viernes, 10 de julio de 2015

LA CRISOLDINIE OTRA DERROTA POPULAR - 1ª PARTE (COLABORACIÓN)


El archivo historiográfico y la bibliografía referente sobre la historia de Quilmes y su zona de influencia que posee la Biblioteca Popular Pedro Goyena y la Agrupación Los Quilmeros, que lleva el nombre “Librería Prof. Juan Carlos Lombán”, así como este blog, en los últimos años, están siendo frecuentemente consultados por estudiantes terciarios y universitarios, tanto de los Institutos del Profesorado como de la UNQUI de la UBA, de la UCALP y de la UNLP, en cuya Facultad de Periodismo y Comunicación Social, la joven Mirta Taboada está concluyendo su carrera para la cual elaboró el documento que transcribimos a continuación, previo a la tesis de graduación.
El título anterior de la etiqueta “INDUSTRIA Y COMERCIO”, trató sobre la ex empresa La Bernalesa y su barrio adyacente; un proyecto desarrollado por docentes y alumnos de la Escuela Pública Nº 36 que consideramos modelo para nuevos trazados similares. De este modo intentamos cobrar conciencia de la inusitada dimensión que, tiempo atrás, alcanzó la industria y el comercio en el partido de Quilmes y revelar la devastación paulatina que produjeron las políticas económicas liberales y neoliberales que se fueron gestando desde la década del `60 hasta el catastrófico derrumbe del año 2001.
Durante esos poco más de 40 años muchos fueron los muertos y heridos, desplazados y desabastecidos, gente común, secuelas de esa lucha de clases que nació con la historia de la humanidad. (Chalo Agnelli)
LA CRISOLDINIE CAÍDA DE UN GIGANTE
Mirta Taboada
Facultad de Periodismo y Comunicación Social
Universidad Nacional de La Plata, 2013
Un recorrido por la historia de la metalúrgica Crisoldinie que funcionó en Quilmes desde 1940 a 1965. Cómo pasó de ser una industria modelo del peronismo a terreno de un hipermercado Carrefour. Las marcas de la dictadura y las similitudes en los cambios de la fábrica con los modelos político-económicos aplicados en el país. Por qué es un espacio que interpela todavía desde su ausencia.
- I -
LA DEMOLICIÓN
El 16 de mayo de 1992, un grupo de personas se reunían en la intersección de las Avenidas La Plata y 12 de octubre, en Quilmes Oeste, para asistir a un espectáculo que se anunciaba hacía días en
los diarios y que duraría varias jornadas. Hugo Lobello estaba allí desde temprano, pero no iba a presenciar un acontecimiento original. Sabía que esas instalaciones se desplomarían sobre sí mismas, con la acción de 250 explosivos que generarían que los 74 mil metros cuadrados de superficie quedaran reducidos a polvo y escombros. Para Hugo eran mucho más que la atracción del día. Era casi medio siglo de su vida, quince años adentro de esa fábrica que estaba a punto de destruirse y significaba, también, otros cuarenta reclamando el reconocimiento de sus derechos y de otros tantos compañeros.
A las cuatro de la tarde, la Dirección de Defensa Civil había organizado el operativo en el lugar y ya estaban en sus posiciones policías y bomberos. También asistieron periodistas y por supuesto, representantes de la empresa francesa Carrefour, destinataria del espectáculo en cuestión. Primero se sintieron las sirenas. Luego, la primera detonación. La chimenea estalló en mil pedazos y se hizo una nube inmensa de polvo. Uno de los fragmentos voló en un radio de cien metros y alcanzó a un efectivo policial apostado en los alrededores, que finalmente murió. El hecho desafortunado ocurrió a pesar de la teoría apaciguante del ingeniero Jorge del Vecchio, responsable de la demolición ejecutada por la empresa brasileña Blast Com, que había dicho al diario El Sol que todo estaba bajo control y que nada volaría fuera de su propio eje.
“Para los nostálgicos una recorrida en horas de la mañana les permitirá ver la estructura que queda aún de la fábrica, que según los memoriosos constituyó el primer caso de vaciamiento en la Argentina”, publicó el diario El Sol ese día. La hipótesis de los
memoriosos anónimos que cita el matutino no estuvo errada. Quizás ellos fueron los adelantados, los que sin esperar a la conformación de una mirada histórica pudieron desentrañar el sentido de las transformaciones en pleno presente.
Crisoldinie fue una fábrica modelo, responsable, en parte, de fabricar las piezas que montaban los rieles de los trenes en tiempos en que eran las arterias de acero del país.
Hugo Lobello, fue de aquellos con memoria prematura y sólida. Más que nostalgia, quizás conserva todavía una sensación amarga y a la vez aguerrida. No es una melancolía pasiva, sino un recuerdo activo de quince años de progreso, ese que parecía igualar a todos y que todavía dejaban el rastro y la larga deuda en el presente. La ausencia de la fábrica dice, interpela, a pesar del espacio llenado, sólo de forma superficial, por el concreto de Carrefour. Si se adentra en el espacio, si se pregunta porqué es y porqué dejó de ser, se descubrirán proyectos políticos, modelos económicos, decisiones y avales. Resistencias y lucha, todavía, lucha.
- II -
LA ERA DE LA INDUSTRIA
En la década de 1940, Crefin S.A., de capitales alemanes, comenzó a funcionar en Quilmes y constituía el complejo siderometalúrgico con la tecnología más avanzada de esos años. Su estructura constaba de tres secciones, de acuerdo a las tareas que realizaba: laminación, fundición gris y acería. Una situación de impacto
mundial sería decisiva para la historia de la fábrica: la Segunda Guerra Mundial y la incómoda situación para el país de no haberse pronunciado, a causa de las relaciones comerciales con ambos bandos, a favor de los Aliados o del Eje.
Finalmente, ya hacia el final de la guerra y con el fracaso inminente del las potencias del Eje, Argentina declara la guerra a Alemania y Japón por presión del Departamento de Estado de los Estados Unidos en marzo de 1945, de acuerdo al Doctor en Historia Claudio Belini (CONICET-UBA) en su trabajo, “Una experiencia fallida de empresa pública industrial: la Dirección Nacional de Industrias del Estado, 1947-1962”. Ese episodio fue decisivo para las empresas de capitales alemanes, como Crefin.  El gobierno a cargo de Edelmiro Farrell resolvió intervenirlas debido al papel importante que cumplían en la economía argentina, así pasaron a la órbita del estado o bien tuvieron una participación importante del mismo como sociedades mixtas, explica Bellini.
Dos años más tarde, con el gobierno de Juan Domingo Perón, se crea la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE), un ente autárquico, que estaba bajo la jurisdicción de la Secretaría de Industria y Comercio. De acuerdo a Belini, se proponía como máxima funcionar como “un organismo de fomento industrial de Estado con diversas empresas que exploten renglones básicos de la economía nacional, en forma que produzcan una adecuada competencia en el mercado interno y que eventualmente puedan promover la exportación de productos industrializados”.
Desde 1947 hasta 1957, el organismo incluyó bajo su órbita a cuarenta y dos empresas, de acuerdo a información del Ministerio de Industria y Comercio aportada por Bellini. 1947, es también el año del antecedente legal más importante para el ramo siderúrgico de la época: la promulgación de la Ley 12.987, conocida como Ley Savio, que formó el “Plan Siderúrgico Nacional”, para la producción de acero en el país para suministro de la industria nacional y como materia de exportación, como consigna Magdalena Liaudat en “Industria y Política Pública. Los alcances de la intervención estatal en el desempeño del sector siderúrgico en Argentina. 1947-1976”.
- III -
CRISOLDINIE
Crefin SA se convierte en Crisoldinie el 31 de julio de 1948, dedicada a la fundición y laminación, de acuerdo a Claudio Belini y Marcelo Rougier en “El Estado empresario en la industria argentina: conformación y crisis”.  La primera parte de su nombre hace alusión al recipiente que compone el horno para fundición que utilizaba la industria. La última parte designa su pertenencia al grupo DINIE, que además integraba industrias como Electrodinie, Ferrodinie, Metaldinie, Motordinie y Anildinie, según consignan Belini y Rougier.
Cuando yo entré había jefes alemanes. El personal era excelente, había polacos, rusos, yugoslavos. Era gente muy preparada, que habían sido oficiales del ejército.  A mi me sirvió mucho haber estado en la empresa. [Crisoldinie] Producía 40 toneladas de acero cada 8 horas, o sea 120 toneladas por día. Tenía una sección de fundición gris, laminaba varillas para construcción, se trabajaba en ambos turnos y se sacaban 70 toneladas de varillas por día. Era una empresa fuerte. Ahí se hacían los lingotes para las ruedas de los ferrocarriles y las vías, que derivaban a Córdoba”, expresa Lobello, con palabras pausadas y seguras.
El predio extenso que ocupaba Crisoldinie, contaba con dos torres que almacenaban y reciclaban agua, un taller mecánico de mantenimiento, un almacén general, aparte de comedor para 400 personas y vestuarios para 1200. Entre 1943 y 1962, “nunca existieron problemas laborales, los trabajadores percibían sus haberes en tiempo y forma, además de poseer participación en las ganancias”, sostiene Lobello.
- IV -
CÓMO TUMBAR A UN GIGANTE
La vida del organismo DINIE se corresponde con la vida de la fábrica Crisoldinie: ambas funcionaron entre los años 1947 y 1962. Y ese es también el periodo de tiempo en que Hugo Lobello integró la planta metalúrgica como electricista. Eran la vida del organismo peronista, la vida de una fábrica y la vida de un hombre, de muchos hombres, unidas durante quince años. En el año 1949, entró a Crisoldinie como aprendiz y trabajó hasta el año 1965. Pero “la empresa cerró durante siete meses en 1962, durante el gobierno de Frondizi, porque DINIE era del peronismo”, explica Lobello.
A partir de 1955, con la autodenominada Revolución Libertadora y sus gobiernos sucesores, la DINIE empezó su declive. Los créditos del banco público, las ventajas cambiarias y de importación y la reducción de recursos oficiales para su desarrollo cesaron e hicieron que en 1958 comenzara la privatización de las empresas DINIE. Pero no hubo un traslado masivo de las empresas a la órbita privada, sustenta el especialista Claudio Bellini en su artículo sobre la DINIE.
Para el Grupo MEPRIV (Memoria de las Privatizaciones), dependiente de la Subsecretaría de Administración y Normalización Patrimonial de la Nación, consultada para esta investigación, el caso de Crisoldinie no forma parte de los antecedentes de la privatización neoliberal de 1990, que consideran varios años más tarde, a partir de 1976.
Tras el remate oficial que estableció el decreto 11.257, promulgado el 24 de noviembre de 1961, por la Secretaría de Industria y  Minería, Crisoldinie dejó de ser una empresa del Estado y fue comprada por la Compañía Americana de Aceros, una sociedad anónima comercial, financiera e inmobiliaria, de acuerdo al texto de la norma. Según Hugo Lobello, Crisoldinie fue adjudicada a una sociedad integrada por “los señores Fernández, Figueira, que era militar y Levit, quienes la adquirieron doscientos millones de pesos en moneda nacional”.
En esos años, bajo el eufemismo de “racionalización de personal”, con una política de vaciamiento y tras un cierre temporal en 1962, el 30 de noviembre de 1965, la sociedad propietaria de Crisoldinie despidió a la planta de trabajadores sin abonar las retribuciones salariales correspondientes, vacaciones o indemnización por despido.
Existe una paradoja: pese a la retórica política del desarrollismo frondicista, al decreto 5.038/61 de en  promoción siderúrgica del 1961 y  el decreto 3.113 de 1964 de beneficios impositivos para el sector y a los índices de más alta producción que registraba Crisoldinie en 1962, como aporta Liaudat, la empresa fue llevada a la quiebra. Y se hizo en “su mejor momento”, expresa Lobello, por la voluntad de la sociedad propietaria y puede agregarse, por la ausencia de una política de intervención y desarrollo estatal nacional.
 Las altas chimeneas se veían desde todo Quilmes (circa 1960)
- V -
EL SINUOSO CAMINO DE LO JUSTO
A partir del desmantelamiento de la empresa, desde materias primas y maquinarias hasta puertas y ventanas, el personal despedido de Crisoldinie, comenzó a interponer juicios con el patrocinio del sindicato, la Unión Obrera Metalúrgica. El expediente que reunía los reclamos de las 1200 personas data del año 1967 y fue tratado en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial Nº 6, Secretaría Nº 12. Sin embargo, la acción judicial no fue fructífera. Asimismo, los trabajadores tomaron la vía del reclamo individual, que resultó todavía menos efectiva.
Mientras tanto, el predio donde permanecían las instalaciones abandonadas de Crisoldinie era invadido por malezas y basura. Desde 1982 hasta 1986 funcionó allí la sede temporal del Club Ciclista de Quilmes, con un permiso precario de la Municipalidad, de acuerdo a la información institucional del organismo.
En el mes de mayo de 1984 se presentaron en el club los supuestos propietarios del terreno acompañados por un oficial de justicia. El estado nacional después de haber expropiado Crisoldinie, otorgó todas sus propiedades a la firma Petroquímica Comodoro Rivadavia que ahora reclamaba la posesión del terreno”, atestigua el Club de Ciclistas sobre su historia.
Petroquímica Comodoro Rivadavia es una empresa ferrocarrilera de petróleo, líder en el mercado de la construcción patagónica con expansión en Ecuador, informa su web institucional. Fue beneficiada durante los años de la dictadura militar  mediante acuerdos ilegales de precios, distribución del mercado y estatización de su deuda privada por $52.000.000,  de acuerdo al artículo “Complicidad y responsabilidad empresarial durante la última dictadura militar 1976-1983”, que publicó en 2012 la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP) y  la lista de
empresas beneficiadas durante la última dictadura militar, publicada por el diario Tiempo Argentino, el 1 de enero de 2013.
A fines de 1991, Petroquímica Comodoro Rivadavia, vende sus terrenos a la empresa Carrefour, refiere el Club Ciclista. Además, detalla que “Carrefour apurada por la necesidad de construir inmediatamente su hipermercado no se arriesga a un juicio por desalojo y pacta con el Club Ciclista Quilmes las condiciones de desocupación del predio. Se acuerdan dos cuestiones principales. Primero, que Carrefour le entregará en concepto de indemnización al Club Ciclista Quilmes la suma de 172.000 dólares y que después de nivelado el terreno, Carrefour se compromete a llevar la tierra y el escombro sobrante al lugar dónde será construido el nuevo circuito del club”.
Hugo Lobello, encarnando una suerte de voz colectiva, se preguntaba entonces, y se sigue preguntando aún, cómo fue adquirido el terreno por Petroquímica Comodoro Rivadavia, beneficiada durante los años de la dictadura reciente, cómo fue luego vendido a Carrefour, en plena política neoliberal menemista y por qué, pese a la normalidad y celeridad con que se realizaron las transacciones comerciales, los trabajadores no percibieron retribución alguna
 “Consideramos que nuestra situación es atípica, porque nunca hemos obtenido una respuesta concreta a nuestras demandas, a pesar de existir los artículos 245 y 247 de la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20.744, de tener el convenio de la UOM o el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional”, expresa Lobello.  “Yo veo que siempre se acuerdan de la gente de Crisoldinie cuando va a haber un problema político, pero no cuando no hay problemas. Yo tengo definido que por nosotros no van a hacer nada”, dice Hugo, refiriéndose a los referentes del gremio.
Investigación Mirta Taboada
Quilmes- La Plata 2013

FUENTES
Archivo personal Hugo Lobello

9 comentarios:

MartaLilian dijo...

Estimada:
gracias por SU investigación, y más aún por darla a luz pública.

Este es otro punto para re-escribir la "historia": para que aquello explicitado no re-torne (nos retorne...) idéntico y sin saberlo.

Van mis saludos cordiales!
Marta L. de Toro.
PD: comparto tan buen art. con amigos de fb.
GRACIAS!!

Rubén Sada dijo...

El artículo dice:
"Producía 40 toneladas de acero cada 8 horas, o sea 1200 toneladas por día." ¿No será entonces 120 toneladas, y no 1200?
Igual, está muy buena la investigación porque hay muchas cosas que la historia va borrando y el recuerdo de ciertas conductas viene bien para evitar repetir los errores que otros cometieron en el pasado. Muchas gracias por el trabajo de investigación.

Anónimo dijo...

Por lo que sé el predio había sido ocupado por un grupo de vecinos, una vez abandonada la fábrica y armaron allí una sociedad de fomento que daba diversas actividades deportivas gratuitas para el vecindario. Cuando Carrefour apareció a comprar el predio se desató un litigio por la larga ocupación de este grupo que tenía beneficios sociales gratuitos pero bajo presión (¿amenazas?) de Aníbal Fernández el entonces intendente tuvieron que ceder el predio a cambio de un terreno inundable que el entonces intendente les dio (ese mismo que ahora se dice Nacional y popular en ese momento priorizó el retorno que la empresa de supermercados le dejó antes que el beneficio popular)

Anónimo dijo...

Por lo que se supo también luego, fue uno de los centros clandestinos de detención y antes de ser el circuito ciclista hubo que remover varios cadáveres... eso logícamente es anecdótico, pero es algo que se supo a vivas voces en el barrio y alrededores. Muy bueno el artículo. Saludos.

Ana Santinelli dijo...

No se pueden imaginar lo agradecida que estoy de haber encontrado este blogs. La Crisoldinie es parte de nuestra infancia.Ìbamos a la escuela Nº3 Don Carlos. Tengo 60 años y vivo a 4 cuadras de lo que hoy es Carrefour. Desde el techo de casa fotografie el derrumbe de las chimeneas. Cuanta historia. Hoy supe porque mi papà la llamaba la Crefi. Era el nombre anterior a Crisoldinie. Lo bueno es que sobrevivió la Araucaria, un ser vivo de esa época, que està sobre Av 12 de Octubre. En ese sector eran las oficinas.

Daniel dijo...

Tengo varias anegdotas de adolecente, cuando ibamos con amigos a subirnos a los techos, pasar por los tuneles que te llevavan a todas partes de la fabrica los que se podian acceder ya que varios estaban inundados, ver el horno de fundicion de hierro, las 2 torres del fondo y correr por los soportes del puente grua en altura, hoy pienso y es una locura lo que haciamos, a esa edad no se pensaba, luego lo tomo el club ciclista y ya no se podia acceder a la planta, si ibamos a andar en bicicleta por el circuto, es una lastima que semejante empresa haya dejado de funcionar por decisiones politicas de su epoca, trabajo el tio de mi madre hasta que un lunes fueron a trabajar como cuelquier dia y la encontraron cerrada.

Daniel

Anónimo dijo...

Buenas ,en el predio ademas del circuito de ciclismo también , estuvo un tiempo el Club 7 estrellas, que luego fue a parar a Calle Bombero Sánchez entre Lisandro de la Torre y Miguel cane (Quilmes Oeste) el 7 estrellas estaba originalmente donde hoy esta el COTO de Hipólito Yrigoyen

El salmón dijo...

Me acuerdo de mi suegro Francisco Piccone (Q.E.P.D.) Él trabajó allí. La llamaba "la Creffin". Me contó que había una caldera que originalmente había sido la caldera del yate del Kaiser Guillermo II de Alemania. Aquí pueden verse la historia del mismo:

https://es.wikipedia.org/wiki/SMY_Hohenzollern_(1892)

Saludos a todos.

Pablo Martinez dijo...

De pequeño nos hemos colado cientos de veces en la crefi. Si lo pienso ahora era peligrosisimo pero en esa época no medíamos el peligro.