jueves, 2 de abril de 2020

EL HOMENAJE A HUDSON – EL SOL 6-8-1941


Con una expresión un tanto retórica, propia de la época (la sintaxis está sujeta a las evoluciones históricas del lenguaje), el periodista describe la escena que presenció junto al busto del primer escritor y naturalista quilmeño Guillermo Enrique Hudson, el miércoles 6 de agosto de 1941.
CARACTERISTICAS Y TRASCENDENCIA DE ESTE ACTO

Completamos nuestra información anterior, sobre el homenaje tributa­do a Guillermo Enrique Hudson en la plaza Falcón (actual del Bicentenario) de esta ciudad, el domingo próximo pasado, con moti­vo del centenario del nacimiento del gran escritor.
Un día lleno de sol y serenidad en el ambiente, como una bendición del cielo, fue el prólogo, al acto que subrayó una vez más las líneas tan marcadas e inconfundibles de aque­lla personalidad.
Por doquier se observó luz, flores, voces infantiles armoniosas y poesía; y qué circunstancia tan para­dójica, ofrecía al entendimiento la fecha de nacimiento de Hudson que entraña una armonía de la Natura­leza tibia y fragante, con la de su muerte que entraña frío polar y nie­blas. El cuadro era imponente.
Sin faltar las altas representacio­nes de Gran Bretaña y Estados Unidos, y después de una canción en­tonada por los escolares, hizo uso de la palabra en nombre de la Co­misión local de homenaje, el doctor Adolfo Bazán, quien hizo el elogio de la producción mental de Hudson y ponderó la trascendencia social, moral y filosófica de esa rica sensibilidad del escritor, expresada en gi­ros literarios impecables.
Explicó, cómo un régimen didác­tico puede levantarse sobre las ideas expresadas por Hudson, que son fruto de todos los accidentes de la Naturaleza. Comparó a este escritor de la pampa, que supo penetrar en sus misterios, a aquel otro de la montaña, Joaquín V. González. En un en­lace de elevada y profunda poesía, los dos contribuyen a ennoblecer el alma humana elevándola en dignidad, tomando el arte como un medio y un recurso de intensa afecti­vidad  
A continuación el doctor F. I. Pozzo, después de leer una carta de Cunningham Graham, se refirió al trabajo que leería la señorita Zufriategui, quien lo hizo tan delicadamente, tan llena de emoción, que re­flejó “El gorrión de Londres”, todo un mundo lleno de afectividad.
La señora Delfina Molina y Vedia de Bastianini, secretaria de la Asociación Argentina de Estudios Lin­güísticos, se refirió con sencillez y elocuencia a Hudson y a este acto que sintetizaba un sincero y justo homenaje al escritor e invitaba a todos para el día miércoles, en cu­ya asociación se discutirían problemas literarios relacionados con la vida de Hudson.
Después de oír nuevas y dulces canciones escolares, todos se dirigie­ron al Golf Club de Ranelagh, don­de se sirvió un almuerzo presidido por el embajador de Gran Bretaña.

Compilación Prof. Chalo Agnelli/2016



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