lunes, 23 de octubre de 2017

“LA COLONIA” 20 AÑOS ATRÁS

La siguiente nota la tomamos de “Resumen”, logotipo de un suplemento que, a manera de zonal, sacaba el periódico “Perspectiva Sur” con noticias de Quilmes Oeste. Corresponde al Año 2 – N° 105 del viernes 21 de noviembre de 1997. Poco antes de iniciar las investigaciones para lo que luego fue el libro “La Colonia de Valerga – Historia social del segundo barrio de Quilmes”. 
El lector analizará qué cambió, qué mejoró, qué empeoró. Siempre es bueno reflexionar sobre el pasado para conocer el presente y prever el futuro. En esta oportunidad con cierto humor cáustico que supo intercalar el periodista.
El titular de portada informa, “La Colonia no se resigna”
LA COLONIA YA NO ES LO QUE ERA…


(Bajada)La parte más antiguo de la ciudad, que entre nosotros se conoce como “La Colonia” está pasando un momento muy difícil.

La competencia de los grandes su­permercados, [1] la falta de apoyo al co­mercio minorista, el poco interés de las autoridades en esa zona, está condu­ciendo a ‘La Colonia’ a un abandono progresivo, y al olvido... Los comer­ciantes se quejan porque, en sus pro­pias palabras, “están fusilados”. Una recorrida a las cinco de la tarde mues­tra cierto movimiento de gente, pero los negocios permanecen casi vacíos. Algo no está funcionando bien. Viniendo por Carlos Pellegrini, a esa hora, muchos comerciantes están con los brazos cru­zados. [2]

UN LUGAR QUE NO SE VE
Detrás de la ruidosa estación de Quil­mes, tradicional punto de movimiento de la zona, se esconde otra, no tan movida, pero mucho más antigua. Allí se radicaron los primeros vecinos de esta zona, y es por eso que esta zona se conoce como “La Colonia”. [3]
Las diferencias con Quilmes Este se ven desde el vamos: detrás de la estación, sobre el terraplén, el pasto del lado oeste tiene un metro de alto, es matorral puro. Detrás, en Carlos Pellegrini y Gran Cana­ria, hay una plazoleta, que podría ser muy bonita, pero no lo es. El
estado de abando­no es casi total; el pasto está sin cortar, el busto de Juan Manuel de Rosas no tiene cabeza, los bancos de cemento están rotos, y la zona de juegos es zona de nadie. Los juegos de los chicos, que podrían ser apro­vechados por muchos de ellos, no sirven casi para nadie. Una verdadera pena infan­til... 
Los que trabajan allí: un grupo de mu­chachos ofrece servicios de lava-autos. Llenan con agua y limpiador unos grandes baldes de pintura y reciben unas mone­das por precio. Algunos limpian y otros cobran... la historia de siempre.
ABANDONADO VERDE 
Si los espacios verdes son escasos en todo Quilmes, la plaza Aristóbulo del Valle (o de La Colonia) no está mucho mejor. El pasto está bastante alto, el poste indicador de calles está caído, sólo los juegos de chicos están un poco mejor. No invite a su novia a pasear allí, porque jamás logrará enamorarla.


Y mucho menos la lleve a pasear por Andrés Baranda un día de lluvia, [4] porque se inunda, y con este tiempo loco, mucho. Los vecinos dicen que los desagües no funcionan, pero parece que no es lo único que no anda por La Colonia. Además después de las nueve de la noche, no hay nadie en la calle, ni en los comercios ni en los bares ni en ningún lugar. Por eso, no lleve a su novia por allí salvo que quiera estar absolutamente sólo con ella… en todo el barrio. 
BRAZOS QUE SE CRUZAN NEGOCIOS QUE CIERRAN 
Pero espere ahora a conocer lo que sucede con los comercios de la zona, pues la situación de ellos no es mejor que la suya, no vaya a creer. Las quejas son continuas, poco a poco van cerrando los

negocios de la avenida Andrés Baranda. Y eso que hay varios sanatorios y clínicas, pero nada, lo que se dice, nada. Aunque haya sanatorios, la situación no encuentra cura.
Muchas de las acusaciones recaen so­bre los hipermercados. Los comerciantes dicen que desde que llegaron, absorbieron todo el movimiento de la zona. Cuentan que antes, un autoservicio de nombre genovés, [5] que trabaja sobre Carlos Pellegrini, tenía un impresionante movimiento que favorecía a toda la zona cercana a Andrés Baranda. Pero llegó el “tío francés” [6] y ¡mon Dieu!, todo acabó.
NO MUY INSEGURO
Un tema que no preocupa tanto, a diferencia de otras zonas de la localidad, es la inseguridad. Robos hay, pero no es el tema del día, como en otras zonas “rojas”. La vigilancia policial pasa en forma
permanente y los vecinos están conformes con el servicio que prestan.
Eso no les preocupa, sí les mo­lesta estar de brazos cruzados, y no por no querer trabajar. Sobre Pelle­grini, a las seis de la tarde, una joven pareja se acaba de encontrar. Hay muchos besos. También están de brazos cruzados, pero entre ellos.
En la nota anterior comentamos la situa­ción del comercio. Veamos los comentarios de los comerciantes de cada rubro...
EL CRISTAL CON QUE SE MIRA
“Esta zona siempre fue media tranquila, pero desde hace mucho
viene bajando cada vez más los precios no suben, al contrario, bajan, pero no hay público. La situación económica cada vez se siente más”, afirmó Leonardo, de la casa de óptica y foto de Andrés Baranda al 1100. Y eso que nosotros trabajamos con obras sociales y con tarjeta, pero no hay caso. Si seguimos así, nos vamos al diablo” aseguró preocupado.
Esta preocupación la comparten todos los comerciantes. “¿Si
bajamos las ventas calamitosamente o estrepitosamente? ¡No, peor que eso...! ironizó Pablo, de la casa de aberturas de Andrés Baranda y Tucumán. “Ni siquiera vienen a preguntar precios. Es que si no hay plata no vendemos..., aseguró. “Parece que has­ta hace tres o cuatro años se trabajaba normal­mente, especialmente con las refacciones de viviendas; no ya con la construcción de las nuevas, porque esa Argentina qué usted cono­ció le informo que ha muerto..."
NI UN PERRITO DE CONSUELO
Y el efecto tequila... hizo el resto. Y los grandes hipermercados que no están tan lejos de la zona. “Aquí se trabaja lo justo, se venden
dos cosas y se reponen esas dos, no más, porque no se vende” dijo Esther, de la bichería de Andrés Baranda al 950. “A mí me compra toda la gente de la zona, porque yo nací aquí, y me conocen. Pero el tema pasa por los grandes supermercados, la gente va allá y manotea lo que hay”, asegura.
Suplemento "Resumen" de Perspectiva Sur, viernes 21/11/1997

* * *
De los 351 años, transcurridos desde el nacimiento del pueblo indio. Tomamos los últimos 20 años. Quilmes como todos los partidos del granconosurbonaerense, pertenece a una ‘magalópolis’. Chupado por la CABA.
Mucho cambió todo, pero sobre todas las cosas buenas y malas, lo marca distintivamente es  la superpoblación que se fue estableciendo sin un proyecto habitacional en las últimas tres década, pues fue inesperada, imprevisible. Asombrosamente, porque ya no existían las grandes industrias que sí, hasta poco antes de los ’80, caracterizaban a este Partido por la necesidad de mano de obra. En 1946, Quilmes contaba con más de 700 establecimientos industriales. El comercio se afianza sobre en todos los barrios y la actual peatonal Rivadavia se
convirtió en la calle que nucleaba la actividad comercial. 
Hoy la población ubica al Partido en el sexto lugar a nivel provincial y en el decimoséptimo en todo el país Cerca de 180.000 de sus 700.000 habitantes viviendo en villas y barrios carentes. Quilmes ya no es aquel vasto territorio que se fue desmembrando desde 1890, sin embargo los casi 700.000 habitantes lo hacen un territorio sobredimensionado.
El crecimiento edilicio sin medida ni proyecto urbanístico transformó el tranquilo pueblo en un bosque de torres, por lo general de muy mal gusto arquitectónico, que acabaron con hermosas casas tradicionales, residencias suntuosas y casonas de arraigo con la tradición. Se entiende esta transformación pues no se puede ser tan necio de negar el hoy, ese hoy que llaman 'desarrollo evolutivo', pero no deja de dolerle a cualquier vecino nato, ver morir a los moradores originales y que sus descendientes transformen el dinero de la picota en 'campos de concentración' que llaman 'country' (diría Aldous Huxley), automóviles dotados de todas las maravillas de la cyber-tecnología o motos exuberantes, largas horas en los gimnasios y en los institutos de belleza… ¿Para qué?... Para mostrarse.
Todo esto le fue quitando identidad, se perdieron tradiciones características (desde poco después de los ‘50 con la contaminación de la Ribera, luego la pérdida el tranvía…y el saludo) y así, esos descendientes de los antiguos perdieron el sentido de pertenencia.
Tal vez esto impulsó a algunos quilmeños y quilmeros, de nuestro Capital Social - siempre fue distintivo entre nosotros -, a crear y recuperar agrupaciones, asociaciones históricas, bibliotecas, clubes, etc. que honran la memoria, así como la publicación de una notable bibliografía y blogs sobre nuestra historia.
Quizá este no sea más que un análisis pueril, pero puede motivar otros más exhaustivos y académicos. (Chalo Agnelli)
Compilación, compaginación y notas Chalo Agnelli
Hemeroteca de la Biblioteca Popular Pedro Goyena.
NOTAS

[1] Era intendente Federico Carlos Scarabino (10/12/95//10/12/99) A quien algunos periodistas apodaban “Scarabingo” Nació en Bernal, el 8 de noviembre de 1950 y obtuvo  el título de abogado en el año 1973 en la Universidad de La Plata. Ministro de la Producción hasta el 2002 y posteriormente ocupó la cartera de Gobierno que le ofrece el Ingeniero Felipe Solá en su calidad de Vicegobernador. Su primer mandato como senador provincial comenzó tras las elecciones de 2003
[2] Se iba incubando el ‘huevo de la serpiente’ del neoliberalismo menemista que reventó el 19 y 20 de diciembre de 2001.
[3] Se conoce por La Colonia pues así se llamaba la fonda, posta de carretas, berlinas y diligencias, almacén de ramos generales que Don Santiago Valerga, inmigrante genovés que llegó a Quilmes a los 14 años, abrió en la esquina de 12 de Octubre y Vicente López pocos años antes que el ferrocarril dividiera el casco Urbano de las zona de Chacras, según la traza del agrimensor Francisco Mesura en 1818. La Colonia en su constitución original estaña circundada por las actuales avenidas Amoedo Andrés Baranda República del Líbano e Hipólito Yirigoyen ¡Sí, la plaza William Wheelwright (hoy H. Yrigoyen) y la estación estaban comprendías en La Colonia!
[4] La esquina de Andrés Baranda y Rodolfo López además de las calles adyacentes, desde Bernardo de Irigoyen hasta Larrea y desde Tucumán hasta San Juan es una depresión del suelo. Antes que hubiera asfalto en la zona toda esta área se inundaba y el agua entraba en las casas bajas. El único alivio lo ponían las zanjas. Por eso durante casi un siglo (1850/1950) en la esquina mencionada al principio hubo una zanja que la vecindad bautizó “La laguna de Giaimo” pues la casa de don Mariano Giaimo estaba, alta, frente a este pozo de agua. Después de varios días de lluvia el tranvía tenía dificultades para atravesar esta zona anegada y a veces esperaba que el agua baje en la parada que había frente al actual Sanatorio Modelo.
[5] Se refiere a “La Genovesa”, que antes se llamaba “H.Z.” y antes las familias Zacarías tenía una fábrica de telares.
[6] Carrefour.

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