendido favorablemente concediéndose la autorización, por el obispo de Buenos Aires, el 2 de abril de 1765, confirmada poco después por el gobernador Cevallos. La construcción se hizo en forma muy lenta, quedando terminada en 1776; comenzó a funcionar en ese año, bajo la advocación de Santa María Magdalena y con carácter de viceparroquia del pago. A su alrededor se inició una pequeña pobla­ción, origen del pueblo actual de Magdalena, aldea “poco concentrada”, dice Falkner.
Funcionó como viceparroquia del pago de la Magdalena hasta el año de 1780, en el cual, con la división de dicho pago en tres curatos, pasó a ser parroquia titular “de la isla”, hoy partido de Magdalena, desligán­dose de la parroquia de Quilmes, a la que pertenecía por su carácter de viceparroquia.
Como hemos ya dicho, no debe creerse que la iglesia de Quilmes - sede interina de la parroquia del pago de la Magdalena hasta tanto sus vecinos la construyan aparte - se haya visto reemplazada por la iglesia del pueblo de Magdalena una vez que los vecinos de allí construyeron el edificio; de ser así, este edificio, construido en 1776, debió haberlo sido con el carácter de pa­rroquia titular y no de viceparro­quia dependiente de la de Quilmes, tal como fue erigida. Se explica la causa por la cual no fue designada parroquia: el auto de 1730, por el que se creaba la parro­quia del pago, al indicar la iglesia de Quilmes como su sede interina, no mencionaba el lugar en que se construiría el templo titular; no da­ba a entender que al construirse, podría hacerse en un lugar despo­blado totalmente y en el cual re­cién 46 años después se agruparían algunas viviendas alrededor de la capilla construida.
Creemos que la iglesia que los vecinos del pago debían construir aparte, como lo establece el auto de 1730, para esos años del primer ter­cio del siglo XVIII, debía levantar­se “aparte” de la iglesia de Quilmes, vale decir de la iglesia de la Reduc­ción, que los españoles no deseaban compartir con los indios; hallamos una prueba en una partida, de de­función del año 1736, en la que dice el párroco de Quilmes, Pbro. Fran­cisco J. Navarro; “… no ay en esta Capilla novenarios, ni misas (de) difuntos y solo los pobres que no tienen forma de enterrarse en el Pueblo, vienen, a esta Capilla y el segundo motibo es por que tienen por cosa de menos valer el enterrar­se en la Capilla de Yndios”. (textual) [4] En cuan­to al valor que se le puede asignar a la palabra “aparte”, en el sentido de más o menos alejada la iglesia a construirse de la que existía en la Reducción, la siguiente transcripción de una nota del párroco San Martín del año 1798, dará una idea suficiente: dice el párroco que los in­dios tienen tierras de media legua de frente y una y media de fondo (la zona de Quilmes que hemos señalado al principio) y agrega: “q. como el terreno no tiene más extencion q. la q. se ha dho. y como  hasta sus propios fondos bienen las estancias de los Vecinos de la Mag­dalena.” Vale decir, que para aque­llos años, “aparte” de la Reducción significaba fuera de la jurisdicción territorial de ésta, en pleno pago de la Magdalena; empero, el valor cam­bia, a nuestro juicio, si nos acerca­mos a la segunda mitad del siglo XVIII, en la que el vasto pago ha­bía visto llegar las estancias hasta las zonas más alejadas, a orillas del Salado, en tanto que frente a la guar­dia de la Atalaya se nucleaba una pequeña población alrededor de la capilla que nos ocupa.
Existe un ex­pediente iniciado por el párroco quilmeño Escandón del año 1769, en el que hace referencia al perjuicio que ocasionaba a los habitantes del pa­go, en sus zonas del sur, el hecho de existir la iglesia parroquial en su extremo norte, y a que estos habitantes expresaban su repugnancia al compartir la única iglesia con los indios de la Reducción, circunstan­cia que hemos justificado con antecedentes del año 1736.
En el mismo; expediente, así como en otro anterior del año 1763, consta que la patrona de la Iglesia era “la Inmaculada Concepción” o “Nuestra Señora de la Concepción” respectivamente. [5] 
Las dos causas invocadas en el expediente, fueron las que sirvieron de base al vecindario español del pago, de las zonas alejadas: este vecindario “no se avino a contribuir para la reedificación o mejoramiento de su parroquia interina, se preocupó en cambió, por levantar con materiales sólidos una iglesia que sirviese de viceparroquia en lugar más adecuado”, dice la historiadora Guillermina Sors, quien agrega: “Fue así que se construyó hacia 1776, la capilla de Santa Ma­ría Magdalena, cuya edificación fue costeada por los vecinos Januario Fernández y Juan Blanco. Esta iglesia quedó constituida en parroquia del curato de la Magdalena durante el año 1780, al crearse dicho curato y determinó la formación del pueblo de la Magdalena”. 
ORATORIO DE SANTO DOMINGO 
Es mencionado en varias partidas comprendidas entre los años 1760 y 1770, se refieren a bautismos, prac­ticados por frailes Dominicos “con mi licencia”, anota el párroco quilmeño en cada una de ellas, corres­pondientes a la imposición de óleo y crisma; todas las partidas hacen mención del sacerdote que efectuó el bautismo, del que dicen “que reside” o que “asiste en la estancia de su convento en este pago de la Magdalena”.

No, sabemos si el oratorio a que se refieren dichas partidas es el que tuvo la Orden de los Dominicos en la estancia actualmente propiedad de la sucesión Davidson, en la estación Montaraz del Ferrocarril Pro­vincial, que conserva parte de la edi­ficación de aquellos años, o al que tuvo la misma Orden en la estanzuela situada al oeste de la estación Wilde, frente a la capilla Urquizú, cuya construcción subsiste hoy en gran parte, aunque presumimos que se trata del primero de los nombra­dos.

CAPILLA DEL DOCTOR PESSOA EN SAN VICENTE 
Relacionado con, Quilmes a cuya parroquia perteneció hasta 1780, ha­llamos algunas constancias referentes a San Vicente, muy escasas por cierto. Una de ellas, acaso la única legible, en gran parte, menciona un bautismo anotado en Quilmes por San Martín y Cabral quien dice: “En esta Parroquia de la Exaltación cié la Santa Cruz del Partido de la Magdalena, jurisdicción de la ciu­dad de Buenos Aires, a trece de diciembre de 1779, yo el infrascripto Cura de dicho pago puse oleo y crisma a Juan Bernardo, párvulo, que nació en veinte y uno de Agosto del presente año y lo bautizó privadamente por necesidad Don Vicente de Pessoa, Clérigo presbítero...” (textual)
Se explica la falta de partidas correspondientes a la zona de San Vi­cente, para años anteriores y posteriores al 1779, fecha de la transcrip­ta, porque la capilla del Dr. Pessoa comenzó a funcionar muy poco an­tes del 1780 y en dicho año, por la creación de nuevas parroquias, quedó separada de la jurisdicción de Quilmes, a quien pertenecía, constituyendo la nueva parroquia “de la laguna de la Reducción” (hoy San Vicente)
Un feligrés de esa capilla, Blas García cuya casa precisamente se menciona como límite de la parroquia de San Vicente en 1780, aparece como “de esta feligresía” de Quilmes en partidas de los años 1760, 1762 y 1763. 
CAPILLA DE LA “CALERA” DE LOS JESUITAS 
Se trata, indudablemente, del es­tablecimiento de campo de dicha or­den en la zona de Villa Elisa, en donde otras constancias además de las que utilizamos de los libros pa­rroquiales hacen mención de la in­dustria de quemar la conchilla para la obtención de la cal. Las partidas en su mayor parte se refieren a bau­tismos de los años inmediatos al 1750.
Podríamos agregar, además, el oratorio de la estancia de los Franciscanos del que solo hacemos men­ción por no encontrar sino muy pocas partidas referentes al mismo y no poder probar su ubicación con relativa exactitud. Existen, además muchas partidas relativas a estos frailes en su labor de misioneros alejados de la estancia de su Orden e internados en las zonas alejadas del Pago de La Magdalena.
En las capillas y oratorio men­cionados se cumplían actividades religiosas colaborando con la parro­quia de Quilmes. Esta colaboración se expresa claramente para algu­nas, se desprende del contenido de las partidas para otras o se anota exactamente en los casos que el establecimiento religioso es subordi­nado de la parroquia de Quilmes. Ello queda probado en los libros an­teriores al 1780, de los cuales extrae­mos además las siguientes conclusiones.
Se refieren a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes en el extenso pago de la Magdalena y las tomamos como ejemplo, en cuanto correspon­den a zonas alejadas de la iglesia de Quilmes.
Una de las más antiguas mencio­na el entierro en Quilmes, de un peón del capitán Villoldo el 25 de mayo de 1748, le siguen varias re­ferentes a entierros en Quilmes, de muertos remitidos por Echeverría y Galardi, así como Clemente López.
Los campos de Echeverría y Galardi y de López se encontraban en la ju­risdicción del actual partido de Mag­dalena y a inmediaciones del río Salado respectivamente; en cuanto a la mención del capitán Villoldo entendemos que se refiere al propie­tario de tierras en la zona de la cos­ta, actualmente llamada “punta de la Memoria” en las cercanías de la ensenada de Samborombón.
Las partidas Nº 206 y Nº 207 del 16 de julio y del 10 de agosto de 1752, mencionan a difuntos ente­rrados en Quilmes, traídos desde “las chocaras de la Matanza” el uno y del “Monte Grande” el otro.
Corres­ponden a zonas del extremo norte del curato del pago de la Magdalena, hoy partidos de Esteban Echeverría (Monte Grande) y probablemente norte de Cañuelas (Matanza).
Entre las semidestruidas hojas del libro iniciado en 1730, al que faltan las que corresponden a los pri­meros años, aparece la partida 268 del 9 de noviembre de 1759, consta en ella el entierro en Quilmes de “un indio cristiano de la Re­ducción que los R… tuvieron en el Salado” (textual). Creemos que la parte destruida señalada con puntos in­dicaba la Reducción de Nuestra Se­ñora de la Concepción establecida en 1740, y disuelta en 1752, en la margen derecha del río Salado, en un punto llamado hoy “lomas de la Reducción”, situado entre la esta­ción Guerrero del F.C.S. y la costa de la Ensenada de Samborombón.
La partida Nº 319 del año 1763, se refiere al entierro en Quilmes de un “español que falleció a 14 leguas de aquí”; otro entierro días después de un fallecido en “Magdalena aden­tro”.
El 13 de noviembre de 1769, es sepultado en Quilmes un muerto traído de la “Estancia del Rey", atendido en sus últimos momentos por fray Antonio de San José de la Orden de Predicadores “con mi li­cencia” dice el párroco quilmeño. Una estancia, de dicho nombre se encontraba en la zona de la Ensenada; otra en la de la actual Lomas de Zamora; debe tratarse de la pri­mera mencionada, pues de ser la se­gunda el sacerdote que auxilió al moribundo podría haber sido un mercedario de "los Remedios” co­mo en otras partidas similares se hace constar.
La partida Nº 290 menciona un indio sepultado en Quilmes cuyo cadáver fue remitido por … Noario. Si bien el original no permite leer claramente todo el nom­bre del remitente del cadáver, suponemos se trata de Juan de Noario Fernández, propietario de tierras entre los ríos Salado y Samborombón, así como al norte de este último; agrega la partida: "murió veinte y tantas leguas distante de la Parroquia sin el beneficio de la Religión y demás sacramentos a causa de no haber dado lugar la enfermedad, pues aunque el P. Fray Luis Ojeda que sé hallaba en la laguna del Pescado pasó a confesarlo, cuando di­cho Padre llegó ya había muerto.” (textual) Suponemos que la laguna del Pes­cado debe ser el actual arroyo del mismo nombre entre los partidos actuales de La Plata y Magdalena. Entre las anotaciones que corresponden a zonas alejadas, merecen una consideración especial todas aquellas referentes a la que se 11amó “la Guardia del Zanjón”. 
SAN VICENTE 
Hemos aludido en líneas anteriores al avance de la población española hacia la campaña en tareas ru­rales cada vez más alejadas de Buenos Aires, este avance desde mediados del siglo XVII comenzó a ser hostilizado por los indígenas del sur los llamados “aucas” y “serranos” quienes ya en el siglo siguiente hacían sentir su temible presencia en los extremos del pago de la Magdalena al que en varias oportunidades cargaron en terribles malones, uno de los cuales llegó hasta la zona inmediata a Conchitas y estación J. M. Gutiérrez.
Las compañías de blandengues creadas por las autoridades de Buenos Aires en 1752, estaban encargadas de prestar guardia en las fronteras para impedir el ataque de los indios, una de ellas estuvo apostada desdé el año de su creación hasta el de 1779, en “el zanjón”, al suroeste de San Vicente; en 1779 fue trasladada a Chascomús, originándose así el pueblo de ese nombre.
De acuerdo con un proyecto de Vértiz del año 1779, cada compa­ñía contaba con un Capellán Cas­trense. Como veremos el Capellán de la “Guardia del Zanjón”, para años anteriores al 1779, pertenecía a la jurisdicción de la parroquia de Quilmes.
Carbia menciona el “primer cape­llán célebre” en Chascomús, en la persona de fray Marcos Sosa, si bien no indica la fecha en que el Capellán inició el desempeño de su cargo, se desprende que esta lo fue en el año 1779; como se verá, alguna constan­cia de libros quilmeños permiten su­poner igual fecha.
Ahora bien, la figura del P. Sosa, "religioso mercedario quien alternó las obligaciones de su ministerio con cierta afición a los azares del comer­cio”, según Carbia, queda anotada en libros parroquiales quilmeños desde veinte años antes al 1779. Lo vemos actuar el 11 de abril de 1759, en un bautismo realizado en privado en un hijo de don Vicente Canales ya mencionado. En 27 de setiembre de 1761, nuevamente aparece su nom­bre en una partida, a la que siguen varias de fechas inmediatas poste­riores, que se refieren a bautismos celebrados en privado, en ninguna de esas partidas se indica el lugar en el que fue llevado a cabo el bautismo.
Su nombre, referido en forma con­creta a la “guardia del Sanjón” (sic), lo encontramos en libros de Quilmes en partidas del año 1774. La primera de ellas dice: “En el Partido de la Magdalena a siete de Agosto de mil septecientos setenta y quatro as. el P. Capellán de la Guardia del Sanjon con milicencia puso óleo y chrisma a Petronila hija legitima de Martín Marín y de María Girao, Españoles v(ecino)s del Pago, la que bautizo privadamente el mismo P. capellán Fray Marcos Sosa. Sirbieron de Pa­drinos en ambas funciones Carlos Molina y Luiza Lozano Españoles de que doy fee”. (textual) Firma San Martín y Cabral.
Sigue otra: “En el Partido de la Magdalena y Guardia del Sanjon” del 10 de agosto, referente al “P. Ca­pellan Fray Marcos Sosa Religioso del orden de Nra. Sa. de la Merced con mi licencia”; luego otras parti­das en número de cinco del mismo lugar y de bautismos practicados en el curso del mismo mes.
En folio 55, vuelta del libro corres­pondiente anota el párroco San Mar­tín: “Las partidas siguientes van aquí pospuestas, pr. haberlas practi­cado con mi licencia el P. Fray Mar­cos Sosa Religioso Mercedario en el Sanjón, y me las entregó en el pre­sente tiempo 21 de Nov.e de 1774”. (textual) Siguen varias partidas de bautismos practicados por Fray Marcos Sosa “en el Sanjon”; una de ellas “en el Partido de la Magdalena”; todas con licencia del párroco quilmeño, pero sin que se haga en ellas ninguna re­ferencia al cargo de Capellán de la guardia. Son todas partidas del mes de Agosto de 1774 y entendemos que corresponden a la actuación del mercedario, relacionadas con el ejercicio de su ministerio en aquella zona alejada, vinculadas directamente a la parroquia de Quilmes pero inde­pendientes de su condición de cape­llán de la guardia militar en aquel punto.
Tampoco consta esta condición, en partidas de bautismo cumplidos por el P. Sosa, entre los años 1774 y 1778, vinculamos estas partidas, así como las mencionadas en el párrafo anterior no a su carácter de Cape­llán militar sino al de misionero que debió investir, desde que otros mercedarios, en esos mismos años, cum­plían tarea similar en el pago, te­niendo su capilla en “los Remedios”, dependiente de la parroquia de Quil­mes.
La última partida, en orden crono­lógico que se refiere a la Guardia del Zanjón, relacionada con la parroquia de Quilmes es la que transcri­bimos, que sigue a la partida de de­función Nº 434 y no lleva número de orden. Las palabras que la componen, señalan un terrible acontecimiento en la campaña, frecuente en aquellos años.
En los Quilmes en dies de Maio de mil Set. setenta y siete yo en infrascripto Cura di sepult.a en esta. Igl.a Parroq.l con Cruz alta, tres… (roto en el original) ... y Missa de Cuerpo pressente a veinte y cinco cadaveres que trajo la, gente de la Guard.a Ígo del Sanjón del campo donde finaron amamos de los Ind.s de los quales los mas son pobres y miserables sin saberse desus nombres…” (textual)
Hemos ya dicho que en el año 1779, de acuerdo a un proyecto de Vértiz las compañías de blandengues tuvieron los auxilios de un Capellán castrense; esta anotación de Carbia tiene su comprobación para varios años anteriores en libros de parroquia de Quilmes según hemos visto para el año 1774. Es pro­bable que Vértiz oficializase cargos ya existentes, la partida que transcribimos lo hace suponer así: “En esta Parroquia de la Exalt.n de la Sta. Cruz del Par­tido de la Mag.a jurisdicción de la Ciud. de Bs. Ays. a primero de octubre de mil septecientos septenta y nueve as. yo el infrascripto Cura de dho. Pago bautize solemnem.te a Manuel, q.e nació el día trese de Septiembre del presente año, hijo legitimo de Luciano Fernandez y de Jpha. Amaya, Españoles v. del Paraje que llaman San Borombon de esta mi jurisdicción. Fue padrino Manuel Acosta, natural de Portugal, y recsidente en este partido y soldado de la fronte­ra de Chascomús…” (textual)
Si bien no podemos precisar cual es el “paraje que llaman San Borombón” que presumimos en la costa de dicho río a lo largo de su curso. La circunstancia de actuar como padri­no un soldado de la frontera de Chascomús en donde se había trasladado la guardia del Zanjón en ese año nos hace suponer que dicho “paraje” debió encontrarse en la parte del río cercana a la guardia militar, hoy pueblo de Chascomús. No actuó el P. Sosa sino el párroco de Quilmes se debió esto al carácter militar que investía el Capellán desde ese mismo año. El párroco quilmeño dice que el paraje que llaman San Borombón es “de ésta mi jurisdicción”, hemos visto en partidas anteriores que el P. Sosa “Capellán” actuaba con licencia del párroco de Quilmes, estas circunstancias diferentes servirían para responder al interrogante formulado.
A las partidas relacionadas con “el Sanjón” del año 1774, indicadas en el párrafo anteriores, siguen varias del año 1777, figuran copiadas con las de la Ensenada a las que hemos aludido en su oportunidad desprendiéndose por lo tanto, que las actuaciones cumplidas en el Zanjón se hallaban vinculadas a la capilla de la Ensenada y por esta a la de Quilmes por lo menos para ese año son doce partidas que indican que “en el Sanjón” fray Marcos Sosa, o Mar­cos de Sosa como firmaba, puso óleo y crisma a otras tantas criaturas bautizadas por él en fechas anterio­res. Varias partidas, que mencionan al P. Sosa sin hacer referencia al Zanjón o a su cargo de Capellán en dicho punto están también incluidas en las copias de la Ensenada. 
PARROQUIA DE QUILMES 
En el año 1780, con motivo de la visita que el obispo de Buenos Aires fray Sebastián Malvar y Pinto, efec­tuó al territorio de su diócesis, tuvo lugar la erección de parroquias en la campaña con el señalamiento de la jurisdicción de cada una este hecho determinó en definitiva pocos año después, el comienzo de los “parti­dos” de la campaña.
El obispo nombrado visitó Quil­mes el 4 de diciembre de 1779, desde fojas 104 v. hasta la 107, existe la anotación consiguiente en el libro de bautismos que abarca las fechas indicadas en la f. 107 firma “Fr. Se­bastian Obpo de Bs ayres” cuya fir­ma fue refrendada por su secretario, fr. Manuel Guitimi. Por una anota­ción siguiente consta que dicho libro volvió a la Parroquia en abril del año siguiente 1780, proveniente del obispado de Buenos Aires.
La visita del obispo abarcó toda la campaña de su jurisdicción con fe­cha 19 de junio de 1780, se dirigió por nota al virrey Vértiz, proponien­do las modificaciones que a su jui­cio eran necesarias: “… para el socorro de las necesidades espirituales de los habitantes de las campañas en la for­ma siguiente: En la visita de este obispado observé que en varias par­tes carecen los Diocesanos del preci­so pasto espiritual en unas por ha­bitar distantes de las Parroquiales de que son feligreses; en otras por haberse multiplicado el vecindario desde sus primeros establecimientos, y no poder los Párrocos ministrárse­lo en muchas por los ríos interme­dios; y finalmente, en las más por la concurrencia de todos estos impedi­mentos. Y siendo el único arbitrio para remediar los males que dé ellos resultan, proveer los respectivos lu­gares de Pastores que cuiden aque­llos moradores me fui instru­yendo por menor, de los sitios de donde es necesario fundar y erigir Iglesias Parroquiales y términos de los territorios que cada una deba comprender, tanto donde no hay Cu­ras propios, como adonde es necesario separar los moradores de las Parroquias a que hasta ahora estuvieron incorporadas, estableciendo otras nuevas”.(textual)
El obispo expresa que la tarea de los Párrocos existentes hasta enton­ces se hallaba obstaculizada, para los feligreses de la campaña, por varios inconvenientes: a) por la distancia; b) por el aumento del vecindario de la campaña; c) por los obstáculos na­turales; d) por la concurrencia de to­dos estos impedimentos en varias partes. La nota se refiere muy espe­cialmente al pago de la Magdalena, gobernada espiritualmente por la pa­rroquia de Quilmes, según dice el obispo; vemos que el obstáculo de la distancia es realmente importante, si se piensa que ya por ese año de 1780, el pago de la Magdalena, a cargo del Cura de Quilmes, comprendía las poblaciones que se hallaban en los partidos actuales que hemos men­cionado en páginas anteriores; para la atención de ese enorme territorio el párroco quilmeño disponía sola­mente de la viceparroquia estableci­da en el pueblo de Magdalena y de las capillas de Pessoa en San Vicen­te los Remedios en tierras actuales de Esteban Echeverría y la capilla de la Ensenada, a ellas se sumaban gas de estancias, oratorios privados que se han detallado antes. Pero si se marcan en un mapa las ubicaciones de estos establecimientos religiosos y se miden las distancias hasta los extremos del pago se comprueba el valor del inconveniente que ano­taba el obispo del mismo modo se pone en evidencia el obstáculo que representaban los innumerables accidentes naturales debidos a los ríos, falta de caminos, etc.
En cuanto al aumento de la pobla­ción del pago, es suficiente tener en cuenta que el escaso centenar de ha­bitantes del comienzo del siglo XVIII, había pasado a cerca de 3000, a fines del mismo. La visita que el obispo efectuó a su feligresía le permitió observar sobre el terreno los sitios que por su población debían tener iglesias pa­rroquiales ya fuese erigiéndolas en caso de no haberlas o separando de las existentes, las zonas pobladas alejadas de ellas estableciendo otras iglesias nuevas en tales zonas.
El Prelado, en su nota mencionada al Virrey solicitó su consentimiento para erigir las nuevas parroquias y dividir las existentes, en la forma que transcribimos: “Quilmes. La Parroquia de los Quilmes comprende hoy todo el pago de la Magdalena, y no pudiendo ésta por extensión y mul­titud de gente ser administrada por un solo Párroco, necesita di­vidirse. El mismo actual Cura reconoce que no puede cumplir con su obligación, y asegura no conoce a los vecinos, ni ellos a él, por cuya razón conviene que se le señale para su régimen una parte sola de dicho pago; y ha­biéndole invitado en mi general visita que eligiese lo que qui­siese, escogió desde la otra banda del Riachuelo hasta el Arro­yo del Gato y desde la casa de Don Ramón Rodríguez hasta lo de Don José Antonio de la Cruz inclusive y desde allí excluía la casa de Blas García tirando la línea hasta el arroyo de Ramí­rez”.(textual)
Se refiere luego a la viceparroquia de la Magdalena; recordamos que el pueblo de ese nombre, “estando si­tuado en un terreno alto, casi entera­mente rodeado de cañadas, se llamó desde los orígenes pueblo de la isla, de las islas o de las islas de Magda­lena”, dice una autora (Sors). La parte co­rrespondiente del auto, que transcri­bimos, emplea tal denominación; di­ce así: “Vice-Parroquia de la Isla. La Vice Parroquia de la Isla que actualmente pertenece a los Quilmes puede erigirse en Pa­rroquia, y será su territorio des­de el Arroyo del Gato hasta el Salado, con las más habitaciones confinantes a los Indios inclu­yéndose en esta Parroquia el pa­go de la Ensenada, y se le agre­ga también el fuerte de Chascomús con los habitantes de aquella circunferencia”. (textual)
Sigue con la de San Vicente de la “laguna de la Reducción”: “Capilla de San Vicente de la Reducción.- En la Laguna de la Reducción y en circunferen­cia hay mucha gente y es gran­de la distancia a la Parroquial de los Quilmes por cuya causa nadie concurre a ella por Sacramentos ni a funciones Parroquiales y es tanta la infelicidad de estos moradores que los más fallecen sin Sacramentos y se entierran sus cadáveres en los campos quedando los mas por cumplir el precepto Pascual se hará pues un servicio a ambas Magestades erigiendo allí una Parroquia, pero como el común de aquellos vecinos es pobre no ha sido posible persuadirlos en la visita a construir Iglesia por lo que me vi en la necesidad de recurrir al Doctor Don Vicentc Pessoa para que cediese la Capilla que allí tiene a fin de que sirviese de Parroquia … a esta Parroquia se le debe señalar de territorio desde el arroyo de Ramires, Riachuelo arriba, todos los habitantes contiguos a la Ca­pilla de los Remedios del Doctor González, las Cañuelas, los mo­radores de la laguna de Gutiérrez, los de Samborombón existentes hacia aquella parte con todos los inmediatos a la referida capilla de Pessoa. También se le puede agregar a esta pa­rroquia el fuerte de Monte con los moradores circunvecinos”. (textual)
El virrey Vértiz prestó su acuer­do al proyecto del Obispo con fecha 3 de julio del mismo año y en conse­cuencia el Prelado por auto de erec­ción de 28 de setiembre de 1780, ex­presa que “separamos, dividimos y desmembramos de la jurisdicción pa­rroquial de las respectivas Iglesias Matrices las expresadas capillas e Iglesias J... de la Isla, de la Laguna de la Reducción …etc”. A cada una de ellas señala el terri­torio de su jurisdicción.
Vale decir que de la parroquia de Quilmes quedaron desmembradas las capillas “de la Isla” y “de la la­guna de la Reducción”, Magdalena y San Vicente respectivamente a las que erige en nuevas parroquias. Con tal desmembración el territorio del vasto pago de la Magdalena, dependiente de la parroquia de Quil­mes quedó dividido en tres cura­tos, los mencionados, “considerán­dose al de Quilmes como una conti­nuación del antiguo curato del pago de la Magdalena y a los otros dos como nuevos curatos” dice Guillermina Sors.
Los límites de la parroquia de Quilmes, creada en 1780, que fueron los del partido de igual nombre, se conservan desde ese año hasta el 7 de abril de 1852, en esta fecha con la creación del partido de Barracas al Sur, sufrió la primera desmembración parroquial y disminución de su territorio. Sin embargo, hasta el 24 de diciembre de 1854, el nuevo parti­do dependió eclesiásticamente de la parroquia de Quilmes creándose en esa fecha la que le correspondía ba­jo la advocación de la “Asunción de María Santísima”. Es interesante anotar que Nicolás Paduan, propieta­rio de la “Capilla del Italiano” cons­truida en 1817, que sirvió de templo en la actual ciudad de Avellaneda hasta el año 1860, de la inauguración del edificio actual, era propietario en Quilmes en 1818, del solar de la es­quina de las calles Rivadavia y Mi­tre, hoy de la sucesión de Don An­tonio Silva.
La jurisdicción eclesiástica de la parroquia de Quilmes, después de 1854, se conservó durante casi todo el siglo pasado dentro de los lími­tes anotados.
 Primer proyecto de reconstrucción del templo, actual Catedral, en 1944


DR. JOSÉ ALCIDES CRAVIOTTO
  'La Lealtad', octubre de 1945 
Compilación y tipeado Chalo Agnelli

El Solar de la Iglesia de la Inmaculada Concep­ción, hoy Catedral de Quilmes, ubicado en las calles Mitre y Rivadavia, fue declarado el 21/12/1970, Lugar Histórico por Decreto Nacional N° 2884 del Poder Ejecutivo Nacional, por ser el solar donde se estableció la Reducción de los Quilmes en 1666, y donde se construyó la primera capilla de adobe con techos de juncos, en 1667. Sitio histórico por la ley Provincial N° 11242 del 23/04/92
 
BIBLIOGRAFÍA 
Las transcripciones que figuran en el texto han sido tomadas de las si­guientes fuentes; por razones de es­pacio se omite la indicación para ca­da una en particular: Actis, Pbro. Dr. Francisco, Actas y Documentos del Cabildo del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires, Vo­lumen I, (Buenos Aires, 1943), Vo­lumen II, (Buenos Aires, 1944)
Archivo de la Parroquia de Quilmes, Libro de bautismos, (1735-1765), Libro de entierros, (1736- 1780), Libro de bautismos (1770- 1786)

Se indican las fechas de las primeras y últimas partidas legibles.

Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, (publicaciones).

Carbia, Romulo D., Los orígenes de Chascomús, (La Plata, 1930).
Carbia Romulo D. Historia Eclesiástica del Río de La Plata (1536-1673), Tomo II, (1673- 1810), (Buenos Aires, 1914)
Craviotto, J. A. y Barre­ra Nicholson, C. ILa Ca­pilla de los Remedios y su relación con el curato de Quilmes en el siglo XVIII. Trabajo re­mitido para su estudio al Dr. R. de Lafuente Machain, correspondiente de la Real Acade­mia de la Historia de Madrid y Titular de la Sociedad de Histo­ria Argentina, en 22 de Diciem­bre de 1944.
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Levene, Ricardo, (Direc­tor General), Historia de la Pro­vincia de Buenos Aires y formación de sus pueblos, Volumen I, (La Plata, 1940), Volumen II, (La Plata, 1941).
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Torassa, Antonio, El Partido de Avellaneda, 1580- 1890, (La Plata, 1940).

TEXTOS VINCULADOS

EL QUILMERO del miércoles, 21 de octubre de 2015. CREACIÓN DEL CURATO Y PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN - 285 AÑOS - 23 DE OCTUBRE DE 1730

Ales, Oreste Carlos.  "Los 250 años de la erección como sede parroquial de la Iglesia de la Santa Cruz de los Quilmes, hoy Catedral de la Inmaculada Concepción" Separata del tomo XIV de ARCHIVUM, Revista de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina - Buenos Aires – 1984.
Otamendi, Luis “Origen de Quilmes: La Reducción e la Exaltación de la Santa Cruz”. Serie Archivos y Fuentes de Información. Municipalidad de Quilmes. 1978.
Otamendi, Luis E. “Historia de la Reducción. 1666-1812” Serie Archivos y … Dirigida por don Carlos G. Maier. Municipalidad de Quilmes. 1970.

NOTAS

[1] Ver más información al respecto en: “La Santa Caridad en el Rio de la Plata - 1727 – 1821” por Juan A. Lucero. http://www.culteducaavellaneda.com.ar/

[2] Ver otros datos posibles en HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS de Pedro A. R. Campomar Rotger, Monte Grande, 28 de febrero del año 2008. http://www.inmaculadamg.org.ar/

[3] Juan Alonso Guillermo González de Aragón (n. Cádiz 10/6/1687 – Bs.As. 1768 El año y lugar de nacimiento y de fallecimiento, constan en la lápida sepulcral en la Iglesia de San Miguel Arcángel en Buenos Aires, casa con Lucía Islas Alva Bravo de Zamora el 16 de setiembre de 1713, son sus hijos Gregoria González de Islas, José González de Islas y Juan Manuel
González de Islas. Este último casará con María Inés Caseros Ramírez, con quien tendrán una hija, María Josefa González Caseros, casada con Domingo Francisco Belgrano Peri, quienes tendrán 16 hijos, entre ellos el Dr. Don Manuel Belgrano. http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I54137&tree=BVCZ#sthash.y4WxJivl.dpuf

[4] En el trabajo que hizo don Luis Otamendi sobre los enterramientos debajo del piso de la Iglesia Parroquial durante 1730, se observa que no todos los blancos o españoles tenían el mismo prejuicio.


[5] Ver en EL QUILMERO del martes, 14 de junio de 2011, “FESTEJOS PATRONALES DE QUILMES - LOS FESTEJOS PATRONALES ANTES DE ESTABLECERSE LA FECHA DE LA FUNDACIÓN DE QUILMES. http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/06/los-festejos-patronales-de-quilmes.html/


 



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