martes, 18 de mayo de 2010

LA MUNICH Y EL MAXIM - GASTRONOMIA LOCAL


 Entrando en la calle Rivadavia, para ser más exactos, donde ahora se levanta la empresa telefónica, entre Yrigoyen y San Martín, estaba la confitería y restaurante Munich, propiedad de frau Blöchinger, alemana robusta, tanto de físico como de temperamento. Allí por 1890 había estado  la quinta de Weber. Uno de sus primeros mozos fue Cosme Scott, de familia de arraigo local.
La Munich hacía martillo con un terreno con salida sobre Hipólito Yrigoyen, donde funcionó originalmente la Unión Telefónica cuando llegó a Quilmes e instaló el primer teléfono en la Cochería Escobar. 
  Las sillas y las mesas eran de hierro y chapa. La mayoría de las mesas de forma oval, algunas cuadradadas, eran provistas por la Cerveceria Quilmes como una promoción, de acuerdo a los litros de cerveza que vendía cada negocio. Si el parroquiano  permanecía  más de dos horas sentado le quedaban marcados los hierros del respaldo durante una semana.
Cuando se ampliaron las instalaciones de la Munich, algún memorioso octogenario, dice que cambió su nombre agregándole al anuncio Munich un “gran” en tamaño menor, que pasaba casi desapercibido, de modo que pocos supieron que la Munich era la misma “Gran Munich” que se promocionaba en los periódicos locales. Con los años la familia Blöchinger cedió el lugar al señor Biederman, quedándose con la única propiedad de Yrigoyen entre Rivadavia y Alem.
Casi en el mismo año que cierra el Munich, 1945, se abre en Hipólito Yrigoyen 578 entre Rivadavia y Alsina, junto al teatro-cine Cristóbal Colón y a la mueblería Colón, un nuevo restaurante-confitería con decoración alemana que muchos vecinos creyeron propiedad de Biederman o que este había vendido su fondo de comercio a otra familia alemana y siguieron llamándolo Munich, cuando en realidad el nombre de esta nueva casa de comidas era “Maxim”  
Eran sus propietarios, Hans Pallauf y su esposa María Rottach, nacidos en Baviera en 1904, de donde emigraron; él en 1928, y ella en 1931. Aquí se casaron concretando el noviazgo que habían iniciado en Alemania en 1927. Hans y María, a quien todos llamaban Mutti, estuvieron al frente de dicho comercio hasta 1965. Las instalaciones eran de ambientación bávara, íntegramente decorado por frau Mutti, presidiendo el color germano un reloj Kucku.
Los Pallauf- Rottach, que habían llegado a Quilmes con el fin de iniciar este emprendimiento, habitaban un departamento en el piso superior.
Una hija de este matrimonio Margarita Pallauf de Schuh, fue docente en el colegio alemán durante 30 años. Otra de sus hijas, Maria Johana Pallauf de Zapiola, fue la directora más joven que tuvo el Colegio Alemán de Quilmes y profesora por mas de 50 años.
Los mozos del Maxim eran: un ucraniano llamado Nicolás; Alonso, español; Otero y Ramírez, litoraleños, el primero de Entre Ríos y de Corrientes el segundo y frente al mostrador, la mano derecha de los propietarios, Carlos Michel, entrerriano descendientes de alemanes del Volga. También trabajó con ellos, recién llegado de Europa ni bien concluyó la guerra, Hans Huber, quien luego se casó con la pintora quilmeña Ann Pabstleben, cuya hija Marianne aún hoy se dedica a la gastronomía.
Grupo de jóvenes en el Maxim, junto a los mozos: a la izquierda Nicolás, ucraniano, y a la derecha Alonso, español. (Foto gentileza Carlos Benavides, primero a la izquierda, y datos Margarita Pallauf)
Todos muy considerados por los jóvenes que festejaban allí el día de la primavera, el fin del ciclo lectivo o los egresos anuales como bachilleres, peritos mercantiles, maestros o técnicos de “la Mosconi”. Como la confitería Colón era el ámbito elegido por los adultos, el Maxim durante poco más de 20 años fue el lugar de encuentro de los jóvenes. Allí se concretaron noviazgos que devinieron en matrimonios fundadores de muchas familias quilmeñas.
El fallecimiento de Hans en 1965 determinó la venta del establecimiento a unos españoles que lo comercializaron por unos años, totalmente reformado, con el mismo nombre hasta que entre los sucesivos cambios de propietarios lo bautizaron “Las Tres Carabelas”, que se inauguró el 30 de mayo de 1980.
María Rottach de Pallauf falleció en Quilmes en 1991 a los 87 años.
Hubo otro restaurante con ambientación y menú alemán en la calle Vicente López casi Lamadrid llamado "El Ciervo", que recientemente ha abierto con el mismo nombre como casa de comidas.
Existieron sendas confiterías Maxim y Munich frente a la estación de Bernal. Uno donde se halla el Banco Santander y otro en San Martín entre 9 de Julio y C. Barros. Uno de estos fue vendido y el dueño instalo “El Ciervo” de la avenida Vicente López.
Otros comercios alrededor de la plaza H. Yrigoyen (antes W. Wheelwright), eran la Piojera, donde se comían bifes de chorizo con fritas, la confitería Colón en Rivadavia 1, esquina Gaboto, propiedad de la familia Revolé (Luego "Ciervo Hogar y Muebles", confitería-pizzería "El Oriente", Red Megatone de electrodomésticos y hoy un bazar) ; seguía el primer local de El Piave, al lado del Maxim, un poco más hacia Rivadavia, promediando los 50´, había un bar lácteo; a la izquierda del cine-teatro Colon el kiosco de Mendía y en la esquina de Alsina e Yrigoyen, la estación YPF de Marcos y Parapetti.
Cine-teatro Cristóbal Colón junto al cual se hallaba el "Maxim"

REFERENCIAS
Margarita Pallauf de Schuh, Néstor E. Almuina, Alberto Moodie Imizcoz, Carlos Benavides y periódico El Sol de Quilmes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el respeto que merece esta nota querria agregar: Los dueños del restaurant Maxim tenian otra hija que era (la mayor) llamada Maria johana Pallauf de Zapiola, quien fuera la directora mas joven del colegio aleman de Quilmes y profesora por mas de 50 años.

Anónimo dijo...

Chalo, mi padre, si no me equivoco, me dijo que existian un Maxim y Munich frente a la estacion de Bernal, uno en donde esta el Banco Santander y otro en San Martin entre 9 de Julio y C. Barros ( donde estaba al comienzo el local de Sabrosisimo)

Anónimo dijo...

Uno de los dos fue vendido y el dueño instalo el Ciervo de V. Lopez. Espero no equivocarme.