martes, 18 de marzo de 2014

SUCINTA HISTORIA DEL BARRIO DEL MONTE SU ORIGEN Y SU GENTE - AYER Y HOY - VIDEO DE GABI VARELA


HOY BARRIO MONTE - MATADERO
De Chalo Agnelli


Cuenta el profesor don Manuel Ales en su libro “Quilmes de fin de siglo” que, donde aún se halla el Corralón municipal, funcionaban el matadero y el saladero que proveía de carne a todo el pueblo; esa última producción en menor cuantía a partir de 1880 en que el Ing. Charles Tellier idea la conservación de la carne mediante una atmósfera fría y seca producida mediante la evaporación del amoníaco o del éter metílico. Por esos años estos terrenos estaban en los suburbios del pueblo. Sobre la calle de la “Circunvalación”, hoy Alberdi. Los arrieros o abastecedores llevaban allí el ganado que, hasta ser faenado, permanecía en corrales que se extendían desde el Corralón hasta lo que en aquel entonces era el borde del bañado donde hoy se levanta el Monte. Uno de los más consolidados arrieros y matarifes de Quilmes, desde 1852, fue don Robustiano Rotelo. 
MATADEROS Y SALADEROS
El “turista” francés Alcides D´Orbigny (1802.1857) [1] que visitó el país entre 1828 y 1832, en su paso por un saladero de la provincia de Buenos Aires dio una clara idea del tipo de trabajo inhumano e insalubre que se realizaba en esos sitios: […]” Mientras los hombres de a caballo siguen enlazando y matando, otros peones se dedican a desollar y carnear; pero, tan pronto como se ha matado un número suficiente de animales para el día, lo que tiene lugar, a veces, a las ocho o nueve de la mañana, con un promedio de ochenta a ciento diez animales por día, dos peones se aplican a cada bestia. De una cuchillada le abren la piel a todo el largo del vientre, desde la cabeza hasta la cola, y las patas del lado de adentro, desde el codo hasta el punto de unión de la línea del medio, les cortan los pies, que arrojan; desuellan el animal y, sobre la misma piel, comienzan a carnearlo. Los cuatro cuartos son sacados con una asombrosa destreza y transportados al tinglado, donde son colgados en ganchos destina dos a recibirlos; luego, los mismos hombres arrancan toda la carne de los huesos en cuatro o cinco jirones, pero con una destreza y rapidez difíciles de creer; uno saca, en un solo pedazo, la de las nalgas; otro la de la columna vertebral, igualmente en grandes trozos, conducidos al tinglado y después arrojados en un montón sobre los cueros. Extraen la masa de los intestinos, que los niños se ocupan de desgrasar, antes de ponerlos aparte.” 
Otros viajeros hicieron crudas y vívidas descripciones de estas labores: Emeric Essex Vidal (1819), Francisco Bond Head (1825), Xavier Marmier (1850),[2] Thomas J. Hutchinson (1862), y el quilmeño Guillermo Enrique Hudson en “Allá lejos y hace tiempo”. 
 
EUCALIPTOS 
En Quilmes, en esa zona próxima al matadero se plantaron, después de 1860, eucaliptos para proteger el área de trabajo del viento del sudeste, estos prevalecieron hasta poco antes de 1960 y quizá alguno aún persiste. Ese fue el origen de lo que el común de la gente comenzó a llamar el “matadero del monte”. 
Salvo los carniceros y carreros, los trabajadores - donde había mujeres y hasta niños desde 6 años – que realizaban esas cruentas faenas descriptas por D´Orbigny; eran personas de muy humilde condición y fueron levantando viviendas precarias, ranchos de adobe y paja, en las inmediaciones; terrenos libres que lindaban con el bañado. [3] Originalmente se establecieron en un área que comprendía las actuales calles Alberdi, Cevallos, Castelli y aproximadamente 250 metros hacia el bañado, hoy limitada por la autopista Buenos Aires-La Plata. 
CINCHADAS 
Pero no todo era dura labor. Los que allí trabajaban, especialmente la gente de a caballo, disipaban las duras jornadas, según cuenta el profesor Ales, con entretenimientos que no los diferenciaba del salvajismo. Se reunían los domingos en la calle Alberdi entre Brown y Lavalle para realizar “cinchadas” por dinero, para las cuales durante la semana anterior se habían lanzado desafíos y apuestas. Las cinchadas eran competencias de fuerza entre caballos. Para lograr un vencedor los dueños los golpeaban de manera salvaje al extremo que algunos caían moribundos y eran sacrificados, carneados en el lugar y su carne vendida para consumo del público más carente que presenciaba el brutal espectáculo.
Fue famoso en esos encuentros el picazo [4]de Francisco Tejeda, matarife que vivía en la chacra de la familia Fornaguera, en la calle Alberdi, vereda norte, donde hoy se halla la Escuela Nº 7.
Rufino Fornaguera Ubiñas fue uno de los seis primeros municipales (concejales) electos el 11 de abril de 1855, iniciadores de la primera municipalidad que tuvo Quilmes, en su tercera fundación, junto con el Dr. José Antonio Wilde, Juan López, Patricio Vázquez,  Juan Clark y Tomás Flores como primer juez de paz y presidente de la municipalidad electo (intendente). Asumieron el 27 de enero de 1956. Fue esposa de don Rufino doña Dolores Portela, también de familia de arraigo local. El padre del municipal, el coronel de artillería José Fornaguera, español, actuó en las invasiones inglesas y fue uno de los vecinos de Quilmes que votó por la permanencia del Virrey en el Cabildo Abierto del 22 de mayo. 
ORIGEN CATASTRAL 
En el plano del agrimensor Francisco Mesura, las tierras que ocupaba la chacra de Fornaguera, el Corralón y el Monte, en 1818 habían sido otorgadas a Franco Ximénez de Paz, Juana Abellaneda, Justo Lorenzo Rodríguez y Pedro Capdevila quienes luego las habrán transferido a sus descendientes o las perdieron por no haberlas señalizado con cerco, pozo y casa habitación como estaba determinado en la “merced”[5] que otorgaba el gobierno de la provincia. 
LA VILLA 
Pero volvamos al Matadero del Monte. En 1902, durante la intendencia de Mariano Castellanos y en 1904, durante la intendencia de José Andrés López, se reglamentó el trabajo de los mataderos. [6] Cuando se prohibieron en el área establecida como ejido urbano, el matadero del Corralón cerró y se comenzó a emplear para cuadra del plantel de caballos del municipio y los carros de riego y recolectores de basura. Los primeros habitantes permanecieron en la zona empleándose en gran mayoría en el Corralón municipal y el barrio naturalmente redujo su designación como el Monte.
Los niños de estas familias iban a la escuela Nº 7 que estaba desde 1897 en Brown 340, entre Conesa y Circunvalación (Alberdi)

Si bien no fue tal el origen demográfico, el Monte se transformó en el primer “asentamiento informal” o “villa miseria[7] que tuvo Quilmes en su historia. Contó momentos de explosión demográfica a partir de 1920, luego, entre 1930 y 1940, durante la década infame, y por último en los años `60. Muchas familias que allí viven hoy, provienen de los que llegaron en esta última década, traídas de sus pueblos de origen por los primeros habitantes.
A los límites, antes mencionados, el aluvión migratorio amplió extraordinariamente el área de El Monte comprendiendo las calles Cevallos (vereda NE), Alberdi hasta Las Heras, seis cuadras y media aproximadamente y hasta el borde de la autopista.
Las crisis económicas que se sucedieron desde 1970 extendieron la “villa” hacia Bernal a lo largo de 6 cuadras y hasta la autopista al NE, bautizando a este nuevo asentamiento “El Matadero”. 
ACTUALIDAD 
El crecimiento de estos “barrio de emergencia”, como también se los llamó, estuvieron confinados a la invisibilidad social desde su primera aparición en la geografía urbana de las grandes ciudades; así como los “cantegriles” en Montevideo y las “fabelas” en Río de Janeiro.
En la vasta producción historiográfica que posee Quilmes, no hay menciones directas y esclarecedoras de este asentamiento barrial del Partido. Recién, en lo últimas dos o tres décadas la situación de marginalidad delictual es lo que los fijó la atención de los medios en las “villas”, y por ende de la sociedad entera. El largo período de negación fue contraproducente no sólo para los que allí viven, sino que alguno de sus males se extendieron a todas la comunidades.
En el año del Bicentenario se empezaron a construir viviendas con el objeto de erradicar las casillas precarias. En noviembre 2011, el intendente de Quilmes, Francisco Gutiérrez entregó las llaves de 13 nuevas viviendas en el barrio El Monte. Y en octubre de 2012,  el Concejo Deliberante aprobó un convenio de 50 millones de pesos para mejorar el tendido eléctrico a más de una veintena de barrios carenciados que tenían conexiones vetustas y con un sistema rural, entre los beneficiarios se encontró El Monte-Matadero, mejorando, en algunos aspectos, la calidad de vida de los habitantes. 
Investigación Prof. Chalo Agnelli
FUENTES 
Agnelli, Chalo. “Cuaderno de Identidad I”. Editorial Tiempo Sur. Quilmes, 2009.
Ales, Manuel “Quilmes fin de siglo”. Ed. de autor. Quilmes 1966.
Diario “El Sol”


NOTAS

[1] Trabajo compuesto de diez volúmenes que fue presentado en 1847 bajo el título de “Viaje por América meridional.” 
[2] Ver: “Cuaderno de Identidad I”, Pág. 35. 

[3] Bañado es la extensión de tierras desde la barranca hasta la orilla del Río de la Plata, tierras anegables ganadas al río. 
[4] Nombre proveniente de detalles del cuerpo del caballo: picazo lucero, picazo lista, picazo malacara, picazo pampa, picazo testerilla, picazo mascarilla y picazo overo. 
[5] Propiedades que el gobierno entregaba a personas que hubieran realizado un servicio a la Patria o en pago de deudas del Estado 
[6] Expediente. Letra C, Nº 6, año 1902. Registrada al folio 82 y 84 del libro de Ordenanzas (1886-1902) u Registro al folio 10 y 11 del libro de ordenanzas. 
[7] Tomaron su nombre de la novela de Bernardo Verbitsky  “Villa Miseria también es América” de 1957, donde se describen las condiciones de vida de los migrantes internos durante la década infame.


Video realizado para los chicos del Oratorio Monte-Luján, del barrio el Monte, con el fin de reflexionar acerca de las diversas y constantes propuestas que emergen del lugar. Análisis sobre la realidad y actualidad del barrio. Gabi Varela, 8/2/2013

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