domingo, 17 de febrero de 2013

COLON EN BERNAL, PRIMER MONUMENTO- GOTARDO PEDEMONTE



 En Bernal, según es tradición, se levantó el primer monumento a Cristóbal Colón que tuvo la República Argentina y algunos dicen que de América, pero recientemente el historiador Rodolfo Cabral halló otro que le precede.
Con los años la justicia, que siempre llega, aunque se toma su tiempo porque siendo ciega tiene que andar tanteando – diría nuestro irrepetible Jorge Luis Borges – le dio muy mala prensa en la historia a aquel marinero genovés. 
El audaz navegante fundó, o puso la piedra fundamental de un genocidio sistemático que cometerían sus predecesores: españoles, portugueses, ingleses, holandeses, acompañados por la iglesia de Roma y unos cuantos banqueros que sostenían la menesunda. Pero esta última argumentación comenzó a discernirse, digamos, años más, años menos, a partir de la década del ’60. 
Los que íbamos a la escuela primaria y/o secundaria antes de esos años, próxima la fecha del 12 de Octubre, el “Día de la Raza” - justo a los argentinos se nos ocurrió esa “metalepsis”, que somos un híbrido racial inusitado – teníamos que actuar en el acto escolar. Unos vestidos con plumas, otros con pelucas de cané calón y un libreto de loas a la “Madre Patria” (en esa época era España y madrastra lo fue la Gran Bretaña, y hasta no hace mucho tuvimos un Tío Patrio allá en el norte) y la “Cristianización” de los “naturales”, además de escribir composiciones sobre “El Descubrimiento”, calcar los mapas de los “Viajes de Colón”, pegar figuritas de Billiken en el cuaderno... y otros tributos “pedagógicos” por el estilo. 
Y yendo más atrás en el tiempo, las generaciones anteriores hasta preparaban fiestas populares los 12 de Octubre, el llamado “Día de la Raza” - que en la Argentina era feriado nacional por obra y gracia de don Hipólito Yrigoyen que no atisbó ningún revisionismo - Bueno, pero en esos primeros lustros del siglo XX,  todavía con apenas primera, segunda o como mucho tercera o cuarta generación de inmigrantes el señor Colón de alguna manera había sido el precursor del gran salto del charco. 
Escribió Fernando J. Devoto en su libro, “Historia de los italianos en la Argentina”: “Desde 1857 disponemos de una serie oficial de inmigración del Estado argentino. En el lapso comprendido entre aquel año y 1873, 175.726 italianos fueron registrados como inmigrantes. [...] El año 1873 constituyó al puente de un ciclo expansivo de la inmigración italiana, al entrar en esa fecha, casi 27 mil ciudadanos de esa nacionalidad, cifra que no se alcanzaría a superar hasta 1882, los italianos constituyeron en ese lapso de dieciséis años (1857 -1873) 65% de todos los inmigrantes arribados de Europa.” [1] 
Y precisamente los genoveses amaron siempre a Colón – los mayores, los menores no sé si lo reconocen – y en los pagos de Quilmes, después de 1850 se asentaron muchas familias genovesas, paisanaje que engrosó después de 1890. Hay apellidos que marcaron rumbo en lo local: Valerga, Badaracco, Agnetti, Scrocchi, Roverano, Vezzulla, Borro, Bottaro, Bosso, Tiscornia, Massa, de Pol, Rocca, Cánepa, Oneto, Rosso, Badano, Angelino, Severi, Angelleri, Craviotto, Navone, Pozzo, Sanguinetti, Tassano, Fornabaio, Pedemonte... 
Sí, los Pedemonte,  tuvieron significativa ingerencia en el progreso de la vecina ciudad quilmeña de Bernal; preponderancia, quizá, más distintiva que la que permitió trascender a la familia Bernal, cuyo legado fue ser dueños de la tierra y hacerse en la puerta de su casa una parada ferroviaria (que, por supuesto, no es pavada, visto desde nuestro presente)
Don Agustín Pedemonte hizo "escuela de inmigración" con su carisma genovés, una fe con consecuencias extraterrenas y una generosidad incondicional dotó a Bernal de templo, de escuelas, de instituciones de servicio, de cultura, poseía una numerosa peonada que trabajaba en su chacra, muchos de ellos inmigrantes desguarnecidos que traía del puerto y luego formaron familia en Bernal... y como si fuera poco instaló en el parque de su casona “La Polcévera” (nombre del pueblo donde don Agustín había nacido allá tras la mar) un monumento a su paisano Colón o Colombo. Nombre que ya se había desplegado en el pueblo de Quilmes cuando, en 1878, la colectividad hegemónica, por ese entonces, fundó la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Cristóforo Colombo que dio la primera sala teatral al Partido.
Ese monumento, después de poco más de un siglo tasciende la figura a la que remite (aunque me caigan encima las últimas corrientes historiográficas) "es un monumento a la inmigración", pues fue un inmigrante que dio su trabajo y su simiente a esta tierra, fue uno de esos "tano", "gallegos", "rusos", "turcos", que construyó el país, lo interculturizó, lo enriqueció, fue uno de los tantos que diseñó un perfil de país, que guste o no nos guste, nos caracteriza irremediablemente. Por eso ese monumento es de nosotros los descendientes de esos: "tano", "gallegos", "rusos", "turcos", como lo es el busto de "Isabel La Católica" que la Comunidad Canaria emplazó frente a la Cervecería. Recientemente consultado sobre el destino que se debería dar al monumento en caso de tener que quitarlo del lugar para construir el paso bajo nivel, sugerí la plaza cerrada que se encuentra en la esquina de Belgrano y 25 de Mayo, frente a la Biblioteca Popular Mariano Moreno, zona muy frecuentada por los vecinos de Bernal. Y también sugerí que no se lo debía restaurar, pues su deterioro también es testimonio de nuestra cultura: la desidia, la ignorancia, la intolerancia, la falta de respecto por las creencias y las ideas del otro, el exitismo, la desmemoria, la ostentación impúdica, todas estas cosas que también hacen a nuestra cultura y le cortaron las manos a "una estatua"...

 
Don Agustín Pedemonte
Pero para conocer más en detalles sobre el resentido monumento conozcamos su historia escrita por un testigo de los acontecimientos que los instalaron en Bernal. 
El 23 de enero de 1969 se terminó de imprimir, en talleres gráficos Tipo de la calle Belgrano 1136 de Quilmes: “Primer monumento a Colón en la República Argentina” de don Gotardo Pedemonte, hijo del pionero bernalense. El opúsculo fue editado a instancias del director de cultura de esos años el Prof. Don Francisco Míguez, bajo la intendencia municipal de facto el Comodoro Dante Ferrerò y como secretario de gobierno y cultura el Cmte. Gend. (R) Nac. Clemente Bardiani.


Portada: Reproducción de la fotografía original de la fiesta realizada en los jardines de la casa-quinta “La Polcévera” en BernaI, con motivo de la inauguración del monumen­to a don Cristóbal Colón, el 8 de diciembre de 1889.


 "Primer monumento a Colón en la República Argentina"
de Gotardo Pedemonte
 Corría el año 1886. Don Agustín Pedemonte, vecino de la Capital Federal, adquirió en esa época, una importante fracción de tierra en Bernal, con el fin de construir una re­sidencia veraniega. 
La aludida fracción estaba sembrada totalmente de maíz - los llamados "maizales" de antes - y en pocos años se con­virtió en una hermosa quinta con gran variedad de fruta­les de toda especie, con una amplia casa-habitación de tres cuerpos y un no menos amplio jardín que daba frente a la actual avenida San Martín, a dos cuadras de la estación del antiguo ferrocarril a la Ensenada. Un parral de hierro de 183 metros dé largo, ornamentaba la residencia que se llamó “La Polcévera”, nombre nostálgico del pueblo cercano a la ciudad de Genova, del que era oriundo el señor Pedemonte que habla llegado a la Argentina el 16 de enero de 1871.
Otras residencias veraniegas circundaban "La Polcévera" pertenecientes a familias porteños, entre ellas la de don Fé­lix Bernal y doña Magdalena Mac Nab de Bernal; la quinta "El Tala" de don Alberto Bosch y de la familia de Torres Agüero;"La María Segunda" del barón Antonio Demarchi de singular arquitectura en la época; las quintas con enormes arboledas de los doctores David y Jacobo de Tezanos Pinto; la del ingeniero Guido Jacobacci, cuyo nombre lleva una importante población del sur Argentino; la de Alfredo Gándara, la del Dr. Francisco Suárez Aguirre y la de Molina Crisol, conocida ésta última por el “Monte de Molina” que ocupaba la manzana que hoy rodean las calles San Martín, 9 de Julio, Belgrano y Castro Barros.
Hoy todas esas resi­dencias y otras más similares, han desaparecido bajo la pi­queta del progreso que reclama lotes de tierra para levan­tar casas más modernas y tal vez mejores, pero que no tie­nen el sabor de las casas señoriales de antaño, ni poseen la prestancia de las grandes mansiones, pletóricas de re­cuerdos y de las más caras añoranzas.
Algunas de las que se han citado fueron testigos de acon­tecimientos políticos que en su hora conmovieron la opi­nión nacional, siendo, el caso de recordar otras más anti­guas aún, que pertenecieron a las familias de Gaete, San­ta Coloma y Urquizú.
El arraigado amor de los genoveses por su pueblo natal y la admiración por sus grandes hombres movió a don Agustín Pedemonte a practicar una averiguación acerca de la existencia de algún monumento que perpetuara en el país la me­moria del intrépido, navegante don Cristóbal Colón, descu­bridor de América. Esta averiguación la hizo por intermedio de varios reporteros de los diarios capitalinos y otros medios de información.
No había en la Argentina ningún monumento a Colón. Tal fue el resultado de la prolija búsqueda de da­tos, tanto oficiales como privados.
Esta situación llegó a preocuparle al señor Pedemonte y después de consultar con otros connacionales y amigos, lle­gó a la conclusión que si el asunto lo promovía por las vías oficiales, tardaría demasiado en resolverse, como natural­mente sucede con todos los casos de iniciativas que requie­ren trámites administrativos y largas gestiones.
Y tanta fue su preocupación que con su carácter singularmente expe­ditivo, no titubeó en erigir el deseado monumento por sus propios medios y emplazarlo en los jardines de "La Polcévera" su residencia particular.
La construcción del monumento fue encomendada al escul­tor don Héctor Bocacci, natural de Milán. Los materiales que era posible utilizar entonces, fueron compuestos de una mezcla de distintos productos que formaban una argamasa dura y resistente. El esqueleto fue construido con fierros y en su interior contiene varios recuerdos familiares y una botella con el día, mes y año en que fue colocada. Y con estos elementos la estatua de Cristóbal Colón en pose de pie, con su mano derecha sobre el ancla característica y mirando el horizonte, se fue modelando con el mayor es­mero.

Lo que no se recuerda y no existen constancias, es quien fue el proyectista o el diseñador de la figura de Colón y la for­ma del pedestal del monumento, salvo que lo haya sido el mismo escultor Bocaccí.

Fue así que el 8 de diciembre de 1889, un tren expreso que partía de la antigua estación Central, situada en la parte posterior de la actual Casa de Gobierno y pasando por la conocida "Casa Amarilla" del Ferrocarril a la Ensenada (hoy F.G.N.G.Roca) llegaba a Bernal, lleno de visitantes porteños, los más boquenses, para asistir al acto inaugural del primer monumento que se levantó en la Argentina a don Cristóbal Colón.
Representantes de las Sociedades Italianas de la Capital Federal, como la “Giusepe Verdi”; los Bomberos Volunta­rios de la Boca; la Sociedad Católica que fundara José Ma­nuel Estrada; algunas representaciones del interior. Autori­dades municipales y representantes consulares de Italia, daban al acto un relieve significativo. Dos bandas de mú­sica, también de la Capital Federal, hacían las delicias del vecindario, dando vida a un acontecimiento que si bien era modesto por sí mismo, tenía la enorme trascendencia de un gran contenido patriótico y de la reparación de un olvido que debía ser superado. Las dos bandas de música eran de la Sociedad "Verdi" y del Colegio Pío IX de Bue­nos Aires.
Fue para Bernal un gran día de fiesta. Era todo un espec­táculo, nunca visto, ver aglomerada tanta gente, contando la población estable con muy pocas casas todavía. La concurrencia llegada de Buenos Aires al descender del tren expreso, se sumó a los vecinos de Bernal y de Quilmes congregados ya en gran número, formándose una columna que presidida por banderas argentinas e italianas, se dirigió a "La Polcévera" donde fue recibida por don Agustín Pedemonte, su esposa doña María Solari Raggio y sus hijos Luis y Palmiro.
El acto consistió en un discurso que pronunció el señor Domingo Barberis, en el que destacó las virtudes y el valor del descubridor de América, poniendo de relieve a la vez, el significado del homenaje que por iniciativa de don Agustín Pedemonte, le tributara ese día la colonia italia­na residente en Buenos Aires y el pueblo de Bernal. También durante el acto, el niño Luis J. Pedemonte, que con el correr de los años habría de ser uno de los superiores de la Congregación Salesiana, recitó un poema dedicado a Colón.
Descubierto el monumento por el señor Pedemonte, las so­ciedades italianas depositaron al pié del mismo una corona de laureles fundida en bronce, la cual en 1927, fue donada por los familiares, a la Sociedad de Fomento de Bernal, que es la actual depositario de este recuerdo histórico. Des­pués de estos actos la concurrencia se desplazó por los jar­dines de “La Polcévera”, sirviéndose un abundante y sabroso asado criollo.
Las fotografías que conserva la familia dan una idea de las proporciones de este acontecimiento, que dada la época y el lugar donde se realizó, debió ser de relieves muy carac­terísticos. Y por sobre todo su gran significado moral.
Demás está decir que en la colonia genovesa produjo una enorme satisfacción, tanto la residente en la Capital Federal, como la de la ciudad de Rosario, donde era ya numerosa, del mis­mo modo con que la noticia fue recibida por la prensa, principalmente en Génova, donde esta iniciativa tuvo una especial resonancia. 
El 12 de Octubre de 1892, al celebrarse el cuarto centena­rio del descubrimiento de América, se renovó en Bernal en torno al monumento que nos ocupa, un nuevo acto de acen­drado júbilo, pues fueron unas 2.500 personas las que con­currieron a los festejos organizados; la colectividad geno­vesa estaba en pleno. Y fue ese mismo día en que el Exmo. señor obispo monseñor Santiago Costamagna, bendijo y colocó personalmente la Cruz que está frente al antiguo templo de N. S. de la Guardia, situado en la intersección de las calles Belgrano y Don Bosco, que en aquel tiempo carecían todavía de nombre. 
El monumento en su frente lleva una inscripción conmemo­rativa, esculpida en mármol, cuya redacción ha sido hecha por el R. P. Esteban Bourlot, entonces párroco de San Juan Evangelista, y dice asi: 
A
CRISTOFORO COLOMBO
Gran navigente genovese
Dottato religioso

Dischiuse un nouvo mondo
Con lampo del genio
E coll’ ardor de fa fede.
Impávido nei pericoli
Forte nelle sventure.
li primo monumento in questo suolo
Inaugurato li 8 di Decembre de 1889.
Agostino Pedemonte
Rinova incessante sua dignità. 
En los costados laterales, también esculpidos en mármol, están los escudos argentino é italiano, y en la parte pos­terior otra inscripción grabada años más tarde, que con­signa lo siguiente: 
La familia de
Don Agustín Pedemonte
Al pueblo de Bernal 12 de Octubre de 1921
PRIMER TRASLADO 
Este monumento quedó en los jardines de “La Polcévera” hasta el año 1921, es decir, durante treinta y dos años, fa­llecido don Agustín Pedemonte el 13 de Diciembre de 1916, varias instituciones locales, principalmente la Sociedad de Fomento presidida entonces por Don Mauricio Zubieta, ac­tuando como secretario el señor Ricardo G. Durañona, con­juntamente con el Circulo de Obreros del que el señor Pedemonte fue fundador en 1904, insinuaron a los familiares la posibilidad de emplazar el monumento en algún lugar pú­blico, por cuanto se proyectaba el fraccionamiento de “La Polcévera”.

La Sociedad de Fomentó en su nota del 17 de Julio de 1921, dirigida a la Señora de Pedemonte, decía al expresar sus anhelos... "que esta donación será no solo un nuevo eslabón de oro que se agregará a la cadena de nuestros afanes por el progreso de Bernal, sino también que el nombre respetado y venerable de su inolvidable esposo, quedará ligado una vez más a los anales de este pueblo, aparte de los demás actos de su vida que contribuyen y compendian al recuerdo y cariño de tan descollante vecino".
Una vez concertada la entrega del monumento, se hicieron las gestiones pertinentes ante la Municipalidad de Quilmes, la que aceptó de inmediato la sugestión.
La estatua de Colón y su basamento, fueron así trasladados a la intercesión de la avenida San Martín esquina 25 de Mayo, dando lugar a una brillante ceremonia en la que don Gotardo C. Pedemonte, hijo menor de Don Agustín, hizo entrega a la Municipalidad de Quilmes del histórico monumento.
 ÚLTIMO TRASLADO 
Años más tarde, en 1947, este monumento debió sufrir las peripecias de un nuevo traslado. El ensanche de la avenida San Martín y los consiguientes trabajos de pavimentación, hicieron necesario desmontarlo, con cuyo motivo se resintió el material con que habla sido construido y que ya se había deteriorado en parte, dado el casi medio siglo que llevaba a la intemperie, lo cual originó el fraccionamiento de algunas puntas más sobresalientes. Sin embargo la preocupación del entonces comisionado municipal don Jesús Castro y la pe­ricia técnica del director de obras públicas Ing. Juan Pollack, lograron repararlo, reemplazando las partes deterioradas, pero utilizando el mismo esqueleto central y su material primitivo, al que se adicionó otro material más resistente, a la vez que más moderno.
Reconstruido así con todo esmero, reparando las partes alu­didas y con la perfección del original, fue emplazado en el lugar que hoy ocupa, con frente al sur, mirando al pue­blo de Bernal, hoy Ciudad, en medio de una tupida arbole­da que ofrece una grata perspectiva.
Tales son los antecedentes, entre otros, del primer monu­mento a Don Cristóbal Colón que se levantó en la Repúbli­ca Argentina. Gotardo C. Pedemonte. Octubre 31 de 1968. 
Nota: En el Museo Histórico Provincial “Almirante Brown”, sito en Bernal hay una "maquette" del Monumento a Cristóbal Colón del que aquí se trata.

 ***

COLOFÓN 
Blanqueada la “Leyenda Negra”, revelada la historia que hizo reflexionar al historiador  Miquel Izar en la revista catalana “L'Avenç”, bajo el título “500 años de inquidades”. en 1983 (¡hace 30 años!): “La llegada de los castellanos a América en 1492 [...] significará el asesinato de millones de indios y la esclavización de la mayoría de los que sobrevivirán al sadismo de los blancos y a las enfermedades contagiosas [...] Los descendientes de los vencidos, de los conquistados, de los esclavizados llevaron una continuada lucha revolucionaria que iniciada en 1492 continuará a lo largo del periodo colonial y se agudizará entre 1750 y 1820 [...] Aunque la represión de Somoza o Pinochet ( y Batista, Rojas Pinilla, Trujillo, Pérez Jiménez, Uriburu, Aramburu, Onganía, Videla...) es la continuación de la iniciada por Cortés o Pizarro ha tenido que sofisticarse ante el volumen de las protestas [...] Este dossier quiere denunciar en primer lugar que lo que sucedió el 12 de octubre de 1492 no fue una gesta de la que puede congratularse la humanidad, sino el inicio de 500 años de iniquidades; en segundo lugar, hablar de las luchas de los invadidos que defendían su tierra y en tercer lugar recordar que en muchos aspectos eran mucho más justos que la sociedad capitalista que está sufriendo la humanidad.” 
Y nuestra estatua de Colón desde los últimos lustros del siglo XX viene sufriendo todo tipo de vandalismos que la Sociedad Italiana reparaba en los primeros destrozos y luego se cansó de ir contra la corriente lascasista y la dejó como se la ve, que en ese estado representa en una involuntaria síntesis los avatares de 520 años de historia hipanoamericana y anglosajona. 
¿QUÉ HACEMOS CON LA ESTATUA HOY?
Pedemonte era un italiano inmigrante que supo abrirse ancho camino en esta tierra y en gratitud hizo levantar un monumento a quien, según su entender, le señaló el camino del progreso que deseaba alcanzar, y ese era Colón, otro italiano como él. Pero además Pedemonte le dio a Bernal una pujanza que no tenía hasta su llegada pues supo tender los hilos y establecer las conexiones apropiadas para que un difuso pueblo del partido de Quilmes sea la ciudad que hoy es. 
Próxima la construcción de un paso bajo nivel (escrito en diciembre de 2012), funcionarios municipales me consultaron sobre una nueva ubicación posible de dicho monumento, que según mi humilde discernimiento, es más que una estatua de Colón, es por sobre todo un Monumento a la Inmigración que diseñó y dio perfil a nuestra querida Argentina, con sus virtudes y defectos. Efectivamente, somos lo que de nosotros hizo la inmigración, que no fue poco, basta girar la cabeza y recorrer el entorno; y dados estos atenuantes propuese colocar la estatua en un rincón de la plaza cerrada que está frente a la Biblioteca Mariano Moreno, en la esquina de Belgrano y 25 de Mayo, que permanezca allí como símbolo de los sueños realizados y como analogía de una época de usurpación y espanto.
 
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Agnelli, Ch. “Migraciones. Cuatro colectividades quilmeñas. Cinco familias para una historia social." Ed. Jarmat, Quilmes, 2006. 
Chaktoura, Eduardo; Estomba, Paola y Nabot, Damián. “El siglo pasado, Historia de vida de la gente que hizo el siglo XX” Ed. Planeta. Bs. As. 1999.
Devoto, Fernando J. “Historia de los italianos en la Argentina”. Ed. Biblos. Colección La Argentina Plural. 2da. EDICIÓN. Bs. As. Febrero de 2008.
Gálvez, Lucía. “Historia de inmigración – Testimonios de pasión, amor y arraigo en tierra argentina (1850-1950)” Grupo editorial Normal. 3ª reimpresión, Buenos Aires. Setiembre 2003.
Garibaldi, Ítalo Américo. “Los genoveses en Buenos Aires”. Libro de autor. Bs. As., 1983. Pp. 11 a 26.
Ghisiglieri, Juan A. (coordinador); Valle, Nora del y Zappa, Cecilia I. “Catálogo de documentos sobre extranjeros e inmigrantes en la provincia de Buenos Aires”. Publicación del Archivo Histórico de la Pcia. de Bs. As. “Dr. Ricardo Levene”. La Plasta, junio 2003.
Mercadante, Luis. “La colectividad italiana en la Argentina”. Alzamor editores. Bs. As. Abril de 1974. Pp. 137 y 138.
Petriella, Dionisio. “Los italianos en la historia del progreso argentino” Cuaderno de la “Dante” Asociación Dante Alighieri. Buenos Aires, 1985.
Rocca, Edgardo J. “Víctor de Pol. El escultor olvidado”. Asocxiación Dante Alighieri Buenos Aires. Grandes Ítalo Argentinos Nº 12. Buenos Aires. Diciembre de 1992.
Wolf, Ema y Patriarca Cristina. “La gran inmigración – Vida cotidiana” Sudamericana Joven. Ensayo. Buenos Aires, 1991. 

NOTAS

[1] Ver, libro mencionado página 55.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dice Rodolfo Cabral reproduciendo una página de Wilkipedia: "Plaza Colón: es el centro de la ciudad de Monte Caseros, donde se realizan fiestas cívicas, encuentros artesanales y festivales.Allí se eleva el primer Monumento a Cristobal Colón del país, el cual data del año 1892, al cumplirse los 400 años de la llegada a América.En una de sus diagonales, se halla el busto del Dr. Juan Gregorio Pujol, fundador del departamento de Monte Caseros, ex-gobernador de la Provincia.http://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Caseros

agnellichalo@gmail.com dijo...

Rodolfo. Pero si lees bien mi artículo entederás que nos es Colón lo que interesa ni la fecha de su emplazamiento, sino el metasímbolo que transmite, es un monumento a la inmigración, porque fue un inmigrante que lo hizo levantar con su cultura y su tradición que es otra que la nuestra, pero cada situación y personalidad histórica se debe analizar de acuerdo a su época y sus circunstancia, esa estatua ya superó la figura de quién representa, en este país la inmigración dejó una impronta tan fuerte que incluso diseñó el perfil de una clase media. Por eso tampoco estoy de acuerdo con quitar la estatua de Colón de la Capital que colocó la colectividad italiana. Quitar un símbolo para reemplazarlo por otro (Juana Azurduy) no es honroso para este último. Seguro que todoas las corrientes revisionistas de los últimos tiempos se me tirarán encima y querrán quemarme en las hogueras de la intolerancia, pero no hay que ser maniqueista ¡Bah! yo no puedo serlo ¡Digo, ¿No?... Chalo Agnelli


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Pedro Martin dijo...

Hola. El primer monumento a Colon en Sudamerica está en la ciudad de Villaguay Entre Rios:

Se lee el siguiente artículo:

"...en 1871, Juan Bautista Castagnino coloca un monumento a Cristóbal Colón en su vivienda ubicada en la
esquina de San Martín y 9 de Julio, en el centro de Villaguay. El solar es uno de los más importantes de la localidad en esa
época. En el parapeto del frontispicio se encuentra un grupo escultórico traído de Italia cuya figura principal es un busto de
Colón, convirtiéndose en el primero erigido en Argentina y entre los primeros de América del Sur.
Hasta llegar a la localidad de emplazamiento la escultura pasa por el puerto de Buenos Aires, embarcado en una nave que
llega al puerto de Concepción del Uruguay, y de allí por caminos polvorientos en carretas tiradas por bueyes arriba a Villaguay.
Al conjunto lo conforman “el busto del navegante, el globo terráqueo y una carabela realizada en plástica de tierra romana,
cemento de fragüe rápido, de color ligeramente amarillento”.