martes, 12 de septiembre de 2017

CUATRO APOSTILLAS QUILMERAS

por Chalo Agnelli
CON FECHA 6 DE JULIO DE 1935, EL CONSEJO DELIBERANTE DE NUESTRO DISTRITO DICTÓ LA
ORDENANZA Nº 835 POR LA QUE SE DECLARÓ COMO FECHA PRESUNTIVA DE LA INSTALACIÓN DE LA REDUCCIÓN DE LA SANTA CRUZ DE LOS QUILMES EN LAS TIERRAS QUE DIERON ORIGEN A LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO, EL 14 DE AGOSTO DE 1669, POR ORDENANZA 1023 POSTERIORMENTE SE MODIFICÓ LA FECHA FIJANDO LA DEL 14 DE AGOSTO DE 1666.
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Frente a la plazoleta próxima a la estación, donde en 1959, se emplazó el monumento "A la Madre", el 8 de octubre de 1963,
se colocó una placa que por el Decreto 3935 promulgatorio del Decreto Ordenanza N° 91 se bautiza "Carlos Morel" al pasaje que prolonga la calle Alsina hasta las vías del ferrocarril, entre Hipólito Yrigoyen y Gaboto. En la ceremonia estuvieron presentes las autoridades municipales, numerosos artistas plásticos del partido de Quilmes y descendientes de la familia Morel-Dupuy y sus coetáneos. La placa aún prevalece en la esquina NO en la pared de una carnicería (antes un café-bar y la casa de empanadas 'El Ceibal'). No se distingue con facilidad pues se halla ennegrecida por el paso del tiempo y quizá esa negritud la salvó de los 'coleccionistas' de bronce.



TIPOS POPULARES DE UN FIN DE SIGLO
Manuel Ales de “Quilmes fin de siglo”, PP.48 y 49
Pepe Silva vivía a media cuadra de Humberto Io (S) entre Sarmiento y Paz. Era un borracho consuetudinario y siempre lo acompañaba un perro de talla mediana, pelo negro y
blanco, al que llamaba "Palomo".
Cuando tumbado por el alcohol, caía dormido en cualquier parte, el perro se echaba junto a él y no permitía que alguien lo tocase.
En la Ribera, cerca de los puentes sobre el Arroyo Manzano, tenía su boliche Juan Cuitiño (hijo del mazorquero), quien acostumbraba golpearse su voluminoso vientre, al que hacía sonar como un bombo, al tiempo que gritaba: ¡Viva Alem, muertos de hambre; yo, el sarnoso Cuitiño!
Otro hombre famoso por su gran vientre, que le valió el apodo de "Juan Pipa", era un jardinero de Necol (esquina SE de las calles Sarmiento y Videla).
Cuando se oía gritar a los muchachos: "Salta Perico", era porque allí andaba un hombre medio tonto que tenía la costumbre de ir dando saltos, apoyándose en un largo palo que llevaba al efecto.
Siempre tenía una bolsa al hombro, y en ella, además de quién sabe qué otras cosas, llevaba trozos de alambre, con los que hacía "agujas de deschalar", que ven­día para lograr algún dinero.
En la ribera, como a mitad de distancia entre la Avenida Otamendi y el Bal­neario (actuales), estaba el rancho de "Don Juan de los cajones". Era un pescador "con espinel", que subía al pueblo a vender su pesca, utilizando para ello unos cajones colocados a los lados del lomo de su caballo, al que traía del cabestro. Por esa forma de transportar el pescado es que le dieron ese apodo.
En la esquina NO de Alsina y Brown, vivía Juana Martínez (a) la loca Mar­tínez, llamada así por haber sufrido en una ocasión un ataque de enajenación mental.
Era una mujer trabajadora, que confeccionaba cajitas, alhajeros, relojeras, almohadillas, etc., que adornaba con flores artificiales, hechas a su vez con escamas de pescado. El trabajo era prolijo, vistoso y de su venta, obtenía medios para vivir.
El "negro Roldán" era un ex sargento del ejército, que vivía en Conesa (N) entre Mitre y Sarmiento. Trabajaba de "remendón", pero la fama le venía de su reconocida habilidad para tocar el tambor, razón por la cual era muy disputada su participación en las comparsas del carnaval
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LA CRUZ DE LA PLAZA WILDE
El 27 de octubre de 1861, el preceptor y municipal Robustiano Pérez mandó construir una peana de material para sostener la cruz que los misioneros dejaron el 5 de diciembre de 1860, en la 'plaza del Regocijo', cuando vinieron a casar, bautizar y dar la
primera comunión a todos los que estaban en una situación irregular con la fe católica, por escasez de curas y por la distancia con la Ciudad (Buenos Aires, la única en la provincia), incrementada por la falta de caminos y los existentes, por lo general, estaban en pésimas condiciones. Los misioneros se fueron y la cruz quedó allí clavada en tierra. Con esa presencia el común comenzó a llamar a la plaza "de la Cruz" hasta que se le dio el oficial de "Tres de Febrero",
Este tercer nombre se debía a que en esa fecha del año 1852 – el mismo año en que nació el partido de Quilmes - se libró la batalla de Caseros entre las fuerzas del gobernador Juan Manuel de Rosas y las de Justo José de Urquiza. Fecha que abría una grieta que intentó subsanar el intendente José Andrés López cuando en 1904, le impuso el nombre de uno de
los próceres quilmeños, "Dr. José Antonio Wilde", pero el común hasta hoy la sigue llamando 'la placita de la Cruz'.
Esa cruz de madera, deteriorada por el tiempo, fue trasladada a la iglesia parroquial el 1 de junio de 1879. Se colocó en el altar que se hizo donde había estado la puerta que daba a la calle Mitre y luego fue el altar dedicado a San Francisco.
A un párroco no le gustó esa cruz ruinosa que le quitaba suntuosidad al templo y la mandó al museo "Quilmes de antaño", ubicado en la calle Alem, en parte de la casa-escuela de don Doroteo Yoldi, un maestro vasco que trajo educación al pueblo cuando abrió la escuela San Luis Gonzaga.
Luego trasladado el museo a Bernal, la cruz se perdió de vista e hicieron una réplica con lo que parecieran viejos durmientes del ferrocarril, y aún se halla en el Alte. Brown. ¨(1)

Chalo Agnelli/1977-2017
NOTA
(1) Ales, Manuel. "Síntesis histórica de Quilmes" Dirección de Cultura de la Municipalidad de Quilmes, 1966.

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