jueves, 14 de diciembre de 2017

HISTORIA DEL COOPERATIVISMO EN QUILMES

El primer sábado de julio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Cooperativismo. 
Las primeras experiencias cooperativas en Argentina se desarrollaron a partir de las últimas décadas del siglo XIX, vinculadas a la entrada masiva de inmigrantes europeos, quienes desarrollaron experiencias en los ámbitos agrarios, del consumo y el crédito solidarios. En Quilmes tuvimos un antecedentes en la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Cristoforo Colombo (1878) y en la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos de Artesanos de la Colonia (1894) [1] 
En todos los períodos de gobiernos que se pretendió instalar una política económica liberal o neoliberal, se vio al cooperativismo como una organización enemiga de sus fines.
La actual filial Quilmes de Credicoop tiene sus orígenes en 1964, cuando una veintena de vecinos dio vida a una cooperativa de crédito que motorizó la economía de la zona.
Recurrimos a la revista "Acción" para conocer el desarrollo cooperativista en Quilmes desde mediados del siglo XX. 

Por Maximiliano Senkiw
El 18 de agosto de 1964 nacía la Cooperativa Ciudad de Quilmes Limitada. Comercian­tes, pequeños industriales y trabajadores, a través de un grupo inicial que no superaba las veinte personas, se unían para dar vida a una entidad que creció con el apoyo del Ins­tituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) y que trazó un
notable recorrido de cré­dito solidario y aporte social. 
Los dirigentes pioneros se conocían del Centro Comercial de Quilmes, un espacio que era aglutinador de diversos actores de la co­munidad. Desde allí comenzaron a analizar la posibilidad de juntarse y planificar la cons­titución de una cooperativa de crédito, sec­tor que se desarrollaba sin pausa por todo el país. Elipio Juvenal Álvarez estuvo en el pro­ceso inicial de creación de la caja y contaba, en setiembre de 2001, al Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito: «Trabajando con la gente del barrio surgió el tema de las cooperativas. El IMFC venía formando cajas. Por acá, funcionaba la cooperativa de Lomas de Zamora, donde había un muchacho, un gerente, que era muy macanudo con noso­tros. Nos pusimos en contacto y, a través de él, establecimos el vínculo con el Instituto. La primera reunión la hicimos en Bernal. Éramos seis, ahí nos largamos. Tardamos cinco meses o seis y habíamos juntado una buena cantidad de socios». Esos socios iniciales fueron 120 en 1964. Para principios de la década del 70, el número ascendía a más de 2.500. 
DEMANDA INSATISFECHA 
Cooperativa Ciudad de Quilmes Limitada cre­ció por el mismo motivo por el que florecie­ron la gran mayoría de las cajas en el país: el crédito accesible era una demanda social in­satisfecha. Según recordaba Álvarez, «el al­macenero, el estudiante, el médico, el peque­ño comerciante, no podía tener cuenta en un banco porque no le daban ni la hora. Los ve­cinos que iban al banco a pedir, porque se iba a hacer el asfalto y necesitaban esos pesos, el banco ni por casualidad les daba. Esa era la ne­cesidad que tenía la gente, que tenía el pueblo de organizarse para poder salvar esa situación y tener un apoyo, tener dónde ir a buscar la ayuda». Rolando Lage fue consejero de la ca­ja de crédito bonaerense y, en un artículo de enero de 1971 publicado en Acción, expresa­ba: «La gente confluye
hacia nosotros por el problema crediticio general que vive el país y que deja desamparados a comerciantes e in­dustriales (...) La función de la cooperativa no puede desligarse de esta situación».

Luis Pastore, Manolo Reiball y Atilio Barsky fueron algunos de los dirigentes de la ca­ja que se destacaron por su compromiso y su trabajo. «Reiball era un baluarte, uno de esos tipos que llevaba prensa, iba a las doce de la noche a visitar a socios, un tipo que colabora­ra mucho porque había que sostener el movi­miento», decía Álvarez sobre uno de sus com­pañeros de la caja.
La entidad de Quilmes otorgaba créditos y, a su vez, contribuía con el desarrollo y las iniciativas locales. Esa era la ventaja diferencial de las cajas de crédito. No eran simplemente órganos financieros. Eran además institucio­nes sociales. Clubes, bibliotecas o sociedades de fomento contaban con la ayuda de la coo­perativa y establecían un vínculo institucional profundo. En 1971, Barsky, gerente de la enti­dad en ese entonces, manifestaba: «En nuestra zona el cooperativismo es una conciencia en todos los terrenos. Estamos entre bancos y, sin embargo, la cooperativa no deja de crecer. O, tal vez, crece precisamente por eso».
En la entrevista de 2001, Álvarez recorda­ba otro dato al respecto: la comisión que se estableció para crear la Universidad de Quilmes llevó adelante sus primeras reuniones en la cooperativa. Asimismo, la caja desarrolla­ba, como todas las entidades de este tipo, una actividad cultural de gran repercusión con la puesta en marcha de conferencias, exposicio­nes de pinturas, proyecciones, grandes even­tos festivos y hasta cursos de economía dicta­dos por profesionales del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE). «No so­lo en los momentos difíciles se puede palpar el sentido solidario de los hombres y mujeres de Quilmes, a los que la cooperativa atrae con su trayectoria de confianza y seguridad. Son incontables las fiestas, reuniones y actos di­versos que unen cada día más a la cooperati­va con sus socios (...) La comisión de Cultura está en contacto con las nuevas cooperativas locales. Y ese contacto es muy fructífero», ex­plicaba, en el mencionado artículo de Acción, Gervasio Sánchez, entonces vicepresidente del Consejo de Administración. 
CONTAGIAR LA EXPERIENCIA 
La entidad quilmeña contagió su experien­cia a barriadas vecinas. La caja participó activamente en la construcción de entidades de crédito en las localidades de Berazategui y San Francisco Solano. Pero la autodenominada «Revolución Argentina», encabezada por el general Juan Carlos Onganía, iba a po­ner el primer freno al movimiento de las cajas mediante distintas normas restrictivas elabo­radas desde el Banco Central que afectaban a la operatoria habitual. A eso se sumaba una intensa campaña difamatoria contra dirigen­tes y el IMFC. «A partir de 1966, estuvimos siete meses sin dar un solo crédito. Para nosotros las medidas del Banco Central fueron doble­mente perjudiciales porque recién empezába­mos. Sin embargo, el apoyo de los socios fue inestimable. Muchos mantuvieron sus saldos y supieron esperar; entre estos estuvieron, por ejemplo, las otras cooperativas. Cuando pedimos a todos los vecinos que nos apoyaran con sus firmas para respaldar nuestra solicitud al Banco Central, pudimos comprobar feha­cientemente la gran envergadura que tiene en nuestra zona este tipo de institución», relata­ba Sánchez en la nota de 1971.
Fueron la confianza de los asociados y también la defensa conjunta que se dinamizó desde el IMFC -manifestaciones, actos, solici­tadas en grandes diarios nacionales - las ac­ciones que detuvieron el embate dictatorial dispuesto a liquidar al crédito solidario y sus entidades. Lo mismo sucedió 10 años después con la dictadura cívico-militar y la orientación del plan económico de José Alfredo Martínez de Hoz.
Para enfrentar ese ataque, el movimiento de las cajas de crédito tuvo que reconvertir­se bajo la forma de bancos cooperativos, una salida que permitió la conformación de enti­dades que fueron el resultado de la fusión de cajas, dado que así cumplían el requisito de capitales mínimos exigido por el BCRA. De es­ta manera nació, entre otros, el Banco Credicoop, de la integración de cajas de la Capital Federal, el Conurbano bonaerense y La Plata. Actualmente, el legado de la Cooperativa Ciu­dad de Quilmes Limitada prevalece en la filial local del banco cooperativo. 
«La cooperativa era del pueblo, era un mo­vimiento de masas, un movimiento de gente de cualquier sector. A nadie se le preguntaba a qué partido pertenecía cuando se hacía so­cio. Era para todos y trataba de crear algo para ayudar al desarrollo de la gente. Jamás me voy a arrepentir de lo que hice. Si tuviera que em­pezar de nuevo, lo haría otra vez», subrayaba Álvarez al momento de trazar un balance de su historia en el movimiento cooperativo. Una historia de más de 40 años por la que transitó con el compromiso solidario de Quilmes y su gente. Ese mismo fundamento era el que re­flejaba la Memoria de la cooperativa en 1970: «Nosotros pretendemos algo más. Repetimos que debemos a nuestros socios una actividad que, paralelamente a lo económico, permita el conocimiento que hace al desenvolvimien­to del ser humano».
Por Maximiliano Senkiw
Asesoramiento histórico Daniel Platinsky
Fotos archivo de la revista “Acción”
FUENTE
1220
Segunda quincena, junio de 2017. Buenos Aires, Argentina. Año LII.
“Acción en defensa del cooperativismo y del país”
Publicación propiedad del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C.L. Fundada el 1 de abril de 1966. Consejo de Redacción: Edgardo Form, Raúl Guelman, Juan Carlos Junio, Alfredo Saavedra, Ricardo López, Rafael Massimo, Carlos Amorín, Juan Torres, Claudia Paredes. Director; Ulises Gorini. Coordinador General: Sergio Bercunchelli. Jefe de Redacción; Jorge Vilas. Secretaria de Redacción: Marina Garber. Prosecretaria de Redacción: Cora Giordana. Redacción: Juan Andrade, Alberto López Girando, Pablo Provitilo, Mirta Quites, Daniel Sosa, Marcelo Torres, jefe de Arte: Miguel Catopodis. Diagramación: Jesica Tovar, Laura Villagrán. Fotografía: jorge Aloy.
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NOTAS

[1] Ver en EL QUILMERO del lunes, 12 de diciembre de 2016, “SOCIEDAD COSMOPOLITA DE SOCORROS MUTUOS ARTESANOS DE LA COLONIA”


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