lunes, 9 de enero de 2012

DON ANTONIO BARRERA - EL PRIMER MÚSICO DE QUILMES

Seguramente no era Quilmes antes de 1875 un pueblo sin música pues había criollos, extranjeros, algunas niñas y damas de las familias más pudientes que hacían música. Los primeros con guitarras, las segundas con alguna pianola como la que poseía doña Victoria Wilde de Wilde y tocaba también su hermano Alfredo. Fue un célebre bandurrista el español don Francisco Navarro y su hermano José, barbero y flebótomo, los hermanos Eusebio y Mariano Rodríguez fueron reconocidos músicos, como también Pedro Moranchel y el maestro Emiliano Reina. Pero el incentivo creador orgánico y gestor de las actividades musicales en general comenzarían a tomar destino claro, hasta nuestros días, con la figura de don Antonio Barrera.
Los acontecimientos políticos de España a fines de 1871, obligaron a muchos españoles al exilio. Don Antonio Barrera nacido en Cataluña, el 5 de febrero de 1827, aunque el origen de la familia era castellano, fue uno de ellos, junto con su hijo homónimo, nacido enero 27 de 1858 en Figueras, provincia de Gerona.
Entre otros republicanos los dos Barrera, padre e hijo, cruzaron a pie los Pirineos, escapando a Francia. Antonio, hijo, se sentó a descansar a una orilla del sendero entre montañas y apoyando la mano en la nieve sintió un objeto duro enterrado, excavó y halló un Cristo crucificado tallado en una cruz de caoba con pie en escala. Fue una reliquia que trajo con él a la Argentina y se conservó como Lar familiar (en poder de los descendientes de la Sra. Dora Ricagno Barrera de Raggio)
Los exiliados se embarcaron rumbo a América en el puerto de Brest, Francia. En viaje a Buenos Aires el barco que traía a don Antonio, su hijo y a otros paisanos también músicos (según cuenta don José Abel Goldar en “Panorama de las artes quilmeñas” *), republicanos, recaló en Río de Janeiro.
Cuenta la anécdota familiar que aburrido, el joven Antonio, de tan larga travesía y esperando que la embarcación volviera a zarpar, se puso a tocar el violín en una plaza de Río de Janeiro próxima al puerto. Esto atrajo público y, entre estos, miembros de la corte imperial de Pedro II que indagaron y le hicieron notar al emperador de las condiciones artísticas de los Barrera y sus colegas. El monarca envió delegados a la nave, que invitaran a los viajeros a permanecer en el Brasil como músicos de la corte, pero don Antonio Barrera y sus colegas ya habían concretado obligaciones en Buenos Aires.
Pronto adquirió fama como director sinfónico, compositor y ejecutante de varios instrumentos. Fue relevante su actuación en las fiestas patrias de 1873, en las ceremonias solemnes en la catedral como interprete y luego ingresó al primer Teatro Colón.
En 1974 se instaló en Quilmes prefiriendo la calma pueblerina para criar y formar a sus hijos: Dolores, Juan y María, recientemente llegados de España junto con su esposa Josefa Picart.
Fue el primer maestro de música que tuvo Quilmes: “¡Y qué maestro! ¡Grave severo, pero bondadoso hasta lo indecible, desprendido hasta la abnegación y músico de los pies a la coronilla!”; lo califica don José Andrés López en sus misceláneas.[1]
Dio lecciones de música e instrumentación a niños y adolescentes y en 1875 la municipalidad le encargó la educación musical de los escolares. Con sus alumnos creó la Sociedad Musical “La Aurora” participando indefectiblemente en todos los acontecimientos festivos y ceremonias religiosas que se producían en el pueblo. Este año además de la Comisión Nacional de Educación, se creó el Conservatorio de Música de la provincia de Buenos Aires, fundación para la cual es muy probable que don Antonio Barrera haya tenido que ver con una asesoría orgánica y técnica.
Según informa “El Quilmero”, periódico de la época, el 6 de enero de 1876 dirigió un coro de niños en la misa de Reyes. Cerrando las fiestas de carnaval, el domingo 9 de marzo de ese mismo año se realizó un baile con orquesta integrada por un flautista, Mariano Rodríguez en piano y Barrera en violín. A esta orquesta se le pagaron $ 500. El 11 de junio acompañó la actuación del “prestidigitador, físico y mágico Blas Dalmazzone”, de visita en el pueblo. El domingo 9 de julio dirigió un coro de escolares que entonaron las estrofas del Himno Nacional, completo, pues recordemos que aún no había sido podado y modificado en partes. En el Te Deum se interpretó una composición del propio Barrera que ejecutó en violín junto con las flautas de Rodolfo Vega y Santiago Martínez y las voces de Antonio Barrera, hijo, y Federico Serra.
Fueron muchas las dificultades que debió afrontar por falta de pagos tanto de la municipalidad como por sus clases particulares, sin embargo, don Antonio continuó con firmeza su tarea.
En 1876 realizó la Sociedad Estudiantina “El Trueno” que presidía el Dr. Salomé Luque. Los ensayos se realizaban por la noche en la casa de Barrera que había compuesto la marcha de la institución con letra de José Andrés López.
Los diarios de la época mencionan su actuación en las fiestas patronales de 1876, dirigiendo una banda integrada por Rodolfo Vega, Santiago Martínez, Agustín Matienzo (h), Rodolfo Labourt, Julio Ithuralde y las voces de Bautista Nouzeret, Eusebio Rodríguez, Federico Serra, Joaquín Méndez, Antonio Barrera (h) y un coro de 20 niños. Y en el domingo de Noche Buena la Municipalidad realiza un baile para los vecinos que se reitera el 31 de diciembre en ambas oportunidades con la orquesta de Barrera.
Según el periódico “El Independiente” el domingo 23 de setiembre de 1877 se hallaba con el señor Agustín Matienzo tomando café en el Hotel de Risso cuando empezó a sentirse mal y con la ayuda del boticario regresó a su casa, a las 17 horas, junto a su familia, muere “de repente”; según dice el acta de defunción, quizá por un problema cardíaco. Tenía 50 años. Lo atendieron los doctores Cueli, Wilde y Luque. El sepelio fue a las cuatro de la tarde del día 28. Homenajearon las exequias el señor Solla y el Dr. Wilde.
2De los hijos de don Antonio, Dolores (n. 1851) se casó con el S. Ronderos. El único hijo de estos (adoptivo) desposó a su prima segunda Elena Barrera Nicholson y Capurro; María se casó con el Sr. Baldomero Jahnoer, de origen portugués, industrial cristalero e instaló la primera fábrica de cadenas que hubo en la Argentina y fue tesorero del Banco Popular de Quilmes cuando Antonio Barrera (h) era vicepresidente del directorio y Rodolfo Labourt, gerente; Juan (n. 1853), fue comisario en Avellaneda, pero también incursionó en la música cuando en 1886 el intendente Nicolás Videla despidió a la banda de la Unión de la Boca y convocó a concurso para una nueva presentándose dos; una patrocinada por el maestro Castelletti y la segunda patrocinada por don Juan Barrera, que fue la ganadora; contaba con 20 músicos y la dirigía Lorenzo A. Cianchetta. Juan Barrera se casó con Dominga Morlán, uruguaya, nacida en 1854, de este matrimonio nació en Quilmes María Elisa (n. 17/11/1878) 

NOTA
1.- Ver “Quilmes de antaño” Pág. 70.





















Del libro "Migraciones de Chalo Agnelli, Ed. Jarmat, 2006.-

No hay comentarios: