lunes, 24 de mayo de 2010

LA GUERRA DE BARRO Y HORTALIZAS - DEL ARCON DE LA ABUELA

Santiago Valerga fue el primer consejero, la primera autoridad y el primer comerciante del naciente barrio La Colonia con una popularidad que se desbordaba por el partido todo. Su aliciente, su accesibilidad era imprescindible entre las clases populares, entre los inmigrantes de media palabra, desorientados y confundidos ante un mundo que se les imponía distinto. Él componía rotos y zurcía descosidos, era la gente de su preferencia, el pueblo llano, absolutamente alejado de las cláusulas del poder.
Cuando la Cervecería le dio pujanza al barrio su figura cobró más representatividad, pues La Colonia se empezó a perfilar como el barrio más populoso del Partido de Quilmes. Afortunadamente don Santiago en su larga vida pudo ver la transformación.
Muchas anécdotas se urdieron en torno a este personaje popular y una es la que cuenta el periódico La Verdad de 1927.
Filomena María Baunelle de Yori, nacida en 1880 en la esquina de Moreno y Paso, contaba de la exorbitante cantidad de pájaros que desbordaban de cantos los amaneceres y planeaban sobre el pueblo al atardecer preparándose para la noche; recordaba los olores que desparramaban los vientos: “Si era del SE, olor a arena mojada, a agua del río; si del SO, olor a cardales, a lluvia”
La nueva barriada, en torno a la cava, dio en llamarse irónicamente Puerto Madero. Entre estos pobladores y las familias genovesas y gallegas, que se había avecinado mucho antes en torno a la fonda-almacén de Valerga, desde un principio, se produjo un antagonismo risueño.
Dice La Verdad: “Eran jefes de los respectivos bandos, Santiaguito, el patriarca [...] teniendo por segundo a Manuel Vila apodado ‘Provincia’ que era, además, el numen de la parcialidad. A los de Puerto Madero, los capitaneaba don José Lemos (propietario de una casa en la esquina NO del cruce de las calles Andrés Baranda y Carlos Pellegrini) y sus reuniones se hacían en el comercio de José Estévez (a) ‘Cristo Negro’ (por su condición de mulato con barba nazarena)
Las asambleas de uno y otro bando eran sumamente divertidas, se hacía chismografía y se planeaban las bromas. Todo era risas.
Así fue que los de Puerto Madero decidieron una noche bombardear a sus rivales. Con ese fin erizaron los cañones en la azotea del viejo edificio de los hornos de Risso (vereda NO a mitad de la cuadra entre 12 de Octubre y Perón) Los cañones eran caños de desagüe que apuntaban en dirección al fuerte de los contrarios (el almacén del Santiaguito, en 12 de Octubre y V. López) Estos contestaron rápido a la provocación y en la azotea de la casa del patriarca se emplazaron batería de cañones que tiraban bolas de barro donadas por el alfarero del barrio don Francisco Roumieu. Esta réplica no amedrentó a los de Puerto Madero y una noche Lemos y los suyos sorprendieron con un cañón descomunal. Pero el cañoneo aquel, si era ruidoso, también era incruento. Reducíase todo él a detonaciones y humo, producido por las gruesas coles de la india de que estaban los ‘cañones’ cargados.
Repuestos de su sorpresa los otros contestaron a la siguiente noche, haciendo explotar cohetes aún más ruidosos, iluminando el campo con luces de Bengala
El número de cañones de que disponía el 'fuerte' de Santiaguito era superior al que tenían los del ‘Puerto Madero’, no solo los aventajaba en el número, les ganaban también en calibre. Uno sobre todo podía considerarse como el precursor del 42 que habían de emplear los alemanes para bombardear París en la primera guerra. Pues de ese cañón resolvieron una noche apoderarse los del Puerto. Y en la madrugada, cuando las huestes de ‘Provincia’ dormían confiadas, en lo alto de los muros donde tenían sus baterías emplazadas, los del Puerto provistos de largas escaleras de asalto se llevaron varios cañones y entre ellos el cañón monstruo.
Este triunfo fue celebrado como los grandes triunfos que se alcanzan cuando se emplea la astucia que revela ingenio, pero que no derrama sangre. Y fue grande la mortificación que la travesura, y más que esta su celebración, produjo en el bando burlado.
Sin dejar de amenazarse con los cañones mutuamente, sus dirigentes se pusieron de acuerdo para organizar las primeras romerías celebradas en Quilmes, utilizando al efecto un campo lindero al almacén de Valerga. Este con el propósito de estimularlas donó un premio que se adjudicaría a la mejor pareja de bailadores de jota.
Varios fueron los que se presentaron a disputar el premio, quedando frente a frente mediante sucesivas eliminaciones sólo dos parejas. Una de ellas formada por la bailadora conocida por la ‘Alpargatera’, que tenía por compañero a un joven gallego con fama de ser más bailador que un trompo, y que pertenecía al bando del ‘Puerto’. La otra pareja que era del bando de Santiaguito, estaba formada por Concepción Rodríguez de Vila y su esposo Manuel Vila (a) Provincia. El triunfo correspondió a esta última pareja, por haber el jurado declarado que había dado pruebas de más arte y resistencia que la otra.
Y fue este triunfo la revancha que contra sus rivales se tomó Santiaguito y su bando, por la travesura aquella de haberles arrebatado sus cañones.
El premio del concurso de jota consistía en dos medallas de oro, que Santiaguito en persona entregó a los triunfadores en acto solemne al clausurarse las romerías.
Estas se repitieron todavía un año más y paren ustedes de contar. Habían nacido al calor de la humorística rivalidad de dos barrios y las mató el aburrimiento de los mismos
Aburrimiento que tuvo por causa el agotamiento de motivos risueños. Es que los viejos no hacían gracia ya y los nuevos no venían. Hoy apenas sí hay quién recuerda esa puja de bromas entre el bando de la Colonia de Santiaguito y el del Puerto Madero; pero LA VERDAD se propone librarlos del olvido con este recuerdo y el de las notas gráficas que lo ilustran.”
Chalo Agnelli
Director del blog/2008

1 comentario:

Unknown dijo...

La historia de los barrios es más que interesante. Mucha gente que viaja se queda solo en lo que ve y lo que venden, pero no se adentra en las hstoria de cada barrio porteño que son muy interesantes. Yo hice muchos BUENOS AIRES TOURS y para mi lo más importante y lo que siempre le preguntaba al guía era si conocia cómo eran los orígenes de la zona y cómo se había formado ese barrio en particular que estábamos visitando. Aprendí un montón y por eso tengo un afecto increible más que nada con Puerto Madero.
Saludos