jueves, 2 de diciembre de 2021

CAPILLA NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

                                    

La mañana del 19 de setiembre del 2004, una constelación de globos celestes y blancos se elevaron sobre el cielo de La Colonia. Habían volado desde la esquina SE de las avenidas Urquiza y Rodolfo López, jurisdicción de la Parroquia, donde la comunidad y los padres servitas levantaron la Capilla Nuestra. Señora de los Dolores. Eran los festejos de inauguración. La ceremonia la presidió el obispo de Quilmes, Monseñor Luis Teodorico Stöckler. Un vecino le hizo entrega de las llaves del templo y este a su vez se las entregó al párroco Agustín Poier que abrió las puertas.
Se hicieron las bendiciones, se celebró la misa y se descubrió junto a las puertas del templo una placa de bronce en memoria del acto y de gratitud al Obispo Stöckler por su auspicio al proyecto que alentó en sus orígenes su antecesor, el fallecido Monseñor Jorge Novak.
Con la supervisión del Pbro. Benito Moresco, en la breve torre que posee la capilla se colocó una imagen de la Virgen de los Dolores realizada en mosaico bizantino por Liliana Lucía Luciano con los alumnos del taller de mosaico “Azurro”: Ricardo Perriello y Virginia Stanewitch; que funcionaba en Casa de Arte Doña Rosa, cuyo propietario el Sr. Gustavo Castignola costeó enteramente la obra. La imagen tiene 8 metros de altura. Para instalarla debieron dividirla en 7 partes.
Mosaico bizatino realizado por Lilian Luciano es su taller de Casa de Arte Doña Rosa donde dicta cursos de este arte milenario. La Sra. Luciano realizó también la imagen de Monseñor Novak que se halla en el Parque de la Ciudad de Quilmes, próximo a la cancha del Centenario.
 La joven Paola Besada de 20 años, vecina de la Capilla cuenta: “Hace algunos años los vecinos de esta populosa y próspera zona de Quilmes, en este extremo del barrio La Colonia, soñaban y bregaban por la construcción de un templo, ya que los más cercanos quedaban a unas veinte cuadras. Parecía inalcanzable. Se contó con la disposición de la comunidad del Sagrado Corazón y la Orden servitana: los padres Benito Moresco, superior; Agustín Poier, párroco y delegado provincial, Antonio Pico, Roberto Pieropan y Oscar Farías. Se obtuvieron donaciones, se hicieron bingos, choriceadas, festivales artísticos, venta de pollos y empanadas, etc. Cada ladrillo fue una fiesta...”
Chalo Agnelli, colaboración: Pbro. Antonio Picco 
y familias Besada y Ambrosi.





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