viernes, 20 de abril de 2018

CARLOS CÓRDOBA, BIBLIOTECARIO (18/11/1956 - 20/4/2018)

 Carlos Córdoba nació el 18 de noviembre de 1956 en Quilmes. Hizo los estudios primarios en la Escuela N°1 y luego egresó del Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) Nº99 como perito comercial especializado en administración de empresa.
Hizo las carreras de Bibliotecología y Administración en la Universidad de Buenos Aires.
En 1984, ingresó como bibliotecario en el High School de Quilmes, donde permaneció 34 años.
Pertenecía a las siguientes Instituciones: EARA Encuadernadores de la República Argentina, integraba la C.D. como Secretario; Club de Observadores de aves (COA); Miembro de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA); Miembro de la Asociación de Bibliotecas Escolares UNESCO; Asociación amigos de la Capilla Escocesa de Florencio Varela; Museo Histórico Provincial  Guillermo Enrique Hudson, fue un activo hudsoniano; Miembro del Instituto Belgraniano de Quilmes; Miembro del Instituto Sanmartiniano de Quilmes; Asociación de  Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA); colaborador permanente de la Biblioteca Popular Pedro Goyena, donde dio infinidad de charlas y cursos y cofundador y asesor bibliográfico del Museo Bibliográfico-Documental de dicha Biblioteca, que a partir de hoy lleva su nombre.
Después de una penosa y prolongada dolencia Carlos Córdoba falleció el 20 de abril de 2018, tenía 62 años. 
MUSEO BIBLIOGRÁFICO DOCUMENTAL 
“BIBLIOTECARIO CARLOS CÓRDOBA”
Cuando en 2014 como miembro de la Comisión Administradora de la Biblioteca Popular Pedro Goyena Prof. Chalo Agnelli, charlando con Carlos nos propusimos crear un museo bibliográfico con la importante colección de libros muy antiguos que se conservaba, algunos del siglo XVII y XVIII, con los conocimientos de Carlos Córdoba concretaron la idea. El trabajo fue arduo y largo. El Museo Bibliográfico Documental - el primero en su tipo del ‘gransurbonaerense’ - se inauguró el 15 de agosto de 2015, originalmente en la misma Biblioteca Popular, luego se trasladó al Centro Cultural Hilda Perata, sub-sede de la Goyena, ubicado en la calle Larrea 1355 e/Corrientes y Entre Ríos, barrio La Colonia de  Quilmes. Carlos Córdoba, "Carlitos para muchos" fue su asesor permanente y hoy lleva su nombre. 
Los libros fueron su pasión. Bibliófilo de alma. Donde llegaba, traía con él su paz interior que se desprendía simplemente de su halo por el hecho de estar. Era un hombre claro, sincero, noble. No hablaba mucho, pero su palabra era exacta, precisa y siempre cargada de la oportunidad de aprender a su lado; sin grandilocuencia ni petulancia. Su humildad era superadora y ejemplar.
Carlos Córdoba fue un imprescindible y desinteresado colaborador de la Biblioteca Goyena, tenía un recuerdo muy tierno de nuestra fundadora Ana Inés Manzo, la querida ‘Pola’. Cuando se resolvió concretar la idea de crear el Museo Bibliográfico, al que primero recurrimos fue a él, y su orientación dio extraordinarios resultados. Carlos fue un activo miembro de EARA – Encuadernadores Artesanales de la República Argentina.
También aportó mucha documentación al Blog EL QUILMERO y sus aseveraciones eran enriquecedoras para el transcurrir de la historia quilmeña y su gente.
Son muchas, muchas las personalidades que fueron y son el Capital Social de Quilmes, Carlos Córdoba es sin ningún concepto ambiguo una de las de mayor dimensión.
A todos los que  fuimos sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus colegas, sus alumnos y conocidos nos queda su imperecedera presencia.  (Chalo Agnelli)


Es tan grande la tristeza que no puedo dejar de llorar. Con Carlos Córdoba se fue un amigo de ésos que saben acompañar en silencio, abrazar con la mirada, tender el corazón en una mano y acariciar con la otra. Esos a los que el corazón no se les presta, se les da, porque a su vez ellos entregan el suyo. La mirada limpia. La palabra sabia. La compañía, aún en la ausencia. La manta tibia para despejar el frío de la soledad. El abrigo generoso, el amparo protector, la presencia que impone sólo la autoridad del humilde de cuerpo y de mente. El remanso que restaña heridas. La inteligencia inmarcesible, presente. A flor de piel. La integridad, siempre. Hombre y humano en el cabal sentido de la palabra. Pródigo de amor. Pudoroso. Querible y querido. Especial. Amigo. (Graciela Linari)


Chalo Agnelli
20/4/2018 - 13/9/2018

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Celi Gonzalez: Y una vez más la ley de la vida arranca y desgarra. Oculto entre libros taciturno tranquilo para hablar. El recuerdo de nuestras charlas. De haber ido juntos a ver los tesoros del kremlin ..,de las veces que viniste a verme cantar. De los libros que me recomendabas ..de la música. Manda saludos por el más allá ....QEDP CARLOS CORDOBA

Anónimo dijo...

Camila Azul Hollmann se siente desconsolada.
Quise estar...quise verte 1 vez mas... pero mi cuerpo no podia moverse...mi corazon hecho peda zos tan pequeños q son imposibles de juntar y pegar...los ojos hinchados de tanto llorar y mi ca beza q se niega a aceptar tu ausencia futura...no ayudaron en nada. Me sumergi en un profundo sue ño involuntario sin pastillas durante todo el sabado su pongo q esperando despertar y q fuese un mal sueño...pero no lo es.Mi queridisi mo Carlos Cordoba x siempre en mi ❤ desde mis 11 años y hasta el fin de los tiempos.Q.E.P.D mi gran amigo,confi dente y protector!.Ya te extraño...pero JAMAS voy a olvidar te!.Me quedo con nuestra última imagen...charlando animadamente en la biblioteca del Q.H.S. Tu lugar q tb fue mio Mi refugio y donde todo dolia menos xq estabas ahi..me es cuchabas y enten dias!.En mi memoria x siempre,en mi 💖 x toda la eternidad!.. Con amor...💕Ani💕 -

Anónimo dijo...

Nancy Castagnini: Querido amigo de tantos años, tantos, éramos unos chicos, no puedo con la tristeza enorme que me provoca saber que te has ido. Siento un nudo en el corazón.
"Quien a sí encadenare una alegría
malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vive en el alba de la eternidad" (W. Blake)
Vivirás por siempre en el alma de los que te conocimos y en la luz de los ojos de los lectores.Gracias por tanto.

Anónimo dijo...

Pato Schandor: Quien puede olvidar los recreos en la biblioteca, las charlas llenas de contención, los consejos, siempre acertados. Marcaste la niñez y la adolescencia de muchas generaciones que encontraban en la biblioteca siempre tu sonrisa.
Me dolió mucho la noticia de tu partida, fuiste el primer bibliotecario que conocí, hablábamos de libro, música clásica, viajes y comida. Fuiste una pieza fundamental en el desarrollo de mi tesis de 5º año. Después de mucho tiempo y de cruzarnos esporadicamente nos reencontramos por este medio, para seguir compartiendo lo que nos gustaba.
Conocías a cada uno de nosotros y sabias que nos gustaba, siempre muy atento con los cumpleaños y las ocaciones especiales.
El ultimo tiempo te cruce seguido, por la Casa de la Cultura o el Roverano. Siempre con un ratito para compartir una charla.
Recuerdo la ultima vez que te vi...
...Caminabas muy lento, con dificultad por Rivadavia, me sorprendí y al verme te paraste y me saludaste con esa gran sonrisa que te caracterizaba. Esa imagen me llevo de vos la sonrisa, buen viaje amigo...

Anónimo dijo...

Cristina Saravia
Querido Carlitos fuiste unico , mente brillante que se destaco a pesar de tu bajo perfil. Estuviste siempre por sobre los demas.Viviste con la inteligencia de preservar tu intimidad. A los que te conocimos desde tus inicios nos quisiste y siempre lo manifestaste.Es el honor de haber compartido tu vida. Estoy segura que en el Cielo se abrieron las puertas grandes de LA CULTURA , para recibirte. Gracias por haberte conocido, todos nosotros te quisimos y queremos. Confio en la Justicia Divina y se que arriba Leo te espera con su sonrisa y los brazos abiertos.

Anónimo dijo...

A los amigos, admiradores y afectos de Carlos Cordoba: transcribo mensaje publicado en la lista profesional de ABGRA en el día de ayer.
Hay colegas con los que interactuamos a lo largo de nuestra vida profesional en distintos ámbitos: las aulas, las reuniones, las listas, la especialidad. A veces se forjan lazos perecederos o esporádicos.A Carlitos (Carletto, como le gustaba firmar o que lo llamen), lo crucé por primera vez hace treinta y pico de años largos en Filosofía y Letras de la UBA. Era imposible no advertir su calidad humana y muy fácil tomarle aprecio y respeto. El rango de compañero y colega devino rápidamente en amistad. De esas que admitían encuentros semanales, mensuales o anuales sin que nada altere las raíces.
Luego tuve la suerte de contar con él como ayudante de una de mis cátedras. Creo que aceptó más por compromiso que por vocación.
Cultivador extremo del perfil bajo, escondía con humildad su conocimiento y sabiduría. Las aplicaba en el ámbito en que desarrolló su carrera: la biblioteca escolar. Luego la ampliaba hacia todo lo relacionado con ella, desde la literatura infanto-juvenil hasta la promoción de la lectura.
La vocación de servicio tuvo en él un excelente y contundente ejemplo.
Completan su retrato personal, sus varios intereses: la música, los paisajes, el arte, las recetas ovo-lácteas y la amistad sincera. Un ser humano luminoso. Han destacado en su perfil de Facebook muchos rasgos de su personalidad. Pero hay coincidencia unánime en uno: su eterna sonrisa.
Aún conmovido por la tristísima noticia de su partida, y con gran felicidad por haberlo conocido, lo despido con otra sonrisa y agradecimiento por haber estado presente tantos años.
Chau Carletto, que puedas seguir cultivando tus aficiones, desparramando sabiduría y contagiando sonrisas donde quiera que estés.
Daniel Spina

Anónimo dijo...

María Mercedes Di Benedetto: Nos conocimos a los 15 años, en la librería de Ida, que era casi una tertulia o una casa de citas bibliográficas. A los 17 exorcizábamos nuestros desamores los sábados a la noche en la vieja pizzería Udine. En momentos en que mi autoestima se arrastraba por el subsuelo, me escribiste una larga carta enumerando mis fortalezas y yo lloré tanto sobre esa letra que la tinta se corrió y las palabras se borronearon. (Carta que desde hace siglos duerme entre las páginas de vaya a saber qué libro en mi biblioteca. Sé que un día me sorprenderá
-me sorprenderás- y me harás creer en mí nuevamente). Ya te estoy extrañando mucho, Carlos querido. Seguramente, como dice Miguel Angel Morelli, la muerte te encontró más curioso que resignado. Un abrazo apretado a tu alma amiga, más angelada que nunca.

Anónimo dijo...

Carlos Dotro
20 de abril

A Carlos Córdoba, como en un último abrazo.

No tenemos un lenguaje para los finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.
¿Cómo decirle a quien nos abandona
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro
alrededor de cada imagen.
¿Cómo hacer señas a quien muere,
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como lanzadera
de un telar descompuesto.
¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de un mundo.
Quizá un lenguaje para los finales
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.
O tal vez crear un habla de intersticios,
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia.

Roberto Juarroz

agnellichalo@gmail.com dijo...

Excelente tipo, dulcísima persona y un bibliotecario tenaz... Tuve la suerte de compartir algunos proyectos con él..... Mario

agnellichalo@gmail.com dijo...

Carlos Córdoba, increíble persona, hudsoniano querido... Mercedes

agnellichalo@gmail.com dijo...

Sigo recordando siempre al gran amigo de mi Graciela Linari!! siempre esa persona sensible dulce caballero! Vicky

Anónimo dijo...

Con Carlitos nos veíamos y charlábamos en la librería Ramos de Morelli. Era un tipo muy pero muy culto. Tenía el hábito de ir todas las semanas al Colón, me ayudó a perderle el miedo a la ópera. Me alegro que la Goyena le brinde ese homenaje, ojalá que haga lo propio el Quilmes High School. Gran persona. Guillermo Ñáñez

Anónimo dijo...

Gracias Chalo. Que lindo trabajo, Daniel Pauni

Anónimo dijo...

Maravilloso documento te felicito recordar a las personas valiosas. Norma Cistaro

Anónimo dijo...

Merece el recuerdo y todo mi cariño ...! Mora Camarero

Anónimo dijo...

Mil gracias por evocarlo Chalo querido!
Comparto en mi facebook.
Abrazo Ana María de Mena

Anónimo dijo...

Gracias Chalo por este recuerdo de Carlos. Beatriz Biancheti

Anónimo dijo...

De Rubén Ravera.
Corría el año 76...y en el país transcurría la tragedia de la dictadura. Yo trabajaba como auxiliar en la Biblioteca Mariano Moreno de Bernal. Más precisamente en la oficina de Belgrano 428 donde se diseñaban los distintos aspectos que se pondrían a prueba en el nuevo edificio de Belgrano 450...La biblioteca nueva era todavía una maqueta. Por esa época muchos bibliotecarios se llegaban a la oficina a dejar sus antecedentes. Una nochecita recuerdo que recibí a Carlos Córdoba. Ya estaba por bajar la persiana pero me detuve para poder atenderlo.. Me entregó entonces un sobre y me llamó la atención su timidez al recibírselo. Le aseguré que al día siguiente lo tendría en su despacho el director. A los pocos días fué incorporado al plantel de la Moreno como era de suponer por su extraordinario c.v. Luego la vida lo llevó a desempeñarse profesionalmente en el High School de Quilmes. Y su avidez intelectual lo convirtió en un erudito como pocos en Quilmes. Siempre charlaba con él. Era muy culto y como buen bibliotecario dominaba muchas disciplinas y conocimientos. La ecología lo apasionaba y siempre tuvo a Hudson como uno de sus temas preferidos. Pero también lo atraía la música, la encuadernación y un sinnúmero de temas de los más diversos. Extraño los materiales que me seleccionaba y luego sus correos electrónicos temáticos. Todavía conservo muchos de ellos. Carlos era un bibliotecario ideal. Cómo salido de una película. Que tristeza no contar con él en estas épocas de internet y textos electrónicos. Sinceramente siento una enorme gratitud con los bibliotecarios que acompañaron mi vida y quizás Carlos represente al bibliotecario ideal que tenía predisposición para ayudarnos y que toda biblioteca quisiera tener en su plantel profesional. Valga nuestro homenaje a todos los bibliotecarios que en su labor silenciosa ayudan a la sociedad a conocer un poco más sobre las cosas de este mundo. Y muy buena la idea de que todos ellos estén representados por Carlos Córdoba en el día que se ha elegido para homenajearlos. R. Ravera (13-9-2021)