lunes, 21 de diciembre de 2009

LOS CHINELLI, TRES GENERACIONES DE ARBORICULTORES QUILMEÑOS

LOS CHINELLI
(Si las fotos salen superpuestas al texto cliquear en reenviar y se compondrá) 
Del libro "La Colonia de Valerga"
Entrevista e investigación Prof. Chalo Agnelli
Después de 1850, aproximadamente, comenzaron a llegar diversas especies vegetales de distintos puntos del planeta que hombres y mujeres de la época plantaron en sus campos, parques y jardines. Por esa época llegaron los eucaliptos entregados por Sarmiento a Leonardo Pereyra y a Andrés Baranda para sus tierras, que cultivó el jardinero profesional, Carlos Vereecke.[1]
Según el Dr. José A. Craviotto [2] “… don Andrés Ba­randa, recibió personalmente de Sarmiento las semillas necesarias para preparar un almácigo en su quinta en Quilmes, en la media manzana com­prendida entre las calles Rivadavia entre Sarmiento y General Paz. Con las plantas que allí brotaron, ya en 1860, fueron arboladas grandes ex­tensiones de la Estancia Grande, antigua propiedad de don Bernabé Giles — padre po­lítico de don Andrés —, entonces en jurisdicción del par­tido de la Ensenada, así co­mo en la chacra que ese año había adquirido Baranda de don Pedro Costa.”
En Quilmes el mimbre fue un cultivo exitoso en el bañado en tierras fiscales que la municipalidad arrendó a Guillermo Parry. Cuenta el historiador quilmeño Prof. Manuel Ales en su libro “Síntesis Histórica de Quilmas 1856-1966”: “En 1885 Guillermo Parry compró en remate los lotes 3 y 4 del bañado municipal y, posteriormente también los 1 y 2, […] comprendidos entre las calles Cevallos, Alem, arroyo Manzanos (actual avenida Cervantes), Her­nández, Mozart y Olavarría hasta Cevallos. […] el objeto del establecimiento era el de explotar leña, fru­tas, mimbre, etc., a cuyo efecto se formó un monte de sau­ces, palmeras, mimbres, membrillos, perales, álamos, etc.
Según ‘El Quilmero’ del 18 de octubre de 1888, entonces había: 800.000 plantas de mimbre, sauces y álamos Carolina, 200.000 casuarinas; 600.000 pinos en masetas y 300.000 fru­tales.”
Y los emprendimientos arbóreos continuaron y muchos inmigrantes se plegaron a la gran tarea de enverdecer las grandes extensiones de nuestra Argentina. Entre ellos se destacaron, además de Andrés Baranda, Leonardo Pereyra, el Dr. José Antonio Wilde con sus plantas de boj,  Andrés Rosso y sus viñedos, don Roberto Clark y las tres generaciones de la familia Chinelli.
PRIMERA GENERACIÓN
Bartolomeo Chinelli vino de 16 años de la Lombardía, al norte de Italia. Que causalmente tiene como símbolo de la región una rosa en campo verde. Bartolomeo ya traía la impronta vegetal en su sangre. En el censo local de 1869 figura como agricultor y su compañera María Palma, ama de casa.
Trabajando duro, hasta 16 horas por día, el joven lombardo, peso sobre peso logra ahorrar un capital para comprar a Juan Montes una chacra en las afueras de Quilmes donde cultiva un viñedo, construye una importante vivienda y galpones para almacenamiento. Extensión circundada hoy por las calles Laprida, Vicente López, Oscar Smith y Manuel Quintana.[3]
María y Bartolomeo resuelven casarse en 1873 y acuerdan saldar la deuda con Monte para asegurar el futuro de la familia, para ello Bartolomeo pide un préstamo de mil pesos a David Spinetto, paisano suyo, pero de Chivari, [4] muy cercano en el afecto; un inmigrante que había alcanzado un nivel económico floreciente en el ramo de la madera, artículos de construcción y aserraderos a vapor. Sin dudarlo Spinetto le entrega el dinero y Chinelli el título de la propiedad.
En ese campo nacen sus hijos: Pablo, Vicente Bartolomé, Manuela, casada con Segundo Hurra - medianero en Tristán Suárez en campos de una familia porteña – María casada con Viglietti y Teresa casada con el Sr. Fanchi, que, durante muchos años, fue ama de llaves de los Chavarri una familia de origen vasco de Gral. Villegas, vecinos del establecimiento “La Providencia”, también de Clark que luego heredaron sus 8 hijos.
Además de la dureza de las labores de la tierra y la dependencia que la agricultura tiene con lo climatológico, sobre todo en aquellas épocas donde la tecnología apenas se asomaba con el ferrocarril, que llegó a Quilmes en 1872, Bartolomeo participó activamente de la vida social del pueblo. Fue uno de los fundadores de la de la Sdad. Italiana de Socorros Mutuos Cristóforo Colombo, en 1878. Dando nacimiento al mutualismo y al cooperativismo en la zona sur. Esas instituciones eran en aquellos años lo que hoy representan las obras sociales.
 Bartolomeo Chinelli progresa rápidamente con sus cepas, que se extienden por varias hectáreas, y considera que es momento de devolver el dinero, pero Spinetto le sugiere que siga disponiendo de él para mejorar su producción, que por su parte no tenía urgencias económicas y Chinelli confiado y siempre proyectando mejoras, le hace caso.
Pasan los años y David Spinetto le vende el título de propiedad a su hermano Juan que, incomprensiblemente, demanda a Chinelli por $ 100.000. Insólitamente a los 1000 se le habían agregado dos ceros.
En 1878 se inicia un juicio verbal viciado de nulidad y le arrebatan las tierras que había trabajado con tanta pasión, transformado un llano de cardales, yuyales y arbustos achaparrados en un viñedo con bodega, huerta de frutales, casa y dependencias, barricas donde el espíritu del vino se había amalgamado con la sangre lombarda;  todos factores de envidia, sentimiento que despertó la oscura ambición y fraguó el despojo.
Diversas circunstancias negativas para la familia y las vinculaciones nulas que el emigrante tenía con círculos de poder, obligaron a don Bartolomeo a resignar el pleito; circunstancias aquellas que, luego, hasta pusieron una sombra sobre los motivos del fallecimiento de su primogénito Pablo.
SEGUNDA GENERACIÓN
Al año siguiente, el 29 de enero de 1879, nace en Quilmes Vicente Bartolomé, Cursa las primeras letras en la escuela Nº 1 de Quilmes, en ese entonces sólo de varones. La familia aún vivía en Laprida y Vicente López. Pero pronto tendrían que irse. El remanente de la producción obtenida años anteriores les permitía sostenerse. Bartolomeo con sus hijos Pablo y Vicente salín con un carro cargado de damajuanas y botellones que vendían en el pueblo, las chacras próximas, los vecinos pueblos de San Juan, San Francisco y hasta  llegaban a Barracas al Sur (Avellaneda).
En 1896, Vicente, con 17 años, comienza a trabajar en la chacra de Carlos Dorado, un vecino proveniente de Bolivia que tuvo minas de plata en Tarija. Propiedad que, junto con la suntuosa casona sobre la Avda. La Plata, adquirió años después don Carlos Hillner y Decoud. El muchacho estaba a cargo del regadío de las plantaciones y ganaba 20 centavos por día una galleta criolla y una taza de mate cocido.
En 1898 comienza a trabajar para Roberto Nadel Clark, en el bañado, en tierras que este tenía frente al Río de la Plata, próximas al chateau Parry. Clark pertenecía a una vieja familia quilmeña de origen británico, vinculada a propietarios de saladeros que se remontaban a siglo XVIII. [5] Don Roberto había traído de Inglaterra y de Francia arboricultores y botánicos que enseñaron a Vicente todo lo referente a la arboricultura: podar, injertar, desinfectar. [6]
Con su natural iniciativa e ingenio pronto se hizo un experto y aportó innovaciones apreciables para la producción frutícola. Entonces el 1º de enero de 1900, Clark lo traslada a la Excelsior como capataz de 44 peones y vivienda. Este campo ocupaba más de 100 ó 120  ha, desde Calchaquí, hasta Avda. La Plata y desde la calle Gutiérrez hasta Craviotto. El 80 % estaba ocupado por un monte de duraznos, que en gran parte se exportaban a Inglaterra para dulce y destilería de aguardiente y licores; en el resto del campo había diversos frutales: ciruelas, pelones, almendros, peras, castaños, caqui. Había traído de Europa un tanque australiano de 2 cm de espesor, para riego de un millón de litro de agua que se llenaba bombeando agua con un molino que tardaba 8 días y 8 noches en llenarse, siempre que hubiera viento. Había un galpón de 8 m de ancho por 25 m de largo en cuyo altillo dormían los peones. La parcela donde se hallaba el tanque luego fue adquirida por la firma Rodríguez & Bonomi que la vende a Miguel Campomar y este a su vez, a su cuñado el Dr. Echeverría (hoy dos megasupermercados y centro comercial) .
Además Roberto Clark tenía otros campos La Materna y La Bella Vista, esta última a la altura de la Avda. Calchaquí y Gutiérrez hacía el NE, que algunos confunden con la fonda La Bella Vista de Luís Arribas, que se hallaba en Avda Calchaquí y Triunvirato, esquina NO, uno de los edificio más viejos de Quilmes, de dos plantas asentado en paredes de barro de 60 cm de espesor con almacén al frente, despacho de bebidas, cocina, dependencias y 8 habitaciones en el piso superior. El vivero Excelsior y La Materna, fueron las 41 ha originales de don Roberto Clark, de las cuales, como se verá, 29 ha, o sea una parte, la sucesión Clark vende a Antonio Lamolla, de origen catalán, que luego compra las otras 12 hs., donde Vicente Bartolomé Chinelli había quedado trabajando con la sucesión de Clark.
Pero volviendo a don Barolomeo Chinelli, el lombardo, no salió indemne de la pérdida de su propiedad en 1878, tierras donde hoy se extiende el parque de la Ciudad y la cancha de Quilmes, su salud fue flaqueando y falleció el 4 de noviembre de 1899.
Vicente Bartolomé, el 25 de mayo de 1912, se casó con Rosa Bodino, también quilmeña hija de Santiago Bodino, obrero cervecero, y Luisa Astesiano, en la parroquia de la Inmaculado Concepción. La pareja se quedó a vivir en la casita construido para ellos en el año 1912. Luego Clark le cede otra comodidad denominada “Del Medio” y cuando Lamolla compra los campos se mudan al caserón donde solía residir Roberto Clark cuando visitaba sus propiedades y que alternaba con su casona de Quilmes ubicada en las calles Conesa y Mitre.
Vicente y Rosa tuvieron cinco hijos: Honorio Vicente (n.25/4/1913 +31/5/94), Vicente Bartolomé (1/3/17 +1973), Roberto Santiago (12/4/23), Rosa Enriqueta (1/12/26 +2/6/95) y Rubén. Todos nacidos en el campo que fue de Roberto Clark quien con su esposa Enriqueta Hilliard tenía un especial afecto por Vicente y su familia.
El único teléfono del lugar era el de la casa de los Chinelli porque cuando se instala la Unión Telefónica en Quilmes  Roberto Clark que tenían acciones en la misma obtiene una línea con el número 11; lo que se prestaba para algunas confusiones cuando aún había telefonistas que marcaban mal y las confusiones se producían con el número 1 de la cochería de Escobar y el 111 del Banco Popular de Quilmes. Y para trasladarse, estas familias utilizaban los coches y las volantas de Carlos Gatti el primer taxímetro de Quilmes. El médico de la familia era el Dr. Sobrero que vivía en un chalet aún existente en la calle Hipólito Yrigoyen entre Carlos Morel y Videla.
En 1923, después de fallecido Clark en enero de 1920, sus descendientes venden por $ 60.000 la propiedad de la quinta La Materna”, sobre Calchaquí con salida por Avda La Plata, a Lamolla, que le ofrece a Vicente quedarse a trabajar para él en el vivero “Excelsior”. Llegan a un acuerdo por el cual Chinelli queda desligado de La Materna, permaneciendo a cargo de 12 ha.; circunscriptas, aproximadamente,  desde la calle Constancio C. Vigil  hasta una cuadra antes de la calle Bolivia, limitando en los fondos con La Materna de Lamolla, hoy, aproximadamente, Estanislao del Campo. Linderos estaban los campos de las familias Sarries y Arrastúa. Con el nuevo propietario siguió para los Chinelli la bonanza que habían gozado con don Roberto Clark.
Como era costumbre en esos años, donde la palabra y el honor eran valores aún muy apreciados, el arreglo con Lamolla había sido de palabra. Este empresario tenía un establecimiento frutícola en Entre Ríos llamada “El Arenal” donde cosechaba naranjas, limones y mandarinas y en Río Negro otra extensión en la estación Ferri (FCS), establecimiento "La Alianza", cerca de Cipolletti, con plantaciones de manzanos. Todos los  almácigos se llevaban de Quilmes, de los viveros que trabajaba Vicente con sus hijos. Por año, se enviaban a esas provincias entre 1500 y 2000 plantas de manzanos en un 80% y el resto perales.
En un primer momento, con Roberto Clark, Vicente estuvo a sueldo, situación que prevaleció hasta 1923 en que, pasando las tierras a Lamolla, cambia su situación laboral a tantería del 75%, corriendo con todos los gastos, hasta 1938 que pasa a medianería.
En Calchaquí ya se había hecho el camino del Touring Club, de un anchor de 6 m a los costados un paredón de tierra colorada abovedada, este camino se extendía desde el triángulo de Bernal hasta el cruce Varela; y cada 400 m un paso con tirantes de lapacho o quebracho de 20 a 25 cm colocadas a una distancia de 5 cm uno de otro para que el agua de lluvia vertiera y los caballos u otros animales no metieran la pata; cuando llovía se cerraba la calle en el triángulo de Bernal para que los vehículos no la estropearan. Carros ni jinetes podían trasladarse por ese camino, era sólo para automóviles, camiones y motos; se dejaron 8 metros de ancho para aquellos.
Muerto Vicente Bartolomé el 11 de setiembre de 1944, el propietario les pide a los hijos las tierras para lotearlas y venderlas, considerando que, adoquinada la Avda. Calchaquí, el valor había crecido considerablemente. Los Chinelli aceptan y piden la indemnización correspondiente, dado que no tenían casa propia – habían vivido en el lugar desde que llegó don Vicente en 1900 - y como cuentapropistas tampoco tenían fuentes ingresos. El Sr. Lamolla se las niega e inicia una demanda judicial. Afortunadamente, gracias a la intervención del abogado vecino Dr. Echeverría, hacen un acuerdo para no transitar un pleito largo y perjudicial para ambas partes. Según el convenio, los Chinelli recibirían $ 50.000, por el medio siglo trabajado. El dinero se les entregaría en dos mitades, una al firmar el acuerdo en enero de 1952  y la otra al abandonar la propiedad en el plazo de un año en 1953.
En 1945 los hermanos Chinelli, previsores, habían alquilado dos hectáreas a la familia Elesgaray de Quilmes donde prosiguen con la pericia de arboricultores que les habían legado su abuelo y su padre.
Unos años antes, en 1942, se habían rematado los campos de la Cooperativa de Hacendados que luego fueron del Sr.  Saavedra y Roberto Chinelli compra para la familia, en 1947, el terreno de la esquina de la Avda. Calchaquí y la calle Luisa Bertana; se construye la vivienda y el 6 de febrero de 1953 todos se mudan a esa propiedad. 
Rubén, el menor, fue el único que no se dedicó a las plantas, se recibió de perito mercantil y trabajó en una cooperativa y luego entró en el Banco Popular de Quilmes donde se jubiló; se casó con Nora Trovías, tienen dos hijas Karina Luján y Adriana casada con Carlos García con quien tuvo dos hijas, Julieta e Ignacio Agustín García Chinelli.
Honorio, Vicente y Roberto, como trabajadores independientes obtuvieron del Banco Hipotecario un crédito de $ 91.000 pesos para emprender los trabajos iniciales y en abril de 1956, compraron la propiedad de los Elesgaray con un préstamo del, casi homónimo, Dr. Julio Achinelli, emparentado con una familia de empresarios de Quilmes. Los hermanos explotaron el propio vivero con cuatro peones y un casero durante 50 años hasta 1995. 
TERCERA GENERACIÓN
Retomando la sucesión generacional volvemos a don Roberto Santiago Chinelli, nacido el 12 de noviembre de 1923 cuando ya las tierras que trabajaba su padre eran de Lamoglia, en cambio sus dos hermanos mayores habían nacido en ese mismo lugar pero cuando aún era propietario don Roberto. Fue a la escuela Nº 3 cuando estaba en la esquina de Gral. Acha y Amoedo frente a la Asociación Alemana Vörwaerts, [7] fue su maestra la señorita María Corrales y directora la señora Dora de Brandi, cuyo esposo el contador Carlos Brandi tenían en 12 de Octubre y Acha un almacén de ramos generales. 
Se compromete con Isabel Barni, también de vieja familia quilmeña, el 14 de febrero de 1953, con este acontecimiento inauguran la casa de Avda. Calchaquí y Luisa Bertana.
El 1º de abril de 1954, Isabel y Roberto se casan por civil, en Quilmes, en el viejo Registro Civil de la calle Pellegrini entre V. López y Sáenz Peña y dos días después, se hace la ceremonia religiosa en la iglesia Ntra. Señora de Lourdes. Tienen un hijo, Roberto Santiago (h), nacido el 4 de noviembre de 1957, administrador de empresas, casado con Claudia Zienka los cuales le dieron tres nietos, Federico, Ivana y Agostina; la cuarta y quinta generación de Chinellis. Roberto Santiago (h) de alguna manera sigue relacionado con la tierra como presidente de “Siembra y Cosecha”, una productora y comercializadora de sembradoras con planta industrial en Rosario; compañía que se fundó en 1998 y que en 2004 adquirió las instalaciones, activos y marca de “Migra”, una tradicional empresa fundada en 1949 con una amplia trayectoria y reconocimiento, una de las pioneras la tecnología para siembra directa".
Roberto Chinelli recibió en 1978 de la Sdad. Italiana Cristóforo Colombo el diploma por ser, como socio, nieto de uno de los fundadores.
Muchos fueron los vecinos de ese extremos de Quilmes Oeste, inmigrantes que formaron familias que se extendieron por todo el sur bonaerense y dejaron una descendencia que definió el perfil de una clase media nacional con características muy propias.[8] [ Algunos de esos vecinos fueron: Roberto Cerdeiro y su esposa Margarita Borro, con almacén en la esquina de Triunvirato y Calchaquí (hoy restaurante Don Ata) luego pasó a Amoedo y Calchaquí (hoy restaurante El Rodeo), Alberto y Esteban Borro, con almacén y cancha de bochas cubierta, en esquina de 12 de Octubre y Calchaquí, Benjamín Carreras, también casado con una Borro, Rodríguez, Bonomi, Miguel Campomar, propietario de hilanderías y fábricas de tejidos de lana, [9] Echeverría, Miguel Navas, corredor de bolsa. Próximas al Camino Gral. Belgrano estaban las quintas de la viuda de Pradere, la de Francisco La Pietra, el chalet de Otto Frenkel, etc.
En setiembre de 1973 fallece Vicente Bartolomé y nueve días después su madre Rosa Bodino. Honorio fallece el 31 de mayo de 1994 y al año siguiente, el 2 de junio, muere su hermana Rosa. Ninguno de estos tres Chinelli dejó descendencia. Pero antes que Rosa, el 26 de enero de 1995, había fallecido la esposa de Roberto, Isabel Barni. Pérdidas, estas, que en el plazo de dos años dejaron desmantelada la familia.
Largo fue el camino, fatigoso, generoso y cruel como todos los caminos, casi 140 años abriendo surcos en el suelo argentino, fecundo a veces, árido otras, pero siempre el mismo espíritu de progreso calificó a estos Chinelli como a tantos otros inmigrantes que nos dieron identidad, pues somos lo que todas esas culturas más las originarias amalgamadas alcanzaron hasta esta síntesis todavía en desarrollo.
Entrevista e investigación Prof. Chalo Agnelli
oct/nov/diciembre de 2009 - marzo 2010
[1] V. en el blog http://elquilmero.blogspot.com/HISTORIAS, MISCELÁNEAS Y OTROS CHISMES DE MÁS ACÁ
[2] V. LOS EUCALIPTOS DE LA VIEJA CHACRA DE D. ANDRES BARANDA” Publicada en el periódico El Plata
[3] Hoy en el lugar hay: un barrio cerrado, el polideportivo municipal, el estadio de fútbol del Club Quilmes y el Parque de la Ciudad.
[4] Ciävai en lígure es una comuna de Italia en la Provincia de Génova. V. “Cuaderno de Identidad Nº 1 Agnelli, Ch.
Ed. Tiempo Sur, 2010.
[5] V. “Migraciones- cuatro colectividades quilmeñas – cinco familias para una historia social” Ed. Jarmat - 2006
[6] V. nota Nº1
[7] EL 1º de enero de 1882 a iniciativa de Carlos Mucke se fundó el CLUB VORWAERTS, una asociación de trabajadores alemanes; convocó a obreros de esta nacionalidad en la cervecería Bieckert; se dio principios y objetivos socialistas, hizo contacto con trabajadores argentinos estimulando la creación de organizaciones sindicales; en su amplio salón se realizaron asambleas de muchas organizaciones sindicales.- Alfredo N. Battaglia. Historia del Movimiento Obrero – Resumen. Mar del Platas 25/10/06
[8] V. nota Nº 5, “Migraciones…” PP 11 a 16.
[9] El día 22 de julio de 1932, reunidos en la Unión Industrial Argentina, un grupo de hombres de empresa convocaron a los industriales textiles para agruparse en una entidad que tuviera por finalidad: “Defender los intereses de la industria textil, fomentar su desarrollo y perfeccionamiento, representar a sus asociados, promover el bienestar de los mismos y prestigiar el mejoramiento económico y moral de la clase obrera ocupada por la manufactura textil del país”. Fueron esos hombres: el Ing. Francisco  PRATI y don DESIDERO POZZI, por Hilanderías de Algodón; don Miguel Campomar y don J. Salvador Córdoba, por Hilanderías y Fábricas de Tejidos de Lana; don RAÚL RICO PEÑA y don LAURENCIO ADOT, por Fabricantes de Tejidos de Algodón; don ERNESTO L. HERBIN y don ÁNGEL COLOMBO, por Fabricantes de Tejidos de Punto; don RAÚL LAMURAGLIA y don SIMÓN MIRELMAN, por Fabricantes de Tejidos de Seda; don JOSE ARENAS BRACERAS y don HENRI PIETTE, por Fabricantes de Tejidos de Lino y Cáñamo; y don ROBERTO FRASER y don MANUEL FONTECHA MORALES, por Manufacturas de Yute, Sisal y Anexos. Así nació la Confederación Argentina de Industrias Textiles.

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