martes, 1 de diciembre de 2020

ISABEL PALLAMAY EN EL AULA – PROYECTO EDUCATIVO

La escuela puede ser un espacio de autoconocimiento y reconocimiento. Autoconocimiento como ejercicio de introspección y habilidad para encontrarse como individuo, diferenciándose de su medio y de otros individuos; único e irrepetible. Y luego, reconocimiento para saberse plural, integrado a un todo social, cultural, histórico que completa al individuo, lo hace ser en el otro y lo impulsa a la participación solidaria; pues el individuo es el sujeto de la historia

Así, el sujeto histórico es un ente social, capaz de transformar su realidad y con ello producir acontecimientos y diferentes relatos históricamente relevantes. Si un individuo es el sujeto histórico, entonces los individuos notorios o destacados por distintos motivos son los que hacen la historia y la microhistoria, siendo esta el registro de hechos memorables sus circunstancias y consecuencias. Esos individuos son el Capital Social de cada pueblo y comunidad.

Conocer el origen de un pueblo, de una comunidad, su historia, inserta en un presente siempre cambiante, sus consecuencias y protagonistas inviste de identidad y sentido de pertenencia al individuo social. Un pueblo sin identidad sin sentido de pertenencia es un pueblo sin conciencia ciudadana. Chalo Agnelli

El siguiente proyecto motivador es un modelo para repetir en las instituciones educativas de Quilmes y la Región.

OBJETIVOS

Conocer la historia local desde sus orígenes.

Reconocer al pueblo originario que nos dio gentilicio y toponimia

Despertar en el alumno sentimientos de identidad y pertenencia.

“HONRAR LA MEMORIA DE ISABEL PALLAMAY" (2006)

AUTORAS: Mg. María Cristina Pierobón y Lic. Mónica A, Cereda

ANTECEDENTES. Durante el año 2002 la Escuela Primaria N° 20 “Provincia de Mendoza” de Quilmes comenzó a trabajar el proyecto "Mi logar... Tu lugar... Nuestro Lugar”. La idea de este proyecta áulico surgió al trabajar contenidos curriculares del Área de Ciencias Sociales: “Aborígenes argentinos”. La lectura de dos cartas de caciques a jefes de Estado de la Comunidad Europea llevaron a sus docentes y alumnos a realizar una visita al Museo Regional Almirante Guillermo Brown, ubicado en Bernal.

En este primer contacto se les habló a educandos y educadores de nuestro origen y de “la Comunidad India Quilmes” hoy, lo cual despertó en los niños y en los docentes interés en profundizar las investigaciones sobre el pueblo Quilmes.

La finalidad de este proyecto es la de inculcar las ideas del lugar de pertenencia y los valores que nos deben caracterizar: libertad, respeto, dignidad, participación y unidad; concientizar acerca de la existencia y permanencia de los pueblos originarios, que no son tan solo un hecho histórico de nuestra realidad americana, están vivos, sostienen en la actualidad luchas y reivindicaciones en defensa de sus derechos, de su dignidad y su identidad cultural.

Para alcanzar esas metas, los docentes trabajaron en la formulación de ideas y percepciones que los alumnos tenían de los grupos aborígenes, se pensaron y plantearon actividades para posibilitar la confrontación y ampliación de esas ideas a través de la reconstrucción de dichos conocimientos. El reconocimiento de los cambios de la sociedad en el tiempo, y los consabidos cambios sociales, las permanencias, las continuidades, las resistencias al cambio y los conflictos.

El esclarecer los “por qué” y “para qué” de las luchas de los Quilmes por mantener su identidad, permitió a los alumnos tener una imagen de la Nación Quilmes realista en su concepción y no abstracta.

Indagaron sobre todos los aspectos concernientes a su vida, desde su inserción en el Noroeste del territorio argentino hasta su destierro a las costas del Río de la Plata, el actual  Quilmes de la provincia de Buenos Aíres, culminando con su casi extinción.

Esta investigación los llevó a participar de la conmemoración del 336° (2002) aniversario de nuestro distrito en la Muestra Estática y Dinámica que se realizo en la Escuela Primaria N° 1, a la cual fueron invitadas a participar las escuelas del distrito. Allí estuvo presente Don Francisco Solano Chaile Cacique de la Comunidad india Quilmes.[1] El encuentro con el Cacique y  su posterior visita a la Escuela N° 20 generó un impulso aun mayor en alumnos, docentes y directivos de la institución.

Fue este impulso el que los llevó a rendir homenaje por primera vez a nuestra primera mujer Cacica de los Quilmes Doña Isabel Pallamay. Habían transcurrido 337 años desde el primer poblamiento de Quilmes y fue un grupo de niño los que sintieron la necesidad de honrar la  memoria de nuestros ancestros.

 Carta que leyó una alumna de 6° años durante los actos del aniversario de Quilmes.

Todo surgió un día cuando nuestros docentes nos leyeron un bellísimo relato del escritor  Carlos Patiño “La Pallamay[2]

El mismo trata sobre la Cacica Quilmes Isabel Pallamay, bisnieta de Martín Iquín, cacique que sufrió el dolor de la derrota final en los Valles Calchaquíes.

El relato es un canto a la vida y al amor, un amor profundo hacia su esposo, Martin Salchica y sus Hijos, Ana y Ramón. Tocios ellos muertos a causa de la viruela.

También se refiere al odio, diciendo: “… él nos costo, cuánto nos costo, porque elegimos no tener dueños, por encima de todo, incluso de nuestra propia vida. No te sumes a estos odios que no son tuyos, no nos juzgues: ámanos. Por que amarnos sería como recordar aquello que muchos quieren que olvides: tus verdaderas raíces; porque aquí naciste y aquí quieres morir y tienes todo el derecho, es tu Pachamama”.

El final de éste relato es lo que nos trae hoy a este lugar (frente al atrio de la Catedral)  

“Si alguien desea honrar esta memoria, todo cuanto me queda, todo cuanto me dejaron, lleve una flor roja como la pústula que acabo con nuestras vidas y préndala en las negras verjas de esa iglesia que construyeron mis hermanos, allí frente a la plaza.

Así unirán mi memoria y la memoria de mi nación a sus corazones. Como debe ser y harán algo para cicatrizar la también roja herida que abrió la intolerancia y la soberbia del conquistador. No me olviden. No olviden que existió y amó y sufrió y luchó y anduvo estos caminos, cuando ni eran caminos.

Isabel Pallamay Señora de los Quilmes

Por ello, para honrar la memoria de nuestras raíces, decidimos con los alumnos de 6° año A y B, continuando con nuestro proyecte “Mi Lugar... Tu Lugar... Nuestro Lugar”, realizar la ofrenda de colocar una flor roja en las verjas de la iglesia como lo pedía Isabel Pallamay en el 337° aniversario de Quilmes.[3]

Este momento tan emotivo e histórico quedará grabado en el corazón y en la memoria de estos niños y sus docentes que con respeto, orgullo y profundo amor, pretendió enhebrar los hilos invisibles de la verdadera historia, la que es imprescindible conocer para construir nuestra propia identidad.[4]

 OBJETIVO. Que a partir del año 2004 y en conmemoración de nuestro 338° aniversario se institucionalice la ofrenda de una flor roja colocada en rejas de nuestra iglesia Catedral en memoria de nuestra Cacica Doña Isabel Pallamay, con la participación de las instituciones educativas del distrito. Este acto permitirá a los alumnos y docentes crear las bases de una identidad.[5]

Hasta el 2011, encabezó la ofrenda el poeta Carlos Patiño, fallecido en 2013, autor de la novela “La Pallamay” que develó para la cultura y la tradición de los quilmeños la figura de esta mujer originaria, reconocida con la voz y la letra de un poeta. Carlos Patino fue Premio Casa de las Américas 1990, por el libro de poemas “Las esquinas silenciosas”. En la foto con el periodista Dardo Abbatista perteneciente a la Asociación Civil “Maizales” y alumnos y maestras de las Escuelas Primarias, N° 20 y N° 1 de Quilmes.

FUNDAMENTACIÓN HISTÓRICA

Una de las fuentes más tempranas donde se menciona a los Quilmes data de 1612. En la cuarta carta del Padre Diego de Torres en ella se da cuenta de que la de los Quilmes “es la nación más belicosa de todo el Valle". En adelante, los documentos se empeñan en caracterizarlos como "la nación más temida, numerosa y de más séquito". Otras fuentes posteriores se relacionan con las rebeliones y sin ser nombrados sus tierras se hallan en el epicentro de los conflictos de 1562 y 1630-1643 respectivamente. Ubicada su cabecera al norte del actual valle de Santa María, en fas vertientes orientales del Cajón, con 11 sitios menores en sus alrededores, constituía una localización territorial estratégica para los fines defensivos. Para acceder a ellas los españoles debían atravesar por el norte los territorios de grupos como los Tolombones, los Pacciocas y los Colalaos, principales centros rebeldes y por el sur los de los no menos belicosos Yocaviles, Anguinahaos y Acalianes (o Acalianos). Estas barreras pudieron ser franqueadas después de 1659.

 El primer ataque a la fortaleza Quilmes lo realizó el Gobernador Mercado y Villacorta en ese año, obteniendo la rendición de la mayor parte de los pueblos del Valle Calchaquí, a pesar de lo cual no lograron tomar el sitio en su totalidad. Fue en el año 1664 en que Mercado y Víllacorta logra la conquista del área y lo que le permitirá la posterior desnaturalización de los Quilmes. En este período se destaca la figura de Don Martín Iquín o Inquin, cacique de los Quilmes.

El plan general del Gobernador Mercado y Villacorta respecto de la desnaturalización no perseguía solamente el fin de despoblar el Valle y evitar de este modo nuevos alzamientos, sino que en esencia se pretendía liberar territorios para, de ese modo, recompensar a oficiales y soldadas que habían participado en distintas campañas, los que reclamaban insistentemente beneficios, dando cuenta de sus méritos y gastos invertidos en la empresa de la ‘pacificación’ y proveer de mano de obra a particulares y ciudades, ya que la sobreexplotación de la fuerza de trabajo indígena y las represiones que siguieron a la rebelión de 1630, habían producido notables bajas demográficas.

La manera de dar una respuesta satisfactoria, fue echando mano de la reserva de obra existente en el valle Calchaquí, la implementación de las desnaturalizaciones era un hecho acordado entre Mercado y Villacorta y el presidente de la real Audiencia de Buenos Aires, Don José Martínez de Salazar, permitiendo la ‘venta de mercedes de indios[6] que iban a ser desnaturalizados a cambio de contribuciones efectivas para preparar el ejército. Es así que los Quilmes no quedan excluidos de esta negociación; su traslado a Buenos Aires no se debió solamente a la resistencia que opusieron frente a la conquista y a su extrema belicosidad, sino que también obedeció at Convenio antes mencionado.

Tras capitular en 1665, los Quilmes debieron abandonar sus tierras junto al río Yocavil. Hicieron un último sacrificio a los cerros y a sus antepasados y partieron, a fines de ese año; a Córdoba primero, quedando parte en Serrezuela y luego a Buenos Aires, donde llegan entre agosto y noviembre de 1666.

Fueron ubicados en una estancia de media legua de frente por una y medía de fondo, propiedad del alcalde Juan de Pozo y Silva, quién trueca estas tierras a cambio de una encomienda en el Pago de Magdalena, a tres leguas al sur de la Ciudad.[7] Se calcula que la población inicial seria de 750 personas. Recibiendo por nombre Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes, nombre dado según el calendario eclesiástico, su fecha de fundación sería supuestamente el 14 de septiembre de 1666. Se asignaron un administrador o corregidor español y un cura doctrinero, además de nombrarse el cabildo indígena, siendo su cacique Don Martín Iquín.

En los primeros meses del año 1667 llegaron a nuestras tierras cuarenta familias Acalianas y diez de otras nacionalidades. Los primeros tiempos fueron sumamente duros ya que el medio natural, es lo opuesto al de los Valle del Noroeste Argentino, y dada la posición desventajosa dentro de un suevo patrón económico y social lo que los llevará a un descenso poblacional agravada por las epidemias que asolaron la región desde mediados de! siglo XVII. También en esta primera etapa hubo una derivación ilegal de indígenas para servicio personal. En el padrón de 1580, el doctrinero Izarra propone enviar huérfanos y mujeres solteras a servir a casas de Buenos Aires para asegurarles alimento, vestimenta e instrucción religiosa en el primer caso y asegura su moral en el segundo.[8] En 1686, el administrador de la Reducción, Don Juan de Zeballos denunciara ante el rey que esos envíos, por obra del doctrinero y anteriores administradores, alcanzan, a veinticinco jóvenes de ambos sexos, colocados en casas de esos funcionarios, además de quince fugas a causa de los abusos de todo tipo.

El hecho que esta Redacción haya dado origen a nuestro distrito hace años 338 años dio lugar a que historiadores, locales; bailan realizado investigaciones memorables, tal es el caso de la historiadora Guillermina Sors, quien en 1936 publica “Quilmes Colonial”, investigación que dará un paso gigantesco para la historia local y de la Región del Antiguo Pago de La Magdalena.

 Fue un documento del Archivo General de la Nación (Tribunales, Legajo F-1, Expediente 5, S.XIII, C. XII, A.5, N° 2 “Isabel Pallamay contra Ignacio de España sobre cacicazgo de la Reducción y Pueblo de Santa Cruz de los Quilmes, 1704-1708"), citado y comentado por la porfesora Sors quién, resalta la importancia de su futuro análisis, el que nos permitirá abrir una puerta a nuestro pasado, nos presentará personas de carne y hueso con sus historias, su lucha y su verdad.

El juicio de cacicazgo abarca dieciséis años de la vida de la Reducción y como todo pleito, encierra intereses precisos, que interfieren en la fidelidad de los testimonios que se aportan, ya que ser nombrado cacique de una reducción cercana a la ciudad de Buenos Aires implicaba la posibilidad de acceder a mayores beneficios que los que comúnmente se reconocían y esto nos lo permite inferir el testamento.

Hay que recordar que los otros integrantes masculinos de la Reducción estaban obligados a mitas [9] periódicas al servicio de la ciudad de Buenos Aires y sus vecinos, esto generaba una doble carga ya que debían cumplir con su servicio y a su vez Ies impedía producir su sustento, la cuarta parte de la población activa de la Reducción debía mitar. Quilmes y Acalianos eran los únicos mitayos a fines del siglo XVII.

Del análisis de este documento surge que a veinte años de ser instalados en la zona, los Quilmes y Acalianos se adaptaron a las posibilidades productivas locales: cultivo del trigo, (el cual se destinaba al consumo interno y en parte al abasto de Buenos Aires), se incluyó la cría de vacunos y las vaquerías; su experiencia en el aprovechamiento de múltiples recursos les sirvió para articular los medios que la nueva situación les ofrecía.

Debemos desapegarnos de esa imagen errónea que tan solo fueron testigos pasivos del derrumbe de su antiguo sistema. Hay más información sobre las actividades locales en el testamento de Agustín Filca, cacique entre 1692 y 1703, año en que fallece. Allí se trasluce un nivel de vida bastante bueno: “… tenía 13 caballos mansos, uno de ellos padrillo; alrededor de 54 yeguas, chúcaras y mansas; 22 mulas y otra tropa indeterminada de ellas; 10 burras; disponía de unas pocas ovejas, escasas en toda la región; cultivaba trigo en su chacra donde tenía una arado, hoces y 12 bolsas de trigo sin medir; propietario de ganado, una marca o hierro para la yerra, también vaqueaba, dejando en herencia una desjarretadera (típica herramienta para cortar los tendones de las patas a los vacunos cimarrones), una carreta y 17 bueyes.”

Era un hombre de a caballo ya que dejo asentado en su testamento los aperos de montar. Su casa junto a la iglesia, era de adobe, con dos habitaciones, con cama, mesa, tres bancos, una caja y una petaca o baúl de cuero, más un vestuario bastante abundante para la época, Todo esto señala un nivel de vida superior al medio en la campaña bonaerense de los siglos XVII y XVIII.

La lista detallada de deudores y acreedores, toda gente ajena a la Redacción, salvo el corregidor, permite ver la actividad comercial y en algún caso se indica el precio de las fanegas de trigo, no en simple trueque. Existen deudas en dinero y en telas, las cuales eran usadas en la época como moneda. Agustín Filca se hallaba inserto en el comercio: con la cría de mulas para el Alto Perú, el cultivo de trigo para el abasto de Buenos Aires y la extracción de cueros para exportación.

Línea de descendencia original en el valle y desde allí quienes son los que vivirán y darán origen a la ciudad de Quilmes.

En el Valle Calchaquí gobernaba el cacique SACAMAY, quien tuvo tres hijos varones Aymacha muerto en el Valle, Juan De España y MARTÍN IQUÍN.

Martín Iquín fue el cacique de la Reducción entre los años 1667 a 1674, de su unión matrimonial con Nompacha tuvo dos hijos Diego Siquimay y AYCHAGUA, éste último estaba casado con una india servil,[10] con la que tenía un hijo FRANCISCO PALLAMAY, Aychagua muere en el Valle.

Francisco Pallamay será cacique de la Reducción en el período 1674 a 1687, estaba casado con la hermana de Pedro Barquisai, con quien tendrá, dos hijos, Petrona y JUAN PALLAMAY, al quedar viudo, se casa con María Chalpi con quien tendrá una hija ISABEL PALLAMAY, A la muerte de Francisco Pallamay le correspondía el cacicazgo a su Juan Pallamay, cacique de la Reducción en el período 1687 a 1690, pero por ser menor de edad, detentará el cacicazgo en su nombre su tío Pedro Barquisai.

Juan de España, tiene un hijo llamado Agustín de España, éste se casará con Catalina Chauchica tendrán un hijo llamado Agustín de España o Filca quién será cacique de la Reducción entre les años 1692 a 1703, casado con Teresa Achoca hermana del cacique de los Acalianos, tendrán tres hijos Martina de España, Ignacio de España cacique menor de edad (1703-1708) por lo cual, su tío abuelo materno Diego Blanco o Santiago administrará el cacicazgo.

Esta fuente rica de datos, permitió descubrir a DOÑA ISABEL PALLAMAY bisnieta de Don Martin Iquín quien es consagrada Cacica y Señora de los Quilmes. Por primera vez la historia de este pueblo, una mujer ocupa el cacicazgo y esta mujer ha nacido en nuestra tierra. Su lucha fue única, peleó por sus derechos en un mundo de hombres y de blancos, a pesar de provenir de una cultura incapaz de ser comprendida por la cultura occidental, con una única arma, la verdad.


Isabel Pallamay fue una mujer amada por su pueblo, ella es parte sustancial de nuestro origen. Es fundamental rescatar su figura histórica como ejemplo para la actualidad y las futuras generaciones.

Placa a Isabel Pallamay ubicada en la Waca que se levanta en la plaza San Martín, frente al templo, hoy Catedral, en cuyo atrio estuvo el cementerio indio de la Reducción, donde fueron sepultados los restos mortales de la Cacica. A la derecha la placa de cerámica realizada por alumnos de la Escuela Carlos Morel, destruida por vándalos; a la izquierda la placa de acrílico restituida en septimbre de 2018.

Agradecimientos:

Isabel Pallamay / Comunidad India Quilmes / Cacique Don Francisco Solano Chaile / Escuela Primaria N°20 (Av. Zapiola y Luis María Campos, Bernal)  / Directora Haydée Domínguez / Maestras de grado Ana María Franceschini y Stella Maris Donati / Alumnos de 6 año A y B / Escritor Carlos Patiño / Periodista y Escritor Dardo Abbattista / Lic. Francisco Juan Devincenzi / Profesora Lelia Ana Prestipino

"Los Quilmes" pintura de la retratista María Rizzo

Compilación y compaginación Chalo Agnelli

Colaboración Lic. Mónica Cereda

NOTAS

[1] La Palta, comunicación popular: https://lapalta.com.ar

[2] Ver en el Blog EL QUILMERO del jueves, 25 de marzo de 2010 La novela "La Pallamay"

[3] Ver EL QUILMERO del lunes, 19 de septiembre de 2011 La Pallamay - Fragmento

[4] Ver EL QUILMERO del viernes, 4 de septiembre de 2015 Un digno homenaje a Isabel Pallamay

[5] En 2004, la Asociación Civil "Maizales", estableció el 14 de setiembre para repetir anualmente el merecido tributo a Isabel Pallamay y se eligió la puerta de lo que fue la antigua iglesita que hoy es Catedral, en cuyas rejas se colocan claveles rojos. El periodista Dardo Abbattista, principal promotor de este acto, asumió la organización y coordinación, durante varios años, con la participación de alumnos y docentes de escuelas primarias y secundarias.

[6] Encomiendas y mitas

[7] Cuando en los antiguos documentos y escritos decían la Ciudad se referían a Buenos Aires, la única hasta 1880 en toda la provincia.

[8] Todas “buenas intenciones” según la cosmovisión moral y humana de la época.

[9] Sistema de trabajo forzado que aplicó la Corona española en la época colonial a los pueblos originarios, que les imponía obligatoriamente realizar determinados trabajos vinculadas a la actividad productiva como pago de tributos.

[10] India servil era quien no pertenecía a la casta noble.

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