miércoles, 19 de junio de 2013

UN RASGUÑO EN LA HISTORIA DEL CLUB ARGENTINO DE QUILMES



Nos cuenta el periodista Víctor Giordano en sus profusas notas “Imágenes de Antaño” de 1º de diciembre de 1979 que el nombre de Argentino de Quilmes, proviene de una moción presentada durante la reunión constitutiva de la entidad, por los señores Dante Scala y Guillermo Schultz, el 1º de diciembre de 1899. 
Foto-postal tomada y coloreada por Pedro Félix Rotelo en 1912 (gentileza Nestor y Natalia Rotelo)
Pero, más, allá del sello formal de imponer un nombre  había  quienes, por sobre todas las cosas, deseaban anteponer el Argentino y el “de Quilmes”  como oposición, deportiva por cierto, al del grupo de jóvenes de origen británico que fundaron el Quilmes Rovers Athletic Club.

Dr. Isidoro Iriarte
Así nació Argentino de Quilmes, impulsado por un grupo de jóvenes quilmeños que más tarde sobresaldrían en distintas profesiones, como: Isidoro G. Iriarte, médico y filántropo; José Eduardo López, político radical, intendente municipal de Quilmes en 1926; los hermanos Castellanos, políticos conservadores, uno de los cuales, Mariano fue presidente del Concejo Deliberante y comisario de policía.
Ex- Intendente Dr. José Edaurdo López (1927)

Las ideas eran distintas, lo eran el origen social y cultural de cada uno, pero eso no fue valla que impidiera involucrase juntos en fundar una institución que diera al pueblo, aún Quilmes no era ciudad, un ámbito de encuentro y recreación.
Entre el estudio y el fútbol, los primeros jugadores criollos, los “mate", como dieron en apodarse diferenciándose del ritual inglés del “five o´clock tea”, se enfrentaron con los campeones de su época, obteniendo grandes satisfacciones. Con el tiempo, Argentino de Quilmes aquirió trascendencia y por sus filas pasaron figuras extraordinarias del fútbol: Pedro Calomino, Guillermo Dannaher, Juan Laforia; Alberto Zavaleta; Juan Botasso; Atilio Muttoni; Jerónimo y Atilio Badaracco; son apenas algunos de los nombre famosos que enriquecieron el pasado de esta institución. 
Entre los mejores equipos de la barranca, dos  hicieron  época.  El   primero del año  1903, integrado por: Mariano, Manuel y Julio Castellanos; Pablo Carrilero, Isidoro G. Iriarte, José María, Alberto y Ricardo García,  Jorge Mc Intire, el "Moto" Sagasti, Ghilini, Eugenio Pott y César López. El segundo equipo de 1950, estaba integrado por: Vaninetti, Sergio García, Piola Brunetti; Quevedo, Blanes, Freiré, Parachú, Rógora, Driollet y  Martínez.

Datos del archivo gráfico de don Alcibíades Rodríguez y 
Víctor Alberto Giordano. (Nº 43).
periodista don Víctor Giordano
Compilación Chalo Agnelli
 

ANTIGUOS COMERCIOS DE QUILMES - “EL BAZAR 0.95” (colaboración)


 Colaboración Juan Carlos Grassi
Un verdadero e indiscutible triunfo comercial ha obtenido este bazar situado en la calle Rivadavia 160 al 170, de Quilmes, que apenas contaba con siete años de vida.
Desde la época de su fundación en 1927, que comenzó a funcionar en un cuadrado de un metro, se podría decir, a la floreciente situación alcanzada en 1935, hay una diferencia que sólo pudieron valorizarla los que conocieron el movimiento que tuvo esta importante casa de comercio.
No sólo se pudo juzgar la importancia del Bazar 0.95 de Quilmes por lo que era en el año 1935, sino que era preciso conocer la cantidad de depósitos de mercaderías que existían en el interior del mismo. En más de una ocasión, el señor Venancio Dell’Aquila, procuró obtener edificios contiguos para realizar indispensables ensanches, sin éxito. Y no era aventurado cuando le pronosticaron al Bazar 0.95 “(…) muy en breve, la imposibilidad de atender a su clientela en el local actual”.
Un ejemplo de cuanto se decía, lo brindó el día de Reyes, ya que fue necesario destacar 32 empleados para atender al público concurrente, mientras otras casas del ramo estaban semivacías. Es que el público de Quilmes volcó decididamente su favor en esta casa, por su seriedad y también, por qué no decirlo, por sus precios más bajos que en ninguna otra. A este respecto se señalan anécdotas interesantísimas: En los primeros tiempos que el señor Dell’Aquila imponía el Bazar 0.95, la clientela, que estaba acostumbrada que para los clásicos días de Reyes le aumentaran de precio la mercadería, dudaba de la palabra del señor Dell’Aquila, de que iba a mantener los precios para ese día. Y finalmente, cuando comprobaron que era exacto, el vuelco del favor del público se hizo definitivo para el Bazar “0.95”, como era popularmente conocido. El público supo premiar el esfuerzo del señor Dell’Aquila que rompió viejas costumbres de aumentar los precios para Reyes.
Primeramente, fue la base de los negocios de esta casa los precios únicos de 0.95 y 1.95, pero más adelante y sin dejar nunca estas características, se agregaron al surtido artículos finos de bazar, ferretería y fantasías para regalos en general que eran adquiridos por el público constantemente, tanto por la selección y buen gusto de su dueño, como por los precios bajísimos a que eran vendidos.
Y no sólo en Quilmes el Bazar 0.95 tenía popularidad y fama. En Bernal y Berazategui, poblaciones vecinas a esta ciudad de Quilmes, la clientela de esa casa es extraordinaria y cada día iba en aumento. No fue exagerado cuando se pensaban que muy en breve la casa tendría que instalar servicios de camiones a domicilio.  Ya en el año 1935 los repartos a domicilio, que aumentaban día a día, eran atendidos preferentemente y fue lo que destacó a esta casa de sus similares. El público de Bernal y Berazategui, tenía particularmente en cuenta esta situación que favoreció a dicho comercio.
El movimiento de este negocio fue grandísimo en 1935 y fue en creciente aumento, porque la honradez de las actividades fue comentada con extraordinario entusiasmo por el público, que confirmó el título de éstas líneas: “Una casa agrandada a base de honradez”. 
El surtido en general de este Bazar 0.95, y eso sin hablar de sus precios inferiores, fue superior a muchísimas casas de fama de la Capital Federal. El público valorizaba este esfuerzo y lo declaraba a cada rato. Quienes tuvieron ocasión de comprobarlo lo decían con total sinceridad, “el Bazar 0.95 de Venancio Dell’Aquila, tanto por el éxito que lo ha coronado como por la honradez que lo caracteriza, es un orgullo para Quilmes y debe servir de ejemplo para el comercio en general que siguiendo las prácticas del mismo, se agrandará y tendrá el favor  y la consideración del público,  como justo premio a tantos sacrificios por servirle”.
Las secciones bazar y menaje eran de las más importantes de la casa y el surtido de ellas permitían al cliente una elección adecuada de acuerdo con sus gustos o los deseos de inversión.  Don Dell’Aquila le prestaba el mayor de los cuidados a estos rubros, que eran la parte fuerte de su negocio; y el público al concurrir a surtirse a este negocio lo hacía conociendo el vasto surtido, precios y calidad de los mismos, lo que determinaba la reserva de pedidos de bazar y menaje al teléfono U.T. 490 Quilmes.
Para la temporada de verano el Bazar 0.95 iniciaba la venta de heladeras a precios extraordinarios, que llamaba poderosamente la atención del público. Igual criterio tomaba su propietario en todas las ocasiones que se producían ventas especiales, como ser: Día de Reyes, Carnaval, San Juan y San Pedro, etc.
Era un comentario de quienes conocían este comercio que “el mayor éxito de esta casa reside en la capacidad de compras que permite a su propietario obtener los mejores precios de plaza por el gran volumen, lo que en consecuencia le permite vender a precios inferiores a la mayoría del resto de los negocios del ramo”. Y proseguían, “si pensamos a lo que ha llegado en poco tiempo, difícil resulta predecir su gran futuro”.


Recopilación: Juan C. Grassi – Mayo 2013 
Miembro de ASOCIACIÓN ORÍGENES BERAZATEGUI
Fuente: Crónica. Quilmes-Bernal. Núm. 619. Año 1935.
E-mail: jcgrassi1420@hotmail.com
Sucursal del bazar 0,95 en La Colonia, (Revista Vida Católica, 1º de setiembre de 1950)

LAS COCHERÍAS ESCOBAR Y ROVERANO POR JUAN CARLOS GRASSI

“COCHERÍA ESCOBAR Hnos."
Recopilación: Juan C. Grassi
Uno de los establecimientos más antiguos del partido de Quilmes decían, allá por 1935, que lo constituyó la cochería y empresa de pompas fúnebre Escobar, fundada por el señor Juan A. Escobar en el año 1865, ubicándosela en la calle Nicolás Videla 372, de esta ciudad, donde aún se hallaba en el año 1935.
El señor Juan A. Escobar atendía personalmente su establecimiento a fin de asegurar la eficacia de los servicios, adquiriendo rápidamente grandes simpatías por el especial desinterés que tenía para con las familias modestas que encontraban siempre eco en los sentimientos generosos de su propietario, razón por la cual se consolidó su reputación.
Las instalaciones de la empresa eran lo suficientemente amplias como para alojar los carruajes y otros elementos propios de estos servicios. 
En el año 1935 dirigían la empresa los hijos de D. Juan A. Escobar, José S. y Aníbal M., manteniendo siempre la misma característica que le había impreso Juan C. Escobar, desde su fundación.
Los servicios siempre se distinguieron por la perfección y excelente organización de los mismos, siendo la empresa que efectuaron muchos de los servicios importantes y de mayor lujo del partido de Quilmes. 
Sus coches eran de una majestuosidad e imponencia comparables, sin ninguna desventaja, con los de las empresas de cocherías y pompas fúnebres de la Capital Federal.
Las carrozas fúnebres y los carruajes portacoronas fueron de los mejores existentes en el país por su suntuosidad e imponencia. 
Las capillas magníficas y respondían a creaciones hechas por técnicos especialistas en la materia.
La sección de coches para bodas y bautizos mereció elogiosos comentarios por parte de las familias que los contrataban, siendo los coches iluminados con todo gusto, una de las características de una empresa moderna como fue merecidamente conceptuada la casa Escobar Hnos. 
Contaba con una bien instalada sucursal en la localidad de Bernal, situada en la calle 9 de Julio N°74, teléfono “U.T.6 Bernal”, la que fue atendida por D. José S. Escobar, componente de la firma, funcionando durante el día y la noche.
La casa central, que ocupaba un amplio local ubicado en Quilmes desde la fecha de su fundación, estuvo atendida por otro de los miembros de la firma, Aníbal M. Escobar; allí se guardaban los elementos de la empresa. 
Un personal competente y de mucha experiencia atendía los servicios efectuados por esta reconocida empresa, dando lugar a la ocupación de numerosos brazos de personas radicadas en este pueblo, lo que hacía aún más rendidora y eficaz su permanencia.
La especial y constante dedicación que la familia Escobar ponía al servicio de su comercio les conquistó sólidos y amplios ascendientes, siendo una de las empresas más conocidas de la localidad, contribuyendo a ello la seriedad de sus procederes y las gran experiencia de los dueños lo que les permitió realizar servicios y traslados a la capital, a inferiores precios que las firmas de la Capital Federal. Por ello, la acción desarrollada en el transcurso de su larga actuación fue digna del mayor elogio, caracterizándose siempre por su consideración hacia la clase humilde, la cual, a pesar de contar con precios sumamente reducidos, gozó de largos y cómodos plazos para efectuar sus pagos, sin que esas humanitarias facilidades perjudicaran en nada la calidad del servicio. 
El proceder de los propietarios de la Cochería Escobar, la primera del partido, les conquistó, a ellos personalmente y a la casa por ellos dirigida, una sólida autoridad y una amable simpatía, que se puso de manifiesto en cuanta oportunidad se les presentó; excelencia que fácilmente se explicaba al considerar las bellas cualidades de los hermanos Escobar, que pusieron al servicio del público que los necesitaba.
Esta casa constituyó un alto exponente del potencial comercial del partido, logrando con su acción constante al mayor desarrollo del mismo. (Ver en este Blog del miércoles, 3 de febrero de 2016 "La Cochería Escobar, entrevista a don José Escobar en los 25 años de Quilmes Ciudad / 1916-1941")


“COCHERÍA ROVERANO”
   En el año 1884 D. Eliseo Roverano instaló una cochería en la calle Montes de Oca 1881 de la Capital Federal, siendo la primera establecida en ese radio, ya en esa época densamente poblado, donde conquistó una merecida reputación y gran estimación por las familias modestas, pues sus servicios no desmerecían en nada y su precio se reducía en un 50% o más.
El 1 de enero de 1903 D. Eliseo Roverano compró al señor March la cochería de su propiedad ubicada en la calle Mitre y Garibaldi, donde funcionó por muchos años, siendo luego trasladada a la calle Alvear esquina Garibaldi, ocupando en el año 1935 un cuarto de manzana, donde se alojó cómodamente el lujoso y bien cuidado material rodante para su servicio.
Posteriormente la sucesión de Roverano es la que dirigió los destinos de la cochería, continuando siempre con la norma de conducción impuesta por D. Eliseo Roverano, lo que conquistó sólidos prestigios y gran estima por parte de sus colegas y de la gente humilde que comprobó siempre su desinterés.
Ello dio  motivo para que en el mismo año (1935) instalaran una sucursal en Bernal, lo que hizo innecesario recurrir para servicios de cochería a la Capital Federal o a las ciudades vecinas, lo que le reportaría un aumento en el precio de los mismos, economía que le producía contratar a la empresa Roverano en la seguridad de obtener un servicio a la altura de los mejores bonaerenses de la época.
En el deseo de mejorar y ampliar el servicio, los señores Roverano aumentaron el personal traduciéndose en mayor ocupación. Entre los nuevos elementos con que mejoraron sus actividades figuraban una carroza portacoronas  que era la mejor que existía en la República. Fueron los primeros en emplear coches iluminados eléctricamente y las primeras capillas ardientes eléctricas.
Lo que sí lamentaban sus dueños era los elevados derechos que pesaban sobre los coches a motor ya que no compensaban la utilidad que prestan e imposibilitaban su empleo, pues el costo de los mismos para las familias sería muy elevado.
No contentos con todo el servicio prestado a la población, los Roveranos tenían un contrato con la casa Cánepa Hnos. de la calle Montes de Oca 1881 (ex Roverano), que les permitía realizar cualquier traslado y servicio del mayor lujo y confort modernos.
Recopilación: Juan C. Grassi – Mayo 2013
Miembro de ASOCIACIÓN ORÍGENES BERAZATEGUI 
Fuente: Crónica. Quilmes-Bernal. Núm. 619. Año 1935.
E-mail: jcgrassi1420@hotmail.com 
 
APÉNDICE NECESARIO
Chalo Agnelli
El apellido Roverano se remonta a Borghetto di Vara, una localidad y comuna italiana de la provincia de La Spezia en la región de Liguría. En Borghetto di Vara hay un barrio o frazione, llamado Termine di Roverano en cuya calle central homónima se halla Il santuario di Nostra Signora di Roverano.
La familia Roverano tuvo una relevante actuación el vida social, cultural, política, económica y deportiva de Quilmes. El ingeniero Oreste Roverano realizó con don Manuel Ales la primera transmisión radial en Quilmes (Ver: http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/09/semana-del-maestro-profesor-e.html); su hermano Víctor descolló en las artes plásticas al punto que su nombre, junto con el de Carlos Morel, el de Julio Fernández Villanueva y el de Aldo Severi (en distintos períodos del arte local), es fuente de aprendizaje para las nuevas generaciones (Ver: http://elquilmero.blogspot.com.ar/2013/05/victor-ernesto-roverano-un-artista-un.html) Y otro hermano, 
Eduardo, siguió con la empresa que fundó don Eliseo, la que incrementó su renombre con su hijo Eduardo Ernesto que falleció en 2012. Don Eduardo Ernesto Roverano fue un vecino enamorado de “su Quilmes natal”; noble ser humano. Sus múltiples actividades
superaron el tiempo y la fuerza vital del hombre común: tercera generación de la empresa “Cochería Roverano”, como se dijo anteriormente, fundada en 1883, por su abuelo don Eliseo. A la categoría de empresario supo sumarle la de asistente social, no solo como colaborador de instituciones de bien público, sino también, realizando innumerables sepelios sin costo para personas carentes.
Fue socio fundador de FADAF (Federación Argentina de Entidades Funerarias), presidente de “Nivel Empresario” de Quilmes. Integrante del jurado de ética de la misma entidad.

Su actividad social y comunitaria fue intensa y reconocida: presidente del Club Social de Quilmes, fundador de la Cámara de Comercio de Quilmes, integrante de la Sub Comisión de Fútbol local entre los años 1975 a 1979; integrante de Relaciones Publicas Internacionales de la Asociación del Futbol
Argentino (A.F.A.); presidente del Club Quilmes de Hockey; integrante de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Quilmes, del Instituto Belgraniano de Quilmes y Berazategui y presidente de la Sub Comisión de Cultura del Club Social de Quilmes; miembro de la Comisión Directiva del Pejerrey Club; integrante de Ceremonial y Protocolo de la Municipalidad durante la gestión del Dr. Fernando Geronés. En su juventud defendió los colores en fútbol y en hockey del Quilmes Atlético Club, como miembro de la Selección Argentina de Hockey sobre Patines. Estaba casado con docente Norma Olga Ulibarri y son sus hijos: Eduardo, Hernán y Marcelo. Breve y rápida reseña de la vida de un quilmeño con valores éticos y morales que supo trasmitir a sus hijos y nietos. Si existiera el título póstumo de Ciudadano Ilustre, don Eduardo lo merecería.
 Como pequeña prueba de la integridad empresarial y humana de don Eduardo vale recordar la entrevista que se le realizó, varios años atrás para el “Canal 9”, a causa de la denuncia por "el negocio de la muerte" en las Clínicas privadas que hacían algunos inescrupulosos. Decía en aquel encuentro don Eduardo: “Esto que esta pasando ahora no es nuevo. ¡Mi padre se atrevió a denunciarlo hace muchísimos años atrás sin ningún resultado! Empleados de ciertas funerarias deambulan por los pasillos de las Clínicas como buitres, esperando que se produzca algún fallecimiento para ofrecer a los deudos los servicios de su cochería… ¡Algo inhumano… indigno!  Como así también la connivencia de ciertas casas mortuorias con la policía. Sé lo que me juego con esto, pero basta ver en la morgue judicial de Quilmes el libro de retiro de fallecidos para comprobarlo. ¡Pobre profesión! Pobre la gente que cae en medio de estas maniobras espurias que parecen sacadas de una película de terror! ¡Cómo no me voy a enfermar!... Estoy a punto de poner en venta mi razón social de 130 años. ¡Esto no da para más! Y para colmo las autoridades parecen que no lo ven a pesar de mis denuncias. Sé que me juego la vida con esto, pero es lo mínimo que puedo hacer por las familias que pierden a un ser querido y por mis vecinos de Quilmes…”
Eduardo Roverano, cuarta generación de esta familia, delante del cuadro de su tío abuelo Víctor Roverano en el Museo de Artes Visuales homónimo. Eduardo Roverano continúa con la empresa familiar. En 2018, en la pre-inauguración del Centro Cultural Hilda Perata de la Biblioteca Popular Pedro Goyena donó un cuadro de su tío abuelo que engalana la pinacoteca "Maestro Ludovico Pérez", de esa institución.

Pintura de Víctor Ernesto Roverano (1903-1992), ícono del Museo Municipal de Artes Visuales que lleva el nombre de su autor. "Se dice" que la modelo que aparece en primer plano fue su esposa Carmen África Martínez Pirlot.

Ver en el Blog EL QUILMERO del viernes, 24 de abril de 2015 Víctor Ernesto Roverano – Un artista, un museo, una casa…

Crónica Chalo Agnelli
Fotos sin rótulo gentileza Eduardo Roverano y Carlos Scott